JUGANDO CON LOS PACIENTES

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Por Guillermo Zapata

El que inventó la palabra espectador definió con la palabra su relación con el público.  El espectador es alguien que está en estado de espera. Relajado en su butaca de cine (o en el sofá de su casa) el espectador es alguien pasivo, que recibe información de una fuente a la que respeta como quién respeta la autoridad de un médico. Los espectadores y los pacientes son primos hermanos.

 Sin embargo, igual que a lo largo de la segunda mitad del siglo XX la figura del paciente se fue redefiniendo y poniendo en crisis la figura del médico (Desde los colectivos de afectados por el SIDA al potente movimiento contra la disciplina psiquiátrica en los años 70,  etc.) En los primeros años del siglo XXI, los espectadores se están rebelando a su aparente condición de “ganado” para directores y guionistas.

 Más allá de que no hay nada más “activo” que la decodificación de un determinado relato en la cabeza de cualquiera,  no es ninguna sorpresa que tanto la red como la posibilidad de grabar y reproducir una y mil veces el audiovisual, ha tenido una importancia capital en dicha transformación. El concepto de “superespectador” o la más extendida y compleja acepción de “Cultura Convengente” nos habla de un público que concibe las narraciones audiovisuales como un mecanismo de activación, como una excusa para la discusión, incluso como un juego.

 Los juegos, como todo el mundo sabe, tienen reglas más o menos rígidas pactadas colectivamente y que solo tienen una semejanza “general” entre un juego y otro (Nadie juega exactamente igual al escondite si uno cambia de barrio)

 Creo que es una buena definición de la narrativa de género (sea el que sea) y una buena explicación de porqué el cine y la televisión cada vez manejan más el terror, el cine negro, la fantasía, la ciencia ficción, etc. Mientras que propuestas que pretendían una relación diferente con el espectador aparentemente alienado (El realismo, por ejemplo) se encuentran de capa caída.  El género, espacio tachado peyorativamente como lugar “de evasión” permite una mayor participación del espectador que las formas narrativas que, aparentemente, debían salvarle.

 Paco Ignacio Taibo II, novelista y fundador de la semana Negra de Gijón, cuenta que cuando leía novelas de Sandokan lo importante no era tan solo el viaje en el que se embarcaba y cuanto lo alejaba de la realidad, sino lo que se traía de vuelta.

 Esa dinámica de juego tiene, sin embargo, un efecto perverso que, quizás, conviene empezar a pensar.  Una dinámica que se despliega cuando el juego, en realidad, no parte de la complicidad con el espectador, no pretende darle mecanismos para tener una relación más rica con la narración, sino simplemente aparentar ser un imposible cubo de rubik que solo aquel que conoce sus claves puede desentrañar. Es como esos juegos de mesa de reglas incomprensibles o esos niños que inventan juegos que les divierten porque solo ellos pueden jugar.

 El superespectador lucha con todas su fuerzas contra la enigmática pared que se le presenta, desentraña enigmas y encuentra claves (o las inventa) en lugares dónde, quizás, no haya más que una premeditada confusión.  

 La clave es precisamente esa premeditación. Hay películas y series confusas, llenas de errores, incomprensibles. Pero la confusión forma parte del relato por casualidad o por error (a veces felizmente) Aquí hablamos de un juego de escondite en el que no todos juegan con las mismas reglas, pero que se presenta como si así fuera.

 En ese tipo de historias el espectador aparece siempre entre fascinado y confundido, porque las claves para jugar siempre le pertenecen a otro: Guionista y director. No hay forma de acertar. No hay forma de jugar. El misterio no se resuelve y toma una relevancia tal que termina por fagocitar la narración entera.

 Es una forma perversa de jugar con los nuevos espectadores mientras se les sigue tratando como los viejos pacientes.

 Pd.- Yo sé que muchos de vosotros estáis pensando en “Perdidos”, pero yo estoy pensando en “Origen”

15 comentarios en «JUGANDO CON LOS PACIENTES»

  1. Pues yo sí que pensaba en Origen :P

    De hecho llevo pensando en ello (por ésta y por otras películas con un planteamiento similar respecto al espectador) desde hace varias semanas, incluyendo lo que leo en las discusiones sobre la película en el Focoforo. Y la pregunta no se me va de la cabeza: Y si este tipo de tratamiento de las historias lo único que hace es, en realidad, esconder unas carencias de guión insalvables?

    Llámame anticuado pero para mí una película es completa si sabe resolver (y resuelve) lo que plantea. Que es muy distinto a tener que explicarlo todo al final, ojo. Con “Origen” me da la sensación de que Nolan se ha liado de tal manera que se ha tenido que escapar al final con el truco de decirle al espectador “interprete usted lo que quiera”.

    Saludos.

  2. El problema de Inception no es el final, sino que plantea (de forma muy poco sutil, es decir, contándolo todo con mucha palabrería) unas reglas muy rígidas, que al final, cuando a Nolan le interesa (o cuando no saber hacerlo mejor), se salta a la torera.

    Una vez llega al final, lo mismo da que fuera una cosa u otra, y la “ambigüedad” sirve más que nada para que el espectador se sienta muy listo, cuando lo que debería hacer es quejarse de las trampas en la media hora previa.

  3. Me parece tan simplista establecer que el realismo es para espectadores pasivos y, sin embargo, el cine de evasión apela a la participación del espectador que reconocerás que se podría establecer el enunciado contrario, igual de simplista: el cine de evasión se dirige a un espectador pasivo que come palomitas sin preocuparse por la trama, sólo porque lo distraigan, mientras que el realista requiere de su participación emocional.
    Se puede hablar, y mucho, sobre las razones del renovado éxito del cine de género (que tampoco es la primera vez), pero tu análisis, y perdona, me parece una pobre reducción. Cualquier película que merezca la pena intenta que el espectador participe en ella: la madre del cordero de este negocio consiste en que el espectador se pregunte a cada momento “¿y ahora, qué va a pasar?”, se trate de un drama rural o una invasión alienígena.
    Otra cosa es que la única manera de llevar a la gente a las salas sea apostar por productos que sean más fáciles de vender desde el cartel o el trailer. Y que los gustos del público van cambiando, y probablemente eso que llamas “realismo” sólo interese a mayores de cuarenta.
    Y que conste que yo, como cualquiera, voy al cine a pasármelo bien. El concepto de “pasárselo bien” puede ser diferente para cada espectador.

    1. Hola Carlos.

      Tienes razón en que se establece un reduccionismo o binomio bastante tontorrón por mi parte. Entre otras cosas porque así como el cine de género es algo que todo el mundo tiene más o menos claro lo que es, en el caso del cine “realista” es todo más o menos arbitrario.

      A lo que me refería es a que creo que no es simplemente una estrategia de mercado que el cine o la televisión de género estén funcionando tan bien en estos momentos, sino a que presentan un “campo de juego” reconocible para el espectador y en torno al cúal está organizado. Herny Jenkins lo explica mejor que yo: “El fenómeno fan proporciona una estructura social pre-existente que junta a lectores activos y crea un contexto en el que pueden compartir conocimiento. El fandom en el ámbito de la ciencia ficción ha existido durante casi cien años. Forman una red social antes de que nadie teorizara sobre cómo funcionan las redes sociales, tal y como hoy las entendemos”

      Por otro lado esa simplificación que yo también uso, ha sido utilizada “a la inversa” como tu dices, para diferenciar entre un cine que apela al espectador y no lo aborrega, frente a un cine de supuesta evasión. Creo que ese “meme” es todavía mucho más potente que el otro (El de que toda narración activa al espectador y que las narrativas de género o las narrativas de evasión pueden aportar herramientas mayores para que un grupo de espectadores tengan una relación más activa con la narración) Por eso intento deconstruirlo.

      Pero efectivamente, cualquier narración requiere de un espectador muy activo para hacerse comprensible.

  4. “Perdidos” no trata de nada. creó millones de misterios para atraer la atención de su público y no se dignó a resolver la mitad. “Origen” es una peliculilla de ciencia ficción bastante entretenida en la que todo queda explicadito y que, al final, hace un guiño irónico al espectador. Sin más.

    1. Bueno, todo es opinable. Pero no estoy de acuerdo ni en lo que respecta a “Perdidos” ni en lo que respecta a “Origen”.

      “Perdidos” es una serie de televisión. Y en televisión, lo más importante es respirar: conseguir que la cadena te emita un capítulo más porque la audiencia te respalda. Es muy complicado construir una serie que vive en un eterno tour de force: si no hay ganchos, la gente se desengancha. Y hacer ganchos no es tan fácil (véase el fiasco de “Flash Forward”). Y cada paso adelante es un paso en el vacío, algo que luego te van a exigir que justifiques. Y cuanto mayor sea la expectativa, es seguro que mayor va a ser luego la “decepción” del espectador. Pero eso no sólo le pasó a “Perdidos”: le pasó también a series que hoy consideramos de culto como “El prisionero” (la original británica) o “Twin Peaks”. “Perdidos” ha estado jugando con esas premisas (que en el fondo no se diferencian mucho del folletín decimonónico) y, qué queréis que os diga, ha ganado: si a mí me firman las temporadas que ha emitido y el seguimiento popular del que ha gozado, firmo con sangre (puede que incuso con la mía).

      Por otro lado, tampoco creo que haya dejado sin responder la mitad de los interrogantes planteados, ni mucho menos. Y tampoco tengo muy claro que no trate de nada.

      En cuanto a “Origen”, me cuesta denominarla “peliculilla”. Más que nada porque su planteamiento es ambicioso, y te puede parecer, en todo caso, pretenciosa.

      Lo que ocurre también a menudo es un cierto desprestigio del género. No sé si es tu caso (obviamente, no sé mejor que tú cuál es tu opinión al respecto), pero a menudo cualquier manifestación de género se considera menor. Y “Perdidos” y “Origen” son, clara y orgullosamente, género.

      Y he de decir que, aunque mi opinión sobre ambas es favorable, tampoco son las obras que me hayan cambiado la vida…

  5. Sobre la diferencia entre sugerir y dejar pistas de que no todo es lo que parece y explicar las incongruencias con un “lo hizo un mago (sueño)” comparar Memento con Origen.

    Pero vamos, Perdidos, Galactica…

  6. “Origen” es, sencillamente, pésima.

    “Perdidos” es casi tan mala, aunque se le perdona todo, porque, en el fondo, no se toma en serio a si misma.

  7. La increíble albóndiga humana

    Perdidos vale pero… ¡si en Origen queda todo clarísimo! Leches, que no es Carretera Perdida, tiene unas reglas un poco particulares pero te lleva perfectamente de la manita. No me explico que alguien no la entienda.

  8. Creo que en “Origen” el juego si que parte de la complicidad con el espectador y si que pretende darle mecanismos para tener una relación más rica con la narración.
    Confieso, que transcurridos los diez primeros minutos de metraje, ignoraba si tenía ante mí un bodrio o un excelente thriller de ficción. Y menciono los dos extremos, porque no es un film que deje indiferente, ni pueda tacharse de mediocre. Desde luego ofrece algo más que entretenimiento o aburrimiento, para quien quiera verlo y quiera interpretarlo. La trama narrativa está hilada estratégicamente, para que avancen las dos histórias paralelas, de forma progresiva, en distintos niveles de complejidad.

    Para mí, la originalidad del guión es que se desarrolla en el subconsciente, esa dimensión caótica y misteriosa de la mente, en la que todo está permitido, incluso las acciones imposibles tienen cabida real en ese universo onírico. Esa dimensión caótica, donde convergen los sueños, que todos aspiramos a controlar, los traumas que nos bloquean, sin dejarnos avanzar y la creatividad sin límites, que nos permite construir la realidad.
    ¿Es real el mundo en que vivimos o es sólo producto de nuestro subconsciente? ¿La vida es un sueño?

    Digamos que el punto de partida y las dudas existenciales que inspiran estas ficciones son las mismas de siempre. Lo original es la forma en que cada ficción las plantea e intenta resolverlas o nó.
    “Matrix” lo hace de una forma. “Origen” lo hace de otra. Incluso el trasfondo de ciertas películas, que no pertenecen al género, como “El Show de Truman”, plantean este tipo de interrogantes, sugiriendo que aceptamos la realidad del mundo que nos presentan, aunque no tengamos garantía de que éste sea el auténtico.

  9. Qué de acuerdo con todo, con la entrada y, lo que es más curioso, con casi todos los comentarios.

    Me sienta fatal cuando le explico a alguien que en determinada película o serie creo entrever esa “premeditada confusión” y me sueltan que eso es porque no la he entendido, o, peor, que yo me pongo límites, mientras que ellos son más libres y no están adocenados por la narrativa convencional. Una cosa es una forma original, más o menos difícil, de contar algo (Memento, como decían arriba), o contar algo con conclusiones ambiguas (Madeleine, de David Lean) y otra cosa es no estar seguro de lo que se quiere contar, o no saber contarlo hasta el final (Primer) dejando al público con dos palmos de narices.

    Si lo que se quiere es hacer experimentos, lo “honrado” me parece que es lo que tú dices: no plantear reglas, no engañar. David Lynch no te explica mucho, pero lo ves desde el principio, no te plantea un misterio y luego te deja en la estacadada sorbiéndote los mocos.

  10. Hoy, por fin, me he puesto al día con las entradas de Bloguionistas, ya las echaba de menos… ;)

    Esperaba encontrarme algo más sobre “Origen”, porque a mí me hizo pensar, pero parece que no ha calado demasiado. Aún así, me arriesgaré a pegaros aquí la reseña que escribí sobre la película (no acostumbro a escribir reseñas de pelis, sólo lo hice con “Origen” y “Toy Story 3”), por si a alguno le apetece hacer alguna crítica sobre mi análisis, que así es como se aprende. Si os parece mal que haga esto, me lo decís y vuelvo por donde he venido, borráis el comentario o lo que sea, ok? Sin rencores. Gracias de antemano.

    La historia que cuenta Nolan en Origen es la historia de alguien que ha tenido una experiencia vital y la ha convertido en película, redefiniendo de paso el concepto de “thriller psicológico”, adornándola con una enrevesada trama de ladrones y situándola en un mundo complejo, con algunas reglas algo duras de seguir para el espectador despistado. El resultado es una gran película, y eso se nota en el par de minutos que me dejó pensando nada más terminar. Cuando una peli te hace pensar, es que algo tiene.

    Si no has visto Origen igual no entiendes nada de lo que cuento a continuación, ¡spoilers!

    El guión está escrito por Nolan, lo que me hace suponer que ha pasado por una pérdida, que se sintió culpable durante mucho tiempo, y que al final ha conseguido superarla (o al menos está intentándolo), de ahí la catarsis que habrá supuesto para él esta película. Si mis impresiones son correctas, el cine de Nolan va a cambiar a partir de ahora. Porque si echamos la vista atrás, ¿qué tienen en común Memento, Batman y Origen (la otra no la he visto)? La culpabilidad. Pero en Origen el protagonista consigue “perdonarse a sí mismo” y “dejarla ir” para poder continuar con su vida. Es más fácil decirlo que hacerlo, creedme.

    El personaje de DiCaprio está ampliamente construido y desarrollado, de hecho, es el único personaje que está realmente desarrollado, y es que lo hace a un nivel tan profundo, que en las dos horas y media que dura la cinta, no le da tiempo de centrarse en nadie más. Por eso la sombra de que Cobb/DiCaprio haya sufrido (o esté sufriendo) un origen autoinducido, planea durante todo el metraje. Una vuelta de tuerca que no podemos dejar de imaginar los que hayamos disfrutado de Blade Runner. Mi duda está en si todo lo anterior pudiese ser un origen pensado para que él consiguiese superar sus miedos, pero demasiadas preguntas surgen al plantearse esta hipótesis, y ninguna de ellas tiene su respuesta en lo que Nolan presentó en pantalla, así que no puedo más que descartar esta idea. Serviría como justificación de no haber desarrollado el resto de personajes, pero creo que resta valor a la experiencia vital de Cobb, y es más importante que su aprendizaje no dependa de esa “trampa”, que haya llegado a ello por sí mismo. Cada uno que elija su versión, que para eso son las pelis que hacen pensar.

    Origen es un viaje por la evolución psicológica de alguien que ha sufrido una pérdida que lo ha dejado sumido en la culpa. El enganche psicológico que mantiene con la idea de su mujer muerta, le lleva a revivir sus recuerdos y a tratar de construir un sueño para esa proyección que hace su subconsciente de su mujer. Esa es su vida hasta el momento en que comienza la película. El desafío que supone el trabajo que le ofrecen, que acepta sólo para poder volver a ver a sus hijos, arriesgando la cordura del resto de su troupe (e incluso de la alumna de su padre, que ni le iba ni le venía el asunto), es el detonante para que termine afrontando sus miedos. Y lo consigue. Acepta lo ocurrido, se perdona a sí mismo y gracias a ello, consigue dejarla ir, alcanzando la paz al fin. Sólo es el principio del camino, pero al menos lo ha encontrado.

    El problema que puede tener Origen es que el espectador no haya pasado por una experiencia similar, o no conecte con la experiencia de Nolan/Cobb (me da que hay mucho de autobiográfico, y eso que no lo conozco). No es descabellado, ya que se trata de un film algo frío, debido precisamente a que el resto de personajes no tienen mucho espacio de maniobra. Así que todos esos diálogos sobre los miedos de Cobb pueden sonar a paja mental, cuando son realmente la chicha de la película. La trama del robo creo que juega el papel de descargar la tensión, para que nos relajemos un poco mientras nuestro subconsciente va asimilando lo que está pasando en la mente de Cobb. Ignorar eso es ignorar la película, porque el resto sólo es contexto.

    Puede que parezca que el final deja abierta la posibilidad de que Cobb también esté soñando, pero si nos fijamos en un detalle creo que no hay duda de que no es así. Y no hablo de que la peonza comienza a temblar, augurando que va a caer, sino de que Cobb ni siquiera se queda para ver si cae o no. Ya no le importa, porque lo importante es ver a sus hijos de nuevo, así que deja atrás su tótem y se zambulle en la realidad, que tanto anhelaba. Si Nolan nos quisiera hacer dudar, probablemente no nos habría enseñado las caras de los niños y el plano final no sería un general, sino un plano detalle de la peonza, girando sin cesar. Y si durante toda la película ha sido sincero, puede que algo enrevesado, pero nunca tramposo (los planos del mundo de Cobb con su mujer tienen una textura lavada que ya nos indica que son un sueño desde los primeros segundos, o las primeras frases que cruza con su mujer, que ya tienen un tono que hacen sospechar que está muerta), ¿por qué va a traicionarnos al final?

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