Hace unos días surgió el tema en el blog acerca de si se deben enviar o no guiones a productoras. Mi respuesta es un categórico… NO.
Está bien, por aquello de no ser dogmático, la matizaré: “No, salvo que me demostréis lo contrario”.
Como todo el mundo en este negocio, yo he enviado guiones a algunas productoras. Lo hice sobre todo al principio. Estaba tan convencido de la calidad de mi guión, que me imaginaba un hipotético lector recibiéndolo, leyéndolo, y pasándoselo a su jefe diciendo: “Esto es lo que estábamos buscando”.
Tampoco es que enviara guiones como quien reparte cartas jugando al mus. Intentaba seleccionar las productoras, averiguar al menos un nombre de alguien que trabajara dentro, y acompañaba el envío con una carta de presentación en la que intentaba vender el guión. Al menos uno o dos de los guiones que envié, habían recibido subvenciones del ICAA, destacando entre otros seiscientos proyectos que optaban a las ayudas, lo cual, en mi opinión, debía contar.
Así que enviaba el guión… y me sentaba a esperar. Pero nunca funcionó. Nunca respondieron, nadie llamó, ni escribió, ni nada de nada.
En el caso de una de esas productoras pude saber, años después, que alguien había leído el guión y había hecho un muy buen informe. Pero tampoco sirvió para nada.
Ahora tengo que dar un salto de unos doce años para situarme justamente al otro lado, el de las productoras que reciben proyectos.
Durante unos dos años estuve trabajando como Director de Ficción de una productora que hacía televisión y cine. Parte de mi trabajo era leer e informar los guiones de cine que la productora estaba desarrollando, aportando criterio y opinión y reportando al Director de Contenidos de la productora.
Los guiones que leía eran de tres tipos.
El primero, los guiones que se iban a producir. Cuando llegaban a mis manos, estos guiones estaban en un estado muy avanzado de desarrollo, con director asignado, buscando financiación… las grandes decisiones habían sido tomadas y el margen de maniobra era muy escaso.
El segundo grupo correspondía a los guiones que podían llegar a producirse. Generalmente, y esto es muy importante, estos guiones estaban escritos por guionistas de la órbita de la productora. Podía tratarse de directores que escribían sus guiones o que hacían pareja más o menos fija con un guionista, guionistas que ya habían trabajado con la productora y a los que se les encargaba la adaptación de una novela opcionada, guionistas de alguna de las series que producíamos… en fin, la procedencia podía ser variada, pero de una forma u otra todos ellos y ellas eran ya guionistas profesionales. Por regla general los conocía, o al menos había oído hablar de ellos aunque no les conociera en persona.
El tercer grupo, que es el que nos interesa, estaba compuesto por todos los guiones que nos llegaban, por decirlo así “de la calle”. Cada semana, y no miento, podían llegar decenas de sobres conteniendo guiones no solicitados por la productora. De entrada, suponían un problema de logística. Había que crear una entrada en un registro que intentábamos llevar de una forma rigurosa, había que contactar con el autor para hacer acuse de recibo y que firmara un documento exigido por la productora para eximirla de posibles demandas por plagio… y por supuesto, había que leer el guión, hacer un informe y responder al autor.
A todo esto, el trabajo que requería esta división de cine de la empresa, debía ser compatibilizado con todo lo que tenía que ver con televisión. Mientras estuve en la productora, creamos o encargamos proyectos de series, supervisamos la continuidad de una serie consolidada que era sistemáticamente maltratada por la cadena, afrontamos una crisis de audiencia de otra serie que fue cancelada, y pusimos en marcha otra serie que no cuajó. Los que trabajáis en televisión sabéis que las cosas son para ayer, así que imaginad la presión que todo eso suponía y el tiempo y las fuerzas que teníamos cuando tocaba pasar al “apartado cine”, que dicho sea de paso, era el que más nos gustaba a todos.
En medio de este marasmo, mi gran angustia era ver cómo la estantería en la que se acumulaban los guiones no solicitados estaba cada vez más llena. Decenas de sobres nuevos cada semana, con sospechosos aluviones tras el vencimiento de los plazos de entrega de las distintas ayudas a desarrollo de guión. Desde los anaqueles negros que aún puedo ver a la izquierda de mi despacho, aquellas miles de páginas me gritaban una misma cosa… “Estamos esperando”. Y yo sabía lo que eso suponía, lo sabía por experiencia propia. Aquella estantería tal vez no contenía el próximo Goya… o tal vez sí… pero lo que seguro que representaba era la ilusión de mucha, mucha gente.
Como anécdota, diré que uno de esos guiones estaba escrito a mano. Tal cual, más de cien páginas escritas a mano. Con esa persona sí que tuve una entrevista, invitándola a hacer algún curso de guión.
Finalmente, opté por una solución radical: no más guiones. Si alguien enviaba un guión, se le devolvía. La excusa que me puse a mí mismo era “por lo menos hasta que lea estos”. Nunca pude leerlos, no tuve tiempo. No tenía tiempo para mi familia… ¿cómo iba a tenerlo para esos cientos de guiones que amenazaban con caer sobre mí y aplastarme?
De todo esto creo que se pueden sacar varias conclusiones.
En primer lugar, no envíes tu guión a una productora, salvo que tengas al menos una posibilidad de que sea leído. Si tienes esa posibilidad, es que estás mínimamente introducido en el negocio. No malgastes ilusión y tiempo, dos bienes preciosos cuyo agotamiento se traduce en frustración y resentimiento. Si alguna vez tienes que dar uno de tus guiones a leer, que sea en mano, fruto de una conversación, un trabajo en común, o porque un productor o un director te lo hayan pedido.
Hasta donde yo sé… y aquí va mi petición, casi súplica de que me demostréis lo contrario, ninguna película en cuyo proceso de producción he estado involucrado o he tenido conocimiento, ha partido de un guión no solicitado, esto es, enviado a una productora por correo o similar. Insisto… ninguna.
La idea del “mirlo blanco”, del guión surgido de ninguna parte que se convierte en un éxito, es por tanto un mito.
Por otro lado, parece que esto de los guiones funciona como cabría esperar en el funcionamiento de cualquier otro negocio, esto es, que el input de creatividad provenga de una fuente mínimamente contrastada y confiable. Desconozco si Seat, Opel, o Citroën reciben diseños no solicitados de coches, provenientes de personas que quieren empezar a diseñar coches. Supongo que cada una de estas marcas tendrá sus canales propios para incorporar nuevos diseñadores convenientemente formados y experimentados.
Espero de todo corazón que el post no haya sido un jarro de agua fría para nadie. Una de las cosas más engañosas de esta profesión es que, aparentemente, es la puerta más espaciosa para entrar en el mundillo del cine y la tv. No todos sabemos realizar, iluminar, editar, interpretar… pero todos sabemos leer y escribir. Desgraciadamente, eso no es suficiente, ni siquiera cuando se hace con toda la ilusión y el entusiasmo del mundo.
Y ahora, si algún alma caritativa tiene a bien demostrarme que no tengo razón, se lo agradecería. Me sobran guiones, sobres y sellos.
Por Curro Royo.
Pues va a ser que tienes razón. Yo todos los guiones que he vendido ha sido gracias a que existía una relación previa (o al menos un mínimo contacto, vamos, que te conocían de algo) con alguien de la productora, un director, etc. Parece que la industria norteamericana funciona de otra manera. Una vez consigues un agente, claro, que es quien consigue que lean tu material. Pero aquí me temo que has descrito muy precisamente lo que hay.
Bueno, y entonces, ¿qué nos propones como alternativa? Es decir, no debemos enviarlos pero tampoco tenemos metida ni siquiera una uña en el negocio… nos tendremos que dedicar a tocar las castañuelas, ¿no?
Yo, como lectora de guiones de una productora, analicé uno (el único de cientos) que acabó en película, pero no podría asegurar que no estuviese solicitado previamente por la productora, aunque es la impresión que a mí me había dado.
Hay muchas alternativas.
Entre otras:
-Contactar con alguien que tenga capacidad para “filtrar” guiones en alguna productora y convencerle de que tienes una historia que puede interesarle a la empresa dónde trabaja. Para hacer ese contacto a veces puede valer con un simple mail o con una llamada de teléfono. Y con hacer un breve “pitch”. Lo importante es generar interés por tu trabajo y crear un vínculo personal, por pequeño que éste sea. Ser pesado tampoco conviene. Si no te dicen que les mandes tu guión porque no les interesa tu idea no les pidas que lo lean una y otra vez. Acabarán hartos de ti y no querrán leer otro guión tuyo jamás.
-El consejo anterior también vale si creéis que habéis escrito algo que puede interesarle a un director. Claro que en España el 90% de los directores escriben sus propios guiones…
-Escribe cortos, asóciate con directores que estén empezando; de nuevo, haz ver que eres un guionista de verdad y que vas en serio…
-Sí puedes, dirige tú los cortos, es más fácil levantar un proyecto siendo además director.
-Llama la atención sobre tu creatividad o tu potencial comercial en otros medios. Demuestra que sabes escribir.
-Compórtate con seriedad y respeto. Demuestra que no eres un colgado. Por Ej. no vayas diciendo que tu guión sí que es bueno, no como la mierda que se rueda (que a lo mejor ha producido la gente a la que quieres venderle el tuyo…).
Eso en cuanto al cine, respecto a la tele, igual, solo que también, pese a que la mayor parte del tiempo no valen para nada, conviene hacer muchas pruebas.
Sobre todo, escribe, escribe y escribe. Y no te rindas. Nunca sabes cuando se va a cruzar en tu camino alguien que va a reconocer tu talento y que puede estar en condiciones de echarte una mano.
Es una buena idea la de los cortos…siempre que te den algun premio por el corto, claro, porque si no…ya me diréis con el pedazo de circuito de cortos que tenemos, por no hablar del (inexistente) mercado de los mismos…o tu corto llama muuuuucho la atención…o no sé yo…
Claro que es muy difícil que llame la atención un corto. Y una película. Y una novela. Y una canción.
Son muchos quienes se dedican a cualquier área y muy pocos los que consiguen llamar la atención sobre su trabajo. ¿Por qué el mundo del guión debería ser distinto?
En mi opinión, hay un par de cosas que tenéis que quitaros de la cabeza cualquiera que estéis pensando en dedicaros a escribir guiones de forma profesional:
-Que es un objetivo que necesariamente debéis poder conseguir. ¿Por qué debería ser así? Para bien o para mal, esto no es como sacarse una plaza de funcionario. No se trata de estudiar, presentarse a unas oposiciones y, si apruebas, venga, ya estás dentro. No funciona así.
-Que si supieras cómo lograrlo, lo conseguiríais. no sé cuántas veces me han hecho esa pregunta que jamás sé cómo responder en los talleres que llevo. Porque ya digo que no hay un “cómo”. Cada guionista “entra” de una manera diferente. La mía seguro que no tuvo nada que ver con la de Curro. Resulta difícil aceptarlo, pero en el hecho de lograr hacer ese objetivo realidad también interviene el azar. Desde luego hace falta talento, capacidad de trabajo, empecinamiento y mucha vocación, pero también suerte. Sin esa suerte final todo lo demás probablemente no vale para nada. Claro que lo que hay que hacer es intentar colocarte en una posición en la que tengas más posibilidades de tener suerte… o al menos de que cuando te llegue puedas aprovecharla. Cuando llegó mi oportunidad yo tenía cinco proyectos en diferentes fases de desarrollo que pude dar a leer a los productores que empezaron a interesarse por mi trabajo y el de mi coguionista de entonces, Antonio Trashorras (aparte de guiones de cómic publicados, libros, artículos en fanzines, periódicos y revistas, etc.).
Como he dicho antes, pasa lo mismo exactamente que en cualquier otro campo excepto los que tienen regulado su acceso mediante exámenes, oposiciones, etc.
Estupendo post. Yo estuve leyendo guiones en esa productora hace la tira de años y solo leí uno, pero era de un dramaturgo consolidado y la peli se hizo, pero en el Mundo tv. Leí muchísimos proyectos, algunos interesantes, pero la mayoría de los no escritos por profesionales eran eso, no profesionales, aunque sí había talento e ilusión en ocasiones. Aunque ahora el único que puedo recordar es el de un escritor que se encargó de buscar el nombre del productor para escribirle una carta en la que le amenazaba si no producía su guión (que por otro lado, a duras penas podía llamarse así porque parecía la novela de escritura automática de Ricardo Bofill Jr.)
Eso es otra… también convendría ser un poco más consciente de la calidad del material que se está moviendo… Una de las cosas que más me han quitado a mí las ganas de leer guiones ajenos (aparte de la falta de tiempo, si apenas ya puedo con lo que tengo que hacer como para meterme en más líos) es que casi siempre se trata de borradores sin pulir, muy primerizos, que no tienen ninguna posibilidad de llegar a acabar convertidos en un largo.
Yo no soy guionista, sólo he escrito el guión de un corto que grabamos en un curso. El “rodaje” se hizo en un sólo día y lo dirigí yo, “ya que eres el guionista”. Por mí encantado, que conste.
Pero hay algo que me escama un poco. Llevo meses siguiendo varios blogs de guionistas, los disfruto muchísimo, me sirven para aprender y pasar un buen rato porque suelen estar muy bien escritos. Le tengo muchísimo respeto a todos los cargos que forman parte de una producción audiovisual, y los guionistas no son precisamente una excepción. Coincido plenamente con cosas como esta:
“No todos sabemos realizar, iluminar, editar, interpretar… pero todos sabemos leer y escribir. Desgraciadamente, eso no es suficiente, ni siquiera cuando se hace con toda la ilusión y el entusiasmo del mundo.”
Pero lo que no entiendo es que, de vez en cuando, en vuestros blogs se lee una idea recurrente:
“-Si puedes, dirige tú los cortos, es más fácil levantar un proyecto siendo además director.”
Vale que aquí, al menos, va precedida por un “si puedes” (sin tilde, por dios, ¡que sois guionistas!), pero otras veces aparece a pelo, con una ligereza pasmosa. ¿No es bastante jodido hacer bien una sola de esas dos cosas, que tenemos que pretender hacer las dos?
Si para ser guionista no basta sólo con saber leer y escribir, para ser director no basta sólo con haber escrito un guión, decirle cuatro cosas a los actores y mandar colocar la cámara en una esquina.
Creo que el concepto de “autor” aquí lo tenemos un poco sobrevalorado, y que parece que si un director trabaja con el guión de otro es “menos macho”. Pero no todo el mundo puede hacer esto bien. Y no se es menos profesional por ello.
Corríjanme si me equivoco. ;)
Ningún guionista se libra de haber enviado un guión a alguna productora. Yo lo hice, por supuesto. Pensaba que era un guión magnífico. No lo era. Pensaba que me abriría todas las puertas. No lo hizo.
Es totalmente cierto, no sirve de nada enviar guiones. Pero no hay nada más provechoso que el paso previo, que es escribirlo… Aunque sea una porquería, es la mejor manera de aprender.
Muy aclarador el post, alguien debía decirlo alto y claro de una vez…
Como curiosidad, os cuento que no en todos los “negocios” pasa lo mismo.
Por mi experiencia hasta ahora en el mundo de la música, os puedo decir que la mayoría de sellos discográficos escuchan y responden las canciones que reciben, y parece relativamente fácil poder interesar. Si tu canción está técnicamente bien producida, y lo mandas a un sello adecuado al estilo, probablemente les gustará y te lo harán saber.
El “pero” que debo poner es que siempre me he movido por ambientes alternativos (¿minoritarios?). Yendo a los grandes sellos no recibirás respuesta alguna, claro. Y eso que una vez hasta di un disco personalmente a manos importantes.
Es obvio que la diferencia con las productoras de cine y televisión es que resulta mucho más rápido y sencillo escuchar una canción (escucharla por encima, incluso) que leer un guión.
Bueno, no aporto nada directamente relacionado con el post, pero que sepáis que no siempre es así.
¿Quieres ser guionista? Escribe guiones. Mándalos a las productoras (con todos los matices ya expuestos), es verdad que eso sirve para que te comprometas contigo mismo a terminarlo. Y lo más importante: no esperes la respuesta al guión enviado. Ponte a escribir otro. Escribiendo se aprende. Y si esto es una lotería (que tiene mucho de eso), estarás comprando más participaciones. No parar. No rendirse. Si tienes talento y un poco de suerte, llegará. Si te falla alguna de las dos, es más difícil. No existe ninguna otra fórmula. Claro.
Totalmente de acuerdo en que es complicado que un guión no solicitado se haga pero por otro lado envíar guiones te puede, a la larga, poner en contacto con personas y con ello la posibilidad de dar los guiones de otra forma. Así que no creo que sea del todo esteril enviarlos a ciegas, al menos en un primer momento, cuando no sabes muy bien que hacer.
Barnkel decía:
“¿No es bastante jodido hacer bien una sola de esas dos cosas, que tenemos que pretender hacer las dos?
Si para ser guionista no basta sólo con saber leer y escribir, para ser director no basta sólo con haber escrito un guión, decirle cuatro cosas a los actores y mandar colocar la cámara en una esquina.
Creo que el concepto de “autor” aquí lo tenemos un poco sobrevalorado, y que parece que si un director trabaja con el guión de otro es “menos macho”. Pero no todo el mundo puede hacer esto bien. Y no se es menos profesional por ello”.
Y yo estoy totalmente de acuerdo contigo, Barnkel.
Al menos respecto a la teoría. La práctica es otra cosa. Y de la práctica hablaba yo. Como me parece que también dije, aquí la mayor parte de los directores ruedan sus guiones o desarrollan sus propios proyectos con un guionista de confianza. O sea, que hay muchos guiones “huérfanos” de director. Y sin él, no serán nada. Un guión es algo que debe rodarse para adquirir sentido. No es un fin en si mismo como una obra literaria. Y si digamos que (por dar un par de cifras que puedan ayudar a que os hagáis una composición de lugar) en el mercado hay 500 guiones sin director y 10 directores que pueden rodarlos… bueno… creo que es fácil darse cuenta de que tendrán más posibilidades si van con el director de la mano desde el principio. Como digo, ésta no es una situación ideal (sinceramente, no creo que tengamos tantos directores que realmente sean autores, sino que más bien pretenden serlo), pero es a la que tenemos que enfrentarnos. ¿Qué da un poco de rabia? Pues sí. A mí me la da. Pero creo que una de las cosas que podemos permitirnos precisamente en este blog es hablar de las cosas cómo son y no de cómo querríamos que fueran.
Charlie: yo me refería a que es difícil abrirse un hueco. Pero efectivamente, es más fácil y rápido escuchar una canción que leer un guión y en la industria del disco te hacen más caso aunque seas un desconocido (otra cosa es que esa escucha luego lleve a algo). También es mucho más barato editar un CD que rodar una película. Eso influye también. Pero vamos, que tengo amigos músicos y sus historias a veces no difieren tanto de las nuestras.
¿Tú no eres éste, verdad?: http://www.davidmunoz.es/
¡No!¡Ni tampoco el cantante de Estopa, que se llama también igual! La dirección de mi blog es:
http://anshdmp.blogspot.com/
Hola a todos, y gracias por las participaciones. Quería recordar que el sentido del post no es desanimar a la gente, y mucho menos desanimaros a escribir guiones. No soy quién para hacer eso. Como coinciden Carlos y David, lo que de verdad importa es no parar de escribir.
Yo solo intentaba desmontar un mito que nos ha hecho gastar mucha ilusión a todos. Pero insisto en lo dicho en el post. Estoy abierto, deseando incluso que alguien me niegue la mayor ¡Qué más quisiera yo que las productoras se leyeran todos los guiones que les llegan! Si os fijáis en las contribuciones, sólo Escuela de Creación Cinematográfica dicen haber visto algo parecido a un guión no solicitado y producido, uno entre cientos. Señal de que por lo menos se los leían, cosa que insisto, muchas productoras no pueden hacer por falta de infraestructura. El caso que comenta Ángela creo que estaría dentro del grupo segundo al que me refería en el post.
Respecto a lo de que todos sabemos leer y escribir, disculpad si la expresión no era muy afortunada. El sentido era constatar que en proporción hay mucha más gente intentando acceder al cine a través del guión que a través de cualquier otra profesión del audiovisual, porque los requerimientos “técnicos” parecen ser menores, sólo eso.
Para escribir un guión no hace falta un equipo, ni luces, ni saber de ópticas, ni actuar ni dirigir, ni editar, ni pedir permisos de rodaje. Es más fácil que alguien parta de cero, se haga un curso o se lea un par de manuales y se anime a escribir un guión. Y no me parece ni mal ni bien, que conste, pero como dice David, eso no garantiza nada.
Curro, muy guay tu post. En el mío del miércoles te voy a negar la mayor. Esa es “la buena noticia”. Puede que sea un caso puntual, pero puede arrojar un poquito de esperanza.
Curro (y David),
gracias por revelar “la verdad” cual Al Gores del guión. Este post y el próximo del sagaz Santamano formarán un loop imprescindible para cuando tengamos que aconsejar a nuestros alumnos de guión sobre la fabulosa pregunta de “¿Y ahora qué)”.
Quizá hay que recordar que existe, aquí y en USA, una enorme industria de enseñanza montada sobre la creencia del mirlo blanco y de que cualquiera, con algunos cursos específicos y algo de talento aplicado, puede convertirse en unos meses en el pilar del cine de éxito.
Mientras esperamos a que Chico nos enseñe algún atajo, quizá vuestros comentarios servirán para que mucha gente deje de gastarse la pasta en fotocopias, encuadernaciones, colas en correos, y que tanto guionistas como lectores de productora puedan vivir algo más relajados.
Abrazos
Voy a citarme a mí mismo. No es de muy buen gusto, pero aporta algo al tema tratado. En un post que escribí sobre el Mercado Itinerante de Guión de 2007, en Córdoba, mencionaba que uno de los poquísimos casos de guiones no solicitados que han acabado producidos y estrenados en España (con éxito, de hecho) fue TUNO NEGRO. Pero no pasa de anécdota: la experiencia no se repitió.
Más información sobre eso, y sobre el asunto de enviar guiones a las productoras, pinchando en el link.
No se trata de quitar ilusiones, sino de hacer de efecto despertador. La ilusión no sólo está bien, sino que bajo mi punto de vista es necesaria. Pero más lo es aún conocer mínimamente la realidad del entorno en el que te mueves. Por consiguiente y muy por el contrario de algunas opiniones que leo, me satisface encontrar que alguien con más experiencia que yo, indique de forma clara las dificultades y entresijos de este proceso.
En mi opinión, el mundo del guión no es algo que esté sometido a unas normas muy distintas que la del resto de negocios. Aunque cueste asumir ciertas pautas empresariales asociadas al mundo de la creación, no queda otro remedio. Podemos creer o desear que como conceptos la parte artística esté por encima de la parte de negocio. Pero es irreal e ilusorio, al menos cuando estás abajo. Siendo así, lo que mueve cualquier decisión es el factor interés. Es decir; si a la productora de turno le interesa o no le interesa algo que tú le ofreces. Y aunque exista la posibilidad de hacer negocio entre esa maraña de guiones almacenados (cosa que en ningún momento dudo), quizá a la productora no le interesa crear un costoso proceso de selección, cuando puede conseguir parecidos resultados trabajando de un forma más dirigida. Entre otras cosas porque la mayoría de los proyectos que lleguen probablemente sean de baja calidad (alguno mío ciertamente). Está bien eso de creer que lo que hacemos cada uno es la ostia, pero hasta cierto punto. Todos lo creemos y no todos podemos estar en lo cierto, aunque sólo sea por un valor estadístico. Ojo, que también creo que entre todos esos guiones se encuentra escondido algún Orson Welles que acabará trabajando de camarero. Sin duda. Pero ese es otro tema. La realidad de una productora es que tiene primero que cubrir un presupuesto e intentar dar beneficios. Y el procedimiento que siguen para hacerlo en la mayoría de los casos, es más o menos el que en su mayoría cualquiera de nosotros aplicamos para nuestros propios recursos. Nos guste más o nos guste menos.
Y como parte de un negocio en el que estamos metidos, unos de una manera y otros de otra, la forma en un elevado porcentaje en que se manejan los negocios, es con las relaciones. En el fondo tratamos de vender algo a alguien. Por consiguiente no dejamos de ser agentes comerciales. Los hay de coches, de seguros, de consoladores gigantes… nosotros lo somos de guión. Encima en España esa figura del agente profesional para guionistas, prácticamente está aún desierta. Teniendo en cuenta que nosotros mismos debemos ejercer de tal, hay que valorar como en cualquier otro ámbito el “conozco alguien que…” está en la boca de casi todo el mundo a diario. Los contactos de cualquier tipo son fundamentales. Es cierto que ser un pesado es contraproducente, pero por el contrario tampoco hay que tener miedo a intentar abrir vías de contacto de cualquier pequeño hilo del que se pueda tirar. Alguien ha sugerido aquello de buscar la suerte. Y es cierto; pero en mi opinión tal y como funciona esto (teniendo en cuenta que no seas ya un guionista establecido), buscar contactos, es la base de buscar la suerte. En el mundo de los negocios en general y por consiguiente en el mundo del guión en particular. Esto es fundamental, aunque no me guste y no sea el más indicado como ejemplo.
Saludos.
Je, je, muy iluminador tu post, que vendría a decir: No me mandéis guiones cabrones que aunque los recojemos no los leemos y aunque los leamos no nos gustaran y aunque nos gusten no los haremos.
Yo no soy profesional y tal pero si conozco fuentes de todo confianza que me han dicho que así hicieron su primera peli: mandando guiones a productoras. Igual depende a que producta o claro igual depende de cuanto de profesional sea la productora.
Un saludo.
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De lo que se desprende: Hay que delegar. Los de hóligu lo saben.
No son los productores los que leen, hay lectores, analistas, agentes y ejecutivos. Toda una industria. Hasta los guionistas tienen sindicatos… ¡Y cómo nos gustan sus historias! Está todo relacionado. Se valora tu trabajo y a la fuerza eres mejor. Creo que esa es la clave.
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