Bajo Cero fue la peli más vista de Netflix en el mundo. Cosmética del enemigo fue el mejor estreno en la historia de Filmin. Orígenes secretos le valió una nominación al Goya. Fernando Navarro (Verónica, Toro, Anacleto: Agente secreto) ha estrenado tres largometrajes en los últimos seis meses.

Foto: Arturo Muñoz y Fabián García (El Ardor)
Hace unos días nos reunimos con él en la librería La buena vida, de Madrid, para que nos explicase cómo demonios se consigue algo así. Y esto es lo que aprendimos:
1. El éxito siempre depende de la suerte
Pero precisamente por eso, y aunque parezca paradójico, hay que trabajar de forma disciplinada. Incansable. Navarro no participa de la leyenda del guionista que trabaja en pijama. Ni del mito de vivir sin jefes ni horarios. Sus horas de trabajo son “sagradas” y su jefe es el más despótico posible: él mismo.
Fernando dice literalmente que intenta no hacer nada que no sea escribir entre las 10:00 y las 13:00 horas y las 16:00 y las 19:00. Para él, esas seis horas son sagradas. Es más, le gustaría que fueran ocho horas, pero reconoce que no hay manera de conseguirlo.
2. Ser un mercenario no está reñido con un ser un auteur
Bajo cero es, de sus tres títulos recientes, el más personal. Aquel en el que trabaja desde el inicio, mano a mano con el director, desde antes de tener financiación. También es el que le ha traído un mayor éxito internacional.
Pero se siente igual de orgulloso de su colaboración en proyectos que ya estaban arrancados, en los que ya hay incluso versiones previas de guión, y en los cuales su aportación es lógicamente menor. No es sólo un trabajo alimenticio: es la oportunidad de trabajar con otros directores, con otros textos. Es una forma de seguir aprendiendo y creciendo como profesional.
3. El guionista no tiene por qué ser esclavo de la realidad. La realidad no mola.
Tras el estreno de Stagecoach, un crítico afeó a John Ford la falta de lógica en la famosa persecución: ¿Por qué los indios disparan sus flechas al interior de la diligencia? Sería más fácil disparar a los caballos. Ford respondió con su habitual parquedad: Sí, pero entonces se acabaría la película.
Probablemente la anécdota sea apócrifa. Pero de eso se trata precisamente. ¿A quién le importa si es verdad mientras tenga una lógica interna? Fernando Navarro tiene muy claro esto cuando escribe.
Viendo Cosmética del enemigo, un espectador cínico puede sentirse tentado de decir “¿por qué el protagonista sigue escuchando a esa loca?”. Viendo Bajo cero, uno puede arrugar el entrecejo y negarse a creer que el furgón policial que conduce el malo alcance más velocidad que el todo terreno que conduce el policía bueno.
Pero eso es más problema del espectador, que no está dispuesto a aceptar la invitación implícita que hace todo guionista: si dejas en suspenso tu natural incredulidad, yo me ocuparé de que pases un rato divertido.
Puedes ver Orígenes secretos y Bajo cero en Netflix. Cosmética del enemigo está disponible en Filmin.
Entrevista de Sergio Barrejón. Realización: Miguel Álvarez Guerrero (Deloco films).