Por Guillermo Zapata
La pregunta vendría expuesta de la siguiente manera… ¿Cuando contamos una historia en televisión estamos expresando algo o alguien o lo estamos representando? ¿Estamos hablando de lo que la gente es o de lo que la gente debería ser? ¿Estamos dando nuestra visión particular de las cosas o una visión que tiene en cuenta a aquellas personas que van a aparecer en la pantalla?
He hecho la puntualización de que se trata de un guión que escribimos para televisión, porque creo que la televisión diseña antes formatos que historias. En el cine lo primero que uno tiene es la historia, el formato o no existe o tiene unas connotaciones muy generales y abiertas en cuando a duración, género, etc.
La televisión no es así. En la televisión uno no dice “Voy a hacer una serie sobre Antonio, Juana y Fernando, que son jóvenes y roban un banco” sino “Voy a hacer una serie sobre jóvenes delincuentes” En el cine, el problema de la expresión y la representación no es que sea menor, pero si es distinto. Al menos la tendencia general es a entender que uno cuenta la historia de Antonio, Juana y Fernando y no que Antonio, Juana y Fernando sean “los jóvenes de hoy” (O los jóvenes delincuentes de hoy)
Hace unos días, me encontré un comentario en mi blog en referencia a un personaje fijo de Hospital Central de origen ecuatoriano. El comentario se quejaba de que los guionistas estábamos dando mala imagen a la comunidad ecuatoriana, que había tomado ese personaje como referente. Mi respuesta fue, creo, la que habríamos tenido cualquiera. Este personaje tiene multitud de rasgos que lo definen y uno de ellos es que es ecuatoriano. El ser ecuatoriano no tienen ninguna relación con sus otros rasgos y solo “juega” en algunas historias. Aquello que hace al personaje menos agradable al espectador en este momento concreto no tiene ninguna relación con su nacionalidad.
Esto me recordó a una máxima Trekkie que venía a defender la serie original de Star Trek como una serie en la que había, por fin, un reparto interracial e internacional que incluía, no solo a una mujer negra, sino incluso a un ciudadano ruso en plena guerra fría. ¿Que estaban haciendo los creadores de Star Trek? ¿Impulsar la comprensión entre bloques? ¿Ser simplemente consecuentes con el mundo que se encontraba a su alrededor en ese contexto histórico? ¿Hacer coherente un relato futurista? ¿Todas esas cosas? Estoy seguro de que esa mezcla no evitaba que Checov y Uhura tuvieran, a la vez, sus bajezas particulares, por representantes de sus comunidades que fueran.
Al final, la pregunta es ¿Que tipo de responsabilidad tenemos con “lo real”? ¿Tenemos alguna? ¿Ninguna? Eso lleva, claro, a una pregunta nueva y que viene a enredarlo todo mucho. Como dirían en Matrix: ¿Qué es lo real?
Para ilustrar el tipo de problema al que me refiero con un ejemplo. La serie Británicas Misfits muestra en numerosas ocasiones a un grupo de jóvenes haciendo alguna de estas tres cosas.
a.- Fumando porros y/o tabaco.
b.- Tomando extasis.
c.- Teniendo relaciones sexuales.
En alguno de los capítulos alguna de estas cosas constituyen “tramas” y por tanto “se problematizan”. En otros, los chavales simplemente, beben, follan y se drogan.
Ese tipo de compromiso con lo real me resulta mucho más “educativo” y “etico” por la vía de la expresión, que nuestra habitual posición a favor de la representación de valores positivos (Que esa es otra, a ver cuales son los valores positivos y cuales no) por la vía de
a.- No contar las cosas que de por si pasan
b.- Contarlas siempre como un problema.
Así se rebela la verdadera naturaleza de muchas de nuestras ficciones, cuando los jóvenes, los migrantes, las mujeres, los parados, etc. Son presentados como “problemas” que otros deben “resolver”.
El problema de la ficción española es que tiene un miedo espantoso a retratar la realidad, por eso el cine español más que realista es idealista, en las películas de Ken Loach si los personajes son de Manchester y pertenecen a la clase obrera hablan con el acento y la jerga de la clase obrera de Manchester, no como en Los lunes al sol, que mantienen conversaciones de catedráticos de ciencias sociales con un castellano de Valladolid. En The Wire la mayoría de personajes negros o son camellos, yonkis o polícias, a veces de dudosa moralidad, pues resulta que es la serie mejor valorada por la comunidad afroamericana.
Y no sólo pasa en el cine anglosajón, también en el cine frances, ayer volvi a ver La Clase, una película sobre la cotidianidad en un instituto frances, sin ningún tipo de paternalismo muestra los problemas que surgen en una sociedad multicultural, aquí en España, donde viven casi 6 millones de extranjeros, no se ha hecho ni una sola película, en condiciones, que refleje la vida de esta gente, y no lo hacen porque habría que presentarlos con todas sus contrariedades, algunas buenas como la solidaridad u otras malas como el machismo; y no se hace porque es más fácil tirar de lo políticamente correcto, todo el mundo es bueno, y si pones a un par de skins haciendo de malos mejor, que intentar ir más allá de las convenciones.
Amen.
Guillermo, he estado leyendo algunas de tus entradas en distintos blogs y quería comentarte una cosa. Estoy haciendo un blog sobre series españolas para una asignatura de la carrera de Periodismo y me gustaría saber si habría alguna posibilidad de hacerte una entrevista para publicarla en él. Quizá no sea la forma más ortodoxa de proponértelo, pero me está costando un mundo encontrar una manera más cómoda de contactar contigo.
Un saludo!
“La televisión diseña antes formatos que historias…” Criterio tan interesante como absoluto. Lo entrecomillado sería un resbalón si se lleva al pie de la letra y de manera categórica. Claro que si hablamos de concursos o series no ficcionales, no lo discuto.
Pero pensar la ficción únicamente a partir de un formato es un craso error, si así fuese, no se innovaría jamás. El formato inhibe la creación haciéndola un pastiche. Pasa que como se han producido series-culebrones de relativo éxito, se ha pensado que la TV solo funciona de ésta manera. Es una pena en un país donde no existe una TV por cable al nivel de una HBO. Existe a pesar de todo una creatividad incuestionable, maniatada por una visión unilateral de hacer televisión, hecho éste que debe su impronta a manos, digamos… no creativas.
¿Cómo hablar primero de temas o conceptos, sin tener una historia para contar y sus personajes?
A mi entender esto vale tanto para TV, como para Cine. No debería ser el tipo de medio, el límite de la representación o expresión del mundo ;-)
Quien quiera conceptos que escriba una tesis, un ensayo, pero la ficción contada en imágenes no debe responder a temas, debe antes ser fiel a una historia. En la medida en que éstas son genuinas, los temas aparecen por sí solos.
Por cierto, la propuesta de Star Trek fue presentada con episodio piloto, personajes, sinopsis, etc. Y rechazada en primera instancia por “cerebral”. Fue necesario reescribirla y alejarse un poco del concepto, para entrar en la historia. CLIC.
Me lo has quitado de la boca!… también a mi me parece el aspecto más interesante del post; el formato. Porque, en realidad, uno prefiere ver una película en el cine, pero por ejemplo cuando pasan por TV películas que incluso ya he visto previamente en el cine, me sigo quedando pegada a la pantalla, concentran mi atención al 100% y si llama mi madre le digo que ya la llamaré.
Entonces imagino que la cuestión en cuanto al formato se refiere a las series, que a su vez engendran sus propios subformatos; Friends o Los Serrano no tienen nada que ver con Hispania o Arriba o Abajo. La pregunta del millón es ¿el formato tiene porque condicionar la calidad del contenido? Imagino que no.
El formato acabó con la creatividad de la televisión, estoy siendo absoluta, pero lo veo de esta manera.
Hombre, Guillermo, todavía me acuerdo de esas discusiones en tu blog. ;)
Por cierto, Gene Roddenberry, el creador de Star Trek, era un furibundo anti-capitalista y anti-militarista y eso se puede percibir bien en su estética tan alejada de lo militar (los uniformes parecen pijamas); o que en el futuro el dinero ha dejado de existir. Supongo que el tipo consecuente con sus ideas era un poco.
Plantea un tema interesante y delicado, Guillermo. En principio, el formato del cine no tendría que ser distinto del formato de la tele. Y de hecho, muchas de las ficciones del cine suelen acabar emitiéndose en la tele. Sin embargo, es lógico que el formato de una ficción completa de dos horas de duración, no sea el mismo que el formato de una serie, cuya duración y desenlace, además de depender de muchos factores, resulta incierto hasta para los propios guionistas.
Aunque no he escrito un guión en mi vida, el sentido común y todo lo que voy aprendiendo en este blog, me dice, que todo empieza con una idea, ésta deriva en una sinopsis, ésta a su vez en un borrador…Y teniendo claro el concepto y la sinopsis estructural de la história que se quiere contar, en forma de comedia, drama o trhiller, ya se puede a empezar a escribir el guión, es decir, ya se puede adaptar la história al lenguaje cinematográfico. Imagino, que teniendo claras algunas referencias de base, como la categoría (drama, comedia…) en la que se quiere encuadrar la história, el sentido de actualidad que tiene, el rol de los personajes (claros, ambiguos…) sus motivaciones y propósitos, el tipo de acontecimientos y situaciones que sirven a esos propósitos, la adaptación cinemátográfica de la história empieza a fluir sino sola, sí de manera natural.
Quizás con estas referencias claras es más fácil detectar el tipo de situaciones o de personajes, que dificultan, facilitan o no sirven al propósito de la história.
Sé que de la teoría a la práctica hay un largo trecho, Guillermo. Por ello, le agradecería que me corrigiese si estoy equivocada en mis apreciaciones.
Un saludo.
Hola Guillermo. Soy yo por estos lares y yo te comenté lo del personaje ecuatoriano, creo que el problema surge cuando el actor dice en sus entrevistas que él quiere que los ecuatorianos estén orgullosos a través de ese personaje, así que él no debe de pensar lo mismo que vosotros, pero eso no es reponsabilidad vuestra ( y te hago llegar un enlace:
http://www.elcomerciodelecuador.es/component/content/article/53-entrevistas/1075-con-waldo-espero-llenar-de-orgullo-a-los-inmigrantes.html), pero bueno, supongo que sus intenciones son distintas a las vuestras. Además este actor forma parte de una campaña para concienciar a los inmigrantes con el voto.
Yo creo que los guionistas sí tenéis ciertas responsabilidades con lo real. Escribís para entretener, de acuerdo, pero todas las personas formamos nuestro imagininario cultural y casi antropológico a través de todos los productos culturales y fenómenos de masas que recibimos.Es la vieja relación del arte con la sociedad, además.
Y como siempre en mi estilo, se me ocurren otras cosas después. Yo sí me creo que Star Trek en cierto modo ofreciera ese mensaje de conciliación, del mismo modo que “La invasión de los ultracuerpos” nos hablaba de la paranoia anticomunista .No hay nada de malo en transmitir mensajes, creo yo y en asumir la responsabilidad directa o indirecta que de ahí emana. Mencionaba lo del arte y la sociedad porque creo que los guionistas como integrantes del show business, sois conscientes de que os escribís para el entretenimiento, pero creo que también os gustará que de vez en cuando vuestro trabajo aspire a ser arte. Pero claro, aquí entraríamos en otra discusión acerca de ¿es la televisión arte? ¡ ¿qué es el arte en el siglo XXI?
Claro, tambien hay límites, entiendo que un guionista no puede dejarse llevar por la paranoia de cada vez que va a diseñar un personaje pensar si estará dejando en buen o en mal lugar a los de Ecuador o a los de Navalucillos ¿No era de ahí Rusty?
A mí si me parece osado como espectadora, en cuyo imaginario cultural caben tanto “Star Trek” como “Las Meninas” (luego me pararía a discutir qué lugar ocupa cada una o el valor de cada una)que una serie americana escrita a comienzos de los 60 tuviera un reparto interracial y una mujer negra. Las cosas cambian en la sociedad pero tan poco a poco que quizá me tendría que plantear si no es triste que también me siga pareciendo osado que la cabecera de “Hospital Central” la ocupe una doctora lesbiana. Y en cuanto a lo que hagan los actores con los personajes, igual que lo que opinen de ellos los guionistas, allá ellos ¿no? David Andrade dice que quiere que los ecuatorianos se sientan orgullosos de Waldo. Patricia Vico nunca ha puesto mucho énfasis en el hecho de que Maca sea lesbiana, de hecho de sus entrevistas siempre se deduce que opina como vosotros, es un rasgo más del personaje, lo que es bien cierto; sin embargo, curiosamente, ofrece la imagen de su personaje para participar en una campaña de “Amnistía Internacional” en contra de la homofobia (entendidendo “homofobia” en el sentido amplio del término)
Vaya 4M, desde la última vez, yo que hubiera jurado que usted era guionista….,enfín, no hay duda de que su estilo es otro muy distinto.
Un saludo.
No, no soy guionista, ni mucho menos.
Guillermo ¿crees que al igual que en el cine en el teatro también se tienen en cuenta historias y no formatos?
Lo digo porque acabo de ver la versión teatral,que es un derivado comercial de “Amar en tiempos revueltos” y desde mi punto de vista es algo completamente fallido; lo cual me llama mucho la atención dado que los creadores de la serie son tres de los más importantes dramaturgos actuales y sin embargo la obra teatral diseñada por ellos ahora, no se sostiene.
Es interesante de ver sólo por la comparación de estas estructuras.
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