Esta semana, la actualidad me ha obligado a interrumpir la programación habitual. “A veces olvido que…” volverá la semana que viene.
El texto siguiente lo he escrito en respuesta a este “post”.
Pues no, Chico Santamano, el discurso de Álex de la Iglesia no “ha puesto de acuerdo a toda la profesión”.
Entiendo que estos discursos son como son. La propia naturaleza del discurso/soflama hace inevitable que no pase de ser una lista de buenos deseos en su mayor parte irrealizables, como bien sabemos quienes trabajamos en esto. Una suma de abstracciones con las que resulta sencillo estar de acuerdo pero que no tienen traslación práctica (claro que hay que hacer mejores películas… y también acabar con el hambre del mundo). Estos discursos son, por utilizar un símil guionístico, como un mal tratamiento, lleno de párrafos que no sirven para nada a la hora de escribir un guión porque no pueden transformarse en acciones que puedan interpretar los actores.
Visto así, es un discurso que tiene tanto valor como el de un político en el mitin de cierre de su campaña electoral. O el de un general enalteciendo a sus tropas antes de la batalla (efectivamente… “¡fuerza y honor!”). El discurso puede ser cojonudo. Pero eso no quiere decir que todos los soldados que lo han vitoreado no vayan a morir cuando entren en combate.
Pero todo esto no importa. Ya digo que creo que es inevitable, y en su esencia el de Álex de la Iglesia no se diferencia de otros escuchados en años anteriores.
Y lo que es obvio es que ha sido un discurso útil y adecuado en los tiempos que corren, al menos si nos creemos todo lo que ha publicado y dicho en los días posteriores a la gala.
De pronto (¡aleluya!) por Ej. El País nos vuelve a querer.
Somos como el alcohólico al que la familia permite volver a casa después de reconocer que es un borracho en su primera reunión de Alcohólicos Anónimos.
Sólo que nosotros nunca hemos “bebido”. Al menos no la mayoría. Que sería lo único que justificaría la entonación del “mea culpa” colectivo.
Entiendo el objetivo. Y lo comparto. De verdad. El cine español tiene muy mala imagen y es urgente cambiarla si queremos sobrevivir como industria. Pero hacerlo interpretando el papel de “pecador arrepentido” me parece que está un tanto fuera de lugar.
Como hace mi perra cuando la regaño por pegar ladridos cuando no debe, el “cine” ha agachado la cabeza, se ha metido el rabo entre las piernas y poniendo ojitos, ha pedido perdón al tiempo que mira a sus “dueños” con cara de bueno para que no deje de alimentarle y de sacarle a dar sus paseos.
¿Pero perdón por qué?
¿A cuento de qué hay que pedir perdón?
¿Por tirarnos dos años trabajando en una película que luego no va a ver nadie?
Pues parece que sí.
Dice Álex de la iglesia que “tenemos que pedir perdón por haber fallado muchas veces”.
Claro hombre, perdón por no haber sabido hacer siempre películas que hagan una buena taquilla, perdón por no haber sido lo suficientemente listos como para forrarnos. Como si no todos los que estamos en esto no quisiéramos hacer películas que dieran beneficios. Como si no tuviéramos que ganarnos la vida como todo el mundo. Como si nuestros productores fueran ONGs. Como si cualquier otro empresario de cualquier otro sector tuviera que disculparse cuando su negocio (que como el nuestro, también se beneficia de ayudas públicas), no rinde como debiera.
Aún así, admito que puedo estar interpretándolo erróneamente.
Un buen amigo me decía en un mail: “La realidad es que el discurso de Álex funcionó. Surtió el efecto que él esperaba, llegó a los espectadores y fue escuchado. Es indudable que desde el punto de vista dramático y de la narración funcionó muy bien. Hay algo de toda esa noche, incluido el final feliz con Almodóvar, que la convirtió en el relato que en este momento la gente necesita o espera de nosotros, de alguien en esta sociedad vociferante. Les gustó ver gente que habla, que se baja del pedestal, gente que se pone de acuerdo y avanza y es generosa y comparte. Eso es lo que transmitimos como colectivo el domingo y a los que lo vieron les entusiasmó. No es desdeñable ese resultado. Hay crisis, hay malas noticias sobre la economía, la política, pero nosotros como colectivo dimos un ejemplo moral de ejemplo entusiasmante. Arrimamos el hombro. Y eso es con lo que la gente se ha quedado. Paz y armonía. Proximidad. Por eso, el discurso de Álex no fue analizado en los términos de autohumillación en los que has entendido. Al contrario. La estructura sugiere otra cosa: primero soy humilde, para luego sacar pecho y acabar diciendo somos buenos, somos los mejores, contad con nosotros. La gente lo aceptó y más con el tono general de la gala, que iba bien encarrilada”.
Ya digo que lo mismo me estoy equivocando.
Pero luego está la insistencia que “nos miramos mucho el ombligo”.
Eso sí que me temo que no lo he malinterpretado.
Y es mentira.
Porque mí y a muchos otros ya nos gustaría poder mirarnos más el ombligo y contar las historias que nos diera la gana como nos pareciera. Pero como bien sabe Álex de la Iglesia, este negocio no funciona así. Los guionistas –y también la mayor parte de los directores, salvo unos pocos privilegiados-, trabajamos para unos señores que se llaman productores que a su vez dependen del dinero de unos canales de televisión que son en última instancia quienes deciden qué cine se rueda en España. Qué proyectos, de entre los cientos de propuestas que reciben todos los años en sus oficinas, llegan a hacerse realidad. Desde luego hay películas, muy pequeñas, casi siempre autofinanciadas por locos heroicos, kamikazes de la creación, que se hacen simplemente porque a sus autores se les pone en las narices. Pero son las menos. Y desde luego no son en las que piensa el público mayoritario cuando se refiere a esa cosa amorfa que llamamos “cine español”. Más que nada porque ni siquiera suelen saber que existen.
Nosotros, el grueso de la tropa del cine, no nos miramos el ombligo.
No podemos.
Lo paradójico del asunto es que sin embargo lo que más nos gusta como espectadores es mirar los ombligos de otros creadores. Ser partícipes durante dos horas de su peculiar manera de entender el mundo y las historias.
No hay cosa mejor que perderse en un ombligo, aunque a veces tenga pelusas.
Por eso, no sé… a lo mejor lo que hay que hacer… la manera de que hagamos mejores películas, películas interesantes, y no productos anodinos que en realidad deberían ir directamente al DVD o a las teles, es justo lo contrario a lo que sugiere de la Iglesia y mirarse más el ombligo.
Y confiar en que sea un ombligo interesante que otros quieran mirar con nosotros. Como han hecho y hacen todos los creadores que nos gustan.
James Cameron se mira el ombligo.
Y Fernando León.
Y Woody Allen.
Y George Lucas.
Y Aki Kaurismaki.
Y Kathryn Bygelow.
Y Michael Haneke.
Y… (insertad aquí el nombre de vuestro director preferido).
En el acto de contrición del presidente de la academia va implícito que si de verdad nos esforzáramos, seríamos capaces de darle al público lo que quiere.
Pero pensar a priori en el “público” es absurdo. Porque “el público”, como bien saben todos esos productores que se han arruinado intentando ganárselo, no quiere nada en concreto. O al menos no quiere nada que nosotros podamos anticipar que va a querer cuando se lo ofrezcamos. Si fuera así, si se supiera, todos seríamos millonarios. Y jamás fracasaríamos. Porque, lo repito, nadie quiere fracasar.
El público no puede querer ver Spanish Movie, Celda 211 y Agora a la vez.
Puede querer ver las películas “que suenan”, que se promocionan, de las que se habla y debido a ello llaman su atención, pero no se levanta un día y dice “quiero ver un thriller carcelario, un peplum sobre Hipatia y… ya lo sé… una parodia de los últimos éxitos del cine español”.
Es imposible. Está claro que son películas que no tienen nada que ver entre sí. Cada una ha sido un éxito por razones únicas, a veces opuestas, me temo que siempre inimitables (bueno, salvo que probablemente habrá una Spanish Movie 2…).
Que este año pasado haya habido algunas películas que han funcionado bien no significa un cambio de tendencia en el cine español. Ha sido una casualidad que puede que se repita… o no. Y por la que no es lícito colgarse medallas. Casi todas las películas que han hecho taquilla en el 2009 son el resultado de iniciativas que llevaban varios años intentando cuajar hasta que por fin consiguieron encontrar financiación. Y en muchos casos son el resultado claro de mirarse el ombligo.
Como tiene que ser.
Pero no hay un plan.
No puede haberlo.
Lo que no quiere decir que de pronto todos nos convirtamos en Bergman y empecemos a escribir cine denso de interiores y personalidades torturadas (cosa que tampoco tiene nada de malo). No, la mayoría queremos escribir películas de terror, comedias… Queremos escribir lo mismo que nos gusta ver. Pero por favor, no subnormalizemos el material pensando que eso es lo que quiere “el público”. Ese público que ha convertido a una película tan atípica como Agora en un éxito. Y digo atípica porque, como explicó muy bien el Guionista Hastiado en esta entrada de su blog, funciona casi mejor como documental histórico-científico ficcionalizado que como drama. Podría decirse que es una película más de ideas que de personajes.
Y sí, “¡Fuerza y honor!”. Pero que yo sepa los gladiadores no salían a la arena del circo con la cabeza gacha y pidiendo perdón.
Aunque a lo mejor no he entendido nada.
Porque aunque mi perra mete el rabo entre las piernas cuando la regaño… luego hace siempre lo que le da la gana. Se niega a dejar de ser quién es y a vivir con miedo.
Quizá eso es lo que está haciendo Álex de la Iglesia.
Y por lo poco que he visto de su nueva película parece que es así. Se llama Balada triste de trompeta y es “una cinta ambientada en un circo durante la Guerra Civil española y en los años previos a la Transición. Una película sobre el circo en España en los años 70”.
Sin duda alguna, se trata de la película que “el público” está deseando ver.
¡Ejem!
En una entrevista concedida a los pocos días de empezar el rodaje Álex decía que en ella estaban todas sus obsesiones. Y me da que no mentía. Creo que hay payasos mutilados, chicas cañón y bastante violencia. Además, una de las escenas que ya se han rodado recrea el asesinato de Carrero Blanco. Ya sabéis, ese acontecimiento de la historia reciente que tan bien conoce el público juvenil de los multicines.
Y ah, el protagonista es el gran Carlos Areces… un galán cuya foto ilustra las carpetas de todas las fans de las series de televisión.
O más bien…
…va a ser que ni una cosa ni la otra.
Ya veis por donde voy, ¿no?
¿Seguro que Álex está convencido que con esta idea va a rodar la película más comercial que podría dirigir en este momento?
¿O sencillamente está rodando la que más le apetece, lo que más le pone dirigir ahora mismo?
No será…
…¿que se está mirando el ombligo?
Si es así, y no estoy imaginándome cosas, sería una buena razón para congratularse. Notición: Álex de la Iglesia vuelve a mirarse el ombligo. Como en Acción mutante, como en El día de la bestia, como en Muertos de risa.
Porque creo que a veces olvidamos que Álex de la Iglesia es con diferencia el director de cine español que más ha influido a buena parte de mi generación (a los que más o menos tenemos su edad) y seguramente también a la inmediatamente posterior.
Ni Buñuel, ni Berlanga, ni Almodóvar.
De la Iglesia.
Y lo logró mirándose el ombligo. Porque su ombligo no tenía nada que ver con el de la mayor parte de los directores que también estaban rodando en aquel momento.
Recuerdo perfectamente el impacto que me supuso ver primero Acción Mutante (¡con chistes de Pumby! ¡y naves espaciales!) y después El día de la bestia (¡nada menos que una historia satánica ambientada en Madrid!). A muchos nos mostró un camino a seguir por el que quizá no nos habríamos aventurado de no existir sus películas. Nos hizo pensar que quizá podíamos encontrar nuestro propio hueco en el cine español. Que si él lo había hecho, al menos nosotros podíamos intentarlo. Y lo consiguió contando historias que nadie más había intentado contar hasta ese momento. Y mucho menos de esa manera, trufadas de bromas referenciales que a mis padres les sonaban a chino (bueno, a mis padres, y también a muchos de mis amigos). Su primera película creo recordar que fue un relativo fracaso, la segunda un gran éxito. Pero sospecho que tanto Álex como su coguionista, Jorge Guerricaechevarría, se “limitaron” en ambos casos a intentar hacer las películas que les apetecían, sin pensar en ese público mayoritario que probablemente no iba a entender nada de lo que estaban haciendo (por cierto, Acción Mutante fue producida por otro gran “ombliguista”, Pedro Almodóvar, que ya había demostrado un par de décadas antes que a veces el camino al éxito mayoritario pasa por pensar sobre todo en agradar al único espectador cuyo criterio conoces bien y compartes al 100%: tú mismo).
A mí no me interesa el de la Iglesia que rueda con eficiencia un encargo como Los crímenes de Oxford (por mucho que la haga hasta cierto punto suya), me interesa el creador de historias tronadas, que sueña con diseñar cicatrices imposibles a lo Jonah Hex para desfigurar a sus protagonistas y que vive en un mundo en el que las rubias esculturales tienen algo más que decirle a un gordito con cara de buena persona que los buenos días…
Sí Álex de la Iglesia está volviendo a mirarse el ombligo, yo quiero mirarlo con él. Es más, pagaré por hacerlo.
Eso sí, que no nos riña a los demás porque soñemos con poder hacerlo también algún día.
Y, para terminar, un recuerdo de que algunas cosas nunca cambian (seguimos mendigando afecto y dinero):
A mi me parece que Alex de la Iglesia tiene toda la razón del mundo… ya basta de ir por la vida de cordero degollado… hace falta mucha mucha humildad… y el público es lo ÚNICO que importa. Si, has escuchado bien, lo ÚNICO que importa, ya que son los que van al cine a ver nuestras películas… y por lo tanto, los que hacen taquilla. Pero entiendo que no nos vea ni su padre. Lo entiendo, de verdad. Yo cuando escribo lo hago, a ser posible, para todo el universo. Que es así como se hace dinero… amigo mío, si, dinero, que es por lo que estamos aquí… PÚBLICO Y DINERO… nada más…
Llego del twitter (que te han citado) para decir que “El público no puede querer ver Spanish Movie, Celda 211 y Agora a la vez” me parece una soberana estupidez. Yo he visto la 211 y tengo muchas ganas de ver las otras dos (en vídeo ya, me temo).
Puta manía de pensar que no hay mentes un poco abiertas que disfrutan con cosas distintas. Y así, no sólo con el cine, con todo. En la tele me trago Damages y El internado. En la música me gustan NIN, Beethoven y Tiësto. Y a los pinceles tanto Dalí como Victoria Francés.
Y no berreo más porque mencionas a la señora Bigelow y Acción mutante, a las que adoro xD
Está claro que tener una mente “un poco abierta” no implica necesariamente tener modales.
Intenta abrir un poco más tu mente, a ver si dejas de confundir una idea que no compartes con una “soberana estupidez”.
Mientras tanto, te sugiero cordialmete que te vayas a berrear a otro blog de los muchos y muy variados que seguramente conoces y disfrutas.
Lo siento agent_prov, pero creo que no has entendido para nada el sentido de ese párrafo. Quizás si volvieras a leerlo…
Pues Pat… me temo que no has entendido mi texto… pero vamos, nada de nada.
Has hecho una lectura prejuiciosa, anteponiendo tus ideas previas sobre el tema en cuestión a lo que yo estoy sosteniendo. Pero bueno… en fin, es lo que tiene Internet. Se lee rápido y se comenta más rápido aún.
Obviamente, todos queremos que vean nuestras pelculas. Nadie escribe para guardar los guiones en una carpeta de su ordenador. Y todos queremos que cuanta más gente vea nuestras películas mejor.
El problema es que no hay una fórmula para conseguirlo.
Fíjate que a mí esto me parece casi una perogrullada y que estuve a punto de no colgar el texto porque me parecía muy obvio, algo que sabe cualquiera que lleve en esto un par de días y que no tenga que dar la cara en nombre de la industria (o sea, que no tenga que hacer politiqueo). Pero está visto que no es así.
El problema es que tú partes de un presupuesto que a mi parecer es falso: o sea, que existe un público (con unos gustos determinados) al que se puede llegar si, como tú dices “se escribe para todo el universo”. Esa creencia (pues es eso, una creencia, una cuestión de fe, ya que no puede demostrarse qué quiere exactamente el público, dado que suele querer cosas distintas cada vez, un día Agora, al otro Celda 211 y mañana quién sabe), aunque supongo que como la religión, puede dar cierta tranquilidad -sobre todo cuando uno tiene que trabajar en un proyecto que no le gusta, que no vería, pero ay, cómo es para el público…- me parece tan inútil para manejarse en la vida como pensar que hay un barril de oro allí dónde termina el arcoiris…
En todo caso, si estoy equivocado, y tú posees ese conocimiento, mándame un mail privado y compártelo conmigo. Yo quiero comprarme una casa y tengo varios amigos productores medio arruinados a los que les vendría bien saberlo.
Y yo queriendo triunfar y resulta que no lo he conseguido porque vivo de espaldas al público…
Mecachís, hombre.
Y de todos modos… no, no todo estamos en esto por dinero. O no únicamente. Nos hace falta, como a todo el mundo (otra perogrullada, pero…). Y como a todo el mundo, nos gusta ganar cuanto más, mejor. Pero dudo mucho que esa sea la razón por la que la mayor parte de los guionistas nos metimos en esto o seguimos en ello.
Y desde luego si alguien se mete a guionista pensando en forrarse… pues una de dos, o es un ingenuo o no se lo ha pensado bien.
Bueno, yo he sacado una conclusión. No hablaba de todo el texto.
Vale, acepto, déjame tu correo privado. Te daré la clave, no lo dudes. Yo si estoy metido por la pasta, tampoco lo dudes.
Espero tu correo electrónico.
Saludos
Tampoco veo necesidad para tanto secretismo, Pat. Lo que le vas a decir es que hay que escribir historias positivas, como hacen los USA, y no como aquí, donde somos herederos de una cultura dramatúrgica que se escora hacia lo negro, lo cruel, la desesperanza, el fracaso de todo afán, la inutilidad del esfuerzo. ¿Me equivoco?
No hay tanto secreto sobre que lo que le interesa al “público”: le interesa lo que a todos los seres humanos. Los temas son los de siempre, los universales. Creo que el quid está en descubrir un “cómo se cuenta” lo suficientemente interesante. Y lo interesante no está en lo universal (algo que no existe) sino en lo particular, en aquello que provoca curiosidad, porque el ser humano es, sobre todo, curioso. Y hemos vuelto al ombligo, me parece.
No sé si De la Iglesia se refería a lo creativo, o sólo a lo creativo al hablar de “ombligos”. Lo digo porque el discurso no era sólo para guionistas o directores, sino para toda la profesión, dado el lugar y el momento en que lo pronunció. Quizás se refería a una autocomplacencia general. Probablemente él se refería más a la imagen que puede desprender para el público el mundo del cine español: autocomplaciente, encerrado en sí mismo… Seguramente él estaría de acuerdo en lo que dices en el post. Un guionista o director debe explorar su propio mundo e intentar contarlo lo mejor posible al público. Pero de cualquier manera sigo sin tener claro a qué se refiere exactamente con lo de “los posters de ombligos”.
No es secretismo Kohonera. No tengo nada que ocultar. Nada. Y si, hablaré mucho de los USA, que hay mucho que aprender de ellos. Mucho. Pero no quiero entrar a discutir por qué los americanos escriben mucho mejor y por qué ganan mucho más.
El “cómo se cuenta” ya está muy visto. TODO está inventado, amigo, TODO. Y dices que no hay tanto secreto sobre lo que le interesa al público… madre mía… mal vas, amigo, muy mal… asómate y observa las cifras del cine nacional… asómate y verás…
¡Qué mal vamos!…
El “qué” es lo que está contado. Lo que cambia es el “cómo”. Cada historia que se cuenta es un “cómo” distinto de un mismo “qué”. Y precisamente lo que aburre es que se repitan una y otra vez los mismos recursos para contar lo mismo. Yendo a tu querido cine USA, “Avatar” y “Bailando con lobos” hablan de lo mismo pero utilizando diferentes recursos. ¿Nos aburre que nos cuenten la misma historia o nos aburre que nos la cuenten siempre igual?
A mí me da igual si te aburre o no, Kohonera. Y creo que al mundo entero no les ha aburrido ni AVATAR ni “BAILANDO CON LOBOS” (y si no, mira la recaudación). Lo importante es que se venda. Existen infinidad de películas que nos cuentan lo mismo. Pero lo que vengo a decir, es que escribir un guion tiene que ser sinónimo de venta. Es decir, míralo desde un punto de vista empresarial. Yo escribo un guion interesante pero a la vez con unos objetivos para sacar el máximo beneficio posible. Y no quiero entrar en “cómo” se vende, si es complicado y si es que alguien te lo va a comprar. Así ocurre en USA desde hace muchos años y… FUNCIONA!!!!
Bueno, veo que no consigo que se entienda con claridad… y veo que tú confundes lo que se vende (¿a quién? ¿a un productor? ¿al público? ¿al púbico juvenil? ¿al público adulto?) con lo que el “público” quiere ver. Claro que hay que vender en este negocio (fíjate que he dicho negocio) pero para eso primero hay que producir el producto. ¿Se pueden producir en España productos USA?
En España hay miles de historias que contar: tenemos western en la conquista americana, tenemos bélico con españoles luchando en la II Guerra Mundial, incluso tenemos tropas en Afganistán que son atacadas, tenemos piratas e historias navales… Pero, ¿se podrían producir en España?
Kohonera… la teoría es correcta… a no ser que la contrastes con la realidad de la taquilla… ¿historias positivas como Celda 211 o Agora…? Y mira la taquilla que han hecho transmitiendo una idea de la condición humana más que negra, negrísima. Que no, que no hay recetas… (quizá, y solo quizá, hay una fórmula que funciona más a menudo, aunque no siempre, y es la del cine espectáculo que “peta” las taquillas el primer fin de semana tras una campaña publicitaria arrasadora… pero por temas de presupuesto le está vedada al cine español, y a casi todo el europeo).
No, si yo no defiendo la teoría de las ideas positivas, pero creo que sí que es la teoría de Pat, por eso la comentaba.
Estoy de acuerdo con que no hay recetas y que “el público”, como ser único, no existe y tampoco sabe lo que quiere sino lo que no quiere. Pero sí que creo que las historias que interesan nacen de un casos particulares que hablan de temas universales. Incluso el cine espectáculo utiliza ese principio.
Pat, los americanos ganan más porque el mundo entero es su mercado.
Pero veo que te gusta usar absolutos. Facilita la discusión desde luego, pero la simplifica. Como en un debate político. Y no sé… me gusta pensar que en este foro de guionistas podemos permitirnos describir la realidad de forma más compleja, con matices de gris, y no sólo en blancos y negros. Porque lo siento, pero el cine americano no es solo “un” tipo de cine. No es una fórmula matemática. Es Avatar (del gran ombliguista James Cameron, por cierto), y En tierra hostil y The Road, y Supersalidos. Es muchas cosas. Hay éxitos y fracasos. Hay historias positivas y negativas. Hay buenos y malos directores. Y guionistas. Pero supongo que es mejor la mitomanía, de nuevo, es como la religión, te da un sueño inalcanzable y ordena la realidad…
Y por cierto Pat… ¿podríamos saber qué has escrito o tu verdadero nombre? Porque supongo que habrán sido éxitos indiscutibles.
David, creo que el cine americano SI que es una fórmula matemática. No todas las películas son éxitos taquilleros, es verdad. Pero en general, es un cine visto en todo el mundo, libre de prejuicios.
A los datos me remito. Pongo un ejemplo.
Unos amigos van al cine. Aparcan el coche. ¡Mira que es complicado aparcar en estos centros de ocio! Se acercan a la entrada. Y cada uno saca los 7 euros que cuesta una entrada. Bueno, uno de ellos saca 30 euros. Tiene que invitar a palomitas a su novia, que se lo prometió la última vez. Miran la cartelera… Avatar, El hombre Lobo, Historias de San Valentín, Invictus, Precious, Shutter Island, The Road, Up in the air y… Celda 211. Los amigos están decidiendo en qué película invertir esos eurillos. Y claro, entran a ver Invictus.
Conclusión: Quieren apostar por algo que saben que tiene pocas posibilidades de defraudarles.
Y amigo mío, el cine nuestro, no da esa seguridad…
He escrito poco, la verdad. ¿Quieres comparar lo que has escrito con lo que yo he escrito?…
Un saludo
Fíjate, de las nueve películas que mencionas, sólo hay dos aceptables y dos realmente buenas: y una de las buenas es española. Manda huevos.
Independientemente del resto del texto, esto:
“El público no puede querer ver Spanish Movie, Celda 211 y Agora a la vez.
Es imposible. Son películas que no tienen nada que ver entre sí.”
No es verdad. Yo soy público y he querido ver las tres. Y no soy TAN raro.
El mesías “de la Iglesia” ha venido para decirnos, hermanos guionistas, que la fórmula del éxito existe. Que a partir de YA, se van a empezar a hacer películas que le gusten a TODO EL MUNDO.
Desde que el reina sobre nosotros, se conoce el camino correcto y por eso… hay que perdonar los pecados de los hombres del cine que hasta AHORA, no han sabido hacer las cosas bien.
venga!
Pat, argumentas dando por ciertas ideas que me parece que no lo son … como que las películas se venden por si mismas, que no se “venden”, vaya. O como que el cine americano no decepciona por sistema… pero en fin… está visto que no te voy a convencer.
Y no, no quiero comparar créditos. No iba por ahí.
Pero me sorprende que alguien pueda tener las cosas tan, tan claras. Yo vivo en la duda y la incertidumbre. Unas veces me va bien, otras me va mal, pero siempre lo intento hacer lo mejor que puedo. No sé porqué no acierto siempre, de verdad. Simplemente, la vida es complicada y hay muchos factores que influyen en el funcionamiento de las cosas que hacemos. Factores que no siempre podemos controlar. Y ahora que lo pienso, no me parece tan mal. Me gusta vivir en esa incertidumbre. Si no, ¿que aburrimiento, no?
Bueno, yo tengo las ideas muy claras. Y también hago mi trabajo lo mejor que puedo, SIEMPRE. Es verdad que igual soy un poco radical, pero, soy el primer interesado en que el cine español despegue de una vez por todas… pero un cine español DIFERENTE… bueno, no te aburro más…
Un saludo
Pat, en eso estoy totalmente de acuerdo. Los dos queremos hacer un cine español diferente. Y no es fácil… pero nada fácil.
Fanshawe:
Por supuesto que el público puede querer ver las tres. Yo las he visto también por Ej. (y pagando en el cine), y de hecho suelo ver todo tipo de cine. Generalmente “el público” suele querer ver las películas que suenan, que llaman la atención, independientemente de géneros, estilos, etc. Lo que quería decir, y me parece que está claro si se lee la entrada con atención, es que el público no quiere UN ÚNICO TIPO de película, porque obviamente, las tres citadas no tienen nada que ver entre sí. En realidad, no tienen nada que ver unas con otras. Pero vamos, que cada uno entiende las cosas cómo le parece. Una vez dicho esto, para no hacerme pesado y como creo que a estas alturas ya debería estar clarísimo lo que pienso, no voy a volver a explicarlo. Mi intención es sobre todo antidogmática, pero bueno, está claro que muchos viven mejor en un mundo con caminos de baldosas amarillas que conducen hasta un milagroso reino de Oz dónde en caso de llegar puedes conseguir todo lo que quieras (que lástima que luego el gran mago resulte ser un farsante que te dice lo que quieres escuchar pero no sabe cómo proporcionártelo…).
Ya, ya entiendo lo que quieres decir, y estoy bastante de acuerdo en que la esencia de “lo que el público quiere” que tantas veces oímos (ojo, que yo creo que lo oímos muchas veces pero concretamente en el discurso de De la Iglesia no) es una cagada. Hace poco leí un comentario sobre “La Soledad” diciendo algo como “lo que hay que hacer son más películas que XXXX y no estas historias que no interesan a nadie”, donde “nadie” significa “a mí”. La soledad me gustó mucho, así que imagino que según este tipo que comentó yo no soy “público”.
En cualquier caso no he “entendido las cosas como me parece”, es que la frase aislada rechina mogollón hombre. No te enfades, que no lo dije a malas.
¡Que no me enfado! Escribir mails rápido produce a veces ese efecto, pareces cabreado cuando no lo estás. Me encanta discutir. Mientras no nos faltemos al respeto, que cada uno defienda su visión de las cosas me parece estupendo. Sobre todo si se hace de forma razonada. Y totalmente de acuerdo con tu comentario sobre la crítica sobre “La soledad”. Eso es a lo que me refiero. Todo el mundo tiende a pensar que al público lo que le gusta es lo que le gusta a él. Y a veces sí, y a veces no.
Vale :)
Mira que me gustó el discurso. Yo entendí, como Roberto, que con todo eso de los ombligos se refería a la autocomplacencia que puede hacernos dejar de avanzar. Pero eso no quita que tu interesante punto de vista me invite a reflexionar sobre los contenidos que “sobraron” en el discurso. Yo también adoro contemplar ombligos, con sus pelusas, je. Gracias por el post.
Que conste que creo que Alex de la Iglesia lo está haciendo muy bien al frente de la Academia. Y no pude ver la gala de los Goya por la tele porque estaba viniendo de un viaje, pero luego la he visto en Internet y me pareció muy bien llevada.
David, sinceramente creo que no es tan complicado. Cuando acabe de rodar mi cortometraje te lo mando para que veas a lo que me refiero…
Un saludo
Pat, que lo veamos todos y así podremos aprender todos.
No te preocupes, lo podréis ver todos.
Te dejo el título, para empezar…
“MAMA´S DON´T LET YOUR BABIES GROW UP TO BE COWBOYS”…
Un saludo, Kohonera
No me digas que una de las cosas que hay que hacer es rodar en inglés…
Bueno, el corto es español… rodado en inglés… creo que es más fácil de mover…
pero es mi opinión…
Que no haya fórmula de éxito tampoco supone que la única forma de valorar un proyecto sea el A MÍ ME GUSTA/A MÍ ME INTERESA. A veces se nos olvida que aparte de espectadores, tambien somos guionistas.
Todos tenemos gustos y debilidades pero igual al escribir deberíamos aparcarlos por el bien de la historia y sus personajes. Escribir y pensar sin apriorismos, si tal cosa es posible.
Saludos.
Esa es la idea, profesor guapito.
Claro que es posible escribir sin apriorismos.
A ver si lo vemos más a menudo…
Pat
Dice Alan Moore que no es trabajo de un artista darle a la audiencia lo que la audiencia quiere.
-Si el público supiera lo que quiere -cuenta con voz y ojos atemorizantes-, ya no sería el público sino el artista.
El trabajo de un artista, concluye, es darle al público lo que necesita.
Enfocado así, no como voluntad o deseo, sino como necesidad, suena bastante más lógico.
¿Qué opináis?
(Aprovecho para recomendar el documental donde aparecen estas consideraciones, “The Mindscape of Alan Moore”, disponible en su web más cercana.)
No quiero parecer Groucho citando la lógica paradójica aristotélica, así que dejémoslo en que para muchas personas, incluyendo productores y editores -¡o líderes políticos!-, A es A y sólo A, y cualquier otro razonamiento, como no lo pillan, les parece una tomadura de pelo posmodernorelativista, aunque sea más vieja que Cristo.
Para pensar en el público no hay que pensar en el público.
Lo cual, siguiendo la lógica aristotélica, no excluye que también pensando en el público sea posible llegar al público, ni tampoco excluye que no pensando en el público se pueda no llegar al público.
Alan Moore sí que sabe de arte. Y no escribe pensando en el dinero. No al menos en la manera en que Pat lo expone.
Moore se ha propuesto divulgar revelaciones místicas, así que no viene al caso.
El público queremos algo nuevo que nos guste que no sabremos qué es hasta que nos haya gustado, así que adivina adivinanza. Como no somos Moore para invocar e interrogar el ente del público ni el del futuropasado nos tenemos que conformar con ejercer de público interno y hacer algo que, para empezar, nos guste a nosotros mismos. Y luego ya se verá si nuestro gusto lo comparte mucho público o si nos comemos los mocos.
Llego tarde y poco más queda por decir. Creo, como Mercedes, que con “los ombligos” De la Iglesia se refereía a los ombligos de algunos; y si me apuras, a ningún ombligo: estaba haciendo suyo el tópico en un intento de darle la vuelta, y creo que acertó. Como dice el amigo de David Muñoz y como dice él mismo.
Pues yo sigo pensando que es trabajo del artista dar a la audiencia, lo que la audiencia pide.
Y Flinn, no sabré lo mismo que Alan Moore, pero de una cosa estoy seguro. Detrás de un buen guion (vendido y rodado) hay dinero. Y eso es lo importante. Que si, que tiene que ser bueno y todo lo que quieras. Pero hay que tener una visión empresarial en el mundo del guion. Si no, apaga y vámonos…
Pues apago y me voy.
Buenas noches…
Seguro me verán como un bicho raro, pero a mí me encanta el cine español y MUCHO.
Siempre han existido buenas y malas películas – como en todas partes – y el éxito de taquilla no es directamente proporcional a la calidad de los filmes.
No tiene sentido comparar el cine norteamericano con el cine español porque las dimensiones son diferentes. Por cada diez filmes extraordinários que se ruedan en los EEUU, existen cincuenta pésimos!, también los he visto!
Ningún país del mundo tiene la facilidad de producción o distribución de la cinematografía norteamericana; no es una industria, es un imperio. Aún estamos en desventaja.
El más aplaudido de los cineastas españoles – no por acaso – dijo una vez en una entrevista:
“Yo creo que si hay algo que uno puede ofrecer a los demás es lo más íntimo y lo más personal. Yo no creo que ningún artista tenga que pensar en los demás al hacer una obra. Además al público no se le conoce nunca. Es algo informe y desconcertante de lo que no puedes prever las reacciones. Entonces si hay algo que uno pueda ofrecer, es a uno mismo. Desde ese punto de vista, y siempre que tenga interés lo que se haga, cuanto más personal mejor. En el fondo la universalidad es eso”. Pedro Almodóvar
Que bien explica todo lo que estamos hablando Almodóvar en esa cita. No la conocía, pero es exactamente eso.
Excelente tu respuesta, nosotros somos productores independientes especializados en el drama urbano y don Pedro ha sido guía elemental en algunos de nuestros cortometrajes. Enhorabuena chicos!
Sin tratar de mirar a nadie, siempre he pensado en general (y normalmente la experiencia me ha demostrado) que quién no posee ninguna duda y tiene la seguridad sobre la solución de los problemas ajenos, normalmente se acerca peligrosamente a la frontera de la ignorancia. Que no decir en un mundo tan subordinado e impreciso como el de la creación.
En cuanto a lo de Alan Moore, Fernando, mi opinión es que el espectador en general también forma parte de un mundo ecléctico y heterogéneo en el que lo único que se puede concretar es la aptitud. Al igual que en cualquier otro ámbito de la vida, la gente pide/exige en consonancia a la eficacia sin contemplar matices atenuantes a esta posibilidad. Y eso es lo mismo que decir simplemente que estés satisfecho con aquello que hayas visto. Pero claro, hilando, desde el punto de vista del creador lo único que se puede contemplar en mi opinión (siempre con dudas, of course), es ser honesto y currante para exponer lo que llevas dentro, siempre pensando que tu creación está destinada a otros. Decir que se posee “la formula” (como “un todo”), independientemente de desconocer la realidad que te rodea, es a priori lo mismo que decir que todos los demás son tontos y tú el listo con mala suerte al que nadie le da ninguna oportunidad. Y presuponer que en el país de Azcona, todos son fracasos por norma ya sea desde un punto de vista artístico o rentable, es lo mismo que poner tu conocimiento en evidencia. Estoy harto de cruzarme con enterados y llorones que tienen la respuesta a todos los males ajenos. El mundo real no es tan fácil como emitir una opinión.
Yo tampoco miro a nadie. Bueno, de reojo. Yo estoy harto de toparme con demagogos moderados que tratan de halagar los oídos a la gente. “(siempre con dudas, of course)” dices… no todos somos tan inseguros, amigo.
No existe ninguna fórmula que garantice el éxito, pero si que existen experiencias que de mucho nos pueden servir. Hay grandes escritores que han tenido muchos éxitos y te lo están contando día tras día.
HAY QUE SER HUMILDE y saber escuchar.
Por cierto, a mi me dan muchas oportunidades y las aprovecho de maravilla.
Panov, huye de la demagogia.
Pat
Ay ay ay ay… ¡Que me coge la demagogia! (Siguiendo tus consejos, trato de huir de ella)
Joder con el concepto de HUMILDAD que manejas, Pat. Supongo que ha sido la experiencia la que ha llevado a tener esas ideas tan claras y esa seguridad arrolladora en lo que se debe hacer. De verdad que estoy deseando ver esas obras tuyas. Espero que estés preparado para los golpes que puedas recibir porque te estás poniendo muy alto el listón.
Ahora entiendo por qué Alex de la Iglesia ha adelgazado. ¡Para encontrarse el ombligo!
Me tengo que mudar pa’ España… la de gente interesante que me estoy perdiendo…
Mi secreto es apenas contar una historia. Y que conste – tengo poquísimas cosas llevadas a la pantalla con originales míos, he pasado mi vida entre dramaturgias y profesorados – ; pero cuando se comienza a teorizar o se pretende “trascender”, nos perdemos… La idea no puede ser un concepto, la historia no puede ser un tema. Esa es mi idea del “Ombligo” al que hacía referencia Álex.
A priori, “darse” va en la entraña…
Ya les quiero y saludos a todos.
…casi me da hasta miedo meterme en esta conversación, pero como creo que ya se dijo: es muy posible que se estuviese refiriendo a los ombligos de algunos (¿vacas sagradas?) del cine. Sé perfectamente que gran parte de la culpa es de los productores, no es nada nuevo, pero hay algo que me obsesiona (y mucho, mucho, mucho): ¿tan díficil es hacer algo de género en España? (ojo, no estoy diciendo de muuucha pasta, digo de género) ¿no será en gran medida que nosotros mismos nos avergonzamos de ello y nos autocensuramos? ¿cuando escribimos en el fondo no pensamos: esto en españa no se va a hacer nunca? que levante la mano aquel que quiere o quiso en algún momento escribir ciencia-ficción, por ejemplo, y ni se lo planteó porque “es que aqui no se hace”, creo que casi todos, ¿no?…
Podrán gustar más o menos, pero cosas como “Spanish movie”, “Fuga de cerebros” o “[Rec]” desde mi punto de vista generan industria (la industria no es hacer solamente cine de arte y ensayo y/o artistadas varias sobre temas que al público seguramente se la soplen, que creo que es el concepto, equivocado por otra parte, que seguramente tiene la mayoría del publico sobre nuestro cine). Esta claro que tiene que haber TODO tipo de cine, pero supongo que Alex en el fondo se refería a ese concepto que el público, aunque nos pese, tiene de nosotros y de nuestro cine. (perdón por los acentos aleatorios, aquí dejo unos cuantos para repartir ””” (chiste fácil :P ) ). Compararse con EEUU en pelis o series es un error en el sentido de que, además del dinero, el público, no lo olvidemos, tiene otro bagaje audiovisual (y con esto no digo que el público de aquí no tenga ni idea, ojo que os veo venir) :P (mientras aqui en los 50 estabamos con el Nodo, alli “The twilight zone” ya era todo un exito, por poner un ejemplo) son ligas diferentes, pero me niego a creer que aqui no se pueden hacer cosas de género de calidad (salvo honrosas excepciones, claro) o que los productores, esos que tambien se miran en el espejo americano, no apuesten por cosas diferentes…
Y, perdonad que lo diga, no es con ánimo de ofender, pero muchos comentarios huelen a “currante quemado” más que a otra cosa…¡claro que todo el mundo se mira su ombligo, faltaría más! y no existen fórmulas para el éxito, eso lo sabemos todos, pero sí hay algunas fórmulas más propensas a… que otras.
La gran paradoja es que todos empezamos en esto por (culpa de) el cine americano (todos respondemos “Star Wars”, etc, etc cuando preguntan cuales son tus influencias o qué te hizo dedicarte al cine) seguro que nadie dice Garci, Trueba, Rohmer u Ozu…y secretamente queremos escribir esas historias (Muñoz hizo un corto de vampiras lesbianas, sin ir más lejos) :P…¿y toda la culpa es de los productores? ¿o son solo el blanco de nuestra furia porque a alguien hay que echarle la culpa?…ellos dicen que la culpa es de los guiones, los directores es que no hay pasta…el del sonido es que claro, con tanto jefe no hay quien curre…el ministerio es que hay crisis…y así vamos, con el cine patrio en crisis desde que los Lumiére proyectaron “llegada del tren a la estación” y todo el mundo huyó despavorido ante lo que se avecinaba…perdón por la extensión del comentario, son solo reflexiones en voz alta…un abrazo a todos, este blog cada día me gusta más y me parece muy útil. Saludos!
¡Ay, qué dolor!
¿No ve usted la ironía, casi el cinismo, dentro del discurso? ¿se le escapa a usted el subtexto? ¿no entiende nada?
Alex no es sólo un cachondo y un valiente, sino el más audaz de los piratas. ¿No se da cuenta de que la única forma de sobrevivir como industria es no morder la mano que nos da de comer, ni la del público ni la del estado?
El señor presidente de la academia agacha la cabeza, claro que sí, y en ese acto todos contrajimos con él una inmensa deuda. En un par de minutos lavó la cara de todos nosotros con mucha valentía, porque nos la habíamos ensuciado, y mucho, con luchas cainitas e innecesarias (por obvias) muestras de posicionamiento político. Y usted, en vez de decir “yo también soy Espartaco”, grita “¡vendido!”.
¡Qué triste!
Rodro, con lo del “posicionamiento político” y las “luchas cainitas” ya me lo has dicho todo… Los cineastas tienen tanto derecho a posicionarse políticamente, y a expresar su opinión en público, como cualquier otro ciudadano. Y esas luchas se dan en cualquier industria. Aunque no se jaleen tanto desde la prensa.
Respecto al posicionamiento, siempre me deja pasmado como se ignora aquí para valorar en comparación negativamente al cine español que muchísima gente del cine norteamericano se posiciona constantemente políticamente, a la derecha y la izquierda (como aquí, por cierto, no sé de dónde sale la idea de que la gente del cine es mayoritariamente de izquierdas, porque no me parece cierto, o al menos esa no es mi experiencia, y llevo bastantes años ya en esto, otra cosa es que los de izquierdas se avergüencen menos de decir lo que piensan). Muchos de mis cineastas de referencia, como John Milius (claramente de extrema derecha, presidente de la Asociación Nacional del Rifle durante años) o John Sayles (del ala más radical e izquierdosa del partido demócrata) se han significado siempre políticamente y nunca ha pasado nada. Hay muchos otros nombres, a izquierda (Tim Robbins suele ser el más socorrido en Europa) o derecha (Clint Eastwood por Ej.). La idea de que el cineasta debe ser un “fabricante” de entretenimiento sin ideologia es francamente reaccionaria, y además ignora asuntos básicos de la naturaleza humana (como que casi todos tenemos una opinión sobre casi todo) y la creación (cada vez que escribimos algo nos estamos posicionando, a veces sin saberlo, escribir es tomar decisiones, y nuestras decisiones significan cosas).
No creo que exista algún sector industrial tan expuesto ante la opinión pública como el de la industria cultural. Hay que ser cuidadoso, ya que la imagen, en lo audiovisual, tiene mucho más peso que en casi cualquier otro ámbito profesional. No le he dedicado mucho tiempo, pero no he podido encontrar un sector productivo que haya sido tan alegre a la hora de mezclar la profesión con la política, algo que en mi opinión no tiene nada que ver con la necesaria e inevitable permeabilidad entre el proceso creativo y la ideología del creador. El artista, o el creador de contenidos de la industria cultural, posee una capacidad de proyección de sus opiniones muy potente a la hora de comunicar, ya que tiene a su disposición canales de comunicación mucho más fuertes que los que están a disposición del resto. Y como todo el mundo sabe, la amplificación del medio puede distorsionar la señal, y eso es algo que muchos no han sabido calibrar. Tanto es así, que se ha dado la impresión, completamente falsa, de que la industria del cine está dividida entre bandos y sectores políticos enfrentados.
Como no era más que un problema comunicacional, comunicando se ha resuelto. En mi opinión, con un deje de cinismo e hipocresía que el señor de la Iglesia no ha podido ni ha querido evitar. Y es ése matiz el que creo que se le escapa.
Dicho sea de paso, encuentro tan censurable el (innecesario) posicionamiento político de la industria cultural estadounidense como el de la española. De hecho, creo que está haciendo tanto daño allí como aquí. Se juega con fuego, y si no que se lo pregunten a Dalton Trumbo o a Eduard Dmytryk. La diferencia es que aquí da la impresión (es verdad que solo la impresión, pero como ya he dicho, la impresión aquí cuenta mucho) de que está más polarizado. Y no conviene remover las cenagosas aguas de la opinión pública cuando esperas que todos vayan a ver tu película.
Rodro, en apoyo a lo que dices encontré esta maravillosa frase del genial y malogrado Glauber Rocha:
“Nadie escapa a la influencia del cine, ni siquiera aquellos que nunca van a ver una película”
Me ha encantado tu análisis del discurso, y lo comparto de principio a fin.
Poco se puede añadir, salvo… Amén.
Un abrazo.
Kohonera, la verdad es que tienes razón, me he puesto el listón muy alto. Altísimo. Pero bueno, ¿eso es malo? Golpes ya me han caído, y muchos. Me caerán muchos más. No lo dudes. Pero amigo, me verás arriba. Y si, la HUMILDAD es fantástica…
Un saludo Kohonera
No, ahora en serio, Pat. ¿De verdad consideras que tu actitud es de humildad? Un saludo humilde a quien tiene todas las respuestas.
Te hablo en serio, Kohonera. No tiene nada que ver el ser humilde (admitir que tengo errores) con aspirar a ser el mejor y llegar muy lejos. Y créeme, me veras arriba.
Un humilde y ambicioso saludo, Kohonera.
Pat (Garret es mi apellido)
Nomzamo, llegas muy tarde…
Pues tengo que parafrasear a David:
“cada vez que escribimos algo nos estamos posicionando, a veces sin saberlo, escribir es tomar decisiones, y nuestras decisiones significan cosas..”
Es que es esto mismo!
Como fanática de Clint Eastwood, me apetece mucho poner esta declaración suya que sale en Público.es (para matizar lo que comenta de pasada David Muñoz sobre él):
“Me hice republicano en 1951. Era un joven de 21 años que estaba en el Ejército y quería votar por Eisenhower porque prometía que iba a poner fin a la Guerra de Corea. Pero tanto el Partido Republicano como el Partido Demócrata cambiaron profundamente en esa década, de manera que poco a poco me fui convirtiendo en un libertario. El Partido Libertario no se comió nunca una rosca, pero todo ese rollo de dejar a la gente en paz y no regular nada casaba muy bien con un tipo como yo, alguien que creció durante la Gran Depresión, vio a sus padres sufrir y nunca quiso que le dieran nada a cambio. Hoy en día, los políticos prometen cosas como regalar coches, al estilo de lo que hace Oprah Winfrey en su programa. ¡Te daremos cualquier cosa! Creo que la política está pervertida. Estamos en una época muy confusa. Mi mujer y yo somos libertarios. Cuando nos conocimos, ella era demócrata y yo, republicano. Nos juntamos en un punto intermedio, en mitad de ninguna parte…”
Me gusta pensar que la gente a la que admiro no encaja bien en ninguna ideología… ¿será que me estoy volviendo de derechas? :-O
Ah, a mí me gusta un montón el discurso de de la Iglesia, aunque entiendo que ese agachar la cabeza visto desde dentro le pueda parecer una bajada de pantalones a más de uno. Creo que para el público general, el que no trabaja en el cine, debió de ser muy de agradecer que el tono fuera de cierta responsabilidad, más que de queja. Creo que es cierto que desde fuera la imagen de los cineastas españoles es de quejicas y pedigüeños, y, sea justa o no, discursos así me parecen útiles para contrarrestarla.
Saludosss!
Yo también llego tarde… pero no quería dejar mi intensa lectura de hoy de casi todos los post (con sus comentarios) sin opinar sobre El Discurso.
Suscribo en lo esencial unas interpretaciones que hay más arriba. Opino que con los ombligos De la Iglesia quería hacer referencia a que, además de los visibles “cargos creativos” del cine, hay legiones de gentes que son obviadas por el gran público (literalmente incluyó la palabra ‘trabajadores’, con la carga social que eso implica en estos tiempos de pactos y negociaciones, y a varios equipos técnicos y empresas auxiliares, que no están en el juego mediático, es decir, lo que creo que era su “mirarse el ombligo”).
Mientras los políticos y el cuarto poder se tiran los artistas a la cabeza miles de familias que llenan su nevera con esto del cine, que compran los yogures de sus hijos trabajando “11horas+una de comida” en una industria tan válida como cualquier otra, la imagen que la sociedad tiene del cine se va depauperando.
En USA se posicionan políticamente, es verdad, pero ni aquella industria sólida es la nuestra ni nuestra casta política es… equiparable.
Es hora de crecer. Es la hora de luchar por nuestro sector productivo. Me encanta haber llegado a este blog. Y me encanta poder decir entre compañeros: fuerza… y honor.
PD: Escribe esto un integrante del “Equipo de Interpretación” (equipo firme candidato a acabar mirando su ombligo por toda la eternidad). Un saludo
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