Por Chico Santamano.
Siempre me he considerado más guionista de cine que de tele… básicamente porque empecé vendiendo un guión de largo. Pero como todos los años no se coloca una peli, no tengo más remedio que encontrar en la ficción televisiva un entrañable albergue en el que pasar los fríos inviernos.
Y ojo, que a mí estos albergues me encantan. Ya saben que yo a la tele no le hago ascos. Como espectador la disfruto como el más ajeno al medio. Me da igual un reality que un culebrón de sobremesa. Si me engancha no tengo el más mínimo pudor no sólo en verlo sino en reconocerlo.
Como profesional, la mayor diferencia que encuentro con respecto al cine es que en la tele es rara la ocasión en la que el productor de tu serie te lleva a cenar y te cuenta cotilleos (esto en cine se estila más), pero en cambio te pagan casi todos los meses y una cosa compensa a la otra.
A pesar de las ruindades sufridas en el mundo del cine, pocas veces me he “despedido” de una productora, sin embargo hace algún tiempo tuve que marcharme de una serie echando fuego por el orto.
Les cuento esta entrañable historia en cinco puntos.
1.- Entro a currar a mitad de mes. Pasan casi dos meses y aún no me llega el primer sueldo. Cuando pregunto qué pasa, me dicen que necesitan que les entregue certificados como que estoy al corriente de pago y blablablabla… Ya lo podían haber dicho al principio, pero bueno. Se los entrego.
2.- Les paso una factura por lo equivalente a ese primer medio mes. Entiendo que si trabajo la mitad de mes, cobro la mitad del sueldo. La secretaria de producción me tira la factura alegando que la cifra que debería cobrar es bastante menor. Hablamos de una diferencia de casi 300 euros menos de lo que dicta el calendario. Tras varios mails explicando a la señorita que no hay forma alguna de justificar esa diferencia entre mi cifra y la suya… pasan los días, pasan las semanas… sigo sin cobrar y al fin consigo hablar con el jefe de producción.
3.- FLASHBACK. El único contacto que había tenido con este tipo fue unas semanas antes en el comedor del plató. Nos contaba indignado lo mal que trataba a sus empleados un famoso productor ventrílocuo. Yo pensé “qué majete”…
ya…
4.- Imagino que ese productor ventrílocuo debe de ser el mismísimo diablo en la tierra porque yo nunca me he sentido peor tratado en un despacho como me hizo sentir este tipo. Con las peores formas, defiende su contabilidad y dice que mi factura está mal. No lo estaba. Me quería birlar 300 euros por la cara. Me dice que si me empeño en pasar mi cifra no tendrá problema en pagármela, pero entonces al día siguiente no volvería a trabajar en esa serie. Imagino que el título de este post les dará una pista de lo que decidí. Me levanté y le presenté mi factura tal cual.
5.- Si ya me piré del curro, ¿qué voy a contar en este quinto punto? La mejor parte. Al día siguiente me cuenta el coordinador que, lo que nadie sabía de manera oficial, es que la producción se paraba esa misma semana y todos a la calle. Eso sí, el prenda que me despachó ya sabía ese dato cuando me dio a elegir entre irme con mi factura o bajarme los pantalones con su cifra. Si hubiera pasado por el aro… me habrían echado igual a los pocos días.
¿Qué pasó después?
Pues que yo cobré lo que pedía, aunque como era de esperar con BASTANTE retraso. El impresentable este seguramente continuará racaneando la pasta con las peores formas y las artimañas más chungas. La serie se fue al garete tras dos o tres meses en antena. Hice muy buenos amigos entre el equipo de guionistas y no tardé más de dos o tres meses en encontrar un nuevo curro.
¿Moraleja?
La próxima vez que les fuercen a tragar como en el punto cuatro. Acuérdense del cinco.
Ass on fire.
Pasé por la misma anécdota con distinta gente. Cuando llega el punto cinco y tu estás en casita tranquilamente y con el dinero cobrado, te dan ganas de ponerte unas gafas de sol a lo “CSI:Miami” y gritar FUCK YEAH.
En el punto 3: FLASHBACK- “Nos contaba indignado lo mal que trataba a sus empleados un productor ventrilocuo”, aunque habría que analizarlo en el contexto en que se dijo, apostaría a que el comentario no fue por casualidad. A los empleados se les puede tratar mal de muchas maneras, por ejemplo, se les puede intentar birlar 300 euros por la cara.
Así a priori, el comentario lejos de ser espontáneo, parece una manera indirecta de crear confianza en su interlocutor. Es más, parece un mágnífico recurso para que éste baje la guardia y a la que se descuída..ZAS!
Esta historia está ambientada en la España contemporánea, no hay duda.
A veces un poco de orgullo no hace daño. Sobre todo cuando es más bien amor propio.
Eso debe dar mucho gusto. Yo en mi actual curro he tenido la tentación dos o tres veces, pero el mileurismo que sufro es mejor que los muchos meses que me tiraría en el paro buscando una alternativa igual o mejor (que es el objetivo).
Imagino que en el mundo del guión las temporadas de paro son corrientes, yo que aún no he entrado en esa dinámica, no me arriesgo a dejar un curro sin otro al que agarrarme antes.
Pero vamos, el gustazo de dejar tu dignidad intacta y bajarle los humos a un gaita de estos debe ser enorme.
Al final, lo más triste de todo esto no es ni siquiera que se mienta, o el tono que se utiliza o las artimañas… Lo peor es que se hace por 300 putos euros.
Imagino, claro, que no se te ocurriría ir a Inspección de Trabajo a poner la denuncia correspondiente, ¿verdad?
Tienes toda la razón, pero por 300 euros de mierda y la nula posiblidad de recuperar el curro no tenía mucho sentido.
En cualquier caso, no está de más tener un dinerito ahorrado para futuras visitas al juzgado. Eso y la asesoría del abogado de ALMA (experto y asequible) son tu mejor aliado para estas y otras movidas más peliagudas.
No es por los 300 €, sino para que la empresa espabile. Ayer mismo estuve en mi primera reunión entre empresa e inspector de trabajo, debido a una denuncia que interpuse yo mismo. No sé trata de recuperar los 300 pavos, sino de FOLLARTE VIVA a la empresa. No sé si he tenido suerte, pero mi inspector de trabajo les está buscando mierda hasta debajo de los calcetines. Les ha pillado con las bragas bajadas y deben estar flipándolo.
La inspección de trabajo es, como he podido comprobar, la gran desconocida para el ciudadano. Es rápida, efectiva y simplemente está a un escrito de distancia.
LUCHAD POR VUESTROS DERECHOS, JODER, ¡¡LUCHAD!!
“A un escrito de distancia” ¿en qué se concreta? Explícalo un poco, por favor: ¿a quién hay que dirigir el escrito? ¿Cómo debe redactarse? Que los lectores lo sepan.
Pues a ver…
http://www.mtin.es/itss/web/Sala_de_comunicaciones/Como_denunciar_ITSS.html
http://www.mtin.es/itss/web/Utilidades/FAQs/
Está todo ahí. Yo también recomendaría (y no, no me pagan por decir esto) los servicios jurídicos de Legálitas. Yo sin ellos no habría sabido qué hacer. Y el tener varios abogados que te puedan asesorar implica el tener varios puntos de vista y una opinión global mucho más rica.
Conclusión: sólo es cuestión de no dejarse pisotear, de echarle ganas, tiempo y esfuerzo… Y realmente no hace falta tanto. ¡Ánimo, compañeros! ;)
Olé.
Igual que armingus te digo. No son los 300€ tuyos, son tus condiciones de trabajo y la de muchos compañeros en tu misma o peor situación. Ir por lo laboral, abogado de oficio, no es pasta. Comparado con las mejoras que se pueden conseguir.
Cuando le cuento las cosas que nos pasan a amigos de otras profesiones alucinan,solo reivindicando lo que es justo conseguiremos una legislación decente y unas condiciones de trabajo dignas.
Armingus, le alabo el gusto de denunciar, cuando la ocasión lo requiere. Aunque, en el caso expuesto en el post, afortunadamente no hizo falta. Pero, incluso dar el paso de denunciar requiere de cierta motivación. Y su experiencia me anima a contar la mía (con el permiso de Santamano), pero en el tema de las oposiciones, que convocan las Administraciones locales. Existe la leyenda urbana de que las plazas que ofertan ya suelen estar adjudicadas de antemano, pero igualmente, para justificar su elección necesitan hacer pública la convocatoria a traves del proceso de concurso-oposición. Sólo necesitan a unos cuantos pardillos que piquen el anzuelo y evidentemente, yo fui una de ellas.
Hace años, me animé a prepararme para una plaza de psicólogo en la comunidad de Aragón. Se trataba de una plaza de laboral y la fase de oposición consistía en elaborar un proyecto de acción social (en la zona), sobre drogodependencia, con su posterior exposición oral. Mientras esperaba mi turno, algunos aspirantes rumoreaban sobre la ausencia de dos miembros del jurado, que había sido sustituídos por dos lugareños.
La exposición del proyecto fue una de las situaciones más humillantes que yo recuerde. Más o menos a mitad, cuando me atasqué en uno de los apartados, dos de las impresentables que me estaban evaluando se empezaron a reir entre ellas, sin ningún pudor. Me descolocó tanto la situación, que ya no pude seguir. Me había desplazado 120 km, había invertido tiempo y esfuerzo en el proyecto, para recibir a cambio una burla grotesca.
Aunque no tenía la certeza, sospeché que parte de los miembros del tribunal no cumplian con la cualificación exigida y me dispuse a averiguarlo. Me dirijí al “Justicia de Aragón”, que es una figura simmilar al “Defensor del Pueblo” (supongo que en otras comunidades existe una figura similar) Le expuse el caso por escrito, dejándole claro que mi única pretensión era evidenciar las irregularidades que se hubieran podido cometer en este sentido, llamarles la atención y prevenir este tipo de situaciones en futuras convocatorias.
Mi planteamiento era claro, si a los opositores se nos exige presentar cierta titulación y requisitos, ¿No tenemos derecho a ser evaluados por un tribunal al menos del mismo nivel? ¿No es exigible que su cualificación sea pública, como la nuestra?
Finalmente aceptaron llevar mi caso y en base a mi denuncia, durante un año estuvieron insistentemente encima de ellos, pidiéndoles cuentas y tocándoles las narices. Al final, después de un año, cansados de dar pretextos y sin saber donde esconderse, los impresentables de la convocatoria acabaron admitiendo que parte del tribunal no cumplia con los requisitos exigidos. El rapapolvo que les dieron me dejó más que satisfecha y pude resarcirme de la burla.
Y por parte de la institución del Justicia, me consta por escrito, que mi denuncia sirvió de base para presentar medidas concretas en la regulación de convocatorias, por parte de las Administraciones locales.
Siento que me haya quedado un poco largo. Espero no haber aburrido.
Olé tus cojones. Con más personas como tú este país sería un lugar si no mejor, al menos más justo.
No quisiera decir lo siguiente, pero es que es cierto: no trago a las personas que no hacen más que quejarse continuamente y con razón (las que se quejan por todo son caso aparte), pero al final no mueven un puto dedo. No puedes esperar que la Administración vaya a por ellos porque sí. Sería genial que eso sucediera, pero no. Yo creo en el Sistema. El Sistema está ahí, esperando que el ciudadano lo utilice. Pero debe hacerlo, no quedarse mirando como un pasmarote. Debe tener la valentía para hacerlo. Y si el tiempo disponible es justo, debe sacrificar esa noche con los colegas de birras y quedarse en casa sentando culo y redactando el escrito hasta que puedas ver tu reflejo en él, de lo claro y detallado que esté. Porque si queremos ser respetados en cuestiones laborales, lo primero que debemos hacer es respetarnos a nosotros mismos.
¡LUCHAD!
Gracias, Armingus. Realmente, su entusiasmo es contagioso. Comparto totalmente su punto de vista sobre el asunto. Incluso, las situaciones en las que objetivamente no merece la pena hacer nada, siempre merece la pena hacer algo. Basta con que uno encuentre su motivación y se proponga dar el paso. Pero se lo tiene que creer, claro.
Me ha encantado este post y sus correspondientes réplicas. He aprendido más en 10 minutos de lectura que en una clase de 4 horas de un Máster de Guión. ¡Un viva por Bloguionistas, Chico Santamano y Armingus!
Joder, con la que está cayendo y dices que “no tengo más remedio que encontrar en la ficción televisiva un entrañable albergue en el que pasar los fríos inviernos”. Vente al albergue del paro. Encontrarás muchos y muy variados guionistas. Creo que todavía hace más frío que en la televisión. Incluso, si te portas bien, sirven sopa de ajo. Sin picatostes, claro.
jope cuanto escribis señores “Bloguionistas”
podias escribir sobre algo + sencillo
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