CINCO LOBITOS: CINCO MOTIVOS PARA ENVIARLA A LOS OSCAR

por Ángela Armero.

Hasta mañana a las 14:00 tienen los académicos españoles para votar qué película enviarán a la Academia de Hollywood en representación de nuestro cine.

Tienen tres alternativas: Alcarràs, Cinco lobitos y As Bestas. He escrito este artículo para explicar (y explicarme) por qué he decidido votar por Cinco Lobitos.

Resulta difícil escoger porque este año está siendo excepcionalmente bueno para el cine español. Ya he visto dos veces As Bestas, que me parece una maravilla, y también me ha conmovido la dignidad de la familia Solé; es obvio que Alcarràs es una película importantísima.

Del mismo modo, Un año, una noche de Isaki Lacuesta, o Competencia Oficial de Mariano Cohn y Gastón Duprat me han encantado. Pero hemos venido a jugar y Cinco Lobitos es la que me ha llegado al corazón.

No sé si es la más adecuada, no sé si es la que tiene más posibilidades y con este texto no quisiera convencer a nadie de que es la mejor. Simplemente, explicar por qué la he votado.

Hay razones más evidentes, como el trabajo soberbio de los actores, especialmente de Susi Sánchez, o como la elegantísima y sobria puesta en escena de la película, o la naturalidad y precisión con la que está escrito el guión de Alauda Ruiz de Azúa.

 

 

LA VIDA ALREDEDOR

Vaya por delante algunas razones extracinematográficas que pueden explicar la conexión que he sentido con la película. Como la protagonista, yo también soy madre de un niño pequeño, yo también soy freelance, y como ella, la adaptación a la crianza de un bebé me pilló completamente por sorpresa. Hija única y muy volcada en mi trabajo, ese cuento no me lo habían contado como era (como es).

 

LA ÉPOCA

Atravesamos la época de la maternidad sublimada, camuflada de empoderamiento, blandenguería y magia, cuando la crianza, (más en un mundo donde el empleo juvenil es precario y las viviendas consumen los sueldos), dista mucho de ser una experiencia sencilla o unívoca.

Y Cinco Lobitos recoge este contexto en el que tener hijos es difícil en lo material, en lo social y en lo emocional. Refleja esta complejidad a la vez que ilumina y sobrecoge.

 

EL CLICHÉ DE LAS MUJERES FUERTES

Qué fatiga la obligación de representar a mujeres fuertes en la pantalla, como si el arte fuera un mensaje o la representación de un ideal.

Me reconforta, como en Cinco Lobitos, ver a mujeres frágiles, vulnerables, que pueden recorrer un camino de madurez a través de las lágrimas, de la experiencia, de la reflexión. Me conmueve ver a Amaia (Laia Costa) vestida con abrigos de pelotillas y con una coleta, abrumada por una nueva vida, de regreso en casa de sus padres, sin tener ni idea de qué hacer con su familia y consigo misma. No hay nada heroico en su desconcierto, en su depresión.

La buena ficción es un espejo de la realidad, una verdad que emerge de una situación cotidiana pero extraordinaria como el nacimiento de una hija. La buena ficción acompaña, sirve como un espejo donde nuestra humanidad se comparte y se comprende.

 

LA CATARSIS

No sé en qué momento ocurrió, pero empecé a llorar y no paré hasta el final. Conozco a varias personas, todas mujeres, quienes la han experimentado igual.

Para mí, Cinco Lobitos hace algo de manera magistral, y es el claroscuro. Días de luz, días de oscuridad, incomprensión, amor infinito, aburrimiento, soledad, complicidad, misterio, dolor… la demolición de la vida en torno al yo. El relato definitivo sobre la madurez; cuando ella consigue adaptarse a ser una madre, (ATENCIÓN ESPOILER), la vida le pone delante una prueba aún más dura: despedir a su madre y ocupar su lugar.

En esa pequeña isla de tiempo es donde se revela con más claridad la grandeza y la tragedia de estar de prestado en este planeta, en este relevo continuo, como bien explica Txe Peligro en este hermoso artículo.

 

LO UNIVERSAL

En este acertado artículo de Javier Zurro se valoran las características de las películas de cara a los Óscar. De Cinco Lobitos comenta que quizá la película es demasiado pequeña.

Entiendo el argumento en cuanto al volumen de la producción, pero la historia de esta familia, de Amaia, de esos abuelos, de esos baños en la playa de Mundaka… es la familia de todos, o al menos la siento como la historia de mi familia.

Y eso es el cine. El espejismo de que el tren viene a toda máquina contra nosotros, con toda su emoción y con todo su peligro.