David Muñoz
En este foro ya he hablado varias veces de adaptaciones literarias al cine.
Y justo ahora estoy viviendo una experiencia relacionada con este tema que me está resultando muy interesante. Desde hace unos meses, me encuentro “al otro lado”. O sea, me están adaptando a mí.
En 2009 se publicó este cómic con guión mío y dibujos de Rayco Pulido:
El planteamiento de la historia muy sencillo: tras la Guerra Civil Española, un maquis se queda sordo tras una explosión accidental y tiene que arreglárselas para sobrevivir en el monte durante el invierno. Pasan muchas más cosas, claro, pero tampoco es plan de destripar todo el argumento.
La cuestión es que más o menos hace seis meses se puso en marcha el (espero que no demasiado largo) proceso que podría terminar dando lugar a un largometraje basado en Sordo. Aunque no sé si es exacto decir que me están adaptando, porque la idea es que yo también acabe firmando el guión de la película, pero al menos durante la primera fase del desarrollo eso es exactamente lo que ha ocurrido. Como tiene muchas ganas de arrancar de una vez (llevamos meses al ralentí por temas de contratos) el director decidió escribir un primer borrador del tratamiento por su cuenta antes siquiera de terminar de cerrarlo todo. Y a mí me pareció una idea estupenda que lo hiciera. Habiendo escrito la historia original en la que debe basarse la película, me resulta muy difícil imaginarla de otra manera y no veía clara la manera de hincarle el diente para “convertirla” en cine.
A pesar de que Sordo es un cómic bastante adaptable (tiene un protagonista con un objetivo claro que hace cosas para conseguirlo, y una trama con sus actos y esas cosas), no podría trasladarse al cine tal cual. Primero, porque hay un par de escenas que costarían todo lo que debe costar la película entera y hay que encontrar equivalentes baratos. Pero también porque rodado viñeta a viñeta al estilo 300, el cómic daría lugar a un “largometraje” de sólo unos 60 minutos (¡y no es plan de mostrar al protagonista cazando conejos a cámara lenta para rellenar!). Para funcionar como película, Sordo debe “crecer” y transformarse en otra cosa.
Ah, hay algo importante que no he contado aún: Sordo es un cómic mudo. Apenas tiene dos o tres folios de diálogos. Y la idea es que la película también sea así. Eso plantea muchas posibilidades desde el punto de vista visual. Pero de caer en manos de un director que no sepa cómo contarla correctamente también puede dar lugar a una película árida, aburrida e incomprensible. Quizá eso es lo que más me preocupa de todo: que en vez de un Jeremiah Johnson minimalista a la española, acabemos haciendo un peñazo solo acto para festivales.
Afortunadamente, después de leer el tratamiento creo que eso no va a ocurrir. La película que quiere rodar el director a partir de nuestro cómic funciona muy bien como largometraje y, sin ser una adaptación totalmente fiel, cuenta la misma historia y lo hace respetando algo muy importante para mí: su tono y la intención que subyace debajo de todo lo que se narra.
Se lo he oído decir muchas veces a escritores (incluso a alguno al que yo he adaptado) y a veces he llegado a pensar que se trataba solamente de una fórmula de cortesía para salir del paso, pero ahora veo que es cierto: cuando te adaptan, los detalles no son tan importantes. Da igual que en el guión de la película falte una escena u otra, por mucho que te gusten. Al fin al cabo, los guionistas y los novelistas nos pasamos la vida apretando la tecla “Supr” y reescribiendo escenas que hasta ayer nos encantaban pero hoy de pronto nos parecen el horror. Lo que sí importa es que sientas que esa siga siendo tu historia.
Lo que peor me sentaría con “Sordo” es que el pesimismo del cómic desapareciera para dar lugar a otra historia del popular género “si quieres, puedes”. En ese sentido, los minutos finales, como en cualquier historia, son cruciales. Al igual que en la mayoría de los largometrajes, revelan el sentido último de lo que se ha contado. Forzar un final feliz haría que todo lo que ha ocurrido anteriormente careciera de sentido. Pero no, el final está ahí, y también la historia que quería contar. Además, como sospechaba, al ver la historia con algo más de distancia de la que puedo permitirme yo, el director se ha permitido cambiar cosas que mejoran el argumento original y ha añadido infinidad de detalles que le dan una personalidad fílmica más rotunda.
Eso sí, me ha resultado también bastante curioso ver cómo en el tratamiento se mezcla mi forma de ver las cosas con la del director. De alguna manera, soy yo visto a través de él (o más bien, somos yo y el dibujante, Rayco Pulido, ya que él también aportó muchas cosas al cómic a nivel narrativo). Lo más desconcertante es que el resultado de ese “trío” virtual es bastante coherente. Así que de momento estoy encantando.
Obviamente, todavía queda mucho trabajo por hacer, y en el tratamiento hay cosas que pueden mejorarse (como en todos), pero es un excelente punto de partida. Apetece mucho ponerse ya con el guión y todavía más verlo rodado.
Viendo cómo se siente uno cuando le adaptan, me alegro más que nunca de haber tratado de ser lo más respetuoso posible con el material que he tenido que adaptar yo. La verdad es que nunca he entendido porqué algunos productores compran ciertas novelas cuando saben que lo único que van a poder conservar de ellas es un par de ideas (y a veces ni eso). En algunas ocasiones le veo un sentido comercial –si coges una novela de Philip K. Dick por Ej. (luego, el resultado puede ser Blade Runner, pero también Paycheck…). Pero en la mayor parte de los casos el autor no es tan popular como para que el productor pueda suponer que el hecho de que su nombre aparezca en el cartel va a llevar a gente a los cines.
Además, como autor adaptado de aquí, hay otro factor a tener en cuenta: el dinero que se paga en España por los derechos de una novela o de un cómic no te cambia precisamente la vida. Como mucho, te puede valer para estar un poco más tranquilo dos o tres meses (y en la mayor parte de los casos, como este, ni eso). De modo que si no voy a poder comprarme una casa, espero que por lo menos cuando me siente en el cine a ver la película no se me caiga la cara de vergüenza al ver mi nombre en los créditos.
De hecho, lo que espero es sentirme orgulloso. Y de momento, parece que va a ser así.
Ya os contaré dentro de unos meses.
Una pregunta un poco offtopic y tal, aunque sí tiene relación con el post. No se si es el lugar adecuadro para lanzarla, pero bueno.
Normalmente se suele decir que 1 página de guión equivale a 1 minuto de película, pero imagino que esto es sólo cuando esa pagina tiene tanto acciones como diálogos. En casos de películas con poco diálogo hay alguna manera de calcular el tiempo? Porque una página sólo con descripciones de acciones pueden ser perfectamente 6 o 7 minutos de película, y un guion como el de Eraserhead (ya se que no es un ejemplo demasiado academico) si no recuerdo mal ocupaba unas 30 páginas.
Un saludo
Se considera que una página dura un minuto, ya sea sólo
diálogos, sólo imágenes o una mezcla de ámbas. Pero la
duración real depende del tono de la pelicula. No es
lo mismo una página de diálogos en una pelicula de Garci
que una página de diálogos en un episodio de “Las chicas
Gilmore”. Por eso a muchos directores se les va el
metraje y tienen que hacer cortes.
Lo del personaje sordo queda bien en cómic, pero no
lo veo en cine.
Además, ¿un maqui? Seguro que lo encasillan como
“otra pelicula de la guerra civil”.
Lo que primero que he pensado: ositos y godos frotándose las patitas ante un nuevo “truño guerracivilista”. Aunque solo sea el marco en el que se desarrolla la historia.
Bueno… que cada uno piense lo que quiera. Pero vaya país de acomplejados que somos. Si nuestra Guerra Civil hubiera ocurrido en Estados Unidos, veríamos películas sobre ella tan a gusto, sin pensar que necesariamente tienen que ser un “truño guerracivilista”. Todos los países han explotado cinematográficamente sus conflictos bélicos. Normal, hacen que salga a la luz lo mejor y lo peor de nosotros. Y salvo que uno quiera escribir ciencia ficción, la guerra reciente que tenemos nosotros es esa. Otra cosa es la manipulación que se ha hecho de todos estos asuntos en algunos medios afines a la derecha que siguen sin condenar el franquismo y sin asumir que el “alzamiento nacional” no fue tal sino un golpe de estado en toda regla contra un gobierno elegido legalmente. De todos modos, “Sordo” no toca estos temas. Es una historia de supervivencia en circunstancias muy extremas ambientada en la posguerra. No será una película política.
Completamente de acuerdo contigo. Y hay muchas más historias que tenemos pendientes de contar y que ya ha contado otras cinematografías: los españoles en la Resistencia francesa, los españoles en los ejércitos aliados, los españoles en los campos de concentración alemanes y sovieticos…
Azcona decía que como espectador, él sabía más de la guerra de secesión que de la guerra civil. Tampoco se han hecho tantas y mucho menos sobre la guerra en sí.
No más de seis o siete sobre la guerra y rotundamente bélica, ninguna.
Hace mucho tiempo que la ví, pero me atrevería a decir que Posición Avanzada, de Pedro Lazaga, es una película “rotundamente bélica”.
Y lo de Sordo es una buena noticia, porque de un buen tebeo tiene que salir una buena película ¿no? :-)
Vale, tienes razón. En mi descargo (o por si cuela) diré que es una peli de los 60 y que nadie se atrevería a llamar titiretero progre a D. Pedro Lazaga. ;-)
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