LO QUE HAY QUE VER

por Carlos López

Encaras la cuesta de enero con una sensación contradictoria: reconfortado porque te espera un trabajo; asustado por el trabajo que te espera. Descubres, una vez más, que este oficio es puro sísifo, te examinan cada mes, siempre eres un novato, de poco vale lo que creas que sabes si te enfrentas al folio en blanco con un gramo de honestidad. Te sientas animado ante el portátil pero te cuesta recuperar, si es que alguna vez lo alcanzaste, el ritmo de una jornada de trabajo productiva. Ya estás como siempre, esa es tu verdadera rutina: un café y me pongo, reviso el mail y me pongo, una llamada y me pongo, leo este artículo y me pongo. Navegas sin rumbo postergando la tarea y en la red te encuentras con otros en tu misma situación, presos de mala conciencia que exhiben en público sus propósitos de enmienda, que en lugar de empezar a trabajar de una maldita vez pierden el tiempo en enumerar sus buenas intenciones una por una y hasta las ordenan en forma de lista. Por todas partes hay listas. Propósitos y balances. Lo mejor del año, lo que fue y lo que vendrá, listas de nominados, listas de las mejores listas. Enero es una lista.

Está bien. Déjate llevar. Harás tu propia lista. Será tu terapia. Tu yo confieso.

Porque todas las listas te recuerdan a tu lista. La que duerme contigo. Tan tuya como tu sombra. Como una herida que nunca cicatriza. La lista de películas que deberías haber visto. No me refiero a los estrenos del mes. Estoy hablando de los grandes títulos, sobre los que has leído tanto. Y de los no tan grandes, pero que fueron decisivos para el arte y/o el negocio del cine. Y sobre todo, de los títulos de ayer mismo que están marcando la tendencia. En definitiva: esas que tú-sabes-que-tenías-que-haber-visto.

Por fortuna, en el cine no se ha llegado tan lejos como en literatura y no existe el llamado canon. No me refiero al canon digital (quietos los comentarios), sino a este otro canon: el que establece cuál es la crème de la crème en la historia de los libros. En el cine opina todo el mundo, e incluso una misma persona puede mantener una opinión diferente de una semana para otra, así que no confíes en el criterio de gurús ni de popes, ni tienes por qué creer todo lo que te quieran contar sobre las maravillas de una lejana cinematografía o de un artesano incomprendido en su tiempo y hoy considerado un mito. No está tan claro qué necesita una película para convertirse en un clásico, aparte de que pasen unos cuantos años desde su estreno. El padrino, vale. Ciudadano Kane, por supuesto. Chaplin, Keaton y Lloyd, cómo no, si deberían recetarlos en las farmacias. Baja unos cuantos peldaños (Renoir, Murnau, Lang…) y enseguida serás tú quien decida qué es un clásico y qué no. Mucha gente lo hace cada día, ¿por qué no vas a hacerlo tú? Adelante: fabrica tu propia lista.

Antes de empezar, te ataca la pereza: ¿decidir y ordenar tus propios gustos? Uf. Mucho mejor si empiezas echando un ojo a las listas de los demás. Así te harás una idea de qué se considera imprescindible.

Entras en filmaffinity, donde confeccionan una lista con las favoritas de los miembros. Muy popular el sistema, pero no ves nada que te sorprenda. Alguien te recuerda que la revista Empire preguntó a reputados críticos y lectores hace tres años para establecer cuáles eran las quinientas mejores de la historia del cine. Demasiadas. Antes de llegar a la mitad dejas de leer. ¿Algo más preciso? ¿Doscientas? ¿Pueden ser cien?

Sí, el año pasado el diario El País  encuestó a cien cineastas hispanoamericanos, que eligieron cuáles eran las películas de su vida. Con sus respuestas, el periódico publicó una lista de las cien más relevantes. Esta sí te la lees, procurando no asombrarte demasiado por las respuestas de alguno, que está en su derecho a mostrarse agradecido a sus amigos y empleadores a la hora de mostrar sus preferencias. Cuando acabas de leerla, no te lo puedes creer: las has visto casi todas. Es más, en una de ellas figura tu firma en el guión. Búscate otra lista, esta no es muy de fiar.

Enseguida te pones exigente con lo de las listas, un amago de de rigor que quiere justificar la demora en comenzar tu trabajo. Con ayuda del señor Google te plantas ante una página que ofrece Las ciento una películas que hay que ver antes de morir. Te convence su determinación para elegir una cifra exacta y un límite de tiempo para verlas, pero enseguida descubres que algo no funciona: entre ellas figuran títulos como El diablo viste de Prada o A beautiful mind, películas que a muchos les parecerán respetables, pero supongo que si te mueres sin verlas no va a caerte ninguna maldición.

Unos cuantos golpes de ratón y topas con gente más seria, que ha convertido esto de la lista en su oficio y fuente de ingresos. Con la opinión de setenta críticos –¿habrán hecho también una lista de críticos?– concluyen las 1001 películas que hay que ver antes de morir, así como suena, mil y una, como una legendaria tienda de alfombras del centro de Madrid. Si te interesa el asunto, además de la web tienes un estudio con detalle del listado en un libro y un comentario periódico que puedes seguir en su blog. Y si no te decides por qué película de la lista empezar, también te ofrecen los mil y un trailers. Hacen lo propio con discos, libros y pinturas. Ojo, todo eso tendrás que hacerlo antes de morir. Date prisa. Sólo en el terreno del cine, a tres películas semanales, necesitas unos siete años para verlas todas. Eso, contando con que no quieras repetir y volver a ver alguna de ellas, algo muy saludable cuando se trata de buenas películas. Siete años sabáticos, dedicados a lo imprescindible.

Menos mal que nadie ha hecho la lista de películas que hay que ver después de morir.

Decidido a encontrar una autoridad en el asunto, das por perdida la mañana y te zambulles en la lista que propone el American Film Institute. Una lista sesuda, en la que abundan títulos añejos (también Toy Story y una de Fred Astaire), casi todos norteamericanos, lo que demuestra una vez más que a la hora de hacer listas uno se vuelve conservador, barre para casa, sólo incluye las de siempre y, como mucho, aquellas que le deslumbraron cuando era un adolescente. Poco más. Aún así, la lees con detalle y no te lo puedes creer: ¡estas sí que las has visto todas! De dónde sacarías las ganas y el tiempo, si cuando se te desarrolló el vicio cinéfilo no existía el vídeo ni la mula, y solo había un canal y medio de televisión. ¿Pasaste tu juventud en una sala de cine? Por lo que se ve, entonces no le hacías ascos a nada, disfrutabas igual de los dramas mudos, la comedia de los treinta, el thriller de los cuarenta, los musicales de los cincuenta, Hitchcock, el polar, la serie B… Lo veías todo. ¿Significa eso que ya has visto todo lo imprescindible? Entonces, ¿estás a punto de morir?

No seas tan presuntuoso, por favor. Con las buenas películas que te quedan por ver se podrían programas años de filmoteca. Además, tú mismo lo has escrito un poco más arriba: es una lista personal. Tú sabes que deberías haberlas visto. Y te avergüenzas de no haberlo hecho, por eso a veces hablas de ellas como si las conocieras, para no quedar como un idiota, eres capaz de hilar un par de obviedades a partir del trailer y lo que dijo algún crítico y con eso ponerlas por las nubes o a caer de un burro, según quien te escuche.

Olvídate de las de siempre. Vale, has visto todas las de Lubitsch, muy bien, mejor para ti, pero ¿cuántas has visto de Judd Apatow, de Wes Anderson o, cambiando de tercio, de Todd Solodnz?

No tengas miedo. Confiesa. Si alguien se escandaliza –¿cómo es posible que no la hayas visto?– dile con media sonrisa que es todo mentira, porque nos dedicamos a eso, ¿no?, mentimos, fabricamos mentiras, nos pagan por engañar, por contar una historia inventada como si fuera verdad. Atrévete a hacer tu lista. Por favor, no te pongas estupendo. Al menos, hoy no. Ya sabemos que hay muchas películas rusas, iraníes y mexicanas que todos deberíamos haber visto. Céntrate en lo que todo el mundo conoce, aunque sea de este siglo. En esas de las que todos te dicen: tienes que verla.

Ahí va. Será una lista muy marciana, pero te radiografía. Estas son algunas de las que deberías ver antes de… ¿de que acabe el año, por ejemplo?

EL MAESTRO SUECO. Empiezas alto. ¿Así que Ingmar Bergman sólo es para ti ese señor del que tanto habla Woody Allen? Tienes que reconocerlo: sólo has visto Fanny y Alexander, puede que en versión reducida. Quizá un fragmento de alguna otra en televisión, ni recuerdas de qué película. En un ataque de culpa te llegaste a comprar la edición del guión de Persona. ¿O era Escenas de un matrimonio? Por ahí anda, en tu librería, intacto, criando polvo. Ya sé, ya, Bergman es tan obligatorio, tan ilustre, tan reverenciado, que has confundido pereza y rebeldía para desistir de ver sus películas. ¿Y dices que tú te dedicas a esto?

LÍO DE RÍOS. Las has visto, sí, pero no cuenta: no eres capaz de diferenciar Río Bravo, Río Lobo, Río Rojo y Río Grande, por no hablar de Río Conchos o Río de Sangre. Son palabras mayores, amigo, nada menos que John Ford y Howard Hawks. Casi los que inventaron esto. Vale, te emocionas viendo Centauros del desierto, pero te estomaga La taberna del irlandés y El hombre tranquilo consigue aburrirte. No soportas a John Wayne. Definitivamente, nunca fuiste espectador de westerns. ¿Hace falta recordarte la larga lista de obras maestras del que es el género por excelencia? ¿Qué son todas las películas, sino westerns?

MIEDO A TENER MIEDO. Durante una proyección de El Exorcista sentiste una sombra a tu espalda. Aquello fue definitivo: desde entonces, y ya ha llovido, no te asomas a una película de terror si no es estrictamente necesario. El sexto sentido fue la última, ¿o exagero? Sólo con leer las sinopsis ya te angustias. The Ring, Dark water o Saw son para ti como cajas de antibióticos: sólo para enfermos. Lo llevas crudo: el terror se ha puesto de moda, incluso te ha tocado escribir alguna serie de miedo, perdona si te amargo la noche al recordarte los escalofríos. Maldita costumbre de escribir de noche. Maldita oscuridad de las salas. Malditos walking dead.

Y LA TERCERA, TAMPOCO. No hay excusa. Viste La Comunidad del Anillo, disfrutaste a lo grande, y eso que Tolkien duró lo justo en tu mesilla de noche. Qué gran trabajo de Peter Jackson, qué titánico esfuerzo, qué paisajes, qué derroche de imaginación, qué merecidos los Oscar. Un momento. ¿Estás de coña? ¿No? Entonces, ¿por qué te resistes tanto? Tampoco en Matrix has pasado de la primera. Ni siquiera has vuelto a ver Star Wars desde hace más de diez años. ¿De qué vas a hablar con tus colegas ante la máquina del café? No tienes por qué comprar muñequitos, ni carteles, ni coleccionar nada. Sólo verlas. ¿Vas de rarito o qué?

EL CINE DE LOS VECINOS. Entre tus amigos siempre hubo adictos a Eric Rohmer. Nunca te convencieron para acompañarlos, salvo con Cuento de verano y El rayo verde, debieron pillarte en el día tonto. Y eso que sigues convencido de que alguna de sus películas te puede enamorar: porque te encanta Truffaut, te hipnotiza Chabrol y nada desearías más en la vida que no haber visto ninguna película de Louis Malle para así volverlas a ver todas por primera vez. Bueno, también está Resnais, con él nunca te has atrevido, es como un gran cajón vacío de tu escritorio. ¿Y Godard? ¿Sabes que han pasado más de 25 años desde que lo abandonaste, tras sufrir Detective, que ha hecho unos diez largometrajes más y montones de cortos y documentales? ¿Tampoco te atrae Godard? Pero bueno, ¿tú de quién llevas fotos en tu carpeta, perdón, en tu iPad?

YO TAMBIÉN SOY FAN (SIN VERLO). De la noche a la mañana, todos hablaban de él (no sé si llamarle Kar o Wai, no sé por qué supongo que Wong es el apellido). Mejor dicho, le dedicaban alabanzas de tal calibre que daban por inaugurada una nueva era. Ya nada volvería a ser igual o –perdonadme– todo sería Wai. Quizá fue por tanto elogio a la fotografía, al empleo de la música, a la indolencia de los personajes… te volviste refractario a este admirado director, del que no has visto ni una sola película. Ni una. Ni siquera In the mood for love. Lo cual no quita para que hayas asentido frunciendo las cejas como Jeff Glodblum cada vez que alguien reclamaba tu complicidad: “Qué bonita, ¿verdad?”.

QUÉ BUENA, QUÉ BUENA. O NO. Otro caso de película-pasaporte: era necesario sabérsela para entrar en ciertos círculos. Con lo que admiraste Reservoir Dogs, con la de veces que has visto Pulp Fiction o incluso Jackie Brown, ¿por qué no comulgaste con Kill Bill? Por dios, si el cartel es Uma Thurman con traje de motera, ¿qué más quieres? La verdad es que te decidiste a ver la primera parte en televisión… y no llegaste a la mitad. Cuando te dijeron que la realmente buena es la segunda… Demasiado tarde. Te has atrevido a ir de sobrado por ahí, haciéndote el interesante porque no te gusta lo que todo el mundo idolatra, que sabrás que es la forma más tonta de ser un snob. Lo más honesto es verla. Entera. Y después, hablas.

HÉROES Y VILLANOS. En esta estación has perdido todos los trenes, uno detrás de otro. Un poco de mala suerte, es verdad: fuiste a ver las películas sobre personajes de Marvel, la mayoría poco defendibles; y te has perdido las adaptaciones de comics recientes, probablemente las mejores. Watchmen fue estrenado con grandes fanfarrias, no te hubiera costado mucho pasar por taquilla. No lo hiciste con Sin City, ni con Iron Man, ni X Men, ni Blade, ni Hellboy, ni The Crow… ¿Que no tienen nada que ver? Todas tienen algo en común: no las has visto.

NO TE LO VAN A PERDONAR. Last but not Lost. Esto no se lo van a creer. ¿No has visto Perdidos? ¿Ni un capítulo completo? Más de un amigo podrá testificar: has opinado sobre la serie, te has atrevido a participar en un foro en el que los seguidores se pegaban por el final. En fin, da igual, sabes que alguna vez tendrás que sentarte a verla del tirón. Y lo mismo con The Wire… Sí, sí, no vale sólo con la primera temporada: debes de ser el único guionista vivo que no la ha visto enterita. Lo de vivo quizá sea una exageración.

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Podrías seguir y seguir. Y después, ya puestos, jugar a otras listas: las que te gustaría volver a ver; las que realmente te movieron a dedicarte a este oficio; las que te da vergüenza reconocer que has visto y que te gustan; las que no entiendes que se consideren clásicos; las peores películas que jamás has visto…

No. Ya está bien. Trabaja. Vete al cine. Deja que los demás hagan pública su propia y vergonzante lista de películas que deberían haber visto. Si se atreven. Si quieren.

35 comentarios en «LO QUE HAY QUE VER»

  1. Jajajaja, estupendo!
    Yo sí he visto Wong Kar-Wai, (No me gusta nada), X-Men (Me encantan), Kill Bill, (me fliparon, las dos seguidas en una noche)…

    Pero es igual. La que no he visto me expulsa del universo cinéfilo al instante:
    El Padrino.
    No puedo con ella. No consigo pasar de la escena de la boda. ¡Lo he confesado! ¡Sé que debería haberla visto, lo sé! No me matéis.

    1. Quedas expulsada. Al paredón. ¿Nos vemos allí o quedamos antes? O si quieres, hacemos un trato: yo me veo alguna de las tuyas (Kill Bill, pero una), y tú te ves El Padrino, que después de la escena de la boda tiene casi tres horas muy buenas.

      Gracias por la confesión. A ver si alguien más se anima. Alivia.

    2. El padrino no es solo para cinéfilos. Es un referente de la
      cultura pop. Solamente en Los Simpsons hay como 30
      escenas en las que hacen referencia directa a algún
      momento de la trilogia (o mas bien de las dos primeras).
      Todos esos chistes se perderán como lágrimas en la lluvia.

    3. “Pero es igual. La que no he visto me expulsa del universo cinéfilo al instante:”

      Pues imagínate yo, que sí la he visto (y la dos, y la tres) y no sólo considero que la dos es un pestiño infumable del tamaño de “los Soprano” o “uno de los nuestros”., sino que a la uno se le puede cortar sin miedo toda la boda y todo el viaje a Sicilia…

      De acuerdo además en lo del coreano. Es un pestiño, aunque sin llegar a dar vergüenza ajena como otro mito moderno oriental (“Tigre y dragón”)

      Dos recomedaciones de las que nadie hará caso:

      Película : “los viajes de Sullivan”, sobre lo que debería ser de verdad el cine.

      Serie: “Tinker, Taylor Soldier, Spy”, con Sir Alec Guinnes. Eso sí, después no ir al cine a ver la que se ha estrenado porque se sentirán ganas de ir a casa a por un lanzallamas

    4. Ayer se me planteó la disyuntiva de ver “Gilda” o “La fuga” y elegí… “Gilda”.

      No recordaba que tuviese momentos tan sublimes, tanto en el diálogo (ya no se escriben diálogos así) como en ciertos planos casi expresionistas, por no hablar de los actores.

    5. Bueno, en esto de hacer listas de películas que no hemos visto podríamos estar décadas. Agradezco tu confesión y te imito en ello, yo tampoco he visto entera ninguna de “El Padrino” Y no sólo voy al paredón a ser fusilado, sino que recibo el tiro de gracia en la cabeza, porque no he visto “Bienvenido Míster Marshall” y salvo “El Verdugo” (extraordinaria) “Plácido” y “Muerte de un Ciclista” (tb extraordinaria) Nada de cine español clásico. Ya puestos, nada de cine español antes de los 90 (y muy poco de esa época), salvo un par del destape con Ozores, cachos de Pajares y Esteso y alguna otra de Gracita Morales. Y no porque tenga nada contra el cine español, de hecho tengo la necesidad y el deber de hacerlo si quiero ser guionista, pero imagino que será por falta de tiempo… y de ganas también.

      Kill Bill me encantaron ambas, y Wong Kar Wai me flipa, y eso que todo el rollo autor me da cosica. Eso si, “Fallen Angels” y “As Tears Go By” no puedo con ellas.

      Y sobre los vecinos franceses…. es que me dan una pereza… Y seguro que me pierdo cosas extraordinarias, pero no puedo con ellos. Palmé con “La rodilla de Clara” palmé con “Jules y Jim”, palmé con “El Amante” Y con Bergman, quería, debía verla, pero palmé a los 5 minutos de “Fresas Salvajes”

      Así que ya veis, merezco no sólo ser ejecutado, sino también que mi cuerpo sea profanado y abandonado a la intemperie.

    6. Pues menudo aspirante a guionista si le haces ascos a todo lo que has dicho, cine de autor, cine francés así en bloque…seguro que te gusta el cine?

    7. No he dicho que al cine de autor le haga ascos, solo que me da desconfianza. Parece que por el simple hecho de ser clasificado como cine de autor le haga automáticamente mejor que el cine comercial. A Woody Allen se le incluye en cine de autor y me gusta muchísimo, y, como ya dije, Wong Kar Wai también. Sólo digo que muchas películas de autor (y de ellas muchas de Francia) he intentado verlas y me he quedado dormido. No que me de asco el cine de autor. Se llama autocrítica. Igual te viene bien un poco

  2. Hace poco vi Vertigo, que está en muchas listas de las mejores películas. ¿Os acordáis del final? En serio, ¿OS ACORDÁIS DEL RIDÍCULO FINAL?

    1. ¿En serio? ¿Todas? ¿has visto 54 pelis de Hitchcock y todas te parecen iguales? ¿Gilda tiene momentos sublimes y Encadenados es una comedia raruna?

      Tio, córtate con tus comentarios sabiendo que este foro es frecuentado por el mayor fan del maestro.

    2. Ya, bueno, el problema lo tienes tú, que eres el maniaco.

      Reescribo: “Todas las películas de H que he visto me parece comedias rarrunas, diferentes entre sí, pero con un toque de guasa que me descoloca”.

      De todas formas, qué más da lo que yo opine, ¿no, maniatic?

    1. Cuanto más serio se toman lo de hacer listas, como digo arriba, más conservadores se vuelven quienes las hacen, igual que los que rellenan la papeleta para votar goyas, oscars o lo que sea: grandes dramas, actuaciones con tara, compromiso social… Darle estatus a algo que “simplemente” hace reír no les parece riguroso. Y si hablamos de comedia, una confesión más: yo me dedico a esto por Buster Keaton. Por sus películas, digo, a él no tuve el gusto.

  3. Hola,solo quería comentar una cosa, lo de” las 1001 y una películas que hay que ver después de morir” si existe, es un libro en el cual se recogen las películas mas catastróficas del cine,pero que el autor del libro recomienda como algo para reírse,entretenerse y conocer la serie B.

    1. Impresionante, acabo de verlo. Basta con que uno se imagine algo para que se convierta en realidad.

  4. Está muy bien el post. Independientemente de gustos concretos, lo suscribo casi al completo.

    Cosas:
    – Filmaffinity. Descubrí FA hace varios años y en esos momentos en que perdemos el tiempo en cosas que no deberíamos, me he pasado horas puntuando películas. No con afán crítico. Nada más alejado de mi intención que responder al perfil de enteradillo. No he escrito ninguna de esas salerosísimas críticas que se pueden leer. Mi intención siempre ha sido que me sirva como contexto, como BBDD de consulta. Ejemplo: En la actualidad estamos desarrollando una serie dónde el otro día salió como referencia la película El pacto de los lobos. Yo sabía que la había visto, pero apenas me acordaba. Tenía la noción de que me había gustado, pero consulté FA y le había puesto un 3. Anteayer revisándola, efectivamente me cercioré que era y es un truñaco (del 3 concretamente).

    – Desde los 16 años llevo consumiendo cine y series como una droga. He visto tantas cosas que quizá sean incluso demasiadas (luego no te acuerdas de que El pacto de los lobos es un truñaco). En FA tengo puntuadas 6500 películas y series (y faltarán algunas). Por ende cada vez es más difícil que algo te sorprenda. Y que algo te deje alucinado, en contadísimas ocasiones. Cine de estreno veo unas 70 películas al año. Series, seguro que alrededor de 30. Películas en DVD, TV o Internet, más de 150. Eso sí; no me preguntéis el nombre de los concursantes de Gran Hermano. Algunas muy buenas, pero de alucinantes, poco o nada (The wire, en series, sí). Y clásicos que no haya visto, pues es como una noticia. Cada contadísimas ocasiones ocurre. Lo último, Vampyr, de Dreyer (ya hace 3 ó 4 meses, y el ritmo de consumición no baja). Tengo la terrible sensación de que poco maravilloso me queda por ver y por consiguiente me replanteo “parar”, y como dices, revisar lo mejor que ya haya visto.

    – La lista. Precisamente yo ya tenía una lista de películas no vistas, que “debo” ver (seguro que hay algún olvido). Copio y pego:
    Senso y Muerte en Venecia, de Luchino Visconti
    Madre e hijo de Alexandre Sokurov
    La sal de la Tierra de Herbert J. Biberman
    El rio de Jean Renoir
    Los amantes de Louis Malle
    Todos a casa de Luigi Comencini
    Callejón sin salida y The de Román Polanski
    La bella Maggie de Alexander Mackendrick
    Cartas de un hombre muerto de konstantin Lopushansky
    Fear and desire de Stanley Kubrick
    Cagliostro de Orson Welles
    El rapto de Bunny Lake de Otto Preminger
    La condicion humana de Masaki Kobayashi
    49 up de Michael Apted

    – Confesión. “Con la muerte en los talones” me parece que es una película sobrevalorada, que está bien. Pero simplemente bien. Es más; la película está bien por la narración de algunas escenas, pero el guión en mi opinión hace aguas por muchos sitios. Aunque me temo que no es una opinión sólo mía, ya que el propio Hitchcock decía algunas cosas negativas en sus conversaciones con Truffaut (que también arremetía).

    PD: Si yo hubiese firmado el guión de una película que está entre las 100 mejores de la Historia de alguna lista, podría ser un forma de decir: “Ya. Ahora sí”

    1. Panov, claro que te quedan infinidad de cosas extraordinarias por ver. Miles, te lo aseguro. Si acabas de ver Vampyr y te faltan por ver esas que dices de Renoir, Visocnti o Preminger que son conocidísimas, figúrate cuantas hay que son tan buenas o mejores pero mucho menos conocidas.
      ¿Has visto, por soltar lo primero que se me ocurre, gran parte de las filmografías Mizoguchi, Naruse o Claire Denis ?

      No entiendo ese desencanto tuyo de sentir que quizá has visto demasiado, a mi me agobia lo contrario, cuanto más veo más quiero ver y más consciente soy de que no me dará tiempo en una sola vida.

    2. Gracias por esta confesión de adicto. Antes que nada, creo que todos somos espectadores natos. Y quién sabe si nos dedicaremos a esto toda la vida, pero desde luego que seguiremos viendo/consumiendo nuestras dosis.

      Las buenas películas (que cada uno rellene el adjetivo como desee) no sólo permiten ser vistas varias veces, sino que cada vez ves una película diferente.

      Es muy curioso el ejercicio de enumerar los títulos pendientes. Al verlo, quiero ver las que no he visto yo tampoco, pero sobre todo me da envidia que algunas grandes películas (El río, por ejemplo, en tu caso) vayas a verlas por primera vez.

      Y sí, ya que sale Hitchcock en varios comentarios… No es que esté sobrevalorado, es que siempre fue un director muy popular y muy presente en todas partes. La primera vez que ves cualquiera de sus películas te sorprende mucho (cuanto más joven sea, más), sabía jugar con el espectador como probablemente nadie lo haya hecho nunca en la historia del cine. Por eso precisamente, cuando vuelves a verlo nada funciona, es como ver el mismo numero de magia varias veces. Tiene su punto infantil, su punto machista, su punto rancio. Ahora, diré una cosa: un director que ha firmado Vértigo, La ventana indiscreta, Psicosis o Frenesí… es un gran director. Punto.

  5. Igor: Lo mismo no he explicado del todo bien; pienso que no me queda demasiado asombroso que ver, desde mi punto de vista y desde mi gusto. No desde el de ninguna otra persona (eso que el mío tampoco es el mismo que el de hace 20 años, evidentemente). Evidentemente se puede pensar que lo que me gusta a mí es una puta mierda. Y es respetable, claro.
    Por supuesto que he visto varias cosas de Mizoguchi y Naruse (algunas muy buenas, sobre todo del primero), si bien he de confesar que tengo un pequeño talón de Aquiles con algún cine asiático (aunque por ejemplo kurosawa me parece un maestro)
    De Claire Denis he visto El intruso y Una mujer en África. Y bueno, pues precisamente es a lo que me refiero… no estando mal, no tiene nada que ver con algo asombroso, extraordinario o alucinante. Como dice Carlos, películas que si no las ves, tampoco pasa nada. Siempre en mi opinión, of course.

    Carlos: Completamente de acuerdo con la valoración de Hitchcock. Era el mayor y mejor tramposo. Cuando no ves la trampa disfrutas como un perro. Cuando revisas y la ves, no te hace tanta gracia. Como espectadores nos gusta que nos engañen lo suficiente para balancear nuestra (in)credulidad, pero no tanto como para sentirnos unos idiotas. Hitchcock se movía a la perfección en esta estrecha y delicada frontera. Claro que una vez visto el engaño ya pasas a otra fase (como bien haces la analogía con el mundo de la magia). Yo sólo lo circunscribo al guión de Con la muerte en los talones, por la gran magnitud histórica de esta película. La confesión era algo así como intentar bajarme de “una certeza absoluta” (Vértigo, creo que puede ser mi película preferida de él y una de mis preferidas en general).
    Bueno, pues intentaré ver El río, la primera. Aunque con Renoir he tenido de todo un poco.

    1. Panov, sí que te explicaste, está claro que nos asombramos con distintas y distinto número de cosas, porque sospecho que cosas muy buenas o buenas sin más para ti, para mí sí son asombrosas.
      Y no es que me asombre con todo porque gran parte de lo que se califica como obra maestra entre los estrenos de turno, me parece excesivo. Drive sin ir más lejos.
      Y aunque es otro asunto, sólo porque conste, absolutamente en desacuerdo con lo dicho sobre Hitchcock.

  6. Mucha gente ha comenzado su historia de amor con el cine
    viendo una pelicula de Hitchcock.
    Robert Rodriguez contaba en “Rebelde sin pasta” que su
    madre les llevó al cine a ver “Recuerda”.
    En mi caso fué la escena del perro al final de la escalera en
    “Extraños en un Tren”.
    Otra gente dice que si, que es un director popular, que sus
    peliculas te llaman la atención cuando eres joven. Que no es
    para tomarlo en serio, que es un tramposo.
    Yo sigo creyendo que es uno de los directores que más ha
    intentado ahondar en el lenguaje audiovisual. Orson Wells
    también lo intentó, pero Hichcock tuvo más éxito con el público.
    Un director capaz de rodar una pelicula en una balsa. De rodar
    una pelicula en un solo plano. De los primeros en rodar en 3D.
    De los pocos que han rodado cine mudo, en B/N y en color…

    Por mi parte siempre estará sentado en el olimpo de los
    Dioses del celuloide, al la derecha de Buñuel.

    Por cierto, mis peliculas favoritas de él son “39 escalones”
    (la pelicula favorita de Salinger) y “La sombra de una duda”
    (la favorita de Mamet).

    1. Saber cómo se atrapa al espectador es un talento muy serio y al alcance de pocos, sin duda.

      Hmaniaco, por favor, dinos también alguna película que sabes que deberías haber visto, lo digo por no entrar en los favoritos de cada cual, sino en nuestros pecados.

    2. Sinceramente, no creo que haya ninguna pelicula
      “que debería haber visto”.
      Para mi el cine es un placer, no una obligación.

      De cualquier modo mis gustos son muy eclécticos asi
      que no le hago ascos a nada. Si no he visto alguna
      pelicula de las consideradas “las 100 mejores de la historia”
      habrá sido por falta de oportunidad, no por falta de
      curiosidad.

      Por eso las peliculas que faltan en mi lista son las rarezas
      de la historia del cine como:

      “El año pasado en Marienbad”
      “Solaris” (la de Tarkovski), etc…

      Tampoco he visto “El arbol de la vida”. ¿Deberia verla?
      Dicen que tiene dinosaurios…

    3. “Hombre, llamar a Marienbad y Solaris rarezas siendo dos de las película más famosas de la historia…”

      Bueno, una cosa no quita la otra. Creo que la palabra está
      bien escogida en este caso. Se trata de dos peliculas
      bastante singulares. Una es surrealista desde el cartel
      de propaganda y la otra dura unas cinco horas.
      Si hubiera que encontrarles un equivalente literario yo
      nombraría al Ulises de Joyce y a “en busca del tiempo
      perdido” de Proust. Dos novelas que mucha gente conoce
      pero que casi nadie ha leido.
      En el caso de Proust yo no pasé del primer libro. Creo que
      va sobre un tipo que se come una magdalena.

    4. Es que Proust y Joyce no son rarezas, que poca gente los haya leído es diferente. Decir que “En busca del tiempo perdido” es una rareza suena extrañísimo :)
      Por cierto ninguna de las películas citadas dura cinco horas, y me sorprende tanto que a alguien que le gusta el cine no las conozca como que quien ame la literatura no hubiese leído, o probado al menos, a Proust y Joyce.

    5. Amigo Igor

      “Lo que tenemos aqui es un problema de comunicación”
      (¿te acuerdas de esa peli?)

      Habría que definir lo que consideramos como “rareza”
      Para mi es algo singular, sin parangón, inimitable.

      Y puedo dar fé que no hay otra novela que se parezca ni
      remotamente a “En busca del tiempo perdido”.

      Y lo mismo sobre Ulises. Creo que tiene un capitulo en el
      que no hay ni un solo signo de puntuación. Si eso no es
      una rareza raruna que baje Dios y lo vea.

      “Solaris” dura realmente unas dos horas y media,
      pero me han comentado que mientras la ves
      parece que dure el doble.

      Y creo que este Blog está frecuentado por gente
      amante del cine y con cierta cultura, asi que la mayoria
      sabrán a qué peliculas nos referimos.

      Por cierto, un director de culto que no soporto es Godard.
      “A bout the souffle” me gustó, pero mas por ser
      sesentera que por méritos cinematográficos.
      Todo eso de pasarse las reglas cinematográficas por
      el forro (saltos de eje, fallos de raccord) me parece más
      una impostura que otra cosa.
      Si escribes “Vonito” en lugar de “Bonito” no eres transgresor,
      eres idiota.

    6. Bueno, problema de comunicación o no es una cuestión semántica que no tiene mayor relevancia. En tu definición de rareza entraría entonces “Vertigo” o “Psicosis” o “Rio Bravo” pues para mí son algo sin parangón desde luego.
      No, ninguna novela se parece a “En busca…”, de hecho es mi obra favorita, así que creo que ahí tenemos gustos muy distintos.

      Con lo que me había gustado tu defensa de Hitch y ahora sobre Godard esto…ay. Te recomiendo que veas otras obras suyas de los 60, además de la famosa acerca del suflé (Vivir su vida, Banda aparte, Pierrot, El desprecio). Creo que cambiarás de opinión.
      En cualquier caso decir que lo que Godard hace es escribir “Vonito” es un soberano disparate. Godard es el director más influyente del último medio siglo, incluso sobre quienes ni le conocen, indirectamente.
      Él ha sentado las bases de gran parte de las formas del cine contemporáneo. Por decir un ejemplillo entre docenas: ¿No creerás que la única relación del cine de Tarantino con JLG es el nombre de una productora?

    7. Vale. Bien defendido.

      Quizás la analogía entre romper las normas cinematográficas
      y las normas ortográficas no es de las mas afortunadas.

      Le daré otra oportunidad al bueno de Godard. Siempre estoy
      abierto a encontrar más peliculas que me gusten.

      Y sobre Proust. No pongo en duda su calidad. Pero creo que,
      al igual que ocurre con Dostoievski,
      hay que disponer de un determinado estado de ánimo para
      disfrutar plenamente de su lectura. y yo, en algún momento lo
      perdí. Justo cuando estaba a punto de comenzar
      el segundo libro “A la sombra de las muchachas en flor”
      (me encanta como suena).

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