UN CASO RARO

Por Daniel Castro, Guionista en Chamberí

En 2004, un periodista sevillano publica su primera novela. El tipo tiene casi cincuenta años y ha trabajado en varios periódicos locales, incluso ha sido redactor jefe de uno de ellos. La novela tiene cierto éxito pero no se convierte, ni mucho menos, en un éxito de ventas. Pese a ganar un premio del que yo nunca había oído hablar, sólo logra vender la mitad de la tirada.

Sin embargo, a pesar de lo moderado de su éxito, varias productoras de cine se interesan por la obra. Por fin, una hace una oferta seria para comprar los derechos. El escritor firma. La productora encarga la adaptación al guionista más prestigioso del país y ofrece la dirección a un realizador no especialmente famoso, pero sí competente. Se reúne un reparto de actores sólidos aunque a priori no excesivamente atractivos para la taquilla. Una televisión privada contribuye a financiar el proyecto que, a pesar de todo, no tiene un presupuesto demasiado alto. La película, grabada en vídeo de alta definición, es seleccionada por el festival de Venecia.

Después de una estupenda carrera comercial, ayudada por unas entusiastas críticas y, sobre todo por la transmisión “boca a boca”, la película gana en las principales categorías de los Premios Goya.

A estas alturas todos sabéis que los tres párrafos anteriores hablan sobre el recorrido de la película “Celda 211”, dirigida por Daniel Monzón, basada en la novela de Francisco Pérez Gandul, adaptada por el director y  Jorge Guerricaecheverría.

Sin conocer el caso directamente, diría que el proceso de producción de esta película es el propio de una industria cinematográfica. Tal vez por ello resulta algo raro en nuestro país.

En el caso de “Celda 211” todo empezó con la historia, en este caso una novela. Pero aquí no suele ser exactamente así.

En nuestro país, los proyectos se construyen basándose más en el nombre del director (normalmente también guionista) que los impulsa que en la historia que éste pretende contar en esta ocasión.

Una productora decide apoyar el nuevo trabajo de Amenábar, Santiago Amodeo o Bigas Luna. Ellos tienen un prestigio, un sello de fábrica, que se hará patente en cualquier historia que lleven a la pantalla.

Este sistema de producción, basado en el llamado “cine de autor”, elimina en la práctica la figura del guionista profesional de cine, ya que el director suele asumir esta función también. En todo caso, podríamos decir que en nuestro cine existe el coguionista profesional, es decir, el guionista contratado para ayudar al director a contar su historia.

Esta escasez de trabajo explica que haya muy pocos guionistas en España que se dediquen casi en exclusiva a trabajar en el cine (Guerricaecheverría es uno de ellos). El motivo: los guionistas tenemos la mala costumbre de comer, por lo menos, tres veces al día. Para ello tenemos que trabajar en series de televisión, un lugar en el que sí se considera que el trabajo de guionista es imprescindible.

Sin embargo, la figura del guionista no es la única damnificada por la apuesta por el cine de autor. Paradójicamente, este sistema acaba también con algunas de las características esenciales del productor de cine.

Al confiar tanto en el talento del director-autor, el guión se analiza y rescribe (caso de hacerse) de manera muy laxa. Es lógico. ¿Cómo saber de antemano si esta secuencia de los baños en el balneario con música de Wagner de fondo será maravillosa o… simplemente un dislate que va a costar mucha pasta? Muchas de las mejores secuencias del cine de autor no son estrictamente necesarias para que la trama avance y, por lo tanto, a duras penas resistirían el severo dictamen de un manual de guión y… tal vez precisamente en ello resida su magia.

Como nuestro productor lleva a la pantalla las obras de directores autores, renuncia también a buscar historias para ellos, ya que sabe que sus directores apenas ruedan historias ajenas.

Sabiendo que las televisiones y los jurados ministeriales apoyan a los nombres consagrados, el productor tampoco recorre los festivales de cortometrajes en busca de nuevos talentos, ya que sabe que resultaría muy difícil financiar una película escrita o dirigida por noveles.

Es decir, el modelo del cine de autor, que ha acarreado consecuencias muy positivas (gran libertad creativa y originalidad, por ejemplo, nacimiento en los últimos años de autores únicos como Almodóvar, Amenábar, Medem y muchos otros) limita la capacidad de los productores de realizar su trabajo de manera más creativa. Pasan pues a dedicarse sobre todo a recibir ideas de los directores – autores que se las presentan y a decidir, basándose sobre todo en las posibilidades de financiarlas o no, si las impulsan o no.

No pienso que haya que descartar completamente el modelo de cine de autor, que ha dado frutos muy valiosos, pero sí me gustaría que ejemplos de funcionamiento “industrial” como el de “Celda 211” no fueran tan excepcionales en nuestro país.

En este caso, fueron los productores quienes, entendiendo su trabajo de una forma más activa, encontraron una novela que les parecía atractiva y trataron de llevarla a la gran pantalla con el mejor equipo posible. Desde luego, opino que hicieron un buen trabajo.

38 comentarios en «UN CASO RARO»

  1. La triste realidad es que la historia que estás contando es uno de los factores que menos importan a la hora de conseguir financiar una película. Es mucho más importante la trayectoria anterior del director (o los apoyos con los que cuente), tener a un actor conocido comprometido a interpretar el papel protagonista y, sobre todo, tener la confianza de la persona que decide en qué se gasta el dinero la televisión de turno, ese dinero sin el que no hay película te pongas como te pongas… Resulta descorazonador. Sobre todo porque si bien es algo de lo que te enteras rápidamente en cuanto empiezas a trabajar en esto, casi nunca se comenta “de puertas afuera”.

  2. Yo he trabajado en la figura de coguionista para dos directores y lo de la reescritura laxa es relativo. Para mí la laxitud está más en la figura del productor, que puede saber leer o decir “quiero que sea más como Babel”, que las dos cosas las he visto. Incluso he trabajado con productoras que contrataban analistas externos para supervisar paso a paso las reescrituras. Si eres Almodóvar quizá haya más manga ancha, pero en las clases medias de los directores mi percepción es que no se aprueban así como así.

    Y luego ya están las cadenas, que como dice David, esa es realmente la última frontera.

  3. Yo he trabajado en cine y en televisión. Básicamente, en cine se me ha faltado el respeto continuamente, mientras que en televisión, bastante menos.

    La única vez que se me ha respetado relativamente en cine fue con un corto, no os digo más…

  4. Muchos trabajamos en televisión, aparte de porque nos gusta, porque, aunque quisiéramos, meter la cabeza el mundo de los guionistas de cine es muy complicado.

  5. Ángela: efectivamente, en las “clases medias” de la dirección el director tampoco puede hacer lo que le da la gana. Pero en mi experiencia, algo que pasa muy a menudo es que, convencido de que ha contratado al nuevo Amenábar, el productor le deja al director de clase media o baja dirigir la historia absurda que le de la gana a cambio de que la coescriba con un guionista profesional cuyo trabajo normalmente consiste en intentar que el guión sea por lo menos coherente. A mí me ha pasado varias veces. Y es un trabajo muy difícil, muchas veces casi imposible. Porque si la historia en cuestión no tiene potencial cinematográfico, es muy difícil que llegue a tenerlo a base de “parchearla”. Sobre todo porque los directores se suelen negar a realizar grandes cambios. Ese tipo de curro suele ser fuente de grandes desencuentros y de mucha frustración (por eso los productores norteamericanos acaban contratando a siete u ocho guionistas en un solo proyecto; aquí, si pudieran permitírselo, muchos lo harían también). A mí afortunadamente hace mucho que no me cae un curro así. Últimamente he tenido suerte y todos los directores con los que he trabajado son gente lista que sabe lo que es una historia y de la que he incluso he aprendido mucho. Pero hubo un período, hace como siete u ocho años, en que casi lo dejo tras encadenar varias reescrituras de proyectos imposibles que además no llegaron a salir.

  6. Cuando se encadenan varios proyectos que no salen, es fácil replantearse muchas cosas. Yo en ese momento pensé lo que recomendabas tú el otro día: poner huevos en todas las cestas que se pueda. Yo por suerte no me he topado con directores que no saben escribir, pero me imagino que debe de ser una pesadilla.

  7. Hola a todos. Gracias por vuestros comentarios. Aunque parezca imposible, creo estar de acuerdo con todos ellos.

    Sí, David, lo que quería hacer constar en este post era que, según mis noticias, “Celda” comenzó por la historia – sin que hubiera “nombres” detrás de ella -, cosa muy rara en la producción en España. Me gustaría que sucediera con más frecuencia.

    Ángela, desde luego, hay productoras que contratan story editors que supervisan las rescrituras pero, según mi experiencia, no es todavía lo más habitual. Normalmente, el proceso de rescritura suele basarse más en comentarios vagos como el que mencionas o en informes de lectores mal pagados a los que ni siquiera el productor hace demasiado caso. Según mi experiencia, los productores suelen racanear el dinero par la rescritura y el desarrollo y eso impide que los guionistas dediquen mucho tiempo y esfuerzo al trabajo. Sin embargo, el punto que quería dejar claro es que, incluso en el caso de las producciones cuyo desarrollo se lleva de manera más seria, el germen del proyecto suele ser el nombre del director asociado más que la historia que se pretende narrar. Creo que esta predominancia lastra (determina) todo el futuro del proyecto.

    Mi experiencia es bastante parecida, cansadoyconfuso. En TV, por lo menos, siempre me han pagado lo acordado. Y con bastante puntualidad. En cine no siempre fue así. Pronto os contaré un caso en un post.

    Luis, es que el mundo de los guionistas de cine apenas existe. Muy pocos viven exclusivamente del cine (y si lo hacen, será ganando mucho menos que en la tele). En todo caso, son coguionistas de cine, como he escrito antes.

    David (de nuevo) muy de acuerdo con tu nuevo comentario. También yo tengo experiencia en “parchear” un guión de largo que nunca supe porqué tenían intención de producir. Estos encargos, además, a veces vienen acompañados de una fecha de rodaje bastante inminente.

  8. Dice el de Chamberí: “es que el mundo de los guionistas de cine apenas existe”. Y a mí se me ocurre conectarlo con un post anterior sobre cursos de guión: ¿Angela, se cuenta en esos cursos cómo está el panorama o se prefiere no levantar la liebre?

    1. Yo lo cuento. A veces pienso que los alumnos se creen que quiero disuadirlos para que no me hagan competencia…

  9. Este post cuenta una gran verdad del cine español: ojalá existieran más productores capaces de tomar iniciativas, de decidir qué película quieren hacer, por qué y con quién. Para la mayoría, hacer películas consiste en fichar al director ya más o menos consagrado y tramitar en su nombre las ayudas o fuentes de financiación pertinentes. Por eso, cada vez que oigo eso de que aquí no hay guionistas, siempre respondo que lo que no tenemos es productores. Un caso personal y también revelador: llevamos un proyecto a una productora, por entonces de estimable solvencia, y nos lo rechazaron: no lo veían. Entonces nos preocupamos de buscar al que nos parecía el director más adecuado, le dimos el proyecto, le convencimos, y con él de la mano volvimos a la misma productora. Entonces, el proyecto les encantó, lo veían clarísimo, la película se hizo. Lo peor no fue que hiciéramos nosotros su trabajo como productores, lo peor es que después nos costó tiempo y disgustos que aceptaran pagarnos el salario que pedíamos como guionistas.
    Está claro, para mí, que el trabajo de guionista de cine puede ofrecerte alguna recompensa como escritor, a menudo te sientes un explorador de territorios desconocidos, y eso te genera entusiasmo (aunque a la postre ese entusiasmo se derrumbe años después, con una película decepcionante o un estreno siempre efímero: aún así, en el camino has disfrutado). Pero laboralmente no es muy aconsejable, incluso los más consagrados pueden contarte historias espeluznantes. En cine, el productor te paga un dinero que no tiene por una película que no sabe si se hará; y al final del proceso, tampoco tiene de dónde sacar el último plazo que te debe. Por otro lado, es frecuente que un director que no escribe se empeñe en firmar el guión, cuando según el mismo criterio debería cobrarse sus reuniones con el montador, el operador o el maquillador firmándolo todo (incluso las interpretaciones, ¿por qué no?). Eso, unido a que el salario se cobra en el laaaargo periodo que puede tardar en hacerse una película, lo convierte en una profesión poco rentable e ingrata. Y sin embargo ( seré tonto) me gusta.

    1. Esa costumbre de los directores de firmar guiones que no han escrito es una de las cosas que más me alejan de volver al mundo del cine.

      Aunque últimamente, eso mismo se ha dado en una serie de televisión: claro que la gente que lo hizo, casualmente, también dirigía cine…

  10. La verdad es que a veces cuesta comprender que siga habiendo gente queriendo darle forma de guión (de película) a sus historias en lugar de, no sé, de novela, donde no hay límites de producción, ni de dirección y donde no hay actores porque tratas directamente con los personas… ¿Por qué será?

  11. Yo les digo lo que hay, pero la gente es tenaz, y creo que aunque no te ganes la vida con ello puedes disfrutarlo. El panorama no está para muchas alegrías, las cosas como son, y el caso de Carlos lo comprendo demasiado bien, pero si solo fuéramos a clase con ánimo de ser profesionales, vaya vocación. Es como si vas a clases de baile única y exclusivamente para trabajar en musicales. Pues algunos lo lograrán, pero no todo el mundo puede, y además, en este momento, con gente muy buena y conocida mano sobre mano, es de los peores para asomarse. Pero bueno, todos los que hemos tenido alguna vocación artística en algún momento hemos recibido muchos comentarios desalentadores (necesarios, por supuesto) y a pesar de todo aquí estamos. Será eso, que somos tontos.

    1. Alabo tu honradez y estoy de acuerdo contigo en que la decisión de asistir a un curso de guión puede obedecer a motivaciones mucho más amplias que el simple hecho de querer dedicarse profesionalmente a esto pero raro será aquél que no sueñe con ver ese guión en imágenes y para eso se necesita, inevitamente, algo de industria.

      No creo que se trate de ser tontos. A lo mejor se parece a lo que le pasa al protagonista de “En territorio hostil”…

    2. Yo tampoco sé que cereales escoger (ostras¡ Espoiler!)Pero sí, Kohonera. Todos tenemos sueños, e incluso cuando vivimos de ello seguimos teniéndolos.

  12. Celda 211 es una obra producida de forma industrial o como se quiera llamar y eso también se ve en el resultado.
    Película sin sello personal. Escrita con brocha gorda. Y pfff una película más. Mejor películas de autor que películas mcdonald

    1. Pero que manía con tener que elegir. Una industria seria tiene de todo: cine de autor, cine de actor y cine de historias. Hay público para todos ellos. No veo por qué hay que elegir. Seguimos instalados en una concepción intelectualoide del cine que arrastramos desde los años de la transición, con la asunción errónea de que cine de autor es sinónimo de calidad. Y que se diga que está escrita con brocha gorda cuando ha recibido el Goya al mejor guión es, cuando menos, atrevido.

  13. Mi experiencia es más o menos la misma, en televisión te respetan más porque es un mundo que “come” guiones y allí somos “menos prescindibles”. Un director de cine puede demorar seis meses o un año reescribiendo su guión, mejorándolo sobre la marcha e incluso, en el instante mismo del rodaje pueden existir alteraciones de última hora. Con o sin cine de Autor, a una conclusión he arribado: Ni todos los directores saben estructurar bien una historia desde el punto de vista dramatúrgico. Muchas veces la riqueza visual de las imágenes, esconden incongruencias argumentales, apenas observada por un ojo profesional. Es obvio que existen las excepciones, “Todo sobre mi madre”, por ejemplo, es una clase magistral de guión vs puesta en escena.
    En cine, la única vez que he tenido un proyecto de largo aceptado por un conocido director de mi país, fue con Fernando Pérez, persona por demás seria y talentosa, pero el viacrucis de la financiación corrió derroteros inimaginables.
    Ya vivía permanentemente en Lisboa, cuando fui convocada a una reunión en Madrid, con una productora holandesa interesada en el proyecto. La propuesta era comprarme únicamente, la Idea. Según el criterio de los holandeses, yo no era la “autora ideal” de mi propio proyecto (demasiadas manos y algunos intereses extra profesionales detrás del asunto, nada que ver con Fernando o conmigo).
    El guión tuvo una única versión, entregada a correr para participar en el concurso de guiones del Festival de Cine Latinoamericano. El guión no tuvo posterior revisión, a no ser la lectura de Fernando Pérez, cuyo único y derrotero comentario fue: “Yo quiero hacer esta película!” Era evidente que el guión necesitaría una segunda o tercera versión. Y claro, como sucede siempre en estos casos, posteriormente co-escrita con el realizador.
    Pasados diez años de aquella peripecia sin rodaje, todos los derechos han vuelto a mí.
    “La Obstinada Historia del Andarín Carvajal”, continúa obstinadamente quieto y espera un día, reiniciar la marcha…

  14. Ha ganado goya al mejor guión pero eso no quita que sea de brocha gorda. Dónde están los matices?. Qué rápido reacciona el protagonista tras la dura noticia y se pone al frente de los presos (en vez de pasarse décadas deprimido, que era la respuesta lógica).
    Matices reales tiene pocos desde luego.

    1. No hablo del caso concreto de Celda, si no de la idea de mantener un sólo modelo de cine porque se supone que de “calidad” y el otro no.

      Y no estoy de acuerdo con que la respuesta lógica sea pasarse década deprimido pero me parece tan obvio que no voy a entrar a discutir eso.

  15. Me gustaría saber a qué le estamos llamando “respeto” cuando hablamos de televisión y cine, con respecto al guionista.

    1. Bueno, quien ha utilizado la palabra “respeto” ha sido cansadoyconfuso pero, en mi caso, cuando me he mostrado de acuerdo con su opinión lo he hecho porque, aunque el trato personal casi siempre ha sido muy bueno en ambos sectores, en mi experiencia en televisión las condiciones de trabajo han sido buenas, los pagos, puntuales, igual que los comentarios a todas las versiones que iba enviando. Lamentablemente, no ha sido siempre así en mi experiencia para cine (más corta de lo que desearía, por cierto).

    2. A que el director no firme un guión que no ha escrito. A que no le hagas cambiar de orientación el guión tantas veces como nuevos directores entran, por el mismo precio. A que no le hagas retocar hasta el infinito una línea de diálogo para luego cambiarla con lo primero que se le ocurre al actor en rodaje. A que le trates como guionista, no como secretario.

      Así, a bote pronto.

  16. Me queda claro. Más de acuerdo con el trato que con el trabajo al que te refieres, cansadoyconfuso. Para mí todo lo que planteas forma parte de mi trabajo como guionista. Me guste o no, reescribir y cambiar hasta que al que me paga le guste está dentro de mis tareas. Unas veces me da por culo o no estoy de acuerdo, otras es más una cuestión de ego (al menos en mi caso) pero sigue siendo trabajo de guionista. Por eso preguntaba. Gracias por las aclaraciones.

    1. No es exactamente una cuestión de ego.

      Puedes estar trabajando X meses con Fulanito como director un guión. Aunque sea tuyo, la única voz que se escucha es la suya (yo he vivido que un director quisiera cambiar de época y de lugar un guión para que coincidiera con la época que él vivió, sin importarle una mierda que el guión estuviera escrito en una época concreta porque el guionista, autor original del proyecto, SÍ VIVIÓ esa época). Pero no pasa nada.

      El problema es cuando, por el motivo que sea, ese director sale del proyecto y entra Menganito. Y Menganito quiere cambiarlo por completo. Y tú vas y le dices al productor… “¿pero no estabas de acuerdo con lo anterior? ¿No lo hice porque tú me lo pediste?” Y él te dice que no, que hay que hacer lo que dice el nuevo director. Y por supuesto, por el mismo dinero.

      Y así, tantas veces (y versiones, y reescrituras) como el productor (estoy de acuerdo con lo antes dicho de que aquí faltan productores) y el director decidan.

      Más allá del ego, eso es reírse de tu trabajo y de tu tiempo.

    2. Pero es que hay más. Se cambia un guión cuando dramáticamente no funciona, cuando los diálogos no son coloquiales, cuando alguna escena es completamente gratuita, y así sucesivamente.
      Pero no es justo cambiar un guión, APENAS porque al director le gustaría hacerlo de otra manera. En ese caso que lo reescriba el realizador de principio a fin.
      La competencia del director estriba fundamentalmente en la interpretación de la historia, imágenes originales, fabulosa dirección de actores, planos de morirse, etc, etc…Pero cambiar gratuitamente los textos del guionista no tiene sentido.
      Los guionistas debíamos aprender de los Egos Descontralados de algunos directores de cine. Tal vez un día nos tengan más en cuenta, a comenzar por nosotros mismos, que el amor propio no le hace daño a nadie, con calidad en lo que escribimos y capacidad de exigencia para recibir un retorno igualmente respetuoso.

  17. A lo mejor no viene del todo a cuento en este post. Pero es una pregunta en general que creo que es interesante.

    Si no perdierais dinero, aunque tampoco ganarais nada, haríais una película totalmente a vuestro gusto?
    En plan realizar el proyecto por vuestra cuenta.

    Hasta que punto estáis en vuestro trabajo porque os gusta vivir de escribir o os gusta escribir sin más.

    Si os aseguraran que pudierais manteneros trabajando de otra cosa y la posibilidad de hacer una película por vuestra cuenta totalmente a vuestro gusto y sin perder dinero. Lo haríais?
    O preferiríais la idea de trabajar escribiendo aunque nunca pudais hacer una película totalmente a vuestro gusto
    (se que es una elección que no está basada en algo real pero es algo que me crea bastante curiosidad al leeros)

    1. Lo que preguntas te lo podría responder por ejemplo Juanma Bajo Ulloa. Hipotecó su casa para hacer su primer filme.
      Me lo encontre una vez en Madrid, ya había hecho “La Madre Muerta”, o sea su segunda película. Iba de METRO!

  18. …con siete u ocho Goyas seguro que nadie dice que Daniel Monzón es “menos macho” por haber hecho una peli de encargo…

    P.D: a ver si aprenden, coño…

  19. Es tremendamente difícil que una novela de alguien semi-desconocido que llega a una productora se convierta en una película de éxito. Faltan productores arriesgados… O sobran conservadores. Qué se yo. Yo coordiné un equipo de analistas de guiones durante cinco años y no tuve la satisfacción de que produjéramos ninguno de los guiones que nos parecieron estupendos. Y, sí, CELDA 211 fue uno de ellos. ¡¡¡Argggg!!!

  20. Me parece a mí que los productores son igual de arriegados e innovadores que la gran mayoría de empresarios de este país. Debe de ser algo cultural.

    1. Hay productores arriesgados, sino no existiría cine español.
      Es un riesgo escribir aquí con el nombre propio? O el nick es obligatorio?

    2. Ja, ja… yo a veces me pregunto lo mismo Hortensia. De verdad, no entiendo lo de los nick, sobre todo porque tampoco es que estemos dando precisamente información privilegiada. Además, creo que si no eres capaz de decirle a la cara a alguien lo que estás escribiendo de él… mejor no lo escribas. Y seguro que sería más interesante saber quienes escriben realmente los comentarios. Probablemente hay gente que está currando en esto. Es raro esto de escribirte con alguien y mañana encontrártelo en una productora y no saber que es él.

  21. Hortensia, yo no he dicho que los productores españoles NO sean arriegados, he dicho que son TAN arriesgados como el resto de empresarios de este país, que historicamente nunca ha tenido cultura emprendedora y empresarial.
    Y respecto al nick, pues no es obligatorio, claro, pero es una opción que se ofrece y que algunos preferimos, incluidos algunos de los autores de este blog. Por otra parte, mi identidad “real” te diría tan poco como mi nick. Para el caso, da igual, créeme.

  22. Cierto, Kohonera, mil disculpas, el comentario debía haber salido en el de Beatriz, donde dice: “Faltan productores arriesgados… O sobran conservadores”
    Y mirándolo bien ella tampoco fue categórica, “faltan”, no es propiamente que “no existan”. Sorry Beatriz ;-)
    Pues claro que no da igual, tu nombre es importantísimo! Faltaria más, eres una colega!!!

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