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EL “GORDO” DE NAVIDAD

David Muñoz

Guionista pensando.

“Mira que cuesta encontrar una buena idea”…

Eso es precisamente lo que estaba pensando cuando leí un comentario de “Hortensia” en mi post de la semana pasada en el que entre otras cosas decía: “Lo que sí me ha quedado muy claro es que no se puede ser guionista a tiempo completo. Por lo menos a mí, no se me ocurren ideas geniales todos los días. El guionista precisa parar, reposar o hacer otra cosa en cuanto arriba un nuevo proyecto”.

A veces se olvida que una de las cosas a las que tienes que dedicar más tiempo cuando eres guionista freelance es a intentar tener ideas geniales. Especialmente si lo que quieres escribir es cine, ya que como solemos descubrir  casi todos los guionistas cuando nos da por intentar vender el planteamiento de una serie o una TV Movie, el 90% o más de las ideas que acaban transformadas en producto televisivo se generan en las propias productoras. Incluso muchas veces los conceptos a desarrollar vienen “desde arriba” y no de los guionistas que trabajan allí. O sea, surgen de los productores ejecutivos de la empresa, que cada vez más, son también guionistas. Es raro que un guionista freelance venda un proyecto de serie de televisión que ha parido en casa. Ocurre alguna vez, pero tan pocas que casi resulta una ingenuidad intentarlo*.

Pero como decía antes, si lo tuyo es el cine, o como en mi caso, el cine y el cómic (me refiero a como “generador” de ideas, ya que también escribo TV), es inevitable que termines dedicando buena parte de tu jornada a encontrar ideas que puedan acabar terminadas en un largometraje o en un álbum.

Y resulta agotador.

Muchas veces, después de una racha especialmente intensa, lo que necesitas es lo que cuenta Hortensia: parar, reposar y hacer otra cosa. Y eso que yo siempre tengo muchas más historias por escribir que las que puedo escribir. Nunca me ha resultado un problema tener ideas. Otra cosa es que sean “geniales” o no.

A pesar de eso, a veces mi cerebro necesita desconectar.

Cuando digo esto, siempre me acuerdo de la escena de La guerra de las galaxias en la que el androide C3Po se “apaga” para descansar un rato. ¡Ya me gustaría a mí poder hacer algo así y quedarme tan pancho como él!

Un androide relajado.

Pero no, no es nada fácil conseguir “apagarse”. Y no solo por la cuestión económica. En mi caso, ni teniendo ahorros soy capaz de parar. Siempre tengo miedo de no tener algo bueno que enseñar cuando empiece a quedarme sin dinero.

Y por desgracia, tener buenas ideas, capaces de transformarse en una buena historia, no es precisamente sencillo. Aunque al principio todas te parecen geniales (si no, no las escribirías), cuando les das una vuelta y empiezas por Ej. a tantear cómo sería una posible escaleta basada en ellas, te das cuenta de que la mayor parte de las cosas que se te han ocurrido en realidad no funcionan, casi siempre porque no pasan de ser ocurrencias sin un desarrollo dramático claro. Eso, o de pronto descubres que alguien ha pensado lo mismo antes que tú y ya hay un productor desarrollando un proyecto similar al tuyo.

Estoy diciendo todo el rato “buenas ideas”, pero no es eso. Más bien debería decir “ideas vendibles”. Muchas veces lo que acabamos vendiendo es lo que nos parece más mediocre de lo que hemos escrito. También suele ser lo que más “suena” a algo que se ha hecho anteriormente. Y no hay nada que dé más seguridad a los que tienen que poner el dinero para que se haga una película (o lo que sea) que sentir que están en terreno familiar.

¿Pero cuáles son esas ideas vendibles?

Pues ni idea. Cada productor o cada director se haría una lista de la compra distinta.

Seguro que ya he utilizado esta metáfora aquí alguna vez, pero si quieres que te toque la lotería… más vale que compres todos los billetes que puedas.

Y los “billetes” que compramos los guionistas no cuestan dinero. Cuestan esfuerzo y tiempo.

Pero afortunadamente hay algo que hace que el proceso sea llevadero: inventar, además de agotador, es divertido.

Seguro que más de un lector que no trabaje en esto se echará las manos a la cabeza cuando diga que de cada 15 ideas que pares puedes acabar vendiendo una (eso, si tienes suerte), y que sin embargo, el proceso de crearlas puede ser divertido. Lo sé. Suena raro. Pero a mí también me cuesta creer que alguien pueda disfrutar subiendo una montaña en bicleta. Además, inventar una historia produce un subidón bastante difícil de explicar si no lo has experimentado. Estoy convencido de que produce adicción. Más de una vez he querido parar, casi obligándome a hacerlo, y no he sido capaz.

Pero hay días, como ayer, en que presa de un ataque de tontería “findeañera”, te da por repasar lo que has hecho durante el año, y descubres que en 2010 has escrito nada menos que:

-Dos guiones de largometraje.

-Dos tratamientos y al menos seis sinopsis bastante detalladas.

-Tres proyectos de cómic.

Y los has escrito sin cobrar, encajándolos entre los proyectos de televisión y las clases que te dan de comer. Vamos, que has currado de lo lindo.

Son billetes de lotería.

Y lo repito: disfruto haciéndolo. Este “post” no pretende ser otra lamentación de guionista agobiado. No cambiaría mi vida por nada. Además, nunca sabes cuándo va a sonar la flauta. Solo hace unas horas me he enterado de que un proyecto que creía muerto y enterrado desde hace meses puede que resucite en unas semanas, y de que un cómic que escribí un par de años atrás va camino de Los Angeles porque está interesado en leerlo un actor que puede querer protagonizar una película basada en él. Ya veremos qué pasa. Lo mismo ambos proyectos son proyectos “zombies”. O sea, están muertos y aún no lo saben. Pero de momento, ahí siguen, caminando.

Aún así, de vez en cuando a veces me gustaría ser como… no sé… J.K. Rowling, tener una idea brillante, conseguir desarrollarla de forma interesante y lograr que tanta gente se interese por ella como para verme “obligado” a escribir una continuación tras otra (a cambio de unas buenos emolumentos, claro). O como esos guionistas de televisión que llevan nueve años escribiendo la misma serie. Debe ser estupendo poder dedicarse a explorar en profundidad lo que ya has creado y no tener que estar inventando una nueva premisa cada dos semanas.

Y eso que luego cuando hablo con alguno de esos guionistas lo primero que suelen decirte es que “están hartos”, que se sienten “encorsetados”, que odian a sus personajes, y que sueñan con poder emprender otro proyecto que les permita experimentar con otro tono, con otra forma de contar.

Pero casi ninguno deja su serie.

Porque a veces la lotería solo toca una vez. Y lo saben.

En fin… ojalá todos tengáis alguna vez una de esas ideas de premio gordo.

Y si mañana os toca el Gordo de verdad…  pues oye, mejor que mejor. Entonces sí que podréis escribir lo que queráis y cómo queráis.

Feliz Navidad.

*Y que conste que yo he sido varias veces uno de esos ingenuos. Trabajé para nada, claro.

35 comentarios en «EL “GORDO” DE NAVIDAD»

  1. Una buena idea es lo que más valor tiene en este trabajo. Si existe una buena idea, escribir un guión a partir de ella lo puede hacer cualquiera, o muchos. Para entendernos, Buried es una buena idea, el guión sobre ella puede ser bueno o no tan bueno, pero has de ser muy malo para escribir un pésimo guión a partir de esa idea tan brillante.
    Para mi, lo más difícil es saber si una idea es realmente una buena idea o no lo es. Os dejo mis tres pistas para intentar descubrirlo: 1) una buena idea es muy fácil de escribir (si el guión cuesta mucho trabajo de tirar para delante, lo más probable es que no esté basado en una buena idea). 2) el enunciado de la buena idea contiene un sentimiento (las buenas ideas siempre tienen algo humano, no pueden ser sólo formales). 3)la buena idea crea expectativas (cuando se la cuentas a alguien quiere saber en qué termina)

  2. No estoy de acuerdo contigo Jordi, y el ejemplo de “Buried” viene al pelo, porque estoy segurisísimo de que la idea de escribir un guión sobre un tío enterrado vivo se le ha tenido que ocurrir a bastantes más personas que a ese guionista, sólo que al contrario que este, cuando han querido desarrollar la idea, no han sabido hacerlo o han acabado contando la historia de una persona que tiene miedo a morir enterrado vivo (hay varios ejemplos).

    De hecho, estoy seguro que más de un amigo en una fiesta le habrá dicho a un guionista: “Tengo una idea cojonuda para una película, va de un tío al que le entierran vivo”. Y ahí se habrá quedado la cosa.

    Por otro lado, tampoco “Star Wars” ni “Harry Potter” me parecen buenas ideas por el simple hecho de que no son ideas originales (no son “El sexto sentido”), si no que se plantean como: “Vamos a hacer una de aventuras espaciales o una de magos”. Su éxito consiste en saber utilizar ciertos códigos mejor (o con más éxito) que nadie haste ese momento. A eso se le llama talento (u oficio), el mismo que se necesita para pulir un diamante, algo que cualquiera no sabe hacer.

    1. Totalmente de acuerdo Daniel, y muy bien explicado.
      Yo creo que es justo al revés de lo que dice Jordi. Es en el desarrollo, en el detalle, donde se hace el buen guión y la película. No hay más que ver cuántas obras maestras no tienen ninguna idea especialmente brillante que se pueda resumir en dos líneas. El mejor cine suele ser al contrario.

      1. Creo que las buenas premisas sí son una ventaja para vender la idea (bajo mi punto de vista una de las cosas que más llaman la atención). Sin embargo yo tampoco estoy de acuerdo en que una buena idea sea la base de un buen guión, ni por supuesto que haga su escritura más fácil. Más al contrario, pienso que es prácticamente irrelevante.

        1. Pero bueno, es que partís de la premisa de que la idea en “un tio enterrado vivo”, que no creo que sea la idea (que está más vista que el TBO), sino la situación que rodea a la idea de “un tio con determinadas circunstancias y caracter es, por un determinado motivo, enterrado vivo” ¿no?… Qiero decir, la idea no es a ver lo que le ocurre a alguien escribir que nadie haya escrito antes, tipo, voy a contar la historia de unos armenios inmigrantes en un bosque de Kosovo.

          La idea, la genial idea, contiene el principio y el fin de la historia, no es una ocurrencia. Y es precisamente a partir de ella donde, todo lo demás (el guionaje), tiene el mérito de que sea, o no, tenida en cuenta por el público, porque has sabido, o no, narrarla.

          1. Si por idea hablamos de una sinopsis argumental de tres o cuatro folios, donde marcas las propiedades esenciales de los actos, las particularidades de la historia, e incluso algunas características de personaje, podemos llegar a un acuerdo. En la respuesta de Jordi, yo no había entendido eso; había entendido por idea algo parecido a: “un hombre se despierta en una situación dramática: ha sido enterrado vivo dentro de un ataúd. Le quedan 90 minutos antes de consumir todo el oxígeno. Su única esperanza es un teléfono móvil”. Si es de esta manera y más en el caso de utilizar como ejemplo “Buried”, me parece por el contrario que para dar 95 minutos de dramatismo creíble, hace falta currar mucho en ese guión. Aparte de que se me antoja harto difícil. En mi modesta opinión.

          2. “Después de una madrugada de pesadillas, Pedro despierta y descubre que está enterrado vivo dentro de un ataúd. El oxígeno está en el límite, su única esperanza es un teléfono móvil”.

        2. Bueno, yo cuando digo “idea”, para mí incluye no solo un concepto que pueda ser expresado en un par de frases (“voy a escribir una película sobre un tipo al que entierran vivo”), sino su posible desarrollo (la base del guión de “Buried”). Por eso digo en la entrada que acabas abandonando muchas ideas que parecen atractivas cuando te das cuenta de que no sabes cómo desarrollarlas. La “idea” que necesita un guionista para escribir va más allá de la simple ocurrencia. Debe tener implícito un desarrollo dramático claro (o un desarrollo que el guionista sea capaz de ver). Por eso siempre digo que la mayor parte de las veces lo que se nos ocurre son medias ideas. En teoría, el qué y el cómo deben ser una misma cosa. Como los personajes y las tramas. Si no se desarrollan conjuntamente, lo que tienes no funciona.

          1. Mil Gracias David! No es la primera vez que un comentario ha inspirado un Post y me enorgullece muchísimo. Ahora mismo aquí hay -10º y lo que has escrito ha tenido efecto de estufa ;-)
            Hago mías tus palabras: “Nunca me ha resultado un problema tener ideas.Otra cosa es que sean “geniales” o no.
            En el comentario al que haces referencia, hablé de ideas geniales y no de las “ideas” que como profesionales nos dan de comer todos los días: Hay ideas e IDEAS.
            Cuando digo que el guionista debe parar y hacer otra cosa, hablo de cargar baterías. ¿Cómo si no emergen buenas ideas? Nadie se levanta por la mañana diciendo hoy voy a escribir una idea genial, surge (si es que brota) en el transcurso del día y hasta te toma por sorpresa. Yo aspiro al talento, pero mi trabajo de oficio es otra cosa. No voy por la vida auto engañándome, pensando que todo lo que hago es una genialidad, porque no lo es. Soy una creativa con algunas capacidades, pero no un genio incomprendido.
            jejejej
            La realidad es que siempre se repiten las fórmulas, aunque en tu idea inicial no hayas tenido esa intención. Las buenas ideas no vienen por toneladas, la generalidad es intentar hacer algo razonable a partir de ideas machacadas. A pesar de todo, puedes tener y producir muchas ideas buenas, aunque no sean precisamente geniales. Pero una idea genial, lo que se dice Genial, es ÚNICA!
            Como bien apuntas las medias ideas no sirven para nada, pasa que muchas veces se confunde Idea con Tema, o peor aún, con Conceptos. La idea de un guión tiene cabeza tronco y miembros, por eso Jordi también tiene razón, una buena idea presupone posibilidades ilimitadas para una historia cuando ésta es sólida y de construcción acabada.
            Curro en solitario y pocas veces he trabajado en equipo, no es que no me guste, se han dado las circunstancias… y en toda mi trayectoria profesional he tenido un par de ideas muyy buenas. ¡Apenas un par en más de dos décadas! Una de ellas tan genial que ahora mismo es un formato internacional, adaptado, readaptado y plagiado hasta la saciedad. Lo que considero una idea Genial es algo realmente novedoso y vendible por sí mismo. Un irrecusable que no tires a la gaveta o que zozobre a la buenaventura de productores amigos o productores con vista larga para innovar. Se requiere de mucho coraje para innovar en TV. Todo lo que tengo en gaveta, si no lo consigo vender, lo considero ejercicio de creación.
            Para cine tengo cinco largos terminados y apenas dos de ellos vendidos, uno de los cuales con un premio significativo y ninguno hasta la fecha realizado. O sea, mi experiencia como guionista la considero incompleta. Para ser realmente un guionista de cine tu proyecto tiene que tomar cuerpo en la gran pantalla, caso contrario eres escritor de guiones porque te lo has currado y te lo mereces, o porque has hecho mucha televisión – mi caso – pero no te puedes considerar un guionista completo. Lo mismo por el contrario, si solo has hecho cine y nunca televisión, pues no eres un guionista completo.
            Comento desde mi experiencia, porque los autores tenemos fórmulas y maneras diversas de ver y afrontar la creación. No es posible pasar la jornada buscando ideas en lo impreciso, hay que ver filmes, pasear, ir a bailar, tener mucho sexo, leer, etc. Claro que un creador no desconecta en abstracto, el creador es una esponja y en medio de ese “hacer otra cosa”, es que surgen las nuevas ideas.
            ¿Sabes cómo me han arribado algunas ideas? Pues ¡Planchando! Da risa pero es la más pura verdad, es un ejercicio del cotidiano que me relaja muchísimo, han nacido así tantas cosas… pero es apenas mi experiencia.
            Otra cosa que se me ocurre es anotar. Un guionista debe llevar un fichero con frases, títulos, nombres, algún que otro artículo interesante y así sucesivamente. No hay que pensar que te acordarás después y lo escribirás más tarde. Si no lo haces en el momento, el recuerdo te traicionará la inspiración. Una libretita de anotaciones se impone.
            Yo quería ser Allan Ball, más que la Rowling hahahah. Aquí va como regalo de Navidad un poema escrito en los años 50 por un gran poeta portugués llamado Antonio Gedeão. Estoy casi segura que la Jo, lo conoció durante su estancia en Oporto y que gran inspiración este poema:

            Pedra Filosofal (Antonio Gedeão 1906-1997)

            Eles não sabem que o sonho/ é uma constante da vida /tão concreta e definida/ como outra coisa qualquer, /como esta pedra cinzenta em que me sento e descanso/como este ribeiro manso/ em serenos sobressaltos/ como estes pinheiros altos/que em verde e oiro se agitam/ como estas aves que gritam em bebedeiras de azul/ eles não sabem que o sonho é vinho/ é espuma, é fermento/bichinho álacre e sedento/de focinho pontiagudo/ que fossa através de tudo/ num perpétuo movimento/ Eles não sabem que o sonho/é tela, é cor, é pincel/,base, fuste, capitel,/arco em ogiva, vitral,/pináculo de catedral,/contraponto, sinfonia,/máscara grega, magia,/que é retorta de alquimista,/mapa do mundo distante,/rosa-dos-ventos, Infante,/caravela quinhentista,/ que é cabo da Boa Esperança,/ouro, canela, marfim,/florete de espadachim,/bastidor, passo de dança,/Colombina e Arlequim,/passarola voadora,/pára-raios, locomotiva,/barco de proa festiva,/alto-forno, geradora,/cisão do átomo, radar,/ultra-som, televisão,/desembarque em foguetão/na superfície lunar./Eles não sabem, nem sonham,/ que o sonho comanda a vida, que sempre que um homem sonha/o mundo pula e avança/como bola colorida entre as mãos de uma criança.

        3. Acabo de descubrirte y sinceramente me ha parecido tan interesante tu exposición que me he leído hasta los comentarios. Las ideas no son nuevas. Ya no hay nada nuevo. En el éxito de una obra de cualquier arte es un misterio. Son muchos los factores que intervienen pero sobretodo la publicidad que se dé a cada producto.Sin embargo estoy de acuerdo contigo que una buena idea resulta cómoda de parir y que en el momento de planificarla el autor disfruta escribiéndola.
          Encantada de leerte y feliz navidad a todos.

        4. Muy acertado el post. En todo. En lo explícito y en lo implícito. Las buenas ideas necesitan encauzarse y desarrollarse de algún modo. Por sí solas nunca sobreviven. Se necesita entusiasmo, trabajo, esfuerzo, dedicación y talento para saber llevarlas a buen término.
          Y aun así, la lotería si toca, lo hace una vez o dos a lo sumo. Siempre de forma excepcional. Y lo triste es que algunos ni lo saben, ni se lo imaginan.
          O sacrifican sus creaciones de forma incomprensible o se entregan a la creación de una nueva version adulterada, supuestamente contenedora del epíritu de la original, sabiendo que no será ni la sombra de la primera. Pero, igualmente, en esa huída hacia adelante confían en que vuelva a tocarles el Gordo una vez más.

          Y mientras tanto, para el espectador más escéptico pasará mucho tiempo y numerosas ficciones hasta que una creación de cine o de tv vuelva a darle de pleno.

          “El esplendor en la hierba
          y la gloria en las flores
          es algo que ya no vuelve.
          Pero debemos conformarnos con el recuerdo,
          porque en él está la belleza”.

          Felices fiestas y un próspero 2011.

        5. Pues si, el manejo importa mas que la idea, hay lgunas que simplemente son complicada de desarrollar por mas geniales que sean, recuerdo una frase del comic The Sandman “Un anciano posee el universo y lo guarda en un frasco debajo de las escaleras“ es una iddea genial pero no creo que tenga mucho exito entre el publico a menos que se presente deuna forma menos abstracta

          Y ya que estan dejando textos alusivos me sumo con este cuento

          «Artes de Ladron»

          Empezó como un medio para cumplir con sus contratos, al principio solo tomaba una o quizás dos si es que eran algo simples, mezclar ideas es algo fácil siempre que no tengan demasiada identidad aunque con el tiempo había ido perfeccionando el arte de robar y mezclar ideas, rondaba las escuelas de arte escondido entre las sombras de otros artistas (no es tan difícil como parece) caminaba discretamente apagando su escasa luz propia y los estudiantes lo tenían por un admirador del arte que aceptaban de buen grado por sus constantes adulaciones, debilidad clásica a la que supo sacarle provecho, los más brillantes eran fáciles de distinguir porque, bueno… porque brillan, la luz que irradiaban era sutil, intensa, danzarina según el artista, y en la mayoría de los casos agradable, el ladrón había aprendido a no rondar a los artistas de luz mordaz, que se empeñaban mas en mostrar su grandeza que sus ideas, el motivo de sus incursiones

          No resultaba difícil, tan solo tenía que acercarse a ellos estando a solas y mostrar un pequeño proyecto, cualquier cosa, lo importante era la reacción, siempre en el mismo orden “no esta tan mal” “la idea es buena” necesitas trabajarlo” y la pregunta ¿tu que harías? Nada más simple que hacer hablar a un artista, entonces le largaban historias sobre sus proyectos, siempre diversos, siempre nuevos, siempre iguales, algunos inútiles, algunos valiosos

          Y claro, él se los robaba

          Era cosa de un segundo, distraerlos con un cambio de tema para que miraran hacia otro proyecto y arrebatarles el suyo justo (literalmente) frente a sus narices, la gran ventaja es que habiendo olvidado la idea pues… pues eso, la olvidaban y se convertía en un crimen limpio, el ladrón había aprendido que no debía copiar ideas así que se las robaba completas, extirpadas desde la glándula creativa, localizada justo tras el brillo de los ojos, la herida parecía un tic nervioso asociado a la sensación de haber perdido algo y muchos se rascaban la barbilla buscando estimular el flujo de ideas (conocido truco de artista) pero resultaba inútil

          Una vez en su estudio el ladrón sacaba las ideas, grandes y jugosas y las ponía sobre el mortero, las molía, las cortaba, las deshacía y las volvía a formar, la esencia era las misma pero nadie, ni siquiera el propio dueño podría reconocerla, entonces se la colocaba y se vestía con ella y envuelto en la idea se ponía a trabajar, tomaba un lienzo, un trozo de mármol, de roca o madera, sacaba los pinceles y embarraba la pintura por todas partes, trabajaba desde el amanecer hasta el día siguiente y terminaba exhausto de canalizar tantas ideas

          El resultado por supuesto era grandioso, la critica alababa su pericia en los detalles, la magnificación de sus trazos, el ingenio de sus escritos, lo catalogaban como El Maestro de Todas las Artes, hacia exposiciones, firmaba autógrafos (si, un artista firmando autógrafos) vendía sus obras en cantidades estratosféricas y en una ocasión lanzó un bote de pintura a una tabla, puso el resultado en una exposición y lo halagaron hasta la saciedad, se había posicionado por encima de la crítica, del análisis, incluso por encima del buen gusto, ahora era El Artista y nadie le cuestionaba nada

          Pero seguía rondando las escuelas, pocos lo saben pero la creación es un vicio, una droga, es una necesidad apremiante que nada puede calmar más que la creación misma, los verdaderos artistas lo saben y lo han mantenido en secreto, su posición en la sociedad se derrumbaría si supieran que no son tan distintos de cualquier adicto, la diferencia es que esta adicción surge de ellos y no del exterior, por eso rondan ansiosos por las calles, por eso salen a caminar tanto tiempo, por eso lo ven todo y experimentan con todo, están siempre buscando la formula de la creación infinita, algo que les permita crear por siempre, sin limitaciones, sin detenerse, por eso el ladrón había empezado a robar, por eso no podía dejar de hacerlo

          Y ahí en la escuela otro artista cavilaba desesperado, había perdido la chispa y su luz intermitente apenas iluminaba la estancia, se había pasado la semana entera intentando encenderla pero no había nada, se estaba apagando y el frio le hacía daño, se vio a si mismo privado por completo de la capacidad de crear y se horrorizo ante la perspectiva, tenía varios éxitos y era joven, cualquier otro podría seguir creando al menos otros diez, doce años ¿Qué debería hacer? Vivir sin la chispa se le antojaba desesperante, lo peor sería el desprecio, todo su trabajo seria menospreciado, tachado por el estigma de su autor apagado, una vida sin brillo y un legado mancillado ¿Qué debería hacer? ¿Dónde estaba la respuesta?

          No la había, no en esta vida

          ¡Claro! ¡esa era la respuesta! solo tendría que morir para resolver sus problemas, no mas futuro vacio, lo mejor era pensar en sus obras, pronto el publico las volvería a ver buscando en ellas el fantasma del suicidio, preguntándose que llevaría a un artista tan joven a la muerte, las examinarían una y otra vez y le pondrían mil significados, la obra de sus manos seria ensalzada hasta límites que él nunca podría alcanzar, sus preciados bebes viviendo de su sacrificio, claro, esa era la respuesta

          Y de pronto nada

          Había estado pensando en algo… ¿que era? La puerta estaba abierta, debió ser el viento, el artista regresó a su sillón preguntándose que estaba pensando, era una idea útil, lo sabía, solo que se le escapaba

          Pasaba el tiempo y nada, no mas chispa, se había apagado, el joven resignado había vuelto a la escuela con la esperanza de encontrar algo, cualquier cosa que pudiera servirle, algo iluminaba el pasillo, la luz se mezclaba y se dividía, dos artistas discutían sus proyectos, después de un tiempo se despedían, el joven veía venir a uno de ellos, el brillo era tan intenso que casi lo cagaba y ahí justo detrás de sus ojos había algo, solo fue un momento, la tentación lo venció y la había robado…

          1. “Un anciano posee el universo y lo guarda en un frasco debajo de las escaleras” Es una excelente idea literaria, no dramática, para que fuese la idea de un guión necesita más elementos.

            El cuento es excelente Gin! Es tuyo?
            el brillo era tan intenso que casi lo…. cegaba?

            1. Je, que metedura de pata, si, es “lo cegaba” y si, el cuento es mio, y como ya habia dicho esa es una muestra de como no basta con una buena idea, los elementos que necesita y el dasarrollo ya son cosa del guionista y es ahi donde esta el resto del trabajo

              Recientemente leí otra idea bastante buena:

              “El pasto trama algo”

            2. Estoy de acuerdo en que no hace falta una idea GENIAL para hacer una buena peli, incluso una gran peli. No hace falta dar ejemplos. La mayoría de nuestros trabajos consisten en eso, en hacer una buena historia con una idea de las de toda la vida. Pero cuando tienes una GRAN IDEA todo cambia, y mi empeño como guionista, como creador, consiste en buscarla siempre (y creo que la he encontrado un par de veces en los 20 años que llevo currando de esto). La idea de Buried se puede escribir de muchas maneras pero “un tío se despierta en un ataúd y tiene un móvil” es muy muy buena. La podemos desarrollar de mil maneras y si no eres muy negado, no nos va a defraudar. De esas hay muy pocas y, a veces, la tienes y no te das cuenta de lo buena que es.

              1. Pues de verdad que no es por llevarte la contraria, pero estoy en profundo desacuerdo con lo que dices. Y precisamente yo he utilizado en otros entornos el ejemplo de Buried para argumentar mi postura contraria. Así que fíjate en el antagonismo… Este tema ya lo comenté con otros guionistas a los que no les parece un guión tan bueno. En mi caso por encima de la calidad, sitúo el merito.
                Una idea similar ya la tuve yo hace tiempo. La mía era en origen básicamente la misma, con la salvedad de que empezaba en el final de un entierro, ya con el ataúd enterrado, donde suena un móvil que proviene de dentro de éste. El final concluía en que el muerto en ningún momento estuvo vivo, sino que era una especie de último pensamiento o sueño, y le habían enterrado con un móvil dentro (sí, ya sé, engaño muy chungo). Hice una sinopsis de una hoja como tantísimas que tengo. Jamás de los jamases, pensé en que diese posibilidades para un largo; era para un corto. De ninguna manera pensé que pudiese hacer un guión creíble y dinámico para sostener más de 10 ó 12 minutos. Encima apliqué la “ayuda” de empezar desde fuera, en el final de la ceremonia. Es más; otras dos personas de las típicas que todos nos encontramos con el perfil “pues yo tengo una idea para un guión”, me comentaron lo de un tipo enterrado vivo en un ataúd con un móvil. Normalmente no suelo acordarme de las sugerencias que te vienen; me acuerdo de estas dos precisamente porque pensé: “Coño, esto que se me ha ocurrido a mí, se le ocurre hasta al Tato”. Cuento esto, no por hacerme el listo, sino por demostrar que no es tan raro encontrar ideas supuestamente brillantes (y análogas). Quizá sea mi incapacidad, y desarrollar la idea de Buried no sea demasiado difícil, pero en mi caso como ya digo, lo que no resulta excesivamente difícil es que te vengan ideas a la cabeza supuestamente “geniales”. Que precisamente como dice David, en el momento en que te pones a desarrollar, esa supuesta genialidad se empieza a diluir como si fuese una escultura de hielo en verano.
                Cuando vi el proyecto de Buried, lo primero que se me vino a la cabeza es la relación con mi idea y con las dos que me habían dicho; me dije “a otro que se le ha ocurrido, aunque ya veremos como hace este tío un largo con tan poco… A ver que se ha podido inventar para poder estirar tanto, algo, a priori tan limitado. Seguro que es un truñaco”. Y cuando vi la película, me di cuenta del mérito que había tenido realizar 95 minutos de tensión con tan poco. Seguro que hay cosas discutibles en ese guión y seguro que no es la mejor película de la historia, pero a mí me parece de un merito enorme, hacer tanto con tan poco. Y desde mi punto de vista esto no tiene nada que ver con la supuesta genial idea inicial, sino con un trabajo meticuloso de guión. Buried, como decía en el comienzo, quizá sea uno de los casos más extremos que conozca. Un guión lo enriquecen, situaciones, personajes, acciones, conflictos… Y resulta del todo dificultoso aplicarlo con elementos tan nimios.
                Otra cosa, como dije en otra respuesta, es que es una magnifica premisa (o idea) para vender la historia. Resulta muy llamativa con aplicarla en una única frase.

                Saludos.

                1. Estamos todos hablando de lo mismo pero de diferente manera. Existe sí la llamada Idea genial, pero no es común encontrarla. Sí hay historias únicas y originales, pero no es pasto de todos los días.
                  Y sí que se puede “hacer mucho con poco”, de ahí que existen inúmeros filmes donde la situación dramática es mínima pero en contrapartida está explorada hasta sus últimas consecuencias. Recuerdan el “El ángel exterminador”?… había mucho con tan poco… No es la cantidad de personajes o la cantidad de escenarios que te proporcionan los conflictos. Los argumentos minimalistas concentran la acción pero la desmenuzan al pormenor. Famosa sentencia “guionística”: No interesa el ¿Qué?, interesa el ¿Cómo?”
                  Hay un filme muy redondo que me fascina por su sencillez: “Los puentes de Madison County”. La idea es aparentemente muy simple, pero ésta se sobredimensiona por escenas donde las situaciones dramáticas son exploradas al pormenor y toda la trama se desarrolla a partir de exiguos elementos.
                  Los guionistas deberíamos conocer más teatro, allí se descubre la esencia. El meollo de la cuestión es saber trasladar después ese conocimiento teatral al “tempo” cinematográfico.

                  1. Hortensia: No me refiero ni a sencillez narrativa, ni argumental, ni siquiera presupuestaria. Cuando me refiero a hacer tanto con tan poco, me refiero a la ESCASEZ de elementos para construir una historia. Un ataúd, un hombre y un teléfono móvil. De ahí, bajo mi punto de vista, el enorme merito de este guión.
                    Saludos.

                    1. Estamos hablando de lo mismo. Si el planteamiento es correcto la escasez de “elementos” no es óbice para crear una gran situación dramática. Lo que importa es lo que se hace con esos elementos.

                    2. Esto parece aquello de la gallina o el huevo. Repito que, a menudo, lo más difícil es darte cuenta de que una buena idea lo es. Tú tuviste la idea de Buried, vale, y quince más también, vale. Pero sólo hubo uno con la vista suficiente para saber que eso era una gran idea para una peli y la escribió. Está claro que hay que saber escribir, faltaría más. pero te aseguro que cualquier guionista con un poco de oficio te saca una gran historia con la idea de Buried. Otro ejemplo, para que entiendas lo que quiero de cir. Una idea: “un hombre se enamora de una cabra”. Hay que ser muy listo para saber que ahí hay una GRAN IDEA, hay que ser valiente para llevarla adelante hasta el final, y hay que ser un buen escritor para desarrollarla, claro. Un mal guionista oirá lo de la cabra y te dirá: vaya chorrada, esto no da ni para un sketch.

                      1. Pues hombre, si alguien me intenta vender como idea genial el que “un hombre se enamora de una cabra” le mando a la mierda. Eso no tiene nada de genial. Lo que es genial es ser capaz de contar una historia interesante partiendo de esa premisa. Lo que tu llamas ideas geniales no son mas que ocurrencias.

                      2. Hombre, ahí no hay ninguna gran idea sino todo lo contrario. Lo increíble es sacar un gran o simplemente buen guión a partir de algo que no es ni grande ni idea, sino ocurrencia chorra.

                        1. Un hombre se enamora de una cabra no es una idea para un guión. Kohonera apunto bien, podría ser una premisa, un punto de partida, pero La Idea no es comnpleta.
                          Estamos muy mal como guionistas si no tenemos claro cómo se construye una idea. Una cosa es una idea en las ideas y otra redactarla. La idea tiene que tomar cuerpo en personaje situación y conflicto, debería ser esbozada en no menos de 3 – 5 líneas! Es el ABC del guión señores!

                        2. Eso es tanto como decir que la idea marcada por un concepto descrito en un par de frases, es tan buena que casi se escribe sola… Lo que nos diferencia es que yo contemplo un mayor merito en la gestión, el proceso, la elaboración y uno menor en el impulso. Pero hay algo que marca un cortafuego: ¿Cómo sabes que una idea es genial? Simplemente no lo sabes (estaremos de acuerdo). ¿Cómo puedes saberlo? Pues inevitablemente desarrollándola y convirtiéndola en una HISTORIA. Y aún posteriormente a desarrollarla hay tropecientos ajustes que marcaran el devenir de esa idea. A veces no resultará tan genial y lo que parecía oro, se queda en nada (quizá aunque la cogiera David Mamet, no daría para más que un sketch). O habrá otras en las que esa gran idea vaya creciendo aún más hasta convertirla en una gran OBRA.
                          Si estoy de acuerdo que evidentemente de algo tienes que partir y evidentemente eliges lo que crees mejor. Y también que habrá gente capaz de vislumbrar que hay cosas “ocultas” de las que se puede sacar mucho. Pero no es tan fácil; hay que comprobarlo (perogrullando)
                          Como ya digo, desde la cordialidad, no estamos cerca de estar de acuerdo en la base. Esto no es malo, porque podemos formar un buen equipo. Yo propongo las supuestas ideas geniales y tú las desarrollas (al 50%, claro…)

                          Saludos.

                          1. Un guionista con cultura cinematográfica sabe si su idea es original o no.
                            Un guionista no ve apenas cine norteamericano, europeo o contemporáneo. Un buen guionista no se niega a ver televisión por considerarla mediocre o sub producto. Cuando tu cultura cinematográfica es vasta ( a eso se llega después de un tiempo, por supuesto…), detectas a priori lo original de tu planteamiento o si has creado apenas el lugar común.
                            Lo otro estaría en autoreconocerse el talento, la incapacidad o simplemente el oficio.
                            Se puede aprender a escribir guiones, pero el talento dramático es Don de pocos, infelizmente.

                        3. El problema es que para sacar adelante una idea genial hacen falta otras 3 ó 4 ideas muy buenas. Y por si eso no fuera suficiente, ya puedes conseguirlo, que en esto del cine todavía necesitas suerte si lo que esperas con tu supuesta idea genial es petarlo. Un ejemplo: “La huérfana”.

                          Una película de terror que viendo su póster yo ya decidí no ir a ver ni de coña. “Más de lo mismo”, pensé.
                          Pues bien, en mi opinión la película tiene una de las ideas de guión más geniales de los últimos años en lo que a cine de terror se refiere. Además, el guión está bastante bien compesado y tiene secuencias con miga, los actores son buenos y para rematar, el director (español, por cierto) hace un trabajo notable (no sobresaliente).
                          ¿Qué habría pasado si esta película la hubiera dirigido David Fincher (o Park Chan-wook) y protagonizado George Clooney y Julian Moore (a la niña no hace falta cambiarla)?
                          Pues yo sinceramente creo que “La huérfana” hubiera sido una de las películas más taquilleras de su año.

                          Que le den “Buried” a Michael Bay a ver cuantos minutos pasa la cámara dentro del ataúd.

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