FÉLIX VISCARRET: “LAS COMEDIAS CON UN POSO MELANCÓLICO NOS AYUDAN A REÍRNOS DE NOSOTROS MISMOS”

Félix Viscarret no para. En febrero compartía con el bloguionista David Muñoz nominación al Goya a Mejor guión adaptado por  No mires a los ojos. Sólo cuatro meses más tarde, Viscarret ya tiene nuevo largometraje.

Se titula Una vida no tan simple, se estrena hoy en salas y, si tienes cerca un cine donde la proyectan, no deberías perdértela. Tuve la oportunidad de verla en el preestreno en Madrid y es uno de esos títulos que, si los descubras en plataformas, te hacen pensar “ojalá la hubiera pillado en cine”.

Poster horizontal de la película Una vida tan simple, con guión y dirección de Félix Viscarret

Si quieres saber más de Una vida no tan simple, aquí va mi entrevista a Félix Viscarret.

Empecemos si te parece por el título de la película. ¿Cómo se relaciona con esta historia sobre la dificultad de entrar en la edad adulta, como dice su protagonista Isaías?

Soy un poco de títulos largos, he de decir. Ya sabes que hay quienes creen que eso puede ser un inconveniente, pero yo… ¿no puedo evitarlo?. Creía que un título así tenía un pequeño guiño de humor a esa visión de la vida adulta que te haces cuando eres más joven: tendré una familia, tendré un trabajo y todo será fácil, todo irá rodado. Luego llegan los años y con ellos, la realidad.

Isaías es un arquitecto que conoce el éxito muy temprano y que, años después, se encuentra en una travesía por el desierto laboral. Homologarlo a la profesión de contar historias, con elementos parecidos de creatividad, ego, grandeza, suerte, y la ausencia de ella es muy tentador. ¿Es, además de un espejo de la mediana edad, una reflexión del fracaso en las profesiones creativas?

Totalmente. Creo que el paralelismo con el cine o el audiovisual, conforme avanza la película, se ve en varios momentos y hay varios guiños hacia nuestra profesión.

Pero no quería que las reflexiones posteriores a la película fueran tanto en torno a “el cine dentro del cine”, sino que sintiéramos, estemos en la profesión que estemos, que tenemos que lidiar con todos esos fantasmas que comentas: creatividad e industria, el miedo a no llegar a proveer para tus seres más queridos o a tener una seguridad laboral, llegar a la autorrealización o al éxito que soñabas cuando eras joven…

Y creo que también hay una visión con humor y autocrítica hacia esos competidores, rivales, que nos montamos en la cabeza, o a cómo vemos el éxito propio o ajeno…

Con “Una vida no tan simple” logras hacer un relato en el que logras conjugar momentos emotivos, otros amargos, con otros de humor… ¿Cómo has conseguido encontrar el tono del guión, qué te ha ayudado a darle la organicidad que tiene?

Hay un tipo de comedia dramática, o comedia del retrato de un momento vital, que reconozco que me ha tocado mucho desde mi más tierna adolescencia. Y como bien sabes, cuando sentimos algo así a una temprana edad, probablemente luego nos pasamos toda la vida tratando de repetir esa sensación intensa que tuvimos una vez.

Para mí ese tipo de comedias con un poso más melancólico o vital, nos ayudan a reírnos de nosotros mismos, y también a asumir que hay algo en la vida que se nos escapa. Siempre sentí que si la película conectaba tenía que ser a través de tocar ese tono preciso, entre la comicidad y la nostalgia de una vida en la que se nos van pasando las diferentes etapas casi sin que nos demos cuenta.

Hay mucho en la película del contraste entre la vida que se sueña y la vida que se tiene, y quizá del equilibrio, de la perspectiva que se pierde y a veces se recupera. ¿Es un tema que te inspira?

Me hace gracia eso que me cuentas. Cada uno evolucionamos en la vida del mejor modo que sabemos, para tratar de llevarnos cada vez mejor a nosotros mismos.

En mi caso, he de reconocerte que he pasado por el psicoanálisis, y ahora trabajo mucho la auto observación a través de la meditación, para llevar mejor mis fantasmas. Sé que esto puede sonar de aquella manera. Pero es lo que hay. Creo que cuando ganamos esos pasitos de distancia, vemos que todo ese torbellino de preocupaciones y neuras, en el fondo no es tan grave, que en el fondo somos muy afortunados.

Y sí, probablemente he volcado algo así en el personaje que interpreta a Miki Esparbé. Él también se da cuenta de que, dando tanta importancia al ego y a la vanidad, está perdiendo la perspectiva adecuada sobre lo que de verdad importa en su vida.

El guionista y cineasta Félix Viscarret (centro), con los actores Miki Esparbé y Ana Polvorosa.

Félix Viscarret (centro), con sus protagonistas: Miki Esparbé y Ana Polvorosa.

Me gusta mucho la construcción de personajes, sobre todo el de Isaías, que muestra tantas capas y tantas contradicciones. ¿Cómo ha sido el proceso de escribirlos, el de Isaías, el de Ainhoa, el de Nico?

Me divierte mucho eso de crear personajes a partir de nuestras propias debilidades. Desde muy pronto, vi que se podían crear esos cuatro personajes principales a partir de momentos vitales en los que, vale, he estado yo en algún momento de mi vida, y si lo hacía con sinceridad, mostrando sus torpezas o patetismo, esperaba que los espectadores también pudieran sentirlos cercanos.

Por ejemplo, en el caso del personaje de Alex Garcia, ¿quién no se ha quedado un poco pillado en algún momento de su vida, preguntándose si aquella relación del pasado que no prosperó pudo haber sido la relación de su vida?

Imagino que te has apoyado mucho en el trabajo actoral. ¿Han cambiado los personajes en el trabajo con los actores, con Miki Esparbé, Olaya Caldera, Alex García?

Sé que hay compañeros y compañeras de profesión que defienden los diálogos escritos como si fuera algo más inamovible, pero en mi caso me gusta trabajar otro tipo de flexibilidad, escuchando a los actores, porque normalmente, gente con ese talento, esa creatividad, y tan implicados en darles vida de verdad, acaban conociendo a esos personajes mejor que tú mismo, aunque tú los hayas escrito.

¿Qué has descubierto lanzándote a esta indagación sobre este triángulo vital tan complejo de “paternidad, vocación, paso del tiempo”?

Al final no sé si tengo una gran verdad que ofrecer, me parece que no. Pero me parece que si nos preguntamos sobre esos tres temas, si los miramos con humor, o con cariño, nos damos cuenta de que nuestro empeño por encontrar ese equilibrio o paz, aunque normalmente sea infructuoso, merece la pena ya solo por el hecho de intentarlo, de lucharlo.

Los guionistas David Muñoz y Félix Viscarret, en la alfombra roja de los Premios Goya 2023

David Muñoz y Félix Viscarret, guionistas de ‘No mires a los ojos’, en la alfombra roja de los Goya 2023.

Igual que en No mires a los ojos, la salud mental tiene su importancia. Aquí en forma de cierta ansiedad, los que ahora tenemos cuarenta, ¿pensamos demasiado? ¿Estamos lastrados por la información, tenemos alguna alternativa a convertirnos en “hiperpadres”, a controlarlo todo?

Como sabes una de nuestras pulsiones más potentes es la de dar protección a nuestros seres más queridos. Entronca con nuestro ancestral instinto de supervivencia, lo que nos ha hecho sobrevivir como especie, probablemente.

Pero a día de hoy, eso muchas veces acaba traduciéndose en miedos que no nos llevan a ningún sitio. Cuando tratas de proteger a tus hijos, acoges cualquier consejo de salud, bulo, o leyenda urbana… Y como no te da tiempo a comprobar si está científicamente probado, acabas creyéndotelo, “por si acaso, no vaya a ser que sea cierto”…

Además de No mires a los ojos, y de Una vida no tan simple, recientemente fuiste el director principal de la serie Patria, que tuvo mucho éxito y buenas críticas. ¿Qué te aporta la experiencia de la televisión?

Dirigir la primera mitad de la serie Patria fue un gran honor, y un reto. A día de hoy, sigo sintiendo agradecimiento, y lo bonito que fue el volver a coincidir con algo creado por Fernando Aramburu, años después de nuestra Bajo las estrellas.

Por último, como frecuentemente diriges los guiones que has escrito o co-escrito, ¿qué importancia le das a la imagen, cómo la vertebras con el resto de elementos de la historia?

Encontrar la atmósfera visual, o la música, es parte de eso que llamamos crear el universo de cada historia. También suelo hablar mucho de tener siempre presente el tono de cada historia, esa chispa interior  que tienes que cuidar en todo momento, para que cada vez que te tomes una decisión creativa sea acorde a la esencia de la historia. Creo que por eso se llama a esto “dirigir”, porque de algún modo tienes que vectorizar la creatividad de mucha gente en una misma dirección. 


Entrevista de Ángela Armero.

 

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