Por Daniel Castro (Guionista en Chamberí)
Nuestro querido Guionista Hastiado escribía un breve post sobre el humor y adjuntaba un enlace a este interesante programa de la 2 en el que se habla sobre el humor de un modo casi sesudo. Como dice Hastiado, se agradece mucho que un asunto aparentemente tan leve se trate, por una vez, de modo algo profundo.
A continuación, voy a hacer justo lo contrario.
Sí. No tengo ni la capacidad ni el tiempo necesarios para hacer un estudio serio sobre el humor. Sólo puedo mencionar algunas de mis ideas sobre lo que es “gracioso” y lo que no lo es. Están desordenadas y posiblemente se solapen en varios momentos, pero… estoy en la cocina, es un domingo a la una y media del mediodía, tengo el estómago lleno de café torrefacto y esto es lo mejor que se puede sacar de mí.
– Lo gracioso suele ser sorprendente (e inconveniente). Y la gracia suele ser proporcional a la capacidad de sorpresa (e inconveniencia). En “Misterioso Asesinato en Manhattan” Los personajes interpretados por Woody Allen y Diane Keaton acuden a ver a una mujer con la que tienen una cita. Llevan un regalo para ella. La encuentran muerta. Woody, asustado, reacciona proponiéndole a Keaton que le dejen el regalo bajo el brazo inerte y se marchen. Explicado no suena muy gracioso. Visto, sí lo es. No es exactamente la actitud esperable de una persona razonable. ¿Qué haría alguien normal en tal caso? Dejaría el regalo sobre la cama. Tomaría las constantes vitales al cadáver. Llamaría a la policía o los servicios de emergencia. Esperaría la llegada de las autoridades. Daría una fiel versión de los hechos. Es decir; todo sería un coñazo. Cuando la sensatez entra por la puerta, el humor salta por la ventana.
– Lo malo es gracioso. Lo bueno no. Siempre lo he sospechado, pero he sido más consciente últimamente. Puedo hacer dos millones de chistes sobre establecimientos de pizza barata. Ni uno sólo sobre una buena ensalada de rúcula con tomates cherry. Uno no se ríe de las cosas que realmente le gustan o de las personas a las que verdaderamente admira. Eso sí, puedo hacer chistes sobre gente obsesionada con comer sólo ensalada de rúcula. Gente que enferma cuando se entera de que el tomate cherry que acaba de ingerir no procede de una granja de agricultura ecológica. Pero eso ya es algo malo: una persona obsesionada. Maniática de lo supuestamente sano.
– La gente con sentido del humor, en general, no cree demasiado firmemente en nada. Bueno, habitualmente cree en que el mundo es un barco sin rumbo, un bote a punto de hundirse… del que, de todos modos, no suele querer saltar. Me refiero a que la firme adscripción a ideas políticas, religiosas, etc. suele ser incompatible con la comedia. Nada más opuesto que la épica y la comedia. En la épica los personajes suelen estar dispuestos a matar y morir por una idea. En la comedia, los personajes suelen renunciar a cualquier idea para poder sobrevivir. Acabo de ver Falstaff en el teatro Valle Inclán de Madrid. Ahí, el gordo personaje de Shakespeare, sobrevive haciéndose el muerto en el campo de batalla. Se ríe de los que han muerto realmente. ¿Qué mejor ejemplo de la vida que el fingirse muerto para seguir viviendo después de la batalla?
– Lo gracioso puede ser ofensivo. Hace unos años me disfracé de vendedor callejero de rosas. Llegué a la fiesta, con la cara un poco maquillada de oscuro, un falso bigote, unos cuantos ramos de rosas y fui ofreciéndolos a las invitadas, imagino que fingiendo algún acento. Unos días más tarde me enteré de que algunas personas habían encontrado mi disfraz bastante ofensivo. Opinaron que era algo racista, o que me reía de un grupo marginado. Desde luego, no eran esas mis intenciones, pero esa opinión me dejó algo tocado. A día de hoy, no tengo claro si aquél disfraz fue un acierto o no. Por una parte, sé que la ofensa está más en los ojos o en la mente del que la siente que en el propio acto… pero también sé que se puede ser gracioso sin ofender a nadie. La Disney lleva décadas viviendo de ello. Sin embargo, ¿tiene que ser todo el humor así de blanco? ¿No es como si le pidiéramos a todas las películas que acabaran bien, como si en ninguna de ellas hubiera sangre?
– Sin embargo, no todo lo ofensivo es gracioso. Creo que recientemente algunos cómicos adoptan la postura contraria. Sobre todo en programas de televisión, me da la impresión de que los guionistas y reporteros se empeñan en buscar la frase hiriente, el comentario agresivo contra un entrevistado, esperando que de esa situación surja la comicidad. Muchas veces la frase no resulta graciosa y el resultado para el espectador (al menos para mí) es que acaba siendo testigo de una escena vergonzante y tensa en la que empatiza con el entrevistado, que trata de reaccionar a la agresión con un máximo de educación e ingenio. Ser borde o ser “políticamente incorrecto” no siempre es gracioso. A veces, simplemente uno queda como un idiota.
– Dice un personaje de Woody Allen que “La comedia es tragedia más tiempo”. Ok, pero… ¿cuánto tiempo? En su momento fue muy doloroso que me dejara aquella novia. Luego hice este corto sobre aquello. Había pasado el tiempo necesario como para poder reírme de ello, pero no el suficiente para poder olvidar el dolor que aquello me produjo y poder inventar escenas sobre el asunto. En este caso no hay problema: las bromas iban sobre mí (mi personaje) y mis relaciones. Pero… ¿y cuando se habla de un accidente aéreo real, del problema de faldas de una famosa o de una catástrofe nuclear con cientos de víctimas? ¿Cuánto tiempo debe esperarse para hacer una broma? ¿Quién decide el plazo y el tipo de broma? ¿Quién puede hacerlas? ¿Hay personas más “autorizadas” que otras? ¿Puede un judío hacer chistes sobre el Holocausto que le están vetados a un “gentil”? ¿Debemos saber la religión del “humorista” antes de reírnos o, por el contrario, censurar su chiste? Siempre habrá una persona para la que cualquier broma sobre la pederastia le resulte ofensiva. ¿Es esa persona la que debe decidir el momento en el que se puede hacer un chiste y cómo debe formularse este?
– “La comedia es tragedia más tiempo”. Ok, pero… ¿cuánta tragedia? ¿Cuánto dolor se puede mostrar si uno quiere seguir siendo gracioso? ¿Cómo medirlo? Como ya comenté en este post, en su sesión sobre la comedia, Robert McKee contó que Charles Crichton, el director de “Un pez llamado Wanda” rodó dos versiones de un plano en el que un bloque de hormigón aplastaba a un perro. La primera toma incluía sangre y vísceras. La segunda no: sólo se veía la correa del perro, que acababa donde empezaba el bloque. Mostró al público las dos versiones. La versión “blanca” provocaba un montón de risas. La de la sangre, ni una sola. Mostraba demasiado explícitamente el dolor. Como ya escribí en este post, si hay sangre es difícil que haya risas. Es una muestra inequívoca de dolor. Un personaje cabizbajo muestra tristeza, pero puede ser cómico. Un personaje al borde del suicidio también puede ser cómico si está a punto de tirarse por la ventana o poniéndose una soga al cuello. Si toma una cuchilla para cortarse las venas es más difícil que uno se ría. Nos acercamos a un campo llamado “verdad” y, para entonces, es muy posible que parte de nuestro público considere que aquello ha dejado de ser cómico.
– Sin embargo, la mejor comedia reciente trata de acercarse a esa frontera. Durante un tiempo se dijo que, mientras el drama televisivo estaba progresando espectacularmente, la comedia parecía anclada en el formato de sitcom y risas enlatadas. Sin embargo, en los últimos años, gracias a Seinfeld, Larry David, Ricky Gervais, Baron Cohen y muchos otros, la comedia ha ido entrando en un terreno posiblemente más interesante pero también más exigente. Las formas técnicas (grabación supuestamente más realista, casi documental, eliminación progresiva de las risas enlatadas, localizaciones naturales) y también la escritura (casi desaparición del “gag” puro, reducción de las tramas a su mínima expresión) han ido llevando a estas nuevas comedias a un terreno intermedio, agridulce, que provoca una mezcla más amarga pero también menos artificial que las de las comedias que estábamos acostumbrados a ver. Muchos espectadores encuentran en ellas más dolor del que esperan de una comedia.
Ok, esto es todo por ahora. Llega la hora de quitarse el pijama y de salir de la cocina. Si os interesa, trataré de escribir un poquito más sobre este asunto en el futuro.
Es un Post muy inspirado.
Lo del torrefacto lo siento :-( que café horroroso…!
Hace 30 años existía un programa dominical que se llamaba “La Comedia Silente”. Por allí pasó todo, especialmente Chaplin. Los filmes eran narrados integralmente por un talentoso de las mil voces, Armando Calderón. Era graciosísimo, nunca mejor la comedia silente se armaba de voz. La banda sonora era asumida en su totalidad. Algunas secuencias podrían haber resultado sosas (su público era sobre todo infantil) a no ser por aquél narrador con un especial sentido del humor.
(hay algunos en youtube que recomiendo, son verdaderas joyitas)
Es un post muy interesante, Dani, y de ese tema me gustaría que escribieras más. Yo creo que lo de la comedia es un poco como cuando haces un viaje; la mayoría de los recuerdos memorables tienen que ver con los ratos malos, más que con los buenos. Y que cuanto más malo o vergonzoso el rato, más posibilidades de convertirlo en una anécdota divertida.
Interesante, soy nuevo en esto de los post! pasate a ver el mio por favor. Un saludo
1. La comedia y el terror son dos caras de la misma moneda.
Y tienen muchas semejanzas.
Un susto no es tal si lo ves venir.
Un chiste tampoco hace gracia si lo ves venir.
Hay argumentos que valen para los dosgéneros,
por ejemplo, los gemelos.
En las comedias de Plauto ya habia la típica confusión de gemelos. La variante de terror sería el doppelgänger
o “gemelo malvado”.
2. El tipo de humor cambia segun el pais.
Esto se nota sobre todo en las exportaciones de series británicas a EEUU.
El Mr. Bean británico es un tipo bastante mezquino, capaz de hacer que atropellen a un ciego para colarse en la cola del autobús. El Mr. Bean de las peliculas de EEUU es un tontorrón bonachón.
Lo mismo pasa con The office. En la serie inglesa el jefe es un tipo desagradable. En la de EEUU es un tontaina de buen corazón.
Esta visto que a los estadounidenses les gusta más reirse de los tontos.
3. El drama está mas valorado que la comedia.
La mayoria de directores prefieren ser tomados en serio, por eso prefieren hacer dramas. El método Gröngolm era una comedia teatral, y se convirtió en un drama en el cine. La flaqueza del Bolchevique es un libro bastante divertido y un dramón aburrido en el cine.
4. Los fundamentalistas no tienen sentido del humor.
Hay un monólogo descacharrante de George Carlin sobre el aborto.
Cuesta imaginar a un anti-abortista haciendo un monólogo divertido sobre el tema.
Para esa gente es todo demasiado transcendente, con sus misas de desagravio y esas cosas.
5. “Para hacer comedia no hacen falta buenos actores. Sólo gente graciosa.” BULLSHIT
Cuantas comedias basura se han hecho con esta idea.
6. “Comedia es igual a tragedia mas tiempo” BULLSHIT
Ya me imagino la conversación: “¿Te acuerdas de aquella vez que te intentaste suicidar? Jo, que risa.”
P.D: Nunca me imaginé que llegaria a escribir en un post dos palabras con diéresis.
2. El tipo de humor cambia según el país.
Porque será que siempre nos olvidamos de ésto?
Chaplin decía que la tragedia es la vida en primer plano, y la comedia, la vida en plano general y no es poca plasta.
Hacer reír – de verdad – es la cosa más difícil de este mundo. Los directores lo saben.
Por cierto, ayer mismo vi una comedia deliciosa y sin pretensiones:”Its Complicated” con la maravillosa Meryl Streep, Steve Martin y Alec Baldwin, que rato bien pasado, una excelente comedia!
La guionista es una mujer :-))))))))
Cuando Jerry Seinfeld y Larry David empezaron a escribir, su idea era “recurrir a esos huecos de la vida donde no hay reglas. ¿Cómo es? ¿A quién preguntas?”
El domingo estaba leyendo una entrevista a Irene Villa. Mi hijo mayor, desde sus 18 recién cumplidos, me dijo que nunca le había visto la cara, pero que se sabía un montó de chistes sobre ella. Tuve que decirle que ni se le ocurriera contármelos. Hay cosas sobre las que no admito bromas. Ni él, ni nadie de su generación, han visto como yo las terribles imágenes del atentado, un horror que llevaré siempre grabado en la retina. Para él sólo es un personaje curioso, quizá demasiado expuesto, sobre el que hacer chistes negros.
El dice que tenemos sentidos del humor diferentes, que me estoy haciendo mayor. Vale, si hacerse mayor es no reírse del dolor de la gente, yo soy mayor casi desde que nací.
No sé si toda esta reflexión mía tiene mucho que ver con el post, pero es lo primero que he pensado mientras la leía.
Justamente, el Post tiene una dimensión que ultrapasa la cuestión del propio Post, pasa a menudo con cosas bien escritas que te abren perspectivas y crean nuevas preguntas.
A mí un día me dio una lección un entrenador de balonmano que tuve de muy joven, al que le faltaban veinte centímetros de pierna (cojera manifiesta como se puede imaginar). El tipo era amigable pero tenía un pronto de muy mala leche. Estábamos los del equipo sentados a ambos lados de una escalera. El tío va subiendo por medio y se pega un pedazo de hostia de las antológicamente graciosas. Todos de repente nos miramos, pero no nos reímos porque el que se había caído era “un pobre cojo”. El tipo se levanta muy enfadado y nos recrimina (textual): “¿Por qué coño no os reis, pedazos de hijos de puta? ¿Qué pasa como soy cojo la caída no tiene la misma gracia? Si os caéis alguno de vosotros seguro que el resto se está descojonando. Pues una caída de un cojo, precisamente por serlo, tiene mucha más gracia. Como me vuelva a caer y alguno se contenga, no juega más en toda la temporada”
Es sólo una anécdota, pero quería traerla a colación.
PD: Siempre mola que escribas Daniel, y si es sobre comedia, más aún.
Es una excelente secuencia!
Es la segunda vez que veo mal interpretado -en un blog sobre guion- el uso de la frase “la comedia es tragedia más tiempo” en “Delitos y faltas”. Dos observaciones al respecto:
1) La frase original, que se podría interpretar textualmente, es de Carol Burnett.
2) En la película de Allen la dice el personaje interpretado por Alan Alda, un arrogante sin ninguna gracia del que el autor claramente se está burlando en esa escena (Alan Alda lo dice con gran parsimonia, como si citar a Carol Burnett fuese una gran genialidad). Es evidente que Woody se está burlando del abuso de esta cita, que se ha convertido ya en un tópico (que además Allen no comparte).
Sólo pasaba para aplaudir. Buen post y buenos comentarios. Buen blog. Pido segunda parte.
(del post sobre comedia, digo)
Si tenemos suerte y las cosas siguen así igual rompemos algunos de esos moldes sobre lo que se puede reír y lo que no. Lo malo es que no todo el mundo tiene sentido del humor.
Las tragedias son tan horribles que a veces ni te apetece reírte, pero recordemos que con el 11S salieron una cantidad de chistes horas después de los atentados que a mi me dejaron alucinada!
También hay quien se ofende por todo o quien no se ofende por nada. Eso va a gustos!!
Interesante reflexión, Daniel. Los interrogantes que plantea en uno de los puntos tienen difícil respuesta ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para hacer un chiste o gastar una broma sobre un determinada tragedia o sobre un drama cotidiano o social? Enfín, me encantan las parodias sobre la crisis y sobre los políticos, del signo que sean, pero me hace poca gracia un humorista que haga parodia del terrorismo o de la pederastia..Sobre la religión, los chistes sobre curas y monjas han circulado toda la vida y no creo que sólo se hayan reído los ateos. Claro, que en países más fundamentalistas las parodias sobre Alá serían recibidas como una grave ofensa.
¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que convirtamos una situación personal dramática, en una anécdota divertida? Dependerá de la magnitud de la situación, unas veces necesitaremos poco tiempo, otras veces no lo conseguiremos jamás, aunque se dé la paradoja de que la comedia es necesaria para aligerar los dramas de la vida cotidiana y social.
El humor es tan subjetivo, que evidentemente que a cada uno le hacen gracia distintas comedias y situaciones, al igual que distintos humoristas o chistes. Sin embargo, hay una verdad universal, común a todos los mortales: La risa es contagiosa. Nadie puede resistirse a su poderoso influjo. Y cuando se produce en el lugar inadecuado y en el momento más comprometido e inoportuno, estás perdido. No hay forma de controlarla. Y es inútil que intentes ponerte serio…porque el ataque sobreviene.
A veces observo tantos errores ortográficos gratuitos (no por el mal teclear, que esto le pasa a cualquiera, sino errores de fondo), que ya comienza a preocuparme. El otro día tuve la oportunidad de leer una tesis doctoral de una señora filóloga con una redacción tan “macarrónica”, que tuve necesidad de contener la risa. Es impresionante.
Si el humor es la forma de exteriorizar miedos, los chistes sobre Irene Villa es la forma que tiene la gente de poder enfrentarse a las consecuencias tan trágicas de un atentado, aunque también tengo que reconocer que las dos personas de mi instituto que se dedicaban a contar, e incluso a inventar, este tipo de chistes nunca les vi ningún intención pedagógica.
¿nunca os ha apetecido preguntarle a Irene Villa en un chat o entrevista digital que piensa de los chistes sobre ella? Sería curioso saber la respuesta, me imagino que le deben de parecer de muy mal gusto, pero quien dice que internamente alguna vez se ha reído pensado sobre ellos?
El humor sobre Irene Villa no tiene nada que ver con eso. Vaya tontería, los idiotas que contaban o cuentan chistes de un gusto lamentable no pretenden enfrentarse a nada. Y a tu pregunta, yo te digo que ni interna ni externamente me he reído jamás con ellos.
Me interesa el tema. Si mi opinión vale de algo: quiero más.
Buena “mierda”, tío
Pues después de leído tu post y los comentarios, y te aseguro que con ninguna intención de parecer borde, creo que nadie con verdadero sentido del humor se dedicaría a escribir tan sesudamente al respecto, más que nada porque la gracia reside en tomarse nada muy en serio, incluso a uno mismo (y por supuesto a su trabajo).
No dudo de que todo se puede analizar, categorizar y cuantificar, y que, como entiendo por tu post, se pueda escribir con una vis cómica basándose precisamente en la comicidad que puede ser tan estúpida a veces y que comentas en tu post.
Pero lo cómico es una cosa y el sentido del humor es otra. Meter todo en el mismo saco bajo la etiqueta de “comedia” es demasiado fácil… y creo que bastante inútil.
Pingback: OTRO FOLIO Y MEDIO SOBRE LA COMEDIA « Bloguionistas
Los comentarios están cerrados.