PUES NO SÉ QUÉ DECIRTE (2)

¿Seguro que siempre hace falta el dichoso “arco”?

Hace unos meses vi en el cine Solomon Kane, la película escrita y dirigida por Michael J. Bassett basada en los cuentos que comenzó a escribir en 1928 Robert E. Howard (el creador de Conan el bárbaro), protagonizados por un aventurero puritano que allá por el siglo XVII recorre el mundo luchando contra el mal. La película me gustó bastante pese su final algo decepcionante, pero no es de ella de lo que quiero hablar hoy aquí.

Después de verla, me picó la curiosidad y decidí leer algunos de los cuentos de Howard. De paso también leí The Castle of the Devil, la primera historia de la nueva serie de cómics protagonizada por Kane que está publicando la editorial norteamericana Dark Horse. Y me pareció interesante que mientras que en los cuentos de Howard no se sabe absolutamente nada sobre la vida de Solomon Kane más allá de lo que hace en la historia (parece ser que en uno que no he leído se alude a un posible interés sentimental, pero que nunca llega a quedar claro si lo es o no), y en ningún momento se atisba que tenga sentimientos “humanos” aparte del odio hacia todo lo maligno, en el cómic, Kane es, por decirlo de alguna manera, más persona. Hasta se permite tener dudas y está a punto de caer en los brazos de una femme fatale gótica. Eso sí, una vez supera la tentación, vuelve a lo suyo: matar monstruos. En los cuentos y en el cómic, Kane acaba las historias como empieza. A lo mejor puede que esté un poquito más cansado después de pegar tantos mandobles, pero sigue siendo el mismo. No tiene lo que los guionistas llamamos “arco dramático” que transforma o cambia al personaje, resolviendo su conflicto. Quizá por eso, el guionista del cómic, Scott Allie, utiliza un viejo truco de guionista para conseguir que su historia tenga un cierto peso emocional y no sea una mera sucesión de peripecias: dotar de un arco a un personaje secundario (algo muy habitual en el mundo del cómic comercial norteamericano, donde a menudo lo que interesa es preservar la integridad de la franquicia y no contar buenas historias*).

Me encanta la portada de Mike Mignola. Que pena que no dibuje también el interior.

Ah, para los que no entiendan bien que es un arco dramático, un Ej. clásico: Ebenezer Scrooge, el protagonista de Cuento de Navidad de Charles Dickens. Cuando comienza la historia Scrooge es un tipo absolutamente despreciable, avaro y malencarado, que maltrata a todos los que le rodean, pero tras enfrentarse a su pasado, su presente y, sobre todo, a su futuro, de mano de unos fantasmas que le visitan durante la Navidad, se arrepiente, se redime y se convierte en un bendito. Su personalidad ha experimentado un cambio importante. El paso de la maldad a la bondad es su “viaje” como personaje, su arco.

Creo que merece la pena recordar que, como cuenta Peter Ackroyd en su biografía de Dickens Public Life and Private Passion, Dickens estaba pasando un momento muy malo económicamente cuando decidió escribir Cuento de Navidad (su novela anterior había ido regular y varios parientes cercanos andaban arruinados y no paraban de pedirle dinero) y necesitaba conseguir el mayor éxito de su carrera sino quería terminar arruinado**. Dado que la edición del libro era muy lujosa, los costes de impresión fueron muy elevados y Dickens no se enriqueció, pero al menos consiguió evitar la ruina. Pese a ese revés inicial, Dickens sí que logró un gran éxito. Por algo estoy aquí usando Cuento de Navidad como ejemplo casi dos siglos después de su publicación con la certeza de que casi todos sabréis de lo que estoy hablando. Como me entusiasma hablar de Dickens y de su época, me olvidó de lo que quería decir: lo que quería subrayar es que no creo que sea casual que Dickens (con diferencia el escritor más popular de su época) usara un arco de transformación tan claro en el momento en el que necesitó escribir una historia de cuyo éxito dependía el futuro de su familia.

Pero volvamos al Solomon Kane cinematográfico.

En la película, todo lo que le ocurre a Kane digamos que es… personal. No quiero destriparos el argumento a los que todavía no la hayáis visto, pero el Kane que interpreta James Purefoy es una versión “humanizada” del personaje (algunos dirían sentimentalizada…). Y, por supuesto, tiene un “arco”. Al final de la película es alguien muy distinto a quien conocimos en la magnífica escena de arranque. De hecho, a pesar de que este “matamonstruos” puritano tiene muy poco en común con el de Howard aparte de sus ropajes y su “oficio”, el director y guionista plantea la película de manera que puede entenderse como el origen del personaje que nunca contó Howard.

Solomon Kane en el cine

Todo esto me hizo pensar de nuevo en algo que me ronda por la cabeza desde hace tiempo. Y es la naturalidad con la que, al menos en el cine comercial o de presupuesto medio-alto, damos por hecho tanto los guionistas como los espectadores (aunque casi siempre estos lo hagan de manera inconsciente) que para resultar interesante, un personaje debe tener un arco dramático consistente. Cuando no es así, la impresión es que la película no es tan redonda como debiera ser, o que estamos ante una especie de episodio piloto de una serie de televisión destinada a durar varias temporadas y en la que interesa que, de haber un arco para el protagonista, este avance a paso de tortuga.

Yo mismo lo he pensado a menudo. Pero ahora no lo tengo tan claro.

Es curioso que cuando en el cine de género, como en el western  El jinete pálido de Clint Eastwood, el héroe no tiene un arco claro y su identidad es prácticamente un enigma, eso se acabe convirtiendo en uno de los rasgos más característicos de la película. “Sí, hombre, esa de vaqueros en la que llega un vaquero a un pueblo y se carga a todo el mundo y cuando se pira no sabes ni siquiera quién es”, me decía un amigo hace muchos años intentando recordar cómo se llamaba la peli de Eastwood. Estamos tan acostumbrados al arco que cuando no está o existe una buena razón para ello o tiende a sentarnos regular.

Muchas de las críticas negativas que se le hicieron a La carretera tuvieron que ver con este asunto. Para algunos espectadores, el padre interpretado por Viggo Mortensen que recorre todo Estados Unidos buscando un lugar donde su hijo pueda crecer seguro (sabiendo que lo más probable es que ese lugar no exista; pero da igual, lo único importante en el fondo es mantenerse en movimiento) era un personaje plano, ya que no experimenta un cambio entre el principio y el final de la película. Sin embargo, a mí La carretera me pareció un peliculón, una absoluta obra maestra de la que no cambiaría un solo plano (y sí, superior en algunos aspectos a la novela en la que está basada, especialmente en el tramo final). Y eso es debido probablemente a la conexión emocional que sentí continuamente con lo que me estaban contando durante los 111  minutos que dura. Reducida a su esencia, La carretera cuenta la historia de un padre que haría lo que fuera para no abandonar a su hijo pero se ve obligado a hacerlo. No me hizo falta ningún  arco hollywoodense para que me interesara.

Además, no es del todo cierto que ese arco no exista. Desde el principio, el padre ha tenido claro que antes de permitir que su hijo se quede solo en el horrible mundo en el que tratan de sobrevivir, prefiere matarle. Sin embargo, en el último momento es incapaz de disparar y le deja marchar. Quizá es un cambio pequeño -o no, porque es pasar del blanco al negro-, pero a mí me dejó absolutamente desolado (y es también el momento que le da sentido a toda la historia y le aleja del pesimismo facilón de otras fábulas posapocalípticas). La decisión del padre permite un final esperanzado. Bueno, “esperanzado” dentro de lo que cabe.

A su manera, el guionista de La carretera estaban respetando todas esas reglas que tanto obsesionan a algunos guionistas. El arco de transformación está presente en la película, solo que expresado de una manera sutil. Gracias a Dios, aquí no hay hombres malvados que se redimen y se hacen buenos tras recibir un golpe en la cabeza (que es más o menos lo que viene a pasar en una parte importante del cine comercial; hay millones de variantes de Scrooge, y sí, Cuento de Navidad es un cuento, una fábula. Quizá tienen razón los que creen que el arco infantiliza las narraciones).

Fitzcarraldo

Otro ejemplo de película sin un protagonista con un arco claro (o casi sin arco me atrevería a decir): Fitzcarraldo, el largo de Werner Herzog de 1982. En ella, Fitzcarraldo –al que pone cara el tremendo Klaus Kinski-, está empeñado en construir un teatro de ópera en mitad de la jungla. Para conseguir el dinero que le hace falta, se mete en un negocio que para salir bien requiere que consiga pasar un barco a vapor por encima de una colina a base de troncos y de poleas de las que tiran unos pobres indios. ¿Cuál es el arco convencional de Fitzcarraldo? Pues… no lo sé. Yo juraría que es el mismo al principio y al final de la película. Es un tipo obsesionado con una idea demencial, y aunque sus planes no salen como él querría, cuando todo termina sigue empeñados en hacerlos realidad algún día. Ahora que lo pienso, esta es una característica común a otras películas de Herzog, y, por supuesto, también a sus documentales. La peripecia permite explicar quién es el excéntrico protagonista, pero éste no cambia, simplemente las cosas le salen bien o mal, vive o muere.

Y sin embargo, Fitzcarraldo también es un peliculón.

Intentando encontrarle un sentido a porqué me había gustado tanto Fitzcarraldo, teniendo tan poca chicha que cortar en cuanto a sus personajes, llegué a la conclusión de que pese a que el cliché sea creer que la única manera de conectar con una película es identificarse con el recorrido emocional de su protagonista, su ausencia puede ser sustituida por otras cosas. Como por Ej. una situación que te fascine por alguna razón aunque luego la historia solo muestre al protagonista intentando sobrevivir a ella, o porque conectes con el deseo irrefrenable (y la pasión) que constituye el núcleo dramático alrededor del que está levantada la psicología del personaje. Si no hay arco, más vale que haya otra cosa. A lo mejor por eso el cine comercial se aferra a los arcos nítidos (y en otro sentido, al espectáculo; pero eso lo dejo para otro texto). Puede que no te guste… yo qué sé… el cine de submarinos, pero si conectas con el trauma/conflicto del protagonista, te comes la película igual. Cosa que no es tan fácil con The Road o Fitzcarraldo.

No sé… entiendo la necesidad de los arcos rotundos, pero al mismo tiempo sé que no resulta nada fácil dar con una historia rodable (y más en España, donde no podemos recurrir a mundos posapocalípticos o barcos que suben montañas) que no lo necesite; igualmente, ando un poco harto de esos terceros actos a los que obligan este tipo de arcos en los que se desmenuza la moraleja de la película (eso cuando no se explica en voz alta, como en la en mi opinión horrenda Up in the Air). Las moralejas suelen ser obvias, de una moralidad simplona (casi siempre variaciones de “es mejor ser malo que bueno”) cuando no directamente irritantes. Pero subvertir el uso convencional del arco tampoco resulta fácil. No todas las historias permiten arcos inversos de transformación como el de la magistral Uno de los nuestros de Martin Scorsese, donde el final aparentemente feliz (el protagonista ha sobrevivido cuando lo tenía todo para no hacerlo) es puesto patas arriba por la voz en off que demuestra a las claras que el tipo odia en quién se ha convertido.

Mientras tanto, he seguido escribiendo el guión del que hablé aquí la semana pasada. Y casi sin querer, he acabado por adjudicarle al protagonista un arco de transformación bastante claro. Un arco que no estaba en la escaleta pero que surgió de forma natural mientras escribía una escena.

Lo que no sé es si realmente lo necesito o si lo he introducido de forma automática después de escribir tantos guiones en los que siempre me pareció que era una necesidad fundamental de la historia. Dudo si es una necesidad real o un tic.

Así que he decidido escribir dos versiones del guión, una sin arco claro y otra con él. A ver qué pasa. Por lo menos espero poder descubrir así si mi película resulta satisfactoria sin él. Seguro que aprendo algo.

*Aunque hoy no me queda espacio para meterme en más berenjenales y profundizar en ello, podríamos decir que los guionistas de superhéroes se ven obligados a simular que están escribiendo dramas (donde el motor de la acción siempre es el cambio) cuando en realidad están escribiendo imposibles “sitcoms” seriotas donde nada cambia nunca ni debe cambiar.

**Es muy interesante que una de las razones de los problemas económicos de Dickens fuera la piratería. Sus fans se contaban a millones en Inglaterra y Estados Unidos, pero muchos estaban leyendo sus novelas en ediciones piratas, o, cuando las novelas eran publicadas en entregas semanales, en periódicos que no pagaban derechos por ellas.


48 comentarios en «PUES NO SÉ QUÉ DECIRTE (2)»

  1. No he visto “Fritzcarraldo” ni “The road”. Pero creo que el arco a menudo no se da cuando el personaje principal es lo suficientemente fascinante, por lo que hace o por cómo es. Entonces nos basta verle en acción en situaciones diferentes y ver si lleva hasta el extremo su forma de ser o cómo soluciona los desafíos a los que se enfrenta. Sherlock Holmes, Poirot, House la mayoría de veces… James Bond o Indiana Jones… Muchos de los detectives de serie negra no tienen un arco claro, como Marlowe o Lew Archer. La mayoría de las veces, no siempre, el arco y el conflicto suele estar en los personajes secundarios, que ellos investigan.

    1. Yo diria que Indiana Jones si que tiene un arco, no? De cinico descreido al principio de las peliculas a devoto. Eso si, todo se le olvida al empezar la siguiente… :-P

    2. Sí, puede ser. Otro cambio en “En busca del arca perdida” es que parece (sólo parece) que sienta la cabeza con Marion. Evidentemente, en las posteriores películas se necesitaba que el personaje siguiera igual que siempre.

  2. Me ha parecido muy interesante la reflexión, pero me ha dado bastante por saco que me reventara el final de “La carretera”.

  3. Supongo que a veces lo que nos atrae es precisamente el que no haya transformación, ver cómo el protagonista es capaz de mantenerse sin cambiar a pesar de todo lo que le pasa. Nos gusta cómo es, y queremos que siga siendo así al final de la peripecia, que se mantenga firme. Será porque, en la vida real, la mayoría de nosotros claudica y se rinde a las circunstancias y nos gusta ver a gente que no lo hace, que son “héroes”.

  4. Otro ejemplo en que yo no fui capaz de ver el arco de transformación del personaje es “En tierra hostil”. El tipo es el mismo suicida al comienzo y al final de la película y me parece que por los mismos motivos.

    En “El jinete pálido”, el pistolero es una especie de ángel vengador que cataliza el cambio de los personajes secundarios pero él no puede cambiar. Su misión nos parece justa y queremos que la lleve a cabo.

    1. “En tierra hostil” es un buen ejemplo. A mí me gustó mucho. Pero es como una película de Herzog. El arco del personaje (por llamarlo de alguna manera) es la resistencia del personaje a tener un arco. Es un adicto que no quiere curarse. Le ocurren cosas que en otra película habrían cambiado al protagonista (la incursión nocturna, la subtrama del niño, etc.) y él erre que erre, empeñado en seguir siendo quien es.

  5. Interesante tema y reflexión.

    Una de mis novelas favoritas es “Moby Dick” y su verdadero protagonista, Ahab, no tiene un arco durante la narración (hay un breve recuerdo a cuando era un hombre feliz y normal con su mujer e hijos), sencillamente es un hombre con una poderosa obsesión y asistimos al cómo esa obsesión acaba con él y todos los que le rodean. Y, de hecho, nadie cambia ni evoluciona… (como mucho, pasan de vivos a muertos)

    El arco de personaje es bueno y funciona muy bien en algunas historias, siempre y cuando esté bien entreverado con el conflicto principal. Pero, a veces, ese arco iría contra el conflicto y el carácter de ese personaje principal. Un Ahab redimiéndose de su obsesión sería un final que traicionaría todo el tono apocalíptico de Moby Dick. Y lo mismo con El Jinete Pálido, pues ese carácter irreal, de ángel vengador, del personaje estaríe en contradicción con un arco de personaje.

    En comedia es aún más marcado. A mí me encanta “Uno, dos, tres” y el personaje de Cagney, pese a que las pasa canutas, sigue siendo el mismo al principio y al final. Aquí se juega el cambio, muy gamberro y enloquecido, con el secundario soviético.

    1. Bueno, no, en comedia no es que sea más marcado… quería decir que también pasa.

      Quizá lo interesante en algunos de estos casos es que, precisamente, con todo lo que pasa, ese personaje no cambia… y eso lo hace precisamente único y especial.

  6. No entiendo porque hay esa manía de que los protagonistas tengan que evolucionar en las películas. Si hay algo que la vida te enseña es que la gente no cambia: hay auténticos hijos de puta que seguirán siendo unos hijos de puta hasta el día en que se mueran, da igual lo que les ocurra, y bellísimas personas que se mantendrán fieles a sus principios hasta el final…

    Ejemplo: ‘Splice’. SPOILERS. Incluso después de que la criatura que ha creado la científica que interpreta Sarah Polley haya matado a su marido, incluso después de que todo el experimento se haya revelado como un monumental fracaso, la protagonista no ha aprendido nada. Continúa siendo la misma persona manipuladora y ambiciosa del principio de la historia y está dispuesta a repetir el experimento de nuevo y seguir adelante con su “embarazo”, aún a riesgo de su propia vida, todo para demostrarse a sí misma que puede criar a un hijo mejor de lo que su madre hizo con ella, (cuando en la película queda demostrado que no es capaz, la tesis de Natali es que hagamos lo que hagamos los hijos estamos condenados a repetir los errores de nuestros padres)…

    ¿Es ‘Splice’ peor por no tener ese arco tan claro? Pienso que no. Al contrario, creo que resulta más eficaz como cuento de terror al mostrarnos que el verdadero monstruo es el ser humano, esa arrogancia que hace que, da igual las hostias que nos llevemos: somos los únicos animales que tropiezan cien veces con la misma piedra. Opino que, como todo, depende de la historia…

    1. Exacto. El mensaje de determinadas historias pide que el personaje no cambie sustancialmente. Ese cambio se produce en la manera como nosotros le vemos. Al fin y al cabo, la evolución de un personaje es un efecto emocional sobre los espectadores..

  7. >>> algo muy habitual en el mundo del cómic comercial norteamericano, donde a menudo lo que interesa es preservar la integridad de la franquicia y no contar buenas historias

    No sólo en los tebeos, sino de casi todas las veces que se quiera preservar al personaje para una aventura de formato similar: ahí están Sherlock Holmes o Hercules Poirot, Conan o James Bond, Kung-fu y el Equipo A, o más recientemente House, que cada vez que intentan cambiar al personaje dan marcha atrás a los cinco episodios.

    Y sí, lo normal es crear arcos con los secundarios, para respetar la estructura dramática tradicional.

    >>> Para algunos espectadores, el padre interpretado por Viggo Mortensen […] era un personaje plano, ya que no experimenta un cambio entre el principio y el final de la película.

    Aparte del cambio más obvio (de señor que respira a señor que no respira, que ya es cambiar), el Padre cambia de alguien que no puede ni pensar en abandonar a su hijo, a alguien que por fin comprender que el niño tiene que seguir solo, que lo ha criado bien, y que más le vale despedirse.

    >>> Otro ejemplo en que yo no fui capaz de ver el arco de transformación del personaje es “En tierra hostil”.

    Yo creo que pasa de pirado que se engaña a sí mismo diciéndose que tiene muchas ganas de volver a casa con su mujer y su hijo, a pirado que reconoce que lo es, que no va a salir nunca de ese agujero, y que su vida es desactivar bombas.

    En los dos casos, el cambio es sutil, pero importante. Me parecen de hecho cambios mucho más esenciales que los de otras películas en los que el personaje cambia alguna cosa secundaria (la relación con su padre, por ejemplo) que apenas ha tenido importancia durante la película, y que podría eliminarse sin problema.

    Una cosa es no tener un arco a la Disney, con su moralina, y otra no tener arco.

    Como dice Roberto, cuando no hay arco de verdad es cuando el personaje es tan fascinante que lo queremos tal cual, y se queda en “fuerza de la naturaleza que pasaba por ahí sin despeinarse casi”. Poco más o menos lo mismo que pasa con Sherlock Holmes, el Equipo A y demás cosas seriadas.

  8. En mi opinión no existen formulas exactas como tal para que una historia sea de una forma determinada y funcione. Lo digo porque no siempre el cambio va a venir derivado desde el interior del personaje, sino porque la historia, los condicionantes, obliguen también de alguna forma a cambiar al éste.
    Pero tampoco debe ser necesariamente de esta manera. De hecho, a bote pronto se me ocurren dos películas, A propósito de Schmidt o Flores rotas, donde lo que busca el personaje, su principal objetivo en su periplo, es precisamente ese cambio. Pero la historia no se lo otorga. Y ahí radica precisamente el interés de estas películas en el espectador: en que ese cambio deseado por todos no se produce. Ni el personaje hace algo para cambiar la historia, ni en la historia se produce nada para otorgarle una trasformación al personaje. Y funcionan. Para mí por lo menos funcionan.
    Lo que comentas como característica del cine de Herzog, es más característica del propio Herzog en sí. Los rodajes de Fitzcarraldo y Aguirre (entre otros), son un buen ejemplo de ello.
    A mí también me gustó mucho “The road” y muy poco “Up in the Air”
    FLJ: Yo entiendo que la trasformación de un personaje es algo nítido. Esos pequeños matices que muestras en el protagonista de “En tierra hostil” yo no los contemplo como una transformación. De hecho al contrario, pienso que lo que deja caer la película es el intento de trasformación (por trama). Pero el cuerpo le pide marcha y no asume esas características distintas, tan distintas (tan nítidas). La escena del supermercado es precisamente lo que yo creo que precisamente señala. Y el personaje acaba con las mismas características esenciales con las que empieza. En su perfil psicológico nunca nada ha cambiado.
    Tampoco creo que la muerte sea una trasformación de personaje en “The road” (si en el caso de “Drácula” o “La muerte os sienta tan bien”), sino parte de trama y argumento.

    Saludos.

  9. Otro factor que favoerece la abundancia de guines con “arco dramático” es la cantidad de guiones que adaptan el clásico “ciclo del héroe” y cuentan orígenes de héroes de futuras secuelas.

    >>> algo muy habitual en el mundo del cómic comercial norteamericano, donde a menudo lo que interesa es preservar la integridad de la franquicia y no contar buenas historias.

    Todo lo contrario; con la permanente sangría que lectores que supone todo el ocio alternativo que hay ahora las grandes editoriales llevan más de veinte años lanzando grandes eventos que presuntamente cambian el status quo de sus personajes para siempre. Acérquese usted a una librería especializada y pregunte cuántas “crisis” ha habido en la DC y verá que risas.

  10. Igual que no es no necesario que una película el protagonista tenga un arco de transformación, tampoco es estrictamente necesario que en una serie los protagonistas no evolucionen. Véase, si no, “Breaking Bad”.

    1. Claro que no, pero lo hacen a paso de tortuga. Precisamente estoy viendo ahora la tercera temporada de “Breaking Bad”. La serie me gusta mucho. Eso sí, todo evoluciona muy lentamente. La misma historia podría haberse contado en muchas menos horas. Probablemente peor, claro. Ah, es la única serie que me viene ahora a la memoria en la que el arco del protagonista es lo que describe el título.

  11. A menudo el arco de evolución existe en el espectador, en la manera cómo dejamos de ver al protagonista y cómo éste se transforma a nuestros ojos.

    Pero yo diría que, dentro o fuera, siempre hay un cambio, por pequeño que sea. Los personajes no son los mismos cuando empiezan que cuando acaban.

    1. Ya, bueno, respirar nos oxida así que nadie es igual después de pasado un minuto sentado en un banco, pero creo que el post se refiere a otro tipo de cambio.

      Incluso aquel que se resiste a cambiar y lo consigue ha cambiado, porque, probablemente, no tendrá la misma confianza en sí mismo antes que después de soportar la presión. ¿Se puede considerar a eso una arco de transformación dramático?

  12. Qué interesante, la entrada y los comentarios, a este paso voy a acabar aprendiendo a escribir guiones :)

    Personalmente llevo tirando a mal la ausencia de arco en el cine (en las series, sobre todo las cómicas, parece que cuanto menos cambios mejor), y soy muy fan de los protas con “arcos morales” marcados. Supongo que Los fantasmas atacan al jefe o Atrapado en el tiempo se pueden definir como fábulas relativamente simples e infantiles, pero Kurosawa, por ejemplo, no hace más que mostrar personajes que se redimen haciendo el bien y no parece que eso haga más infantiles ni simples sus películas, más bien todo lo contrario.

    Es curioso cómo tendemos (yo la primera) a identificar mensaje moral claro con infantilismo. Dependerá de qué mensaje, ¿no? Como decía FLJ refiriéndose al arco dramático, no es cuestión de elegir entre Disney y ausencia de mensaje, lo interesante está en los puntos medios. De hecho, los clásicos protagonistas de Disney no suelen cambiar mucho, sólo pasan de bondadoso que no se come una rosca a bondadoso con éxito…

    1. Yo tampoco estoy de acuerdo en la asociación automática entre el mensaje moral (no confundir con la moralina de Disney) y el infantilismo. Por ejemplo, no creo que “Gran Torino” o “Million Dolar Baby” sean películas infantiles, por señalar dos películas con mensajes morales que parecen ir en direcciones opuestas.

  13. Por ejemplo, The Wire. ¿No son sus mensajes morales clarísimos gran parte de su mérito y de su atractivo? ¿Todos los personajes son igual de corruptos? No, hay una gradación clarísima de más corrupto a más honrado. ¿Significa eso que es maniquea? Para nada, los malos tienen sentimientos y debilidades y los buenos no son perfectos. La complejidad está en que no hay una sola manera de hacer el mal ni una sola manera de hacer el bien. Pero que la serie propone modelos morales mejores y peores me parece indiscutible…

    Huy, esto es otro tema, me pasa por empezar con The Wire, que me pierdo.

  14. Hola David, primero de todo mucha suerte con ese guión.

    Respecto al arco emocional de los personajes creo que en definitiva se trata de sus defectos, sus debilidades al principio de la historia, sus imperfecciones proporcionan el arco y este, se desarrolla desde el principio hasta el final, pasando por varias etapas, como la vida misma.
    Es cuestión de encontrar una catarsis, ya sea por medio de la risa o del llanto. La transformación es lenta y madura poco a poco, consciente o inconscientemente.

    Fantástica película “La carretera”, muy túrbia y triste pero impactante pese al recurrente argumento de apocalipsis. Tengo un hijo de 20 meses y eso hace que cale más hondo y como bien dices, en este caso el protagonista va mucho más allá de un arco tradicional, el solo hecho de encontrarte en esa situación y afrontarla día a día con valor ya es suficiente para crear una atmósfera inquietante y emocional más que interesante.

  15. Ese tipo de historias de personajes sin “arco” son (eran) muy comunes en el Western, de hecho hay multitud de películas que giran en torno a la imposibilidad de sus protagonistas de cambiar y dejar atrás su pasado (El ejemplo más famoso sería Raices Profundas que viene a ser la inspiración de El Jinete Pálido, pero hay montones de ellos)

    Supongo que por eso, es común entre los críticos comparar las películas sin arco con los westerns.

  16. Pero, y siguiendo los últimos comentarios, el arco drámatico del personaje no tiene porque por se positivo, o como se comenta contenga una proyección moral. Sucede facilmente lo contrario, que la historía convierta al “moralmente” intachable en un ser enajenado, como en El Cabo del Miedo, por comentar la primera que se me viene a la cabeza.

    Y por hablar, porque no tengo tanta idea del tema, pero entiendo que cuando existe un arco emocional importante, es precisamente ese proceso el cogollo de la historia que se cuenta, como en el caso de Que bello es vivir,con James Stewart, que también es la primera que se me viene a la cabeza.

  17. Un ejemplo de no uno, sino varios arcos que van en sentidos contrarios: El Señor de los Anillos

    (va spoiler, ojo) :-)

    Al final del libro (más marcado incluso que la película), al regresar a la Comarca, los Hobbits han experimentado toda uan transformación. DE los “pardillos” del principio, ahora son capaces de enfrentarse a toda una panda que amenaza la Comarca y volver en loor de multitudes, como heroes. Incluso Sam, sin duda el mas “pringado”, ha afrontado increibles dificultades y ha triunfado.
    Sin embargo, Frodo ha sufrido una transformación a la inversa, ya que es el único personaje que, claramente, y especialmente a sus ojos, ha fracasado. No ha sido capaz de llevar el peso del Anillo y eso lo abruma y lo deprime. Así que finalmente parte marchando de la Tierra Media, escurriendo el bulto…

  18. ¿Acabas de destriparme “La carretera”? Ya, ya sé que tiene ya un tiempo… meses concretamente… casi un año. Pero ¿¡¡acabas de destriparme la carretera sin un leve aviso!!? Espero que ardas en el averno.

  19. No voy a hablar sobre una pelicula porque no he visto tantas, pero hay una saga literaria que en verdad me encantó por las motivaciones de los personajes y que viene muy a cuento ahora, se llama Principe de nada

    Aqui de entrada los personajes no son algo con lo que uno se identifique, tenemos a un hechicero cuarenton, un tanto gordo y un tanto amargado-enfurruñado-con-la-vida-pero-que-de-todos-modos-le-gusta-vivir (pensandolo mejor creo que es mas dificil identificarse con el porque es gordo…) esta un barbaro multihomicida con problemas emocionales, una prostituta muy dada a la introspeccion y el protagonista, un monje guerrero atractivo, musculoso, increiblemente habil, fuerte e inteligente con unas moticaviones tan logicas y claras que son enteramente comprensibles e intragables

    Lo interesante es ver como a pesar de que en algunos casos se cuenta como han llegado a ser lo que son la personalidad y las acciones de todos tienen tanto peso que el pasado queda como una mera explicacion obligatoria para satisfacer la curiosidad y lo que importa es el ahora, basandonos en el hecho de que van a seguir actuando del modo en que lo hacen presisamente porque eso es lo que son, no se espera ningun cambio en la actitud emocional y los que hay se deben a una respuesta clara frente a las circunstancias, nada de andar llevandolos del punto A al B y usar la historia como medio, mas bien es como soltar varias especies en un ambiente nuevo y ver como se adaptan al entorno, podriamos decir que en este caso los personajes evolucionan pero no cambian en el sentido de ser de un tipo a otro tipo de persona

    Y el resultado fue genial

  20. Pues en Hellboy,los ccomics, ningún personaje tiene arco argumental. Es más, en la adaptación de Del Toro, crea un arco con la historia de amor de Hellboy y Liz y, personalmente, creo que es cuando la pelicula flojea.

    Los Hermanos Marx son otro ejemplo,tras sopa de ganso,les obligaron a incrustar una subtrama amorosa en todos sus filmes, lo que siempre les iba en contra.

    Lo que una pelicula necesita es progresión, que pasen cosas, y esto se puede dar a nivel emocional (dramatico)o a nivel externo (Acción). Muchas veces, para asegurar el tiro se suman los dos, pero puede llega a ser el equivalente a las famílias “multitargets” en las teleseries.

    1. No estoy de acuerdo del todo… Liz, Abe y Roger tienen arcos clarísimos, aunque se desarrollan más en A.I.D.P. que en Hellboy.

      Lo de Hellboy es un tipo especial de arco, digamos un “anti-arco”. Su historia es la lucha por no cambiar, por seguir siendo un tipo noble y de los buenos cuando los malos hacen todo lo que pueden para que siga su destino, su arco (convertirse en un súper-malo). Aunque, sobre todo últimamente, se empieza a ver cierta evolución del personaje… grietas en esa determinación de no cambiar.

      Pero es verdad que lo que vd. comenta era cierto hasta hace 3 ó 4 años.

  21. Lo que hace itneresante al personaje de Solomon Kane es que no sabemos nada de él. Es como el “hombre sin nombre” de Eastwood. Y, por otro lado, vemos montones de monstruos pero ningún demonio “real”. El fanatismo de nuestro protagonista nunca parece verse confirmado por los acontecimientos (incluso se ve obligado a recibir ayuda de brujería africana). Esos son los dos GRANDES fallos del filme de Bassetts, por otro lado, un ejercicio de “Espada y brujería” la mar de reivindicable.

    ¿Es necesario conocer el pasado del personaje y su drama personal para tener interés por él? NO. La respuesta está en esta misma película: ha sido un fracaso absoluto en Inglaterra y en Estados Unidos aun no ha podido estrenarse. No se puede usar el esquema de “Batman begins” para TODO.

  22. En Barfly o El borracho (spoiler) a pesar de los acontecimientos narrados, que no son pocos, y parecen suficientes para producir un cambio radical en le personaje, no lo hacen. El final es exactamente el mismo que el principio, el bar. Pero en este caso particular, es la propia decisión del protagonista el no cambiar, a pesar de tener la oportunidad.

    1. El que la tiene, se supone, es el propio Ryan, que tras ver tánto sacrifico para que él viva se empeña en llevar una vida “productiva” y endengrar muchos descendientes arios y rubios.

    2. Por otra parte, el arco de evolución no debe darse necesariamente en el protagonista. Puede ser que el protagonista provoque ese cambio en otros. En “Salvar al soldado Ryan” es así, al igual que en “Regreso al futuro”, “Jinete pálido”, “Infierno de cobardes”, etc.

    3. Todas las películas jolibudienses respetan ese viaje, y no creo que todas se sostengan.
      Y tampoco lo hacen todos los westerns.
      La peli de Spielberg tiene, en mi opinión, muchos defectos (empezando por la espectacular escena inicial, demasiado larga y carente de progresión dramática porque está ubicada en el momento en que está), y entre ellos está, según creo, que parte de unos planteamientos que no se resuelven. Durante la primera mitad se nos está contando una cosa, y de repente se nos pasa a contar otra diametralmente opuesta que, al menos para mí, hunde en el fango toda la propuesta. Me parece muy incoherente.

  23. Me ha gustado mucho el post, pero me parece gracioso que no quieras destripar el argumento de Salomon Kane, y luego descubras los finales de The road, Fitzcarraldo y Uno de los nuestros xD

    Un saludo.

    1. Por desgracia, como este es un blog sobre guión, a veces no hay manera de hablar de lo que quieres sin desvelar parte importante del argumento de la película que estás utilizando como ejemplo. Con “Solomon Kane” no me hacía falta, pero sí con “La carretera” y las demás. La mejor manera de explicar algo siempre es poner ejemplos. De hecho, en los comentarios (que me han parecido muy interesantes, por cierto, siento no tener más tiempo para participar), se ha desvelado el final o el desarrollo de algunas películas que no he visto. Vamos, que el “spoileramiento” es mutuo.

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  25. Algunos cuentos de Navidad llegan directos al corazón. A mi me ocurre con “Eduardo Manostijeras”. Un cuento de Navidad precioso, recreado en su conjunto de forma extraordinaria. Una mezcla de comedia, drama, fantasía, romanticismo y ácida crítica que contrasta con la simplicidad del guión. Simplemente, fascina y conmueve. Emocionante y atípico, aunque beba de muchas fuentes. Sin arco definido. Ni siquiera hay rastro de moralina, al menos de la obvia y simplona. Un viaje con retorno al mismo punto de origen, donde el personaje termina allí donde empieza.

    En “Origen”, el arco dramático está muy definido. El viaje emocional que emprende el protagonista acaba siendo terapéutico. Incluso se corresponde con el ciclo del héroe.

  26. Tiene razón Kohonera en su puntualización, mezclé un poco arco dramático y “arco moral” en el texto y no tienen mucho que ver.

    ¡Clint Eastwood, otro gran moralista del cine! Gran Torino y Million Dolar… qué llorera y qué potitas son, por favor :)

  27. entiendo que en ocasiones, hablando de guiones se comenten los finales… pero por consideración con los lectores, podrias avisar del contenido SPOILER… digo yo…
    interesante pero descorazonador (por los SPOILER a tutti pleni)

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