ANA TRAMEL: EL LADO MÁS PELIGROSO Y SÓRDIDO DEL JUEGO

Ana Tramel. El Juego, la miniserie de Televisión Española, expone los peligros de la ludopatía mostrando la cruda realidad de los casinos sin embellecimientos. La serie es una fiel adaptación de la novela Ana de Roberto Santiago, que creó la serie y la escribió junto a la guionista Ángela Armero.

La guionista Ángela Armero. Foto @ Ana Álvarez Prada

Ángela Armero. Foto @ Ana Álvarez Prada

Ángela, ¿cómo fue el inicio del proyecto? ¿Qué te llevó a Ana Tramel. El Juego?

Roberto Santiago, el autor de la novela en que se basa, y yo hemos trabajado mucho a lo largo de los años, en todo tipo de proyectos. Me propuso unirme a la serie y escribirla a medias. Yo, que soy una amante del thriller y del drama judicial, me había leído la obra original y la había disfrutado muchísimo, así que acepté encantada.

¿En qué se diferencia una adaptación al desarrollo de una serie que parte de una historia original?

El proceso es, de algún modo, el inverso. Adaptando una novela, condensas la obra y recortas todo aquello que no entra, yendo del conjunto de la obra a lo esencial, para encontrar una clave con la que traducirlo.

En una serie original, empiezas en lo esencial y vas encontrado las piezas poco a poco, construyendo un mundo, haciendo crecer los personajes, encontrando los conflictos…

Es un proceso mágico y muy personal, cada una lo hace a su manera, o a la manera de cada equipo determinado. En ambos casos, creo que la clave es encontrar una relación de armonía entre las partes, entre tema y personaje, personaje y conflicto, mundo y tema, etc.

Y en este caso en particular, ¿cómo fue el proceso de adaptación?

Roberto y yo hablamos mucho de cómo enfocar el material de una forma televisiva, y de qué cuáles podrían ser las tramas principales, cuáles las secundarias, y de qué personajes necesitábamos.

La novela es larga y compleja, hemos tenido que fusionar algunos personajes, en ocasiones acortar, simplificar o añadir giros al recorrido de alguna línea de acción.

Pero más importante que las decisiones concretas de qué escoger y qué dejar fuera, fue pensar en la esencia de Ana. Es una serie sobre la dualidad entre fragilidad y dureza, sobre la ludopatía como tragedia silenciosa que arruina muchas vidas, sobre la tenacidad y la resiliencia, y también sobre la amistad femenina.

La lucha de la protagonista sucede a varios niveles: contra los casinos, contra las instituciones, y la más difícil de todas, contra sí misma por no rendirse.

Hablando de Ana, ¿cómo fue su construcción como protagonista? ¿Hay diferencias entre la Ana de la novela y la de la serie?

La Ana de la novela es la Ana de la serie. Ha habido que cambiar algunas acciones, dramatizar nuevos conflictos, por supuesto, pero siempre teniendo en cuenta su personalidad, sus traumas, sus adicciones, su continuo autosabotaje, y al tiempo, su tesón, su valentía y su búsqueda de la verdad. También ha sido fundamental contar con una actriz tan sobresaliente como Maribel Verdú para darle vida.

Por otro lado, Concha, el personaje interpretado por Natalia Verbeke, está concebido como complementario. Es sensata, práctica, analítica, pero también paciente y generosa. El amor amistoso que se tienen estas dos mujeres es la relación más importante de la serie y también toca otro tema de gran importancia para Roberto y para mí, la violencia de género.

Al escribir esta serie, ¿has descubierto algo que te sorprendiera sobre el peligro de la ludopatía?

Roberto se ha pasado años investigando el mundo del juego, que ya está ampliamente documentado en la novela, en la que se describe a la perfección los ambientes y las particularidades de esta industria.

Para mí lo más chocante fue saber de las partidas clandestinas, que nunca había visto en una serie española, y descubrir la magnitud del negocio y la falta de escrúpulos de muchos empresarios.

Uno de los valores de la serie es quitarle glamour a espacios como los casinos, que siempre se han retratado de forma muy atractiva, de forma que la gente pueda ver también el lado más peligroso y sórdido del juego.

Y en cuanto al mundo judicial, ¿hizo falta documentarse más allá de lo que ya estaba plasmado en la novela?

Toda esa información ya estaba en la novela. Es cierto que la puesta en escena de los juicios de Estados Unidos -que todos tenemos en la cabeza- es más espectacular, en España la gente está sentada. Hemos intentado ser verosímiles, tanto como el juego, como en las escenas judiciales o de investigación.

¿Qué retos encontraste al escribir Ana Tramel. El Juego, a diferencia de otras series en las que has trabajado?

Más que retos he tenido la enorme satisfacción de trabajar con un material excelente, la novela, y de hacerlo con una persona con la que me comunico muy bien y que tiene una gran confianza en mí.

Creo que escribir series es un trabajo complejo que muchas veces se resiente por una mala comunicación con el equipo o por la falta de confianza en la visión de la otra persona.

Lo más complicado para los dos, creo, ha sido traducir la novela del lenguaje literario al audiovisual y armar seis capítulos en los que primara el realismo y la tensión, y que pudieran funcionar en entregas o en continuo sin decaer el interés.

Nos pareció importante para la estructura de la serie que cada episodio tuviera una idea central. En el primero, lo más importante es el reencuentro de los hermanos y el lanzamiento de la defensa de Alejandro. En el segundo, tras el desenlace trágico del primero, trata sobre todo de recomponer los pedazos de Ana y motivar su nuevo rumbo.

Por supuesto, dejando cuestiones abiertas para que los espectadores vuelvan a por más, pero intentando que cada episodio funcione como una unidad dramática con sentido.

RTVE subió todos los capítulos a su web el día en que estrenaba los dos primeros capítulos en televisión. ¿Es diferente escribir una serie creada para ser consumida semanalmente que una serie que se pueda ver entera desde su lanzamiento?

Nosotros la escribimos pensando en Televisión Española, y por tanto, en una emisión semanal, aunque nos parecía lógico que también acabara consumiéndose en una plataforma.

En ambas formas de ver, sea esperando siete días o siete segundos, hay que inducir el deseo de saber qué pasará a continuación, en eso no son tan diferentes.

Cuando la escribíamos no teníamos ni idea de la estrategia ni de la existencia de RTVE Play, pero los tiempos cambian y la cadena ha hecho muy bien en adaptarse a ellos y a las nuevas formas de consumo. Poder verlo en emisión y también en streaming facilita que la serie encuentre su público.

Esta serie es un thriller sobre la ludopatía, ¿hay otros temas o géneros que te gustaría tratar en el futuro?

En géneros soy muy ecléctica. Aparte de escribir thriller, me encanta la comedia, los biopics y los dramas basados en hechos reales, también las adaptaciones literarias…

Como espectadora me gustaría ver más series sobre el cuidado, sobre las exigencias que cargan las mujeres, el mundo de la conciliación, una realidad que veo en mi entorno más inmediato pero que en muchas ficciones parece no existir.

Además, me gustaría trabajar en una serie política a lo Borgen, en la que se pudiera llamar a cada partido por su nombre, o en una serie bélica sobre la guerra civil. Sería una pasada que hubiera un Band of Brothers español, quien sabe.

Aunque en realidad, cualquier serie con buenos personajes, que se enfrenten a dilemas potentes y lo hagan de forma realista, ya me interesa. Por ejemplo, una de las series que más me ha gustado este año es Condena, una miniserie de la BBC, escrita por Jimmy McGovern. No es un planteamiento excesivamente original, pero todo funciona y está magníficamente escrita.


Entrevista de Carolina Daza.


Ana Tramel puede verse completa en RTVE Play.