Juan Ignacio Peña comienza su carrera en 1998, cuando trabaja en el corto: “Un día perfecto”, ganador del Goya en 1998. Después crea su productora Cero y Medio Producciones y desarrolla series para Animagic Studio y el Grupo Cartel y escribe el guión de “The Three Wise Men” (Los Reyes Magos), nominada al Goya a mejor película de animación. También trabaja como guionista, en la serie de animación “Zipi y Zape” para BRB Internacional.
En 2004 escribe el largometraje de animación “Sunset” y el musical “El jardín de Asgard”, actualmente en fase de financiación y seleccionados por Syd Field en el taller de guiones realizado por la SGAE. Después comienza a escribir la adaptación cinematográfica de la novela: ”Un Mensajero en la noche” de María Vallejo-Nágera.
Actualmente lleva el Management de la productora americana Metanoia Films. La primera película de esta joven productora, “Bella”, se estrenó en noviembre del 2008 y estuvo 4 semanas en el top-ten del Box Office.
Acaba de escribir “La risa de Ignacio” proyecto que dirigirá Alejandro Monteverde, y actualmente escribe “Mayo” para 2:59 y la adaptación cinematográfica de una obra de Alejandro Casona para la productora mexicana Tradere Producciones. Colabora con la productora de Antonio Banderas Green Moon en el proyecto “Día Roto”, y co-produce con México los proyectos “Magos” (Leow Films) y “Cantinflas” (Alejandro Monteverde).
GUIONISTAS EN LOS ÁNGELES
El camino para llegar a ser un guionista en Los Ángeles o poder vender tus guiones a las majors constituye en sí mismo la trama de una película al más puro estilo de “Tucker, un hombre y su sueño”. Todo es posible para los que creen y son tenaces. Todo es posible para los que escriben en inglés, o trabajan con buenos traductores.
El punto de partida es tener algo que ofrecer. Nadie nos va a llamar. Esa debe ser la premisa que encienda nuestro motor a pesar de haber escrito guiones producidos en España con cierto éxito. Hay que partir de la idea de que no interesamos en USA porque allí hay mucha gente preparada, con una mentalidad 100% americana, que en definitiva es lo que ellos buscan para hacer sus película dirigidas en primer lugar a un público americano, y después al mundo entero. Es verdad que en este sentido se están produciendo cambios, y Hollywood acaba de iniciar una carrera destinada a ofrecer contenidos al público más numeroso de su taquilla: el público latino. Así que estamos de enhorabuena para bombardear los estudios con nuestras historias latinas.
¿Cómo llegar? Hay varios caminos. Mi experiencia me demuestra que el camino más sencillo es tener una productora en Los Ángeles que apueste por tus proyectos, y esto solo se puede dar o montándola uno mismo, o fichando por una de las cientos de productoras que operan allí. Como todo en la vida, esto sólo se podrá conseguir generando interés y relacionándose mucho. El networking es básico en este sentido, y para eso hay que irse una temporada larga a Los Ángeles o tener suerte en la distancia. Yo tuve suerte en la distancia, y me ofrecieron la oportunidad de vender en España a las distribuidoras una película realizada por una de estas productoras, que no sólo buscaba triunfar en USA sino en todo el mundo. Así que esa fue mi puerta de entrada, y como siempre fue por mi capacidad de relacionarme y un posterior trabajo intenso y serio.
Una vez que entras con buen pie en una productora americana todo es más fácil. A través de ella conoces a actores, directores, agentes, guionistas, productores… y simplemente tomas las riendas de los acontecimientos y conseguir un agente que mueva tus proyectos en Los Ángeles sólo es cuestión de tiempo. Al involucrarte en diferentes proyectos aprendes el método americano para vender una historia.
Ya no es suficiente con tener un guión o un tratamiento, es más, tener sólo eso es poco. Los estudios no tienen tiempo ni recursos para leer todos los guiones que llegan a sus manos, así que deciden filtrar su interés a través de los pitch. ¿Qué es un pitch?
Un pitch es la presentación de una idea, de un concepto, que puede estar desarrollado en guión o no. Un estudio como Universal puede escuchar tu pitch sobre una historia, y si le gusta te puede contratar para que desarrolles el guión. ¿Pero cómo llego a hasta Universal para hacer un pitch? El camino pasa por tener un agente, contactos, amistades o mucha suerte. No hay un solo camino, nunca lo hay. Desde luego las credenciales de nuestro trabajo pueden ayudar en este sentido.
¿Y cómo es un pitch? Existen libros de cómo es un buen pitch. Hay un buen artículo en la red sobre el arte del pitching: http://www.scriptor.org/2005/05/escritores_en_h.html
El resumen es que hay que impactar e impresionar con nuestra idea en el menor tiempo posible. Incluso dentro de compañías como PIXAR los creadores llegan a las juntas con una servilleta donde hay escrito una sola palabra que resume su proyecto, y a partir de ahí lo exponen en 5 minutos, y debe ser mucho más interesante, original y poderoso que el de sus compañeros que también van con sus ideas.
Tener un manager o representante en Los Ángeles nos puede ahorrar ir a realizar personalmente el pitch, pero si dominamos bien el inglés nadie contará nuestra historia mejor que nosotros, nadie le pondrá tanta pasión ni energía.
El pitch es una representación, casi una obra de teatro, y hay que conectar con la audiencia… hacerla llorar, reír, conmoverla… los apoyos visuales pueden ser un buen refuerzo, música… propaganda de la época si la película es de época… No todo el mundo tiene dos horas, ni 1 hora, ni 20 minutos, y a veces ni tan siquiera 5 minutos…. Así que lo bueno es saber de cuánto tiempo disponemos y tener varias presentaciones listas. Conocer a nuestros interlocutores también puede ayudar a tocar sus fibras. El entusiasmo por definición es contagioso, pero no siempre. Un pitch es un trabajo de preparación y ensayo muy fuerte. Puedes mostrar pequeñas partes de trabajos anteriores que sean muy buenos, y decir que eso se hizo con mil, y que imaginen lo que se puede hacer con diez mil.
Repito que hay muchos libros sobre cómo dar el pitch efectivo… Tiene que tener estructura, limpieza, y no necesariamente estar atado al texto de la historia, sólo al espíritu de la historia. Tienes que enamorar a los demás de tu proyecto, y trasmitir esa pasión se logra si lo sientes muy dentro… luego llegará la biblia y el guión.
Normalmente los guionistas escriben mientras trabajan en otra cosa. Es un error que nadie te pague por hacerlo, por eso primero hay que vender un concepto.
Para poder vender un guión hay que hacer mucho networking. Crear redes sociales de conexión… Ir a fiestas, eventos, relacionarse. Todo este proceso es una magia a parte, hay que invertir tiempo… crear relaciones, vender el proyecto y cobrar por tu trabajo… luego vendrá la parte artística. Como dice el refrán: quien quiera peces que se moje el trasero. Sin entrar en el río es difícil obtener resultados.
Consejo final. Escribe una única frase que defina tu película, otra el tono, y sazónalo con imágenes y ejemplos visuales… Y recuerda, un pitch sirve para vender tu proyecto a un gran estudio, pero también a una productora, o a un inversor. Nunca hay un solo camino. A veces es más fácil dar con un actor o director que se enamore de nuestro proyecto que con un productor. Y muchos actores tienen sus propias productoras y acuerdos con las majors para realizar 5 películas en determinados años. Las posibilidades se multiplican con cada contacto que hacemos.
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Esto es cuestión de opiniones, claro; pero si alguien no tiene cinco minutos para mi proyecto, prefiero que no lo produzca. Por mucho que sea un oficio de putas, a veces hay que tener algo de amor propio para que los demás te respeten.
Hombre, putas somos… pero no es esto precisamente lo que nos hace serlo especialmente.
Primero, el autor del post nos habla de un entorno distinto (que por eso seguramente se lo encargaron).
Segundo, más allá del tiempo que tenga el que te escuche, si no sabes definir el concepto de lo que cuentas en cinco minutos (el concepto), dificilmente sabrás contarlo en 45, 70 o 90.
Tercero, cuando un productor (y más, evidentemente, allí) busca un guionista se fía más de él si, además de escribir bien -cosa que verá después si es así-, le ve como alguien que tiene algo claro, que tenga talento personal en cómo se expresa.
Cuarto: cuando un productor tiene mil proyectos, y no necesita el 1001 (que es el tuyo), algún peaje has de pasar para que el tuyo se convierta en necesario.
Por lo demás, nada que no tenga que ver con “comunicar” en un mercado competitivo. Nada que no haya sido definido ya en el refranero con frases como “el que algo quiere, algo le cuesta”, o “si buscas peces, tienes que mojarte el culo”. O “lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
Sería maravilloso que sonara el teléfono, te vinieran a ver a casa y te dedicaran una tarde a que les cuentes tus ideas. Pero eso no pasa, creeme.
Ni allí, ni aquí.
Aunque allí y aquí sean tan diferentes.
Bueno Javier, pero reconoce que da un poco de…’grima’. Tener que andar vendiendo tu trabajo a golpe de quien grita mejor, aunque también más (ya sabes, el gitano más dicharachero es el que vende mas sujetadores talla XXL) es tot plegat un poco deprimente. Que no niego que sea comprensible en una situación tan bien descrita por el autor del post, pero que exista no la hace mejor, y algo funciona mal cuando se presupone que de un guionista, (o un autor de cualquier tipo) importa tanto o más su capacidad de relacionarse que su obra. Vamos, que con permiso de Teddy, me quedo con el oscuro y fácilmente corruptible, sistema de las subvenciones. Tanto mercado ya aburre.
Cris, el sistema de las subvenciones puede ser tan o más descoronzador que el sistema yanqui.
Excelente post. Me ha encantado sinceramente; gracias por compartir la experiencia.
Me encanta conocer vivencias. Me deleito si las experiencias son de personas innovadoras. Me emociono si esta persona tiene la capacidad de ser sincero y mostrarnos el camino a los que aún creemos que solo hace falta escribir bien para dar a conocer nuestras historias. Gracias.
Me ha encantado.
Leyendo algunos comentarios, se ve la abismal diferencia entre la mentalidad americana (el saber venderse) y ciertas mentalidades europeas (el que te subvencionen).
Lo mismo pensé anoche cuando leí los comntarios. Coincido contigo.
Una experiencia clara, realista y brillante, que además de exponer la importancia de la obra que uno tenga que ofrecer, también subraya lo importante que es saber venderla. Un excelente consejo para reducir considerablemente el número de talentos ocultos o incomprendidos que pululan por ahí. Una lástima tener talento pero no saber demostrarlo. Como han apuntado más arriba, “Mas allá del tiempo que tenga el que te escuche, si no sabes definir el concepto de lo que cuentas en cinco minutos, difícilmente sabrás contarlo en 45, 70 0 90”.
Me temo que esa mentalidad americana se está generalizando e imponiendo cada vez más, por simple cuestión de supervivencia. Cuando la oferta es bastante mayor que la demanda, el mercado necesta regularse, adaptarse y someterse a los ajustes oportunos. Nada nuevo bajo la luz del sol, pero conviene no olvidarlo.
Por otro lado, que a uno le subvencionen no es ninguna panacea, aunque a ciertas mentalidades, escuchar la palabra subvención les provoque un efecto placebo. Se tragan la pastilla de la subvención y desaparecen todos sus males y problemas de repente. Ya pueden cruzarse de brazos y dedicarse a vivir del cuento, a costa del Estado. Éste es el efecto que les produce, claro, porque la pastilla no tiene esas propiedades. La misma naturaleza y condición de la subvención (sub-por debajo) representa una ayuda, un complemento “a” y por si misma resulta insuficiente para sacar adelante un proyecto. Se necesitan algunas cosas más. De manera que, las dos mentalidades pueden fusionarse y convivir sin problemas. Pueden complementarse perfectamente y no tienen porqué ser excluyentes la una de la otra.
Pues nada, todos a hacer un pitch, claro que no imagino como narices Rohmer se las hubiera ingeniado para contar en 5 min ninguna de sus películas, de hecho con 10 segundos le habrían bastado pero dudo que nadie las hubiera comprado, como a tantos otros… si la idea es hacer cine comercial nada que objetar por eso.
Me llama la atención que el resto de comentarios, imagino que de guionistas nóveles, se apunten con tanto jolgorio a un sistema que de partida y por concepto va en contra del mismo principio de la libertad creativa,
Mi película favorita de Spielberg, con diferencia, es Carretera al Infierno. ¿Cómo sería el pitch?
El ser guionistas nóveles, ¿los descalifica ante ti?
No, para nada Nico, simplemente lo intuyo por la ingenuidad de sus comentarios
Vale, son ingenuos. Era lo que quería saber.
El séptimo arte es comunicación y ninguna comunicación lo es de verdad si no es capaz de expresar sucintamente y con claridad una idea. Las consecuencias de la misma es lo que queda abierto al terreno de la libertad.
Juan Ignacio cuenta “lo que hay”, es decir, su propia experiencia, de manera sencilla y humilde (no nos olvidemos que lleva mucho camino andado), por lo que hay que darle las gracias y aprender de su relato.
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