por Daniel Castro (Guionista en Chamberí)
No hace demasiado vi la adaptación de “The road” dirigida por John Hillcoat. Antes había leído la novela de McCarthy. Para tratarse de una película sobre un futuro apocalíptico, la película me dejó sorprendentemente frío.
Ahora, leyendo un libro de ciencia ficción de Kazuo Ishiguro titulado “Nunca me abandones” creo haber entendido porqué aquella película me sorprendió tan poco.
Os voy a contar algo sobre “Nunca me abandones”, algo que os puede estropear la película basada en esta novela que Mark Romanek ha dirigido y que, al parecer, va a estrenarse en otoño de este año. Es decir, como indicaban los mapas antiguos, a partir de aquí hay dragones.
“Nunca me abandones” va sobre unos jóvenes que han sido criados en un internado algo especial llamado Hailsham. Estos chicos no pueden tener hijos. Tampoco han tenido padres, al menos no en sentido estricto. Son clones, creados únicamente para donar órganos a personas enfermas.
Una de las cosas más peculiares de esta novela, publicada en 2005, es que está ambientada en la Inglaterra de finales de los años 90 y presenta la clonación humana como algo que ha sido desarrollado y perfeccionado desde hace tiempo. Es decir, se trata de una ciencia ficción ambientada en un pasado alternativo (recordemos que Dolly fue clonada en 1997).
Sin embargo, como casi toda la trama de lo que llevo leído de la novela transcurre en ese internado tan aislado, acabé olvidando el año en el que estaba ambientada la historia. Sólo cuando los protagonistas hacen una excursión a una ciudad e Ishiguro procede a describir los comercios de la calle principal, que me recordaron mucho a los que yo mismo vi repetirse en unas cuantas ciudades inglesas, como si, también ellas, fueran clónicas, fui consciente de que algo tan importante como la época en la que transcurría toda la novela que llevaba semanas leyendo… se me había olvidado.
Entonces me di cuenta de que el cine tiene una gran ventaja y un gran inconveniente respecto a la literatura, respecto a lo escrito.
Imaginemos que una novela empieza con las siguiente frases: “Juan estaba cansado. Nada más llegar a casa se preparó algo de beber, se sentó frente a la tele y cambió de canales durante cinco minutos sin detenerse más de dos segundos en ninguno de ellos.”
La filmación más convencional de este párrafo nos mostraría a Juan, su casa, una bebida, un televisor… Así como la narración sólo incluye palabras genéricas, cada uno de los objetos que las representara en la película serían objetos concretos. Es decir, en cine, en imagen, no existe lo genérico. Sólo lo específico. Lo específico está adjetivado, corresponde a cierta época, denota cierto poder adquisitivo, cierta elección estética… No es lo mismo una Sony Trinitron que una Samsung de plasma. No es lo mismo una Mirinda que una Perrier. ¿Y la casa? ¿Cuál es su decoración? ¿Hay discos? ¿Son vinilos o CDs? ¿Qué CDs? ¿Y el vestuario de Juan, y su corte de pelo?
Así como el lector de un párrafo como el anterior puede situar la acción en el tiempo que le resulte más adecuado (siempre que fuera un tiempo posterior a la invención de la televisión con mando a distancia), es muy difícil que el espectador de una película no tenga una idea muy concreta sobre el lugar y tiempo en el que ocurre lo que está viendo. Es decir, el cine parece un medio peor dotado para la abstracción, para una narración atemporal.
Lo que me ocurrió con “La carretera” fue algo diferente, aunque creo que tiene algo que ver. La corta novela de McCarthy narra acciones básicas de varios personajes en una situación apocalíptica. Pero no existe ningún momento en el que el narrador nos explique de manera general cuál es esta situación ni cómo se ha llegado a ella. Sólo la vamos deduciendo gracias a breves menciones, mezcladas con las acciones de los protagonistas. Sólo recordando y acumulando estas precisas pero escasas descripciones, uno llega, a lo largo de la novela, a darse cuenta de la gravedad de la situación general a la que ha debido de llegar el planeta.
Es decir, hay un inmenso y oscuro mundo en off del que el narrador sólo nos muestra una pequeña parte, la que le conviene, y cuando le conviene. Administra esa información con usura y talento, añadiendo intriga (¿Qué carajo le ha pasado al mundo y por qué?) a la intriga (¿Qué carajo les va a pasar a los protagonistas?).
Como ya habéis imaginado, esto es algo casi imposible de hacer en una película. Y, desde luego, no es algo que lograra (o siquiera intentara) la versión de Hillcoat. Administrar de manera tan usurera la información es casi imposible en cine.
Imaginemos que la novela comenzara así: “Padre me pidió que no me preocupara, que él siempre estaría ahí”. Imaginemos también que todavía no sabemos de qué va la novela. El lector no sabe dónde situar la acción descrita en la frase y, ¿por qué no? puede pensar que es algo que el padre dice a su hijo en el jardín de su casa, tras leer las lamentables notas que el chico ha conseguido ese semestre. Será unas cuantas frases o páginas más tarde cuando el narrador nos mostrará que el disgusto del hijo tiene poco que ver con unas notas y bastante con unos tipos que han pretendido comérselo vivo.
En cambio, la filmación literal de las palabras del padre nos mostraría a un cadavérico Viggo Mortensen, sucio, harapiento, con la voz quebrada pidiendo a su hijo que no pierda la calma. Tras él, los campos más yermos y las nubes más grises que Aguirresarobe haya logrado fotografiar. Desde el primer momento, sabemos que no, que el asunto no tiene que ver con las notas del cole.
En resumen, os quiero decir que la imagen está llena de mucha información adicional que adjetiva la acción que en ella ocurre. No sólo tenemos la conversación en el bar, tenemos el bar, su decoración, la música que suena, los figurantes y el ruido de la calle, el estilo de peinados y el modelo de zapatos que lleva el protagonista. Creo que gran parte del trabajo de adaptación de una novela al cine o la televisión es ser capaz de inventarse algo original y atractivo en ese inmenso territorio en off que el novelista no ha querido describir. Algo que debe ser una obra de creación nueva y más original e interesante de lo que el lector haya podido imaginar para esa inmensa Tierra de Off. Creo que, por ejemplo, ese es uno de los grandes acierto de una de mis adaptaciones favoritas: Blade Runner.
¡Me vas a obligar a escribir una entrada explicando porqué “The Road” me parece una obra maestra en todos los sentidos! Y en el apartado “emoción”, me pareció conmovedora. Me resultó muy difícil aguantar los últimos quince minutos sin echarme a llorar. Y eso que ya había leído la novela. Y hombre, llamar una adaptación a “Blade Runner” siempre me ha parecido un despropósito. No creo que se pueda hablar de “adaptación” cuando coges una novela de Philip K. Dick y acabas escribiendo otra historia que solo comparte algunos elementos con el original, y que encima hasta habla de otra cosa. “Inspirada en”, sí, “adaptada”, no. A mí me encanta “Blade Runner”, pero no comparte ni por asomo ni siquiera el espíritu de Dick. En cine, Dick ha sido adaptado realmente en muy pocas ocasiones. La mejor en ese aspecto de la “adaptación”, “A Scanner Darkly”, de Richard Linklater.
A mí también me encantó “La carretera”, y eso que también había leído la novela. Me parece una adaptación ejemplar. Claro que por gustos personales hay alguna cosilla que me hubiera gustado que fuera de otra forma, pero en general la película me sorprendió un huevo.
Hay muchísimas adaptaciones que huelen (para mal) a: “Esto está basado en una novela”, por ejemplo: la última de Polanski. Pero la de Hillcoat es una peli que como tal, me parece totalmente autónoma. De hecho, se la he recomendado a bastante gente que no ha leído la novela y a casi todos les ha impactado.
El único “pero objetivo” que yo le veo es que el niño está demasiado sano (y lo mismo el negro con michelillos) y eso le resta impacto emocional y credibilidad a la peli.
Como a David, también me costó no llorar al final, y eso que sabía de sobra lo que iba a pasar. De hecho es una de las cosas que eché en falta, que cargaran un poquito más las tintas ahí para que me acabaran de arrancar la lágrima.
Para mí, sin duda una de las pelis del año pasado.
Interesante aproximación al tratamiento de ese mundo difuso de la narrativa cuando se procede a realizar una adaptación. Cargada de razón, creo.
Yo coincido con David y Daniel (Cortázar).
Estoy de acuerdo en el inevitable balance entre formatos con mismo argumento y las consecuencias, digamos imaginativas, que arrastra. Pero precisamente por lo que explicas, entiendo a su vez que mundos tan distintos como el de la literatura y el cine, deberían ser incomparables por ser formatos con recursos narrativos alejados. Nunca he compartido aquello de “está mejor la novela”. Dicho esto, en mi opinión el universo que se crea en la película “The road” es de lo más acertado para la historia que cuenta. Me parece que su aspecto formal y puesta en escena intervienen de forma directa en el ambiente desasosegante que desprende. Para mí este es el objetivo mayor de la historia, que al menos en mi caso logra cumplir.
David: A mí también me pareció muy buena “A Scanner Darkly”, de Richard Linklater. La gente alababa lo evidente, el tratamiento de la imagen, pero también me pareció un guión muy bueno (en esta ocasión no he leído el relato de Dick)
Estoy de acuerdo con las dos primeras opiniones.
Dejando de lado lo que se comenta en el post (que sí, que es cierto) la peli me pareció cojonuda. A la altura de la novela.
Lloré como una solterona de los años cuarenta.
La isla de Bay no tiene un punto de Ishiguro, o es que como la vi y lei en la misma semana solo lo percibi yo…
Me uno a los comentarios, peliculón. Y sí que se separa de la novela cuando hace falta, ahí está el personaje de Charlize Theron, ampliado para aportar más información (no mucha, pero algo) sin tener que abusar de la voz en off.
No es por llevar la contraria a la mayoria (lo que me encanta, por cierto), pero creo que el guion de “The Road” tiene varios problemas, independientemente de que sea o no una adaptación fiel.
1 – Cuesta un poco empatizar con personajes de los que no sabes nada.
(Si, es un padre que proteje a su hijo, algo digno de admiración, pero hace falta algo más que eso)
2 – Los personajes apenas transmiten emociones (otra razon por la que cuesta empatizar con ellos)
aparte de “tengo miedo de los caníbales” Y “tengo hambre y frio” no hay momentos de alegria y humor que nos hagan conectar (Solo hay que ver “Serenata Nostálgica” para comprobar como el humor nos hace empatizar con los personajes, para después llorar con ellos cuando llega el drama)
3 – Los personajes no tienen objetivos.
(aparte de evitar ser asesinados, van totalmente a la deriva, sin rumbo, y toman decisiones absurdas tipo: “he oido un ruido, aqui ya no estamos seguros, será mejor pasar la noche en medio de un camión abandonado en un puente”)
4 – Los flashbacks no aportan información y lastran la historia (o lo que queda de ella, porque la historia en sí podría ser contada en un cortometraje de notodofilm). Ni siquiera son contrapuntos tipo “Cuando vivia mi esposa si eramos felices”, ya que son tan deprimentes o más que el presente.
5 – ¿Que demonios hace ahí el personaje de Robert Duvall?
6 – Falta una especie de climax. Primero Te avisan de que a Viggo Mortensen le quedan dos telediarios (uy tose sangre, malo malo)y luego le diparan una flecha, solo falta que aparezca el tigre de agarralo como puedas y se lo coma. ¿Tiene que morir de forma tan tonta? No puede hacerlo en plan último sacrificio por la vida de mi hijo?
En fin. Siempre dejo un hueco para admitir que puedo estar equivocado. Lo que no me vale es el argumento “A mi me gustó mucho, lo que significa que es una obra maestra”.
Para película lacrimógena me quedo con “La tumba de las Luciérnagas”. No conozco a nadie que no haya llorado con ella.
1.- Yo sí empaticé con los personajes, fundamentalmente con el padre. Es una empatía bastante primaria (padre que cuida de su hijo, y que lo daría todo por él), pero empatía al fin y al cabo. Esto es un poco subjetivo, claro.
2.- Humor no hay, no. Sí hay ternura y cariño entre ambos. Y luego hay miedo y hambre y frío y demás penurias. Si la crítica es “la película no tiene sentido del humor”, pues sí, es verdad. Para mi no fue problema, pero comprendo que pueda serlo para alguien.
3.- El objetivo del padre es llegar al sur, al mar, donde espera que el clima sea mejor, antes de que llegue el invierno y, sobre todo, antes de palmarla. Otra cosa es que no tengan ni puta idea de cómo llegar. No vi ninguna decisión absurda: si sabes que ronda por los alrededores gente que te va a comer, y escuchas ruidos, sales por patas. Es lo que haría alguien normal, quizás no un héroe de película, pero ellos son gente normal, asustada y confusa.
4.- Los flashbacks sirven para explicar lo que ha pasado (muy poco, pero no hace falta más), cómo ha reaccionado la gente, y cómo ha reaccionado el padre. Si bien hay gente que ha preferido quitarse de en medio, él prefiere seguir adelante, arriesgarse a vivir, incluso si eso implica perder a su mujer. Eso le llena de culpa (si acaban torturando a su hijo, es culpa suya), pero aún así no puede hacer otra cosa. Su vida tiene ahora un objetivo claro.
5.- El personaje de Robert Duvall sirve para ilustrar que el niño aún es una buena persona, que el mundo de mierda que le ha tocado vivir no ha hecho que se convierta en un hijo de puta. Algo que el viejo no entiende, y el padre tampoco, pero que es lo que le hace seguir adelante. Si hay algo que justifique su vida, la vida en general, el mundo, es la inocencia de su hijo, su fe en la humanidad. Si la hubiera perdido (que no hubiera sido raro), entonces todo este esfuerzo hubiera sido para nada.
6.- Tiene que morir de forma tonta porque no es un héroe, es un pobre hombre al que le ha tocado lo que le ha tocado, ha hecho lo que ha podido, y ya no puede más. Creo que un clímax con pelea y tal se hubiera cargado el tono de la película. De todas formas estoy de acuerdo que el final no es lo mejor de la película.
Y 7.- Lo siento, pero es que el argumento “a mí me ha gustado” me parece de lo más válido. Hay cosas relativamente objetivas, pero incluso esas son discutibles, y al final, si no hay acuerdo posible, el único argumento que queda es ese.
Y no tiene nada que ver con “La tumba de las luciérnagas” (con la que ha llorado todo Dios), ni en planteamiento, ni en resultado.
A mi hay peliculas que me gustan, aunque no defenderia su calidad por eso. Es algo puramente emocional. Me llegan y punto.
Algo asi me pasó con “El Club de la Lucha”. Me encantó, aunque otra gente sólo vió tios dandose de hostias.
El cine es como la música en ese aspecto. tiene una parte emocional que escapa a la razón.
De todos modos cabe preguntarse ¿Por qué con “La Tumba de las luciérnagas” ha llorado todo Dios y en cambio “The Road” no llega a ese nivel emocional?
Hombre, en mi cine se escuchó algún hipido.
También, La tumba de las luciérnagas la ha visto un público mucho más reducido. No es lo mismo ponerle algo a gente a la que le gusta el tema, que a un público general, que a lo mejor pensaba que era una película palomitera.
Pero sobre todo, ¿por qué tiene que hacer llorar tanto como la otra? ¿por qué asumir que era ese el objetivo? ¿por qué no decir, por ejemplo, que La tumba da menos miedo que The Road? ¿por qué comparar esas dos películas?
De nuevo: no creo que se parezcan siquiera, ni en planteamiento, ni en resultado.
FLJ, coincido totalmente con tu interpretación de “The Road”… ¡ya no escribo la entrada! Eso sí, no es una película convencional (con ese final épico con sacrificio heroico que se comentaba también por ahí arriba); es algo mucho más atípico, no responde a una fórmula mil veces probada. Y sí, “gusta” menos así en general, pero no me parece que eso sea algo malo en absoluto.
Como estoy de vacaciones en Cádiz, además de daros un poco de envidia, no me voy a poner a debatir con vosotros sobre “The Road”, creo que es cuestión de gustos. Lo único que quería señalar es que la película no tenía la ventaja que da la novela de ir administrando la información de manera tan estricta e intrigante.
Sobre “Blade Runner”, estoy de acuerdo: es algo más que una adaptación, toma muy poco del relato de Philip K. Dick y de su mundo. Pero, en este caso, creo que es para bien.
En otro comentario se menciona “El escritor” de Polanski. Me parece un caso claro en el que la dirección muy por encima de la historia que dirige. El problema, para mí, no es que cante que es una adaptación, sino que canta que es la adaptación de una novela un tanto floja.
Fui yo el que comenté lo de “El escritor”.
No sé si la novela será floja o no porque no la he leído. Si la peli es fiel al argumento, sí que me parecería objetivo decir que como novela de intriga tiene una trama muy sencilla (o floja directamente). Pero como una novela es mucho más que una buena trama, también podría ser que el libro fuera una genial narración psicológica que se ha perdido en su traslación al cine (aunque creo que tampoco es el caso).
En fin, que si digo que se nota (para mal) que la peli está basada en una novela es precisamente porque la trama es muy floja para ser contada en imágenes, apenas hay sensación de peligro físico, y el final no es sorprendente ni da sensación de ser un descubrimiento demasiado importante (y eso que lo es).
Por contra, los diálogos son bastante buenos, y en una novela el escritor puede jugar mucho más con las relaciones que se crean entre los personajes y sobre todo con los intríngulis de la intriga política. Vamos, que con la historia que cuenta me parece más fácil para el escritor conseguir la atención del lector que para el director (y no hablemos ya de vendernos la importancia de ese descubrimiento final). Y eso que hay que admitir que Polanski se curra la puesta en escena (ayudado por Alexandre Desplat, eso sí).
A mí la novela en la que se basa “El escritor” me pareció magnífica. Pero es cierto que buena parte de lo bueno que tiene (ese entrar en la cabeza del prota…) no es nada fácilmente trasladable a cine. Aún así, la película me pareció correcta, aunque algo sosilla.
Pues vaya, me has despertado la curiosidad por una novela que no tenía en la lista, sobre todo porque me gusta eso de andar comparando con la peli y pensar en decisiones de guion alternativas.
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