DARWINISMO CINEMATOGRÁFICO

por Ángela Armero

Por un lado tenemos “Hollywood Talkies” (2011), un documental dirigido por Óscar Pérez y Mia de Ribot que rescata el desconocido éxodo de actores y guionistas españoles, que en el tránsito del mudo al sonoro se fueron a Estados Unidos para trabajar en las versiones en español de las películas de Hollywood. Esta película, cuya gestación ha durado varios años, ha podido ver la luz gracias al empeño y la perseverancia de sus jóvenes directores y gracias al apoyo de TV 3 y Canal + entre otras instituciones. A pesar de ser la única representación española en el festival de Venecia, y de su pase por el Festival de Gijón, esta película ha pasado prácticamente desapercibida y hasta la primera semana de febrero no se podrá ver en Madrid, en la Cineteca.

Por otro, y por buscar un contraste evidente, tenemos “Torrente 4”, (2011), rodada en 3D y dirigida por Santiago Segura, producida por Amiguetes Entertainment y Antena 3 y distribuida por Warner Brothers. Según la wikipedia, costó 10 millones de euros, recaudó el doble en España y se estrenó en 657 salas después de una generosa campaña publicitaria.

El 14 de Enero se publicó en el Mundo este interesantísimo artículo de Luis Martínez titulado “¿Y si acabamos con el cine español?” en el que el periodista reflexionaba sobre la idoneidad de las medidas que anuncian los nuevos responsables de cine.

“La idea es sustituir la subvención directa por desgravaciones fiscales. De otro modo, donde en la subvención el Estado concede dinero para que se haga o financie algo, ahora lo que otorga el Estado es la posibilidad de pagar menos impuestos por llevar a cabo la actividad de marras.”

A continuación, Martínez hace una serie de reflexiones, todas ellas muy interesantes, sobre la conveniencia de acabar con el sistema gracias al que existe el cine español tal y como lo conocemos.

Siempre he pensado que en España se hacen demasiadas películas y que muchas de ellas son muy malas. Algunas de estas películas son producidas por aquellos que, como denunciaba Tinieblas González, lo hacen exclusivamente para cazar la recompensa, sin siquiera importarles que dichas obras se lleguen a estrenar. Pero en esos cifras también se esconden las apuestas más arriesgadas de nuestro cine.

Como apunta Martínez, “Si el cine va a quedar en manos de los industriales benefactores (caso de que esta especie exista en España), ¿qué pasará con el cine de autor que gana premios en los festivales y que sirve de referencia a eso abstracto e incómodo que se llama Cultura?”

El cine de autor morirá. Películas pequeñas e independientes como “Hollywood Talkies” probablemente jamás verán la luz. Si se trata de invertir en negocios viables, puede que se hagan unas cuarenta películas al año, en las que abundarán las películas de terror adolescente erótico juvenil, las adaptaciones de Federico Moccia (con todo mi respeto para “Tres metros sobre el cielo”, que es mejor que muchos productos americanos de ese estilo), las siguientes de la saga de Torrente, las de Almodóvar, De la Iglesia y algunos cineastas consagrados más.

Otra contrapartida negativa que acarrerarán estas medidas -si finalmente se suprimen las subvenciones- será el tremendísimo palo que se llevará la cantera del cine español: los cortos también nacen, en buena medida, al amparo de las ayudas públicas.

Así, lo más lógico es que queden fuera de la profesión los aspirantes, los neófitos, los desconocidos, los que hacen cine de autor, los que hacen documentales, en definitiva, supondrá el mazazo definitivo para todos aquellos que no sean los peces gordos en esta charca vilipendiada que es el cine español.

Creo que todos los que formamos parte del audiovisual, ya sea los que intentamos crear contenidos, o los que vamos al cine a ver las pelis españolas, queremos que nuestro cine sea mejor. Creo que el gobierno de nuestro país (y de cualquier país) debería desear lo mismo, en tanto en cuanto el cine es cultura, prestigio y proyecta una imagen internacional muy importante de nuestra identidad (no está de más recordar la cantidad de nominaciones a los Óscar que atesoran películas y profesionales de España en los últimos años).

Si queremos que nuestro cine sea mejor, ¿convertirlo en un coto de caza privado es una buena solución? Yo creo que no. Y eso es lo que va a pasar si se suprimen totalmente las subvenciones.

Será la ley del más fuerte, que no tiene por qué ser necesariamente el mejor.

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70 comentarios en «DARWINISMO CINEMATOGRÁFICO»

  1. Interesantísimo post.
    No había pensado en lo de los cortos, es verdad.
    Pero entonces, ¿qué hacer para que no exista esa corrupción? ¿Vigilancia? ¿Castigo?
    Los productores que lo hacen mal se cargan igual ese buen cine independiente y se están cargando la posibilidad de que siga existiendo.
    Eso hay que cambiarlo de algún modo.

  2. Estoy de acuerdo en parte. Si nos fijamos en USA, por ejemplo, el método de las desgravaciones fiscales y la ausencia de subvenciones no ha impedido una muy generosa ración de cineastas y películas al margen de circuitos comerciales. De hecho muchos de los más radicales autores rechazarían de plano el más mínimo intento de injerencia de poderes públicos en su obra, aunque sea únicamente económica.

    Soy más partidario de un modelo mixto, y un sistema de adjudicación de subvenciones diferente. Porque los consagrados que serían los beneficiados por un cambio de sistema según el post, también reciben subvenciones; lo cual me lleva a pensar que a) no las necesitan pero las reciben por tener detrás una maquinaria de preparación que les permite adaptar los proyectos para encajarlos en los requsitos; o b) sí las necesitan, con lo que realmente no sobrevivirían sin ellas, por lo que quizás un sistema competitivo de verdad tampoco les interesaría.

    No es normal que reciban subvenciones cineastas con carrera larga enfocada a la industria (aunque no sean Segura) una y otra vez. Que Chico y Rita la necesite vale, pero que cada cosa que hace Trueba sea “culturalmente imprescindible” me parece forzado (es un ejemplo, no tengo nada personal).

    1. No es cierto que en USA no haya subvenciones. La mitad de los Estados, especialmente los importantes, subvencionan en muchos casos hasta el 50 % de una película. En España el tope está en torno al 30%. De ahí, y no de la magia, vienen esas supuestas películas culturales que si te fijas bien están rodadas en sitios como Oregón, Minessota, etc. El Cine está subvencionado en todos sitios. Y muy subvencionado en algunos. España está en la franja baja y lo siento, es una estupidez que sea así.

  3. No estoy ni a favor ni en contra de las subvenciones. Creo que, si queremos una identidad cultural propia, si creemos que eso vale algo, tenemos que defendernos de alguna forma del gigante americano o este nos comerá vivos. Pero la fórmula actual es mejorable.

    No debería haber un único modelo de producción cinematográfica española. Los hermanos Coen y Sam Raimi hicieron sus primeras películas financiadas por dentistas, ¿por qué eso es tan inviable en España? Y esas películas se hicieron sin acuerdos de distribución. Un productor español nunca da un paso sin tenerlo todo atado, y desde el punto de vista empresarial se entiende, pero también da la impresión de no confiar en su producto; de temer que, a película hecha, nadie le vaya a comprar ese bodrio.

    El embudo se ha hecho demasiado pequeño: no pasamos todos por él, y los que están primero en la cola no son necesariamente los que deberían lograrlo. Ante esa realidad, podemos seguir lamentándonos o pelear porque no haya un sistema de producción único español. Que la creatividad se extienda también a la financiación. (Obviamente, esto no vale para cualquier película: no se puede hacer “Ágora” sin las vías de financiación tradicionales. Pero sí ideas como “Mar adentro” o “La piel que habito” que, al fin y al cabo, son tres personajes en una casa).

  4. No creas, Ángela. Este artículo es muy viejo. De hecho, es el mismo artículo de siempre, reelaborado.
    Antes ponían siempre el ejemplo de Erice para justificar el sitema actual. Erice, el santón del cine independiente. Erice, cuyas películas sólo eran posibles en un contexto subvencionado como el nuestro….

    La última película de Erice fue en 1992.

    Así que ahora no se pueden esconder detrás de Erice, Ahora lo hacen detrás del cine “de autor”.

    Inciso: El ejemplo de “Hollywood Talkies” se puede ver de dos maneras: el del sueño de dos jóvenes que se realiza gracias a la subvención, o el de una administración que se gasta el dinero de los demás en algo que no le interesa a nadie.

    ¿Cuál es la gran mentira del artículo?

    Que las subvenciones no son para las películas “pobres”, para la cantera del cine español. Las subvenciones son para las películas con medios. Todas las subvenciones (o prácticamente).

    El señor Martínez sabe que levantar una película independiente en España es posible, pero acceder con ella a las subvenciones, no. Me refiero a las subvenciones de verdad. Todas esa películas “de más” de las que tanto se habla ahora son las auténticamente independientes. las que no pueden conseguir ayuda de las televisiones, ergo, no estrenan en condiciones, ergo no consiguen ayudas a la amortización.

    Las ayudas se las llevan los Gerardo Herrero, los Colomo, las Almodóvar (hablo ahora de El Deseo, no de las peliculas de él) y demás productoras que todos conocemos..

    En cuanto a los cortos, si no hay dinero para hacerlos en 35, se hacen en digital y se hinchan cuando se pueda. Asusta ver los presupuestos de algunos cortos. E indigna saber que los vamos a pagar todos. Nadie pide un acabado de “Lo que el viento se llevó” a un corto. Sólo ideas y talento.

    Hay una última mentira en el artículo de Martínez: que el nuevo sistema nos iba a hacer diferentes del resto de Euriopa. Mentira. Ya somos diferentes del resto de Europa.: la nuestra es la única cinematografía que no consigue una cuota decente de su propio mercado. No la consigue porque salvo alguno, los “consagrados” no le interesan a nadie. No son consagrados por sus éxitos, sino porque siguen haciendo películlas que son un fracaso tras otro. ése es el verdadero objetivo de nuestras subvenciones. Que los de siempre, los reyes del fracaso, puedan seguir vieviendo del dinero de los demás.

    un saludo

    1. Totalmente de acuerdo contigo. Es más, en España a mas espectadores más subvención de amortización que es la importante y si se hace cine aquí es en realidad, gracias a las televisiones que seleccionan con criterios comerciales. Además, nada dice Ángela sobre la enorme importancia del cine como industria, ese costado, el que da trabajo a MILES de trabajadores, es el, quizás, más destacable, pero se habla solo del cine como un emprendimiento de un artista solitario y esforzado, que, en última instancia, no necesita subvenciones porque lo hace todo a pulmón y sus amigos colaboran gratis.

  5. Pero qué manía tiene todo el mundo de compararnos con los americanos, ¿por qué no compararnos con los vecinos europeos? Porque ni un solo país europeo, NI UNO, tiene cine no subvencionado. Básicamente, porque es inviable. USA, con su industria cinematográfica potentísima, con sus lobbys y sus empresas que aglutinan cine, televisión, videojuegos y lo que surja basan la financiación cinematográfica en dinero privado pero en Europa es inviable, porque optamos a menos mercado, porque la industria americana ejerce su competencia desleal con el resto de países.
    Además, me parto de risa con ese dolor de bolsillo que le entra a todo el mundo con la palabra “subvenciones”. ¿Pero es que no sabéis que casi todo está subvencionado? Los colegios concertados, las empresas a menores de 35, el cultivo del aguacate… Asumir que las subvenciones del cine se las quedan los productores caradura, sólo por el famoso ejemplo de Tinieblas, es como asumir que todas las instituciones sin ánimo de lucro son tapaderas, por el caso Nóos.
    Ea. He dicho.

    1. Vale, respondo por lo de USA: Francia. ¿Cine subvencionado? Ni idea. ¿Cuota de pantalla propia? A-CO-JO-NAN-TE. Lo cual demuestra que, oye, si los franceses quieren ver su cine, es normal que el Estado lo promueva.

      En España el cine tiene muy mala fama, inmerecida sin duda. Pero también tiene muy poca penetración social. Hablo de canales-no-tan-lobbyzados-por-USA, como las descargas “alegales”.

      Es que hay un bipolarismo que no es normal: supuestos consagrados que se pegan un ostión detrás de otro en proyectos con cierta vocación comercial, y siguen recibiendo pasta, contra experimentos interesantes que no reciben ni las gracias. Lo de los presupuestos de cortos que se apunta más arriba es de traca.

      El ejemplo de Ágora es muy significativo. Un director con proyección internacional, ganador de un Oscar, con un proyecto claramente comercial, con estrellas americanas y en inglés, que recibe ayuda del estado español. ¿Por qué? ¿Si Amenábar no puede rodar sin ayuda pública, ¿qué industria estamos montando?

    2. ¿Así que ahora el hecho de que la gente eliga libremente ver más cine americano español se llama competencia desleal? Yo pensaba que era algo normal cuando un producto es mejor que otro. Digo. Y no se trata de una competición reñida, precisamente, es como quitar un caramelo a un niño, sólo que el niño es retrasado y no se merece el caramelo.

    3. Se llama ley de la oferta y la demanda. Tan sencillo como eso. ¿Competencia desleal? Yo lo llamo berrinche imbécil.

    4. Un matiz sobre el argumento de Turko. No creo que sea tan sencillo como que la gente “elige libremente” ver cine norteamericano. Si las únicas películas que consiguen publicidad o distribución decentes son las norteamericanas, eso no es competencia leal. Si las salas de cine compran “paquetes” de películas de las distribuidoras y en esos paquetes solo hay un tipo de cine, ¿qué cine va a “elegir” la gente?

      Luego está el viejo argumento de que el cine español solo es cine social que no interesa a nadie, que aburre, que es maniqueo y demagogo… Bueno. Pensemos en películas españolas que se estrellaron en taquilla en los últimos años: “Secuestrados”, “3 días”, “La hora fría”, “Blackthorn”, “Verbo”…

      Ésas son solo un puñado de pelis que me han venido a la memoria, y que he visto en los últimos 5-6 años. La mayoría las vi en el cine, en salas minúsculas y horarios indecentes. Algunas no tuve ni la oportunidad de verlas en el cine, y las descubrí más tarde. Algunas mejores, otras peores. La mayoría, cine de género.

      ¿Problema? Distribución prácticamente nula, publicidad inexistente, más allá de festivales como Sitges, etc. En el caso de “Secuestrados”, por ejemplo, recuerdo que cuando la vi pensé: “joder, si esta peli la ruedan en Hollywood y te ponen caras conocidas, seguro que la estrenan en medio mundo”. Y curiosamente, este fin de semana me encuentro con que se estrena esto en España: http://www.youtube.com/watch?v=IdyJJXN1VCk

      En fin, que personalmente, ni de coña creo que la gente “elija libremente” ver cine norteamericano.

      También me parece una simplificación lo de reducirlo todo a “oferta y demanda”, pero eso ya es otro tema, y no quiero irme por las ramas.

    5. Un matiz sobre el primer párrafo de Jorge: no, si al final la culpa de que la gente no va a ver cine patrio la van a tener los exhibidores con lo que hacen en SU negocio. Con esto de internet cualquiera puede dar publicidad a su película, o incluso, darle exhibición para aquellos que venderían su riñón por lo último de Resines y que no pueden pues los malvados cines actúan según les parece.

      Es que menudo morro, ¿por qué cuando se habla de la injusticia de los “paquetes” no se habla del impuesto revolucionario a las teles o esa cuota obligatoria de pantalla? Más cara que espalda.

    6. El osito Teddy no trato de polarizar la situación y poner a un único culpable en la mirilla. No creo que sea un problema tan sencillo como para buscar un cabeza de turco y crucificarlo. Confluyen tantos factores…

      Por un lado, lo que hacen los exhibidores con las salas de cine, me parece indudable que influye en cierta medida para que se vea o no un tipo de cine. Si mañana el supermercado de al lado de mi casa decide retirar mi marca de yogures favorita de sus estanterías, pues ya no me resultará tan sencillo como antes comerlos. Estén buenos o malos.

      Por supuesto, hay muchas más cosas que pueden tener peso a la hora de valorar los problemas que aquejan al cine español. Yo me encuentro fuera de ese sector, y solo puedo dar mi opinión como espectador (confieso que me encantaría poder dar la opinión como profesional, pero por ahora es lo que hay). Desde esa humilde perspectiva, yo creo que influyen, sin ningún orden en particular, las siguientes circunstancias:

      – Que las películas españolas no tengan suficiente exhibición en las salas de cine, como ya he comentado. Ahora, gracias a Internet, es mucho más sencillo dar a conocer tu obra, pero me temo que en nuestro país aun seguimos en pañales tecnológicos. Vamos, que no es suficiente.

      – Que no exista realmente una “industria” del cine en España. Igual que tampoco existe realmente una “industria” del software (que es mi campo). Se me antoja un sector demasiado dependiente de la inversión pública.

      – Por supuesto, que el tipo de cine que se realiza no interese, porque sea pobre en muchos aspectos. Historias aburridas, interpretaciones mediocres, realización cutre…

      – Mentalidad del público potencial del cine. En comparación con los Estados Unidos, no somos un país con una identidad cultural fuerte, de la que sentirnos orgullosos. Es la típica historia del “español acomplejado”. Y no hablo de patrioterismo ciego al estilo norteamericano, sino a sentir cosas como nuestras y estar orgullosos de ellas. El cine español podría ser un excelente vehículo de transmisión de nuestra cultura, sea la que sea. En general, no me parece que exista una identificación del público con su cine. Recuerdo una campaña publicitaria de hace algunos años, para promocionar el cine español. En uno de los anuncios se veía a un grupo de taxistas en una parada, hablando entre ellos y repitiendo expresiones, gestos y clichés tradicionalmente relacionados con el cine norteamericano (rollo “high five” y todo eso). La intención era que te “chirriara”, que lo vieras raro. A eso es a lo que me refiero. No creo que exista un sentimiento colectivo de “esto es lo mío”, de lo que sentirse orgulloso. Más bien, me da la sensación contraria.

      – Relacionado con lo anterior, creo que al cine español le ha faltado variedad. Apenas existen (o yo no he sabido identificarlas) figuras clásicas en otras cinematografías, como “el héroe”. El cine norteamericano ha sabido crear muchos roles con los que el público se ha identificado rápidamente. La figura del “héroe” es una de ellas. Puede parecer infantil, o incluso ridículo, y estoy seguro de que un blog de guionistas como éste puede sacarle mil fallos a mi razonamiento; pero creo que nos han faltado Indiana Jones, Han Solo, Hannibal Lecter, Vito Corleone, Tony Montana, Norman Bates… Arquetipos con los que identificarse, a los que querer parecerse o a los que temer u odiar. Lo más parecido a este modelo de personaje que cala en la mentalidad del espectador y llena taquillas actualmente me parece Torrente.

      – Incapacidad de asumir riesgos. Tanto por parte del autor (falta de mentalidad emprendedora y/o de facilidades para emprender) como del productor (no me juego ni un céntimo de mi pasta ni muevo un dedo hasta no pillar alguna subvención). Como ya he dicho, no estoy dentro del sector del cine, y aquí poco puedo aportar, pero algunas conversaciones con conocidos que sí están dentro e historias leídas en éste y otros sitios, me llevan a pensar que esto también es un problema de nuestro cine. Y de los gordos.

      Bueno, esto no deja de ser un batiburillo de ideas. Cualquier apreciación es bienvenida. Y disculpad el tocho.

  6. ¿Y qué pasa con la gente que quiere hacer cine de género y no le interesan las pajas mentales ni las disquisiciones existenciales de cuatro autores que, casualidad, siempre hacen el mismo tipo de películas de sospechoso signo político y de raíz “social”?

    Hemos vivido en una época en la que las subvenciones, y aún más, el respeto, de gran parte de la cinematografía española estaba dirigido casi excusivamente a aquellas películas que tuvieran “valor social”, denigrando e ignorando otro tipo de cine, (unos censuran Saw y a la vez nos intentan colar una basura cuasipornográfica de anormales veinteañeros) como una rémora que llevan algunos encima desde la infame Ley Miró (está mal insultar a los muertos, así que no lo voy a hacer). ¿Realmente es malo que se hagan películas que ganen dinero? ¿Que su firme objetivo sea entretener, emocionar, y por tanto, hacer taquilla?

    Por otro lado, este sistema favorecerá a los artesanos, a esos directores que se adaptan a las historias en vez de forzar a las historias a que se adapten a ellos, intoxicados por la teoría del “auteur”. No creo que esto sea mala noticia para los que somos guionistas.

    En resúmen, más que perjudicarnos, aquellos que nunca hemos tenido ínfulas de artista, aquellos que apreciamos y respetamos el cine de género de calidad (serie A, B, o Z), aquellos que pensamos que política y cine deberían mezclarse lo justo, estoy seguro que saldremos beneficiados. Al menos veremos mejores películas y no tendremos que agachar la cabeza con vergüenza ante la avalancha de bodrios que encima son justificados por su supuesto progresismo.

    P.D. Un Michael Bay vale más que mil Jaime Rosales.

    1. Yo creo que con lo de Michael Bay no compro, pero vamos, que unos pocos Greengrass sí que nos podrían salir, ya te lo digo.

    2. No debería ser excluyente. Se necesitan múltiples elementos para crear un ecosistema. A lo mejor Jaime Rosales no te aporta nada a ti, pero a otros sí, y lo mismo con Michael Bay (pongamos Segura para buscar un símil español).

    3. qué dolor me entra en la quijotera cuando alguien habla de mejor o peor cine, y trata de elevar sus gustos a verdades y conveniencias colectivas.

      qué dolor ver tanta dicotomía y verborrea. Que si ínfulas, que si respeto, que si bodrios, que si mejores películas…

      ¿Quién ha dicho que sea malo que sea hacer películas que hagan dinero? Y ese remache posterior que se sugiere y en el que da a entender que sólo las que hacen dinero entretienen, emocionan… (porque sino no entiendo el apunte puesto que todas las películas tratan de hacer eso) y esa sentencia que viene luego en la que se invita a pensar que el punto de partida es hacer taquilla y no explicar historias.

      ¿Por qué de lo que uno opina hay que hacer bandera? ¿No es esa otra manera de hacer política? ¿No es la empresa homóloga a la mano política? Creo que al menos la mano política tiene más crédito y compromiso con la gestiñon cultural (vale, basta también de descalificar sistemáticamente la labor de algunos políticos. Los hay que actúan por el bien común)

      En mi opinión, no es malo que se hagan películas que hagan dinero si con ello no nos cargamos pluralidad de contenido (de pensamiento), si eso no nos conduce hacia la perpetración de cierto tipo de producto y la subsecuente hegemonía de una mecánica, de un punto de vista, de una sola verdad. No olvidemos que las productoras son productoras de contenido cultural y ejercen un papel social (quieran o no). Hay que ser conscientes de esa responsabilidad y aparcar ya ese discurso que apela supuestamente a la ‘libertad del individuo’. La escasez de elección es escasez de libertad, no seamos ingenuos. Todo lo que sea diversificar el pensamiento va en nuestro beneficio, estoy convencido.

    4. Estoy con yabadabadooh. Y me gustaría aportar un pequeño matiz, totalmente subjetivo. Yo diferencio entre “cine social” y “cine adoctrinante”.

      El cine, además de un entretenimiento excelente (mi favorito) puede ser un maravilloso vehículo para mostrar la realidad y dejar constancia de una época y de una sociedad a las generaciones futuras. Creo que esa es la labor de lo que yo llamo “cine social”. Y su existencia me parece tan valiosa como lo es la de El Quijote o los Episodios Nacionales. Gracias a eso, sabemos muchas cosas de nuestro pasado.

      Luego identifico otro tipo de cine, que es al que llamo “cine adoctrinante”. Un cine que, pretendidamente, quiere mostrar un problema existente en nuestra sociedad, pero lo hace desde una perspectiva totalmente parcial. Coloca su propia visión moral como la buena, por encima de las demás, que son las malas. Dependiendo de la pericia del autor, esto puede resultar obvio o estar más o menos disimulado. Más que cine, esto es pura propaganda política/ideológica. Y sí, el cine español tiene de eso. Y no, no me parece que sea el único.

  7. No saldremos beneficiados, porque se harán un tercio de las películas que se hacen actualmente y De La Iglesia seguirá llamando a Guerricaechevarría (o a Randy Feldman, jajaj). La puerta se hace cada vez más estrecha.

    Y en cuanto a lo de los cortos, no estaría mal un poco de moderación con el gasto, pero “no such thing as a free meal”, kinescopar vale un huevo, y mientras siga la tiranía del 35 mm (en los festivales, en la calificación del ICAA) los cortos seguirán siendo caros.

    1. Si los dos tercios de películas que se van a dejar de hacer son la mierda a la que nos tienen acostumbrados son la mierda a la que nos tienen acostumbrados, no veo qué se pierde. ¿O esque hay que mantener a gente que no sólo no tiene talento, sino que no sabe hacer su trabajo?

    2. Lo que quiero decir es que, quizás, la mitad de la gente que está metida en el mundo del cine en este país, sobre.

    3. “No saldremos beneficiados, porque se harán un tercio de las películas que se hacen actualmente”

      Depende de lo que llames salir beneficiados.

      Si salir beneficiados significa poder participar como sea en un largo, posiblemente no.

      Si salir benefiado quiere decir que alguien vea tu trabajo,, cualquier cosa es mejor que lo que tenemos ahora.

      ¿Sabes lo que es la quimioterapia? Veneno. Envenena a todas las células del organismo, pero como las cancerosas tienen un metabolismo más alto que las normales, mueren antes. Con la dosis adecuada, puedes matar a unas y salvar las demás (o la mayor parte de las demás), aunque con considerable sufrimiento.

      Pues bien, el cine español necesita quimioterapia.Porque cada día está peor. las cifras de este año vuelven a ser patéticas (maquilladas por Torrente y “nuevos españoles” como Woody Allen).

      Cualquier cinematografía europea decente tiene una cuota de pantalla entre el 25 y el 35%. La española, de 2010 fue del 12%.

      Y llevamos una década así.

      Si alguien tiene otra solución, yo creo que es el momento de proponerla.

      En cuanto a los cortos, kinescopar es caro, pero rodar en 35 lo es más. Con una ventaja a favor del primero. Con el corto acabado puedes presentarlo a festivales más pequeños y ganar algo de dinero para el kinescopado, o buscar patrocinador si el corto es bueno.
      Y te puedo apostar doble contra sencillo a que en el momento en que se deje de dar dinero público a los cortos en 35, todos esos festivales y el ICAA se pasarán inmediatamente al digital.

      Un saludo

      .

    4. ¡Pero si Woody Allen es más asturiano que la sidra! ¡Si hasta le han dedicado una estatua en Oviedo y todo! Y no hablemos de ese otro español universal que es Ken Loach, que se ha llevado lo suyo en subvenciones; sin contar todas las coproducciones con las naciones hermanas de Argentina, Colombia, Perú, Ecuador, etc.; que todos los años también aportan su granito de arena a la hora de arramblar unos cuantos puntillos a la depauperada cuota de pantalla del cine español. ¡Si será por dinero! Luego está el amiguete Segura que, el año que saca película, la suya recauda todas las demás juntas…

      Con razón dice el refrán que existen mentiras, grandes mentiras y luego están las estadísticas.

  8. jajajjjaa… No sé ni cómo responder a ese comentario. Eso de presentar opiniones como hechos y esperar una respuesta me parte en dos.

    1. Lejos de mi intención ser categórico. Es una opinión, nada más. Para nada pretendo sentar cátedra. Sólo soy yo echando bilis, que si se queda dentro se me atraganta.

    2. Y no tendría ni que explicarme, creo que somos mayorcitos para interpretar un texto correctamente. Sobre todo cuando trabajamos con palabras.

    3. si somos mayorcitos para leer, también los somos para escribir. No esperes que lo hagamos todo por ti.

      Y si tu intencion es no ser categórico, no lo seas y ya está. Aplícate el cuento, que es muy fácil justificar tus sentencias negándolas o culpando al otro.

  9. Las subvenciones son una herramienta. Su bondad o maldad depende del uso que se haga de ellas: pueden dar lugar a maravillas únicas o pueden utilizarse para vivir del cuento.

    Mi opinión es que, en estos momentos, el uso de las subvenciones al cine se ha pervertido y sirven más para que algunos vivan del cuento que para facilitar la creación de cantera.

    Ya hemos vivido unos años con las subvenciones. Probemos ahora a ver qué tal nos va sin ellas. Posiblemente nos deshagamos de mucho tejido muerto y el panorama se sanee.

    No creo que la falta de subvenciones suponga la desaparición del cine nacional. Quizás desaparezca, sí, la manera actual de producir cine, lo que no es necesariamente malo. Aparecerá otro cine. Se puede conjeturar cómo será ese cine (se hace en el post) pero yo creo que no tiene que ser necesariamente así. En este mismo blog se han mostraddo experiencias de largos autoproducidos. Se puede hacer cortos sin subvenciones (mis amigos los han hecho y uno de ellos ha estado entre los 10 para los Goya).

    Creo que el verdadero problema, hoy en día, es la distribución y la exhibición de lo producido. Es ahí donde debería dirigirse las ayudas y con unos criterios lo más objetivos posibles.

    Es cierto que Francia tiene un cine subvencionado pero es que tiene una caja propia para financiarse. Y curiosamente se financia con la taquilla de las películas NO francesas: un euro de los siete que cuesta la entrada de cada película americana se guarda para financiar a los franceses. Sería una alternativa, cuanto más cine americano se vea, más dinero habrá para cine francés.

    Claro que ese dinero debería repartirse a partes iguales entre todos los proyectos en función de criterios medibles, evitando siempre aquellos que por su subjetividad pueden dar lugar a abusos.

    Evidentemente, no hay sistema perfecto, a menos que entendamos como tal el puro darwinismo por ser el que se da en la Naturaleza, pero no nos vendría mal cambiar de postura de vez en cuando para que no se nos duerma el culo.

    1. Amen. Pero algunos parecen que tienen miedo al cambio. Por eso interpretan simples opiniones como afirmaciones categóricas y ataques personales. ¡Cómo aterroriza que te vayan a quitar la sopa boba!

    2. Turko, si lo dices por mí, yo dependo ahora mismo de una empresa privada que produce televisión. La sopa boba no sé, pero si me apenaría perder la base de una riqueza cutural. Y tranquilo que no me lo tomo como un ataque personal, sino como una argumentación pobre y prejuiciosa.

    3. Turko, tampoco se les puede culpar por tener miedo a los cambios, sobre todo si se sienten cómodos con el status quo actual. Es un sentimiento muy humano, la resistencia al cambio. Ha pasado siempre y seguirá pasando. Lo que sucede es que los vientos soplan en su contra en estos tiempos.

    4. Prejuiciosa del todo, y sí, bastante pobre, pero ¿a que toca las pelotas? No me toméis demasiado en serio, de verdad, esque con este tema soy bastante picajoso. Y Ángela, me guste más o menos tu trabajo actual, quiero que quede claro que te respeto como guionista y respeto tu trayectoria. Y perdonad si a veces el personaje se me va un poco de las manos.

    5. Turko: no hay problema. Nunca me lo he tomado como algo personal, y respeto tu opinión. Un saludo.

  10. Las subvenciones vulneran más que ayudan y es increíble que la gente siga pensando que en el fondo son beneficiosas para X industria y para la sociedad en general.

    Si yo dedico 1000 millones de euros a ayudar a un sector en particular es a fuerza de menoscabar otros. Son 1000 millones de euros menos que dispondrá la gente para haberlo gastado en lo que le interesaba, en otras industrias que se verán mermadas exactamente esa cantidad y aún así, se creerá estar siendo testigo del milagro del pan y los peces. Demencial. Así de mediocre es su mentalidad. El arquetipo del Dios católico no está en retroceso, más bien diría se ha transmutado en ese bondadoso estado. “El gobierno proveerá”.

    A tal grado llega la imbecilidad que se llega afirmar sin rubor que sin el estado la cultura desaparecería. Bien, eso es como decir que el dinero del gobierno no pertenece al ciudadano y que una vez desaparecido ese único organismo planificador, la gente dejaría de financiar películas que le interesan o que fueran interesantes . De ahí la necesidad de ese estado que nos meta en vereda siempre para que no descarrilemos, para que seamos españoles de bien, patriotas, y no nos vayamos de las buenas costumbres a esos yankis patéticos.

    No les hagan caso, su mentalidad es mediocre. Sus películas son mediocres.

  11. Creo que tiene algo de bueno que no den subvenciones y que eliminen impuestos.
    Pienso que una subvención sólo se la llevan unos pocos mientras que la reducción de impuestos si nos afectaría a todos.
    (Soy un joven don nadie y…) Estoy tratando de producir un largometraje; y prefiero hacer cuentas sabiendo cuanto me va a costar que hacer cuentas suponiendo que voy a conseguir una subvención. Este último caso (creo que) tiene el agravante de que puedes comenzar el largometraje pensando que vas a conseguirla y en caso de no conseguirla te quedas a medias, habiendo invertido ya un importante capital.

    Por otro lado, también considero justo que no reciba una subvención un producto dirigido a un número muy reducido de personas, aún que tenga un importante valor cultural.

    1. Estoy de acuerdo contigo, sin embargo no comparto el criterio que apuntas para recibir subvenciones:

      ¿Cómo sabes que un producto va dirigido a un número muy reducido de personas?

      Se manejan conceptos demasiado vagos: ¿dónde ponemos el corte? ¿Qué entendemos por “muy reducido”? ¿Y si es “reducido”, sin el muy? ¿Cómo sabemos que algo tiene “valor cultural”?

      Las exenciones fiscales tienen la ventaja de que no hay que hacerse esas preguntas y el reparto equitativo de la caja común tampoco necesita hacérselas si se utiliza para promocionar y exhibir.

    2. Kohonera llevas razón (respondiste a mi mensaje), no se puede saber si un producto va ir dirigido a un número muy reducido de personas. Escribí antes de pensar.

  12. Todo eso es relativo.

    En mi experiencia personal: las he pasado canutas para producir con muy poco presupuesto arriesgando lo que he ganado haciendo publicidad, y me he arruinado al menos dos veces (dos) por amor al cine. JAMÁS he recibido subvenciones. ¿Tiene que ser un funcionario el que decida lo que se puede o no puede hacer? ¿Y es el funcionario el que decide con quien debe competir aquel que no merece su beneplácito?
    Es una tarea dura competir con quien dispara con pólvora del rey.

  13. A los anti-subvenciones: Informaros un poco del proceso de producción de una película, ya que en este blog participa gente supuestamente interesada en el trabajo cinematográfico.
    El síndrome anti-subvenciones suele aparecer en el individuo que tras haberse presentado en innumerables ocasiones a diferentes ayudas y no haber obtenido ninguna, decide que el problema de su fracaso es la existencia de las mismas. Yo no he obtenido nunca una ayuda pública, pero si he concurrido a varias. Por lo tanto mi defensa de ellas no se basa en haber obtenido sus bondades, sino en que tras varios intentos, me he informado del funcionamiento del asunto.
    Por un lado, eso de que “un funcionario” decide que películas se pueden hacer y cuales no, es una idiotez como la copa de un pino. Los jurados para las ayudas al cine están compuestas por profesionales de muy diverso pelaje, por lo que no se le conceden las ayudas al tipo de cine que le puede gustar al gobierno de turno. El asunto es más sencillo. Reciben ayudas los proyectos que interesan a los miembros del jurado, sean quienes sean. Exactamente el mismo mecanismo que los festivales, que a pesar de no ser “justo”, está aceptado por gran parte de la humanidad. Y los que no lo aceptan siempre tienen la opción de no participar en el juego, una actitud muy loable en cualquier caso.
    Por otro lado, el tema de que se llevan el dinero “los de siempre” guarda mucha relación con el futuro distópcio que puede dibujarse en el caso de la desaparición de las ayudas. “Los de siempre” son “los americanos” de aquí. No son necesariamente mejores que cualquier otro que quiera levantar un proyecto, simplemente tienen más dinero. Por eso se llevan las ayudas. Dinero llama a dinero. A una persona que está de jurado en un concurso de ayudas le obligan a leerse cientos de proyectos. Teniendo en cuenta que la primera criba se suele realizar por la presentación de los documentos, nos podemos hace una idea de lo que influye tener dinero en el éxito a la hora de presentar un proyecto. Con dinero se puede contratar a un diseñador gráfico, sin dinero no.
    Ahora, en el caso que se plantea de la desaparición de las ayudas, la cosa no va a cambiar sustancialmente. En vez de un jurado de profesionales, vamos a tener a un empresario o a sus asesores que van a realizar la criba de proyectos exactamente de la misma forma, al menos en principio. Pero si una vez sorteada esta criba, el criterio del jurado de ayudas se podía orientar de distintas formas, (algunos primarán lo novedoso, lo arriesgado, otros el buen hacer de lo clásico…) los nuevos mecenas se van a saltar toda la información referida a la película y van a ir directamente a la de la película como producto. Es decir, el plan de financiación. Y ahí van a perder las películas menos rentables que todos sabemos las que son. Porque si antes, un plan de financiación modesto (aunque siempre realista y coherente) tenía alguna posibilidad, ahora no va a ser así.
    A pesar de todo, esto no será así desde el principio, teniendo en cuenta que se trata de un mercado totalmente desconocido para los futuros inversores, habrá un primer momento en el que los ganadores de la carrera de ratas que tendrá lugar conseguirán cazar a su rico para hacer los proyectos que les apetezca.
    Con lo que, finalmente, el cambio de modelo (si tiene lugar) no supodrá más que un nuevo método que aprender. Si ahora hay que aprender a presentar un proyecto decentemente, en el futuro habrá que aprender a venderle la moto a un mecenas.
    Sin idealizar ninguna de las dos opciones, a mi me apetece más la primera.

    1. SM:

      Antes de corregir a los demás, asegúrate de saber lo que dices.

      Las subvenciones que van con jurado son las de los cortos. Las de los largos, al menos las importantes, no van así. Se ha escrito innumerables veces en el foro, así que no te costará mucho encontrarlo.

      Un saludo.

    2. Angela, sinceramente me sorprende tu amén a la argumentación de SM.

      Viene a decir que las cosas no cambiarán sustancialmente, solamente la mano que habrá que lamer. Si va a dar lo mismo, ahorrémonos entonces las subvenciones.

      Por otra parte, apostarlo todo a un escenario dominado por ricos caprichosos que solamente querrán pelis rentables es hacerle un flaco favor a todos esos pequeños y osados productores que se dejan la piel por sacar adelante proyectos osados y frescos. Sabes que los hay. Hay gente que está haciendo cosas sin subvenciones y no compite en igualdad de condiciones con los que sí las reciben. Se da por hecho que las películas modestas se van a quedar sin oportunidades aunque se reconoce que ahora ya tienen pocas. Bueno, quizás esas películas modestas – que ahora serán menos – tengan que competir con menos mediocridades subvencionadas. No se piensa que el campo se va limpiar de hierbajos y hojarasca y que habrá más pasto que comer.

      Las subvenciones, per se, tampoco garantizan que se hagan obras que enriquezcan la “cultura” de nuestro país. De hecho, están condicionadas a cierta rentabilidad en taquilla; es decir, dependen de la comercialidad del producto. Además, su concesión es siempre sospechosa. Personalmente, recelo siempre de las decisiones de los jurados, en cualquier ámbito.

      El uso perverso que actualmente se hace de las subvenciones, rodando películas que no se tiene ni siquiera intención de exhibir (se estrenan porque es obligatorio) provoca que no se cuiden los guiones (total, cualquier historia sirve).

      No digo que no exista un sistema de ayudas pero no tiene que ser necesariamente mediante ayudas directas ni a la producción: caja propia dedicada al cine alimentada con los ingresos que sea capaz de generar, desgravaciones fiscales, apoyo a la promoción, distribución y exhibición (gratificando a las salas que programen cien español, por ejemplo), asignación equitativa a todos los proyectos que la soliciten. Seguro que hay gente que sabe mucho más que yo y que es capaz de proponer otras medidas mucho más inteligentes.

      Por cierto, SM, nunca he optado a ninguna ayuda así que no soy ningún resentido.

    3. Kohonera: “Cualquier historia sirve”. Sí, claro. Cualquier historia nos sirve. De eso se trata. Jajajaja. Amén a eso también.

    4. “El síndrome anti-subvenciones suele aparecer en el individuo que tras haberse presentado en innumerables ocasiones a diferentes ayudas y no haber obtenido ninguna, decide que el problema de su fracaso es la existencia de las mismas”.

      ¿Entonces el que defiende su existencia podríamos decir que es en base a que las consigue todas y es la razón de su éxito?

    5. Querido SM: Los expertos de diverso pelaje son escogidos por funcionarios ; )

      Por otra parte : ¿Que tiene de malo que vean la película como producto? Kubrik, Kurosawa, Kaurismaki hacen productos maravillosos. Y eso solo comenzando por la K,

  14. Teniendo en cuenta que un muy alto porcentaje de la producción española ‘subvencionada’ no se comercializa y, por tanto, nadie conoce ¿cómo es posible hablar tan alegremente de algo que no se ha visto? Cuando estás fuera del circuito, prácticamente solo te enteras de lo que se ha hecho por aquí en ‘Versión española’ de la 2.

  15. Bienvenidos al mundo real donde al quien algo quiere, algo le cuesta. Lo que hay que hacer es dejar de llorar y ser competitivos, igual que hacemos los demás en nuestras respectivas profesiones.

    1. No sé en qué sector trabajas pero es probable que si hurgas veas que la administración correspondiente lleva inyectando en él no se sabe cuanta pasta y se te queda cara de mazapán.

    2. Es un poco ingenuo pensar que la competitividad es una premisa, sea cual sea el oficio. Me gusta pensar que las ideas se trabajan a otro nivel. Pero que, oye, si en lo tuyo se requiere darse codazos, adelante, ¡a por ellos!

    3. Lo ingenuo es pensar que en cualquier trabajo se está para artistas y florituras. En la mayoría de trabajos del mundo real, el trabajo se consigue y se mantiene demostrando ser mejor que el otro, eso es competitivdad y eso sucede en cualquier oficio. Lo que pretenden muchos artistas es que porque ellos digan que lo suyo es arte, es cultura, es español y etc. se les otorgue una ventaja que no se han ganado. Yo soy diseñador gráfico. Si aparece otro como yo que lo hace mejor por el mismo precio y le escogen a él, pues me callo la boquita y no voy a llorarle a mama gobierno. Me preparo mejor, me lo curro más y vuelvo al ataque. A ver si os enteráis de una vez. El cine es arte, pero también es industria. Algún cineasta sobrado dijo por ahí que “tenía derecho a vivir de su arte”. Alguien corrigió…”no, tienes derecho a intentarlo”. Pues como todos.

  16. Me ha gustado el título del post, Ángela. El darwinismo del cine en el actual sistema de subvenciones ya es una realidad ahora en presente, no sólo una proyección de futuro, cuando se cambie el sistema. Estoy muy de acuerdo con lo que expone Kohonera. El actual sistema no funciona. En buena medida, se ha pervertido el uso de subvenciones. Y de acuerdo con las leyes de darwinismo, se ha promovido por selección natural que hayan sobrevivido y se hayan beneficiado los que mejor conocen y conviven con la cultura de la subvención, dejando en un segundo plano el objeto de la misma o la calidad del proyecto. Porque, si realmente fueran competitivos y les importara la calidad del proyecto, les preocuparía la imposibilidad de exhibirlo y distribuirlo posteriormente.

    Pienso que las oportunidades para los que empiezan, pueden seguir siendo la mismas o incluso mejores, si se produce un cambio de modelo, pero en ningún caso, se van a reducir. Al contrario, la igualdad de oportunidades para todos será más real, y la selección natural actuará favoreciendo el talento y la calidad de las producciones, en lugar de favorecer la picaresca de los individuos. Esta es la auténtica selección que debería primar, y la que permite que profesionales de talento, como la misma autora del post sean bien recibidos en la empresa privada.
    Ángela, no sea tan solidaria con los que no lo merecen (y son los menos), ni demuestran aportar riqueza cultural alguna.

  17. Creo que las ayudas deben recibirlas los realmente necesitados y que empiezan. Pero no permanentemente. No puede ser que empresas, con solvencia y capacidad financiera para acometer proyectos con sus propios recursos, reciban, año tras año, fuertes cantidades de ayudas.
    Me he pasado todo un año dandole vueltas al BOE para localizar datos.Labor ingrata que a veces me hace volcar en mi web: http://www.estosedice.es/ mis impresiones con resignacion y en ocasiones con cabreo.
    Desde hace dos meses he localizado

    http://viajeinteriorcinespanol.wordpress.com/.

    Aqui estan todos los datos de los ultimos 5 o 7 años, agrupados en ilustrantes hojas excel, de tal forma que resulta facilisimo hacer seguimiento a productoras y distribuidoras y las cifras se nos presentan reveladoras y podemos ver como los grandes grupos se lo llevan crudo, año tras año, con calidad y sin calidad; con necesidad y sin ella..
    No me olvido del posible fraude de “la compra de entradas”, del que la prensa habla mucho pero nunca profundiza. Tal vez les falten las pruebas.

  18. Con medio país en el paro empezando a pasar hambre me parece inmoral siquiera nombrar subvenciones para hacer películas. La película de terror la tenemos montada en la realidad.

    1. Venga, Barrejón, que yo perdí la cuenta ya de lo que llevas dicho sobre los emolumentos a la Iglesia, cosa que estamos de acuerdo todos, por otro lado. A ver si sólo vamos a criticar lo que nos interesa.

    2. Se te olvida que la INDUSTRIA del cine da trabajo a miles de personas en empleos directos e indirectos. Esa gente se iría al paro. ¿O tú crees que las películas se hacen en dos horas y los diálogos se los inventan los actores?

    3. “la INDUSTRIA del cine da trabajo”
      A base de destrozar otros empleos. Puestos a hablar de empleos indirectos, hagámoslo bien.

      Insisto: si yo invierto 3.000 millones de euros en dárselos a una industria, en realidad, se los estoy quitando a otra. Es decir, si no se hubiera hecho ese gasto cogido de los impuestos al contribuyente, las personas serían por ejemplo 500 euros más ricas para utilizarlo en sus intereses (comprar una nevera nueva, un televisor, un viaje). Por lo tanto se podría decir que se ha destruido esos empleos que se hubieran producido en las industrias de neveras, televisores y home cinema si no beneficiases a tal sector y que por permanecer “invisibles” no son menos importantes.

    4. “Se te olvida que la INDUSTRIA del cine da trabajo a miles de personas en empleos directos e indirectos. Esa gente se iría al paro. ¿O tú crees que las películas se hacen en dos horas y los diálogos se los inventan los actores?”

      La droga y la prostitución también dan empleo a miles de personas. ¡SUBVENCIONEMOS A LOS CAMELLOS Y A LAS PUTAS!

  19. Leyendo los comentarios y los contenidos enlazados queda clarísimo el panorama del cine español y por encima de todo que Sergio Barrejon se parece cada vez más a Maria Antonia Iglesias. Eso último explica muchas cosas.

    1. Y ¿quien es Maria Antonia Iglesias? no estoy siendo irónico o chistoso, palabra. No sé quien es esa señora ni que pinta aquí.

  20. Dejando a un lado lo relacionado con la subvención, agradecería comentarios acerca de la otra cara de la moneda, las desgraviciones fiscales:

    ¿Puede alguien profundizar acerca de las desgravaciones fiscales que pretenden implantar a costa de eliminar las subvenciones?

    ¿Cómo afectarían esas desgravaciones fiscales a la producción de un largo de 30.000 euros de presupuesto?
    (Gracias)

  21. A los que odian el cine español y a la gente que en el trabaja: no sé qué hacéis aquí, dejando comentarios tan largos que evidencian que o no teneis trabajo o que el que tenéis os la sopla.

    Menos mal que sois idiotas o tenéis mucho tiempo libre (cómo si no dedicarle tanto tiempo a algo que odiais??) y que estáis tan jodidos como los demás. Yo me voy a la deriva, como muchos, pero al menos tengo la satisfacción de que a los de la gaviota no les he votado.

  22. Señores porfavor, dejaros de GAVIOTAS y ROSAS e intentar enfocar el post (DARWINISMO CINEMATOGRÁFICO) al mundo del guión.

    Este post del blog era a priori uno de los más interesantes para compartir comentarios sobre NUESTRO nuevo horizonte.

    Entiendo que la política afecta al oficio del guionista, pero en lugar de comentar la política (o rajar del partido que no os gusta), porfavor comentar acerca de como afecta al oficio del guionista.

  23. Osito Tedy: las subvenciones al cine no son de 3.00 millones de euros. Seamos serios.
    Pow: el tráfico de droga es ilegal, y el proxenetismo, también. Y desde luego no cotiza en la seguridad social ni paga impuestos.

    Repito, intentemos tener una conversación seria y de adultos, por unas vez

  24. Que pasa la cultura es solo cine o que, menudos engreidos, cada dinero de nuestros impuestos que nos quitais, es dinero que el españolito no se gasta en libros, musica y productos culturales, que sin triunfan sin tanta ayuda, por parte del estado.

    hay paises que su cine apenas es conocido, pero sus escritores son leidos, y por ello no es nada malo, España culturalmetne tiene libros que son vendidos fuera (me sorprendido la canitdad de escritores españoles que se leen fuera) y nuestra musica tambien se mueve, en cambio el cine, apenas es conocido alguno que reciba el oscar y ya esta, la cultura no se acabara porque se acabe el cine de autor, aunque llamar cine autor al que recibe subvenciones y posiblemente tendra que adaptarse a la exigiencia del politillo de turno, es mucho decir.

    1. Tiene guasa hablar de cultura cometiendo tantas faltas de ortografía. Y que te moleste que en una página de guionistas se hable de la importancia cultural del cine, ya es de traca. Pero bueno, con el “cada dinero de nuestros impuestos que nos quitais” está todo dicho.

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