por Ángela Armero
La fallida secuela de la mítica Wall Street parece contradecir el espíritu de la original: “La codicia es buena”. Tanto no puede serlo si a causa de esas ansias de llenar el saco se da una patada en la boca a todos los seguidores del film de 1987 y a cualquiera que pague una entrada por ver este complicado artefacto vacío.
Otra frase que se ha hecho popular y que en mi opinión tiene más verdad es “Si no puedes ser un buen ejemplo, procura ser una advertencia espantosa”, y esa sí que se aplica a “Wall Street, el dinero nunca duerme”. Yo creo que desde el punto de vista del guión hay abundantes lecciones sobre cómo no hacer las cosas. (También hay detalles de dirección que generan bastante “repeluzno”, como unas bizarras cortinillas que en el apogeo del cine mudo eran lo más, y como un cameo del director que a un amigo mío le inspiró el pensamiento “Disparadle, que está sufriendo”.)
Antes de entrar en detalle me gustaría recordar las virtudes que para mí tiene la primera. Wall Street se convirtió rápidamente en un éxito, en la peli que retrataba un nuevo estilo de vida, el de los yuppies y su ascenso social. Contaba la historia de Bud Fox, un joven ambicioso pero con buen fondo que gracias a los esfuerzos de su padre Carl Fox (Martin Sheen), un obrero sindicalista y trabajador, consigue una buena posición y un buen trabajo como corredor de bolsa. Logra captar la atención de un famoso tiburón financiero, Gordon Gekko (Michael Douglas), quien se hace su mentor y protector. Bajo su influencia, Fox va cambiando paulatinamente sus principios y su forma de obrar hasta convertirse en el mismo personaje sin escrúpulos que le prohija. Por si fuera poco, spoiler, Gekko le engaña para comprar la compañía aérea en la que trabaja su padre despidiendo a todos los empleados. Fox se alía con un rival de Gekko para devolver el golpe y mandar a su mentor a la cárcel.
Han pasado más de veinte años y llegan las rebajas. En la secuela tenemos a Jacob “Jake” Moore (Shia Laboeuf), un joven ejecutivo que trabaja en una firma de inversión, obsesionado con las energías alternativas, de cuyo entorno inicialmente no sabemos demasiado. Pero sí conocemos a su novia, Winnie (Carey Mulligan) la hija bohemia de Gordon Gekko, que no tiene ninguna relación con su padre, quien salió hace varios años de la cárcel. Su firma sufre una caída histórica y su jefe y mentor Zabel es finalmente derrotado por otro banquero, Bretton James, quien propicia el derrumbe definitivo de la empresa de Zabel. Al día siguiente, su mentor se suicida. Impactado y rabioso por la pérdida, Moore se acerca a Gekko con intención de conseguir información para destruir al enemigo de su antiguo jefe, James. A cambio, Gekko le pide que facilite la reconciliación con su hija Winnie, la bohemia, que dirige una web izquierdosa y pasa del dinero (aunque vive en un piso de caerse de espaldas.)
Con la ayuda de Gekko, Moore consigue hacerle perder millones de dólares a James propagando rumores interesados sobre sus negocios. Se entrevistan y James, impresionado ante su valentía, le ofrece un trabajo que Jake acepta con intención de hundirle más aún. Nada más llegar a la firma, ve la ocasión de venderle su energía alternativa esotérica a unos chinos y James parece orgulloso de su audacia. Paralelamente, el pollo va favoreciendo los encuentros entre hija y padre que de momento no van demasiado bien; además, Winnie se queda embarazada, pero su relación está deteriorada. Mientras, la economía se está hundiendo y James, su nuevo jefe, tras una “excitante” carrera en moto por un bosque, le confiesa que van a pasar de su energía esotérica para apostar por algo más convencional. Jake, cabreado a)porque su jefe lo hace para proteger sus intereses petrolíferos y pasa del bienestar de la humanidad y del planeta b) porque él va a perder toda la pasta que ha metido ahí, le manda a la mierda y se despide.
Al contarle esto a Gekko, éste le revela que su hija tiene cien millones de dólares en un fondo en Suiza y que pueden servir para financiar su tecnología altruista. Jake se los pide, Winnie se los da, autorizan a Gekko para hacer la transacción de modo seguro y éste sorpresivamente se queda con el dinero. Winnie manda a la porra a Jake y rompen su compromiso. Cabreado como un mono, Jake utiliza la información que Gekko le ha dado para hundir a James. Lo consigue, pidiéndole a Winnie que publique la “bomba informativa” sobre las actividades ilegales de James. Winnie lo hace, pero no vuelve con él. James se va al infierno de los ejecutivos, mientras llegan noticias de que Gekko está en Inglaterra haciendo negocios. Vuelve a ser billonario.
La película toca a su fin. Jake intercepta a Winnie llegando a su casa llevando unas maletas, le ayuda a llevar sus cosas. Pobre, separada, embarazada, pobre Winnie, con lo que ella ha sido. De repente aparece Gekko, diciéndoles que ha vuelto a meter el dinero en la energía alternativa, después de usarlo para forrarse. Epílogo. La feliz pareja ha vuelto y todos son felices.
FIN.
Las similitudes son numerosas. La figura seductora, Don Dinero, sigue siendo el mismo, con un oportuno giro: Gordon Gekko, en su vida después de la cárcel, convertido en un gurú económico, escritor y conferenciante, ya no tiene dinero pero ha conseguido respeto y admiración. Se puede pensar que se ha domesticado, que la prisión le ha hecho más humano, puesto que añora a su hija y quiere ver fotos de ella, etcétera. Sin embargo, el joven Bud Fox no tiene su equivalente en Jacob Moore, un joven sin personalidad, del que no se sabe si es un ecologista o si piensa forrarse lo más grande con energías esotéricas basadas en chorros de agua marina.
Mientras que en la primera el objetivo de Fox era claro, medrar, en la segunda, el objetivo de Moore es vengarse de James, quien destruyó a su mentor. No hay nada intrínsecamente malo en la venganza, pero si el tema de Wall Street es la corrupción, quizá este detonante no aporte tanto como el anterior. Sobre todo cuando Zabel nos importa un pepino. Por otro lado, hemos visto que se mete en la empresa de James para tener más información para vengarse de él, pero parece congraciarse con él cuando éste parece estar a favor de su energía limpia. Sólo cuando pasa de su tecnología para proteger su rentabilidad y su petróleo se decide a vengarse de verdad. Cuando se precisan dos detonantes encadenados con una tregua de por medio, la motivación de Jake parece bastante endeble, un mero pretexto argumental. El segundo detonante anula la realidad o sentido del primero.
En la secuela también hay una persona a la que defraudar en la familia. Mientras que en la original era el padre, en esta es Winnie, la novia bohemia. A pesar de que la adora, Jake le pide la pasta, la despluma, utiliza su web para su venganza personal y paradójicamente lo que a la chica le cabrea es que le haya mentido sobre la relación con su padre. Cuando rompen, ella dice que es por esto, ¿no será que te cabrea que por tu novio gilipollas tu padre te haya levantado cien millones de dólares? Hay varias cosas chirriantes en la relación. Ella es anti Gekko total, pero como se comenta explícitamente en la película, es curioso que se haya enamorado de un hombre como su padre. (Esto queda sin explicación.)
A pesar de que se aman profundamente y de que van a casarse, ella no le ha comentado que es millonaria, pero no muestra el mismo recelo a la hora de entregarle su fortuna. La razón esgrimida es poder hacer una diferencia y mejorar el futuro de la humanidad con una energía más limpia. Ella, después de ser manipulada por él, parece feliz de poder hacer tal cosa, y se nos ha dicho que la chica es brillante. Se ha cabreado muchísimo por la insistencia que él muestra para que vea a su padre, pero se deja desplumar con lágrimas en los ojos. No sé a vosotros, pero a mí no me convence. Poco después, y cómo no se sabe muy bien qué hacer ya con ellos (o esa es la sensación que tengo yo), resulta que Winnie está embarazada.
Los dos, corazones puros, se sirven del nuevo Gekko para mejorar el mundo y caen en su trampa. Luego ella rompe con él por la mentira, pero lo hace al tiempo que sabe que su dinero ha volado, con lo cual la cosa a mí no me queda muy clara. Tenemos a Jake con enormes problemas al final, después de ser traicionado por Gekko: recuperar a su chica y recuperar el dinero, pero también vapulear a James. Y entonces llega uno de los momentos más torpes de la película, que es más o menos como sigue.
JAKE: Winnie, qué tal. Oye, mira, que deberías publicar lo del fondo de inversión de James en tu web, así le jodemos definitivamente. Ah, por cierto, te quiero mucho y te echo horriblemente de menos.
Después, Jake utiliza el DVD de la ecografía del bebé para conmover la conciencia de Gekko, quien devuelve el dinero después de forrarse a costa de su hija. Pero la sensación de aleatoriedad en los comportamientos de Winnie, lo falso de su relación emerge con toda claridad en estos vaivenes. Es como si los guionistas se vieran con mucho peso en las manos y lo soltaran de cualquier manera, sin llegar nunca a calar en el espectador los sentimientos de los dos como algo real.
Lo poco convincente de su relación se aplica también al personaje de Jake. No se sabe si es un idealista de las energías limpias o un codicioso. Creo que ese es el mayor problema de la película: que no tiene la valentía de presentar a su protagonista como alguien más o menos joven, más o menos puro que es seducido por el dinero y el poder.
En el caso de Bud Fox, se transformaba pasando de ser un chico idealista y ambicioso a ser alguien que utiliza información privilegiada y que se adentra en las turbias aguas del espionaje industrial. El precio que ha de pagar era arruinar a su padre y a todos sus compañeros de trabajo en la aerolínea. Aquí, el precio que Moore ha de pagar es su relación con Winnie. En la teoría, funcionaría bien. En la práctica, es tan torpe como os he comentado. Sin embargo, en la película han intentado mostrar su evolución de otra manera bastante más pobre.
Antes de ser contaminado por Gekko, la madre de Moore le pide una burrada de dinero para sus negocios inmobiliarios y él se los da. Al final, vuelve a ver su madre, quien quiere más dólares, y esta vez le dice que no. Esa es su evolución. La trama con sus madre (Susan Sarandon) es una de las más innecesarias y absurdas de la película, con permiso de la escena en la que Winnie y Gekko se medio reconcilian, en la que se verbaliza por quinta vez y de forma tediosa e insufrible que Rudy, el hermano mayor de Winnie, se suicidó y en teoría por culpa de Gekko. Del mismo modo que Zabel (a quien hemos conocido brevemente) nos toca un pie, el amigo Rudy nos importa un comino. Los dos personajes, Rudy y Zabel, son y existen (o han existido) para hacernos creer en la motivación de los personajes. El motivo de Jake para vengarse de James y el motivo de Winnie para odiar a su padre. El de Jake puede ser necesario, aunque yo personalmente lo percibo como artificial (como he dicho, hace falta otra puñalada de James para desencadenar el final de su trama) pero el de Winnie no importa nada, o podría haber sido más revelado de forma mucho más sucinta. Cuánto más esfuerzo se percibe en resaltar esto, más pobre queda.
Wall Street (1987) tuvo la valentía de presentar a su protagonista como la codicia personificada. Lo mejor era que Gekko era el diablo y que todos se rendían a sus pies. El Wall Street de ahora tiene como protas a unos niñatos descafeinados que ni siquiera se atreven a decir que lo que quieren es pasta. Lo único que brilla en el film es la maldad de Bretton James, de su jefe Jules Steinhardt (Eli Wallach) y del propio Gekko. La maldad es mucho más cinematográfica que la bondad, y si no que se lo digan a Vic Mackey.
Corrección política, amoríos blandengues y retorcimiento al servicio de la nada. Una auténtica decepción.
Estoy de acuerdo con todo lo que dices sobre la película, sobre todo en la indefinición casi exasperante de los personajes sin unas trasformaciones correctamente motivadas.
En lo que no estoy tan de acuerdo es en la maldad de Vic Mackey como concepto genérico. Sí, vale, al principio sí. Pero lo que precisamente no le convierte en un personaje insoportable de asimilar por el público, es su lado bueno. Es un tipo que haría cualquier cosa, que incluso daría su vida por su familia y sus amigos. Un tipo noble, a pesar de todo. De hecho esta transición de absoluto hijo de puta del final del primer capítulo, a personaje auténtico, es una de las cosas más meritorias de influencia en el espectador que yo he visto hacer con un personaje.
Saludos.
Bueno, SPOILER DEL FINAL THE SHIELD, ya se ve al final que por sus amigos no lo da todo. Estoy de acuerdo contigo en que tiene cualidades buenas pero una persona que en el piloto SPOILER DE THE SHIELD asesina a un compañero es, esencialmente malo, por mucho que luego se le matice con su debilidad por niños, mujeres y su valor y lealtad a lo largo de las temporadas, etc, etc. No digo que sea todo villanía sino que tiene como novedoso ser un protagonista cuya maldad es bastante más notoria que su bondad, por lo que por tanto podríamos afirmar que es malvado.
Lo del encuentro de Gekko y Fox es bastante lamentable, es igual de horterilla que esas transiciones extrañas. Y la concesión esa en forma de epílogo digno de comedia romántica ya es para vomitar.
SPOILER DE THE SHIELD
NO LO LEAS SI NO HAS VISTO LA SERIE.
Ángela, llamar “compañero” a Terry Crowley es ser muy benevolente. Vic lo asesina, sí. A sangre fría, con premeditación, todo lo que tú quieras. Pero NO es un compañero: es un chivato. Un topo al que han colocado de compañero de Vic, con la intención oculta de destapar todos los tejemanejes en los que pueda estar metido el Strike Team, y ello con la intención de impulsar la carrera política del Comisario, que quiere ganar puntos enchironando policías corruptos. Vic lo mata porque descubre su jugada. Y no lo olvidemos: porque el tipo, aun estando dispuesto a arruinar la vida de Vic, se presenta en su casa en una fiesta-barbacoa, y se hace el buen compañero, con dos cojones, delante de la familia de Vic, delante de la gente cuyas vidas va a arruinar.
Vic es un asesino, sí. Pero recordemos que “no matarás” es EL QUINTO mandamiento. No está en el podio de los mandamientos.
Para mi querido Pia: vale, es un chivato. Escribir con faltas de ortografía es un pecado nefando, pero matar no está en el podio. Jajaja, qué grande eres.
Puede parecer muy abrupto lo que comenta el pianista, pero forma parte de lo que yo decía para justificar al personaje. Sin duda ese acto le convierte automáticamente en un ser repulsivo. Pero con matices. Esos matices que servirán de justificación más adelante, para que no nos lo parezca tanto (como bajo mi punto de vista, así ocurre).
Si hablamos de motivaciones aleatorias, ¿qué hay de la escena en la que Gordon Gekko y Bud Fox se encuentran en una fiesta y se saludan como si fueran amigos?
Hablan del pasado con nostalgia, haciendo chascarrillos sobre Blue Star con una media sonrisilla… ¡Joder, el puto trepa te metió ocho años en la cárcel! ¡Dale un puñetazo!
Ay, Oliver, ¿cómo pudiste caer tan bajo?…
Lo bueno que tenía la primera ‘Wall Street’ es no se casaba con nadie: Bud Fox comienza siendo un proyecto de cabrón obsesionado con el dinero fácil al principio de la película, gracias al patronazgo de ese Lucifer en persona que es Gekko se convierte en un cabrón con todas las de la ley y sólo cuando Fox ya ha tocado fondo decide emplear las malas artes que le ha enseñado su mentor contra él.
En ‘El dinero nunca duerme’ Jacob Moore es la jodida Madre Teresa de los brokers: un alma bondadosa que quiere conseguir financiación para su proyecto de energía no contaminante, tiene una novia bohemia y encantadora que rechaza el dinero sucio de su padre pero vive en un apartamento cuyo alquiler equivale al PIB de un país africano,(se ve que esto de los blogs da pasta por un tubo, :-)), no fuma, no bebe y no dice tacos… Una joya, vamos, no como ese cocainómano arribista que era Bud Fox, ciertamente más creíble.
Dejando a un lado lo ridículo que es el personaje, (un tipo como Moore no duraría ni un minuto en el Wall Street real), lo más sangrante es ver como Stone ha convertido a Gekko en una caricatura de sí mismo, por no hablar de ese ‘happy ending’ absolutamente impostado. Es triste ver cómo el director de ‘Platoon’ ha perdido sus agallas, o alo mejor es que antes éramos más imocentes, no lo sé; pero en el contexto de crisis en el que estamos una historia como esa podría haber dado para mucho más…
Esta historia no, pero estos personajes sí. Le podría haber puesto a Gekko ideando las subprimes, por ejemplo.
¿Cómo? ¿No las inventó él?
:)
¿Después se quejan de las descargas de películas?. Si yo pagaba una entrada para ver esto incendiaba el cine
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