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NO ME LO PUEDO CREER (2)

Esta va a ser mi última entrada en Bloguionistas durante una temporada. Una acumulación de circunstancias personales me ha dejado sin el poco tiempo del que había dispuesto hasta ahora para trabajos no remunerados como este. Y como no quiero acabar escribiendo cuatro líneas sin interés, prefiero darme un descanso. Si todo va como espero, espero poder regresar después del verano. Hasta entonces, gracias a todos por haberme leído durante este tiempo. Mientras tanto, nos “vemos” en los comentarios de las entradas del resto de los Bloguionistas.

Terminé la entrada de la semana pasada diciendo que creo que hay una manera de conseguir que los procesos de desarrollo sean mucho más fluidos de lo que lo son habitualmente.

El “método” es muy sencillo: se trata de implicar desde el principio a quienes toman las decisiones. E implicar significa que participen en todas las reuniones de desarrollo incluso cuando el guión de la serie o la película solo existe como una idea descrita en cuatro líneas.

Si tus jefes sienten las decisiones que se toman como suyas (y realmente entienden porqué se han tomado) les costará mucho más descartarlas, pimero porque no verán motivo para hacerlo, pero también porque nuestro cerebro está “cableado” para anteponer las decisiones emocionales a la fría lógica. Una vez te implicas, no resulta tan fácil tomar distancia y obligar a desandar lo andado (de la misma manera que si trabajas en la televisión y sabes cómo son las cosas desde dentro, suele costarte más criticar duramente el trabajo de tus compañeros; y no, no es corporativismo, es empatía*).

Escribir es un proceso continuo de prueba y error. Muchas veces una idea explicada brevemente en una reunión parece maravillosa y una vez se desarrolla, ya sea en la misma reunión o sobre el papel, resulta ser inutilizable, un callejón sin salida que te impide llegar al punto que quieres alcanzar en el siguiente segmento de la historia, una pieza del puzle que no encaja. Y aunque estés enamorado de tu idea, hay que dejarla fuera.

Y si no se participa de ese proceso, en ocasiones puede ser muy difícil saber porqué se ha elegido un camino en lugar de otro. Así, pasa que un productor ejecutivo se empeña en que escribas una variante de una trama que ya has escrito y abandonado tiempo ha, pero que él nunca llegó a leer, o que la cadena plantee cambios de rumbo descartados ya hace meses por el equipo de guión.

Lo que supongo que estaréis pensando algunos es que todo lo anterior está muy bien, pero que de quien menos depende que los procesos de desarrollo avancen de una forma fluida es de los guionistas. Y es cierto. Aquellos que planifican el trabajo son quienes deben ser conscientes de que para producir una serie no basta con reunirse con los guionistas un par de veces al mes. Al igual que hay cursos de guión, debería haber cursos para productores ejecutivos, coordinadores y directores de ficción. En ellos, les enseñarían a leer documentos de trabajo como lo que son, un listado de ideas que pueden desarrollarse de muchas maneras posibles (y a no juzgarlos como si se trataran de la primera versión de un guión); que es muy importante dedicarle tiempo a analizar las escaletas antes de darles el visto bueno sino quieren encontrarse luego con un guión que no les gusta; que es imprescindible que la productora y la cadena unifiquen criterios antes de poner a trabajar a los guionistas, o que decidir el formato de una serie es algo que debe ocurrir previamente a la escritura. Y que ningún casting, ninguna fotografía, ni ninguna dirección artística son capaces de salvar una historia artrítica.

Claro que ser productor ejecutivo, coordinador o director de ficción tampoco es ninguna bicoca. Todo lo contrario. La presión puede llegar a ser insoportable. La mitad de las veces, cuando el responsable de una serie acude a una reunión sin saber muy bien por dónde se anda, suele ser porque su jefe le obliga a repartir su tiempo entre varios proyectos a la vez o porque se le han atribuido a una sola persona funciones que deberían ser responsabilidad de varios profesionales. Y así, seas quien seas, resulta imposible hacer bien tu trabajo.

En todo caso, lo que no puede ser, pero pasa demasiadas veces, es que el desarrollo se convierta en una intriga palaciega donde cada uno dedica más tiempo a conspirar para tratar de salirse con la suya que a contribuir a un objetivo común.

Y eso es algo de lo que sí que somos culpables en algún momento todos los miembros del equipo.

Me hizo gracia leer hace poco estas declaraciones del ilustrador de posters de cine Tyler Stout hablando de una maña suya para torear a sus jefes:

“En el pasado hemos hecho cosas del tipo de entregar una primera versión muy mala para que te pidan todos los cambios que quieran hacer y entonces haces una segunda revisión muy buena que en realidad era lo que querías hacer desde el principio y te dicen: “Muy bien, ¿lo ves? Sabía que podía conseguir que lo hicieras”. Entonces se sienten como que han tenido  influencia sobre lo que has entregado y que era su idea”.

Y, aunque lo que dice Stout tiene su gracia, precisamente creo que eso es lo que hay que tratar de evitar: desperdiciar energía inventando maneras de “calmar” a quienes toman decisiones en vez de dedicarla a hacer mejor tu trabajo.

Pero por desgracia, no sé si debido a la crisis económica o porqué, todo indica que las cosas no solo no van a mejorar sino que van a ir a peor. Los sueldos bajan, aumentan las responsabilidades, y el día sigue teniendo 24 horas.

En fin, no quiero terminar mi colaboración en Bloguionistas (aunque sea solo de forma temporal) en un tono tan bajonero. Porque pese a todo, muchas cosas están cambiando, y lo están haciendo a mejor. Se están grabando o se van a grabar tipos de series que nunca habríamos esperado ver en una cadena generalista española (misterios sobrenaturales, aventuras históricas, ¡zombies!), y poco a poco están quedando atrás ideas que solo hace unos años parecían incuestionables sobre lo que está dispuesto a aceptar de su ficción un espectador de aquí. Los presupuestos suben, a veces hasta se cuida la estética, y ya “serie española” no equivale necesariamente a sitcom hipertrofiada con escenarios iluminados como un stand de Ikea (lo que tampoco es necesariamente malo si se hace bien; lo importante es que no todo sea así).

Sabemos lo que podemos y queremos hacer.

Ahora solo tenemos que aprender a hacerlo en condiciones.

Estoy convencido de que estamos ante el principio de algo bueno.

*Leyendo ciertos comentarios, me da la impresión de que algunos asiduos de Bloguionistas querrían leer una entrada que comenzara más o menos así: “Nuestras series son una mierda. Los guionistas somos unos incompetentes, los productores unos hijos de puta, y los directores de ficción de las cadenas, el mal personificado”.  Pero la realidad es mucho más complicada que eso.

11 comentarios en «NO ME LO PUEDO CREER (2)»

  1. Estimado David,

    Esperamos volver a leerte pronto.
    Gracias por el tiempo que nos has dedicado hasta ahora, desinteresadamente. Ha sido realmente instructivo.

    Suerte con todo y hasta pronto.

  2. Gracias por todo, David.

    Yo creo que por mucho que se racionalicen los procesos, la incertidumbre de los primeros momentos, las primeras decisiones, los primeros guiones, antes de que la serie se asiente en parrilla, hace que todo se ponga en duda, el miedo nubla el criterio.

  3. Se le echará de menos los martes, David. Desde luego, no ha podido ser más formal y cumplidor con el blog.
    Hasta pronto.

  4. Vaya David, una pena que no estés por aquí en un tiempo. Justo ahora que te iba a pedir un post con recomendaciones literarias y comiqueras. Creo que es bueno completar con algo más que pelis y series el proceso de escribir y tú nos podrías recomendar cosas interesantes. Pero bueno, ya te lo recordaré a la vuelta. Me uno a los demás, muchas gracias por tu tiempo, ha sido muy educativo.

  5. guionistaenchamberi

    Eso, como dicen el resto de los comentarios, muchas gracias por todo lo que has compartido. Espero leerte por aquí en el futuro.

Los comentarios están cerrados.

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