ELEGÍ UN MAL AÑO PARA ESTUDIAR GUIÓN

El plazo de matriculación en escuelas y másteres de guión a punto de cerrarse y tú sin decidirte. ¿Tiene sentido inscribirse en clases de guión si mañana podría llegar otro confinamiento o directamente el fin del mundo?

Por si te sirve de algo, mi opinión es que sí. Y vengo a recomendarte mis sitios favoritos. Te doy una pista: yo doy clase en la ECAM de Madrid y en el Máster de Guión de Salamanca. ¿Adivinas qué dos sitios voy a recomendar?

De la ECAM ya he hablado mucho últimamente. Hoy, cuatro alumni del máster de Salamanca que ya son guionistas profesionales cuentan el qué, el cómo y los porqués del decano de los másteres de guión. Le paso el micro a Beatriz Arias, Pablo Bartolomé, Carla Nigra y Alberto Pérez Castaños.

Alumnos de la XIII edición celebran el fin de las clases. Foto: Jean Cité.

¿En qué año cursaste el Máster de Guión de Salamanca? ¿De qué carrera venías?

Beatriz Arias. 2013-2014. Había cursado Comunicación Audiovisual en esa misma universidad. Aunque la mayoría veníamos de esa carrera, en mi promoción de máster hubo gente que había estudiado Periodismo, Filología, Traducción…

Pablo Bartolomé. 2012-2013.

Carla Nigra. 2018-2019. Me gradué en 2017 de comunicación audiovisual en la universidad Pompeu Fabra, Barcelona.

Alberto Pérez Castaños. 2012-2013. Venía de estudiar Periodismo en la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante).

Ahórranos una visita a imdb.com. ¿Cuáles son tus créditos más destacados?

Beatriz. Durante el año de máster fui becaria de guión en el programa Ciento y la madre, de Mediaset. Después trabajé como guionista de contenidos digitales en Tuiwok Estudios, el departamento digital de Endemol Shine Iberia, y he sido guionista de la serie SKAM España (Movistar +) en sus cuatro temporadas.

Pablo. Cuéntame cómo pasó, Fugitiva, HIT.

Carla. Fui guionista de la sitcom Bany Compartit para TVE Catalunya entre 2018 y 2019 (paralelamente al Máster) y desde enero de 2020 soy guionista en Contubernio, donde de momento he participado en la segunda mitad de la T12 de La que se avecina, que aún no está emitida.

Alberto. Conseguí mi primer trabajo remunerado como guionista en el año 2016. Después, estuve casi dos años escribiendo en una serie diaria de TVE –y chiste recurrente de La Resistencia– llamada “Centro Médico”. Actualmente estoy en el equipo de guión “El Intermedio”, donde ya llevo dos temporadas.

Beatriz y Pablo imparten una clase en el Máster. Foto: Jean Cité.

¿Piensas que este máster influyó en que consiguieras trabajo de guionista?

Beatriz. Absolutamente. Gracias al máster me seleccionaron para mis primeras prácticas, y también gracias a él me hicieron la prueba para trabajar en Zeppelin y, de ahí, dar el salto a SKAM.

Pablo. En sumo grado.

Carla. Desde luego. El máster, como nos dijo una vez David Muñoz (guionista y profesor del módulo de cine), es una excelente manera de acelerar un proceso natural de aprendizaje. A base de ensayo y error, con los años probablemente habría llegado a adquirir los conocimientos que aprendí ahí, pero habría tardado mucho más de nueve meses.

El constante feedback de profesores y profesionales te va dotando de herramientas y suficiente confianza para atreverte a pedirle trabajo a un grande del mundillo como Alberto Caballero. Lo que muchas veces nos reprime es la inseguridad, el plantearnos si valemos para esto, el miedo a no saber hacerlo. Pero el máster te pone a prueba hasta que te sientes preparado para enfrentarte tanto a la página en blanco como al mundo profesional. Por no hablar de la maravillosa red de contactos que estableces entre estudiantes y profesores.

El apoyo y los contactos son imprescindibles en este mundillo. Rodearte de personas con las mismas aspiraciones que tú te hace fuerte, te anima a seguir. Yo conocí a mi jefe en el encuentro de guionistas de Bilbao, pero conocí la existencia de ese encuentro gracias a los contactos que hice durante el máster.

Alberto. Absolutamente. El máster es la forma perfecta de empezar a aprender el oficio, pero también de hacer los primeros contactos profesionales. Sin ir más lejos, mis primeras pruebas de guión y oportunidades de meter la cabeza en el mundillo me llegaron por profesores del máster a los que les gustó mi trabajo durante el curso.

Carla Nigra.

¿Residiste de forma fija en Salamanca mientras estudiabas? ¿Fue algo positivo?

Beatriz. Soy de Salamanca y ya vivía allí con mi familia, pero creo que en general residir allí es algo muy positivo. Hay muchos trabajos en grupo que resultan mucho más fáciles de hacer quedando en persona, muchos ponentes y profesores que, después de la clase, van a tomar algo con los alumnos… sin duda, la experiencia es mucho más completa y gratificante si puedes disfrutarla en Salamanca.

Pablo. No. Iba los jueves o miércoles (dependiendo del trabajo o las entregas que tuviéramos) y volvía los viernes después de clase. Pese a esto, puedo imaginar que vivir en la misma ciudad que el resto de compañerxs de clase puede ser positivo para estrechar lazos, generar proyectos en equipo y, por lo tanto, establecer relaciones personales, que en un futuro pueden transformarse en laborales. También es cierto que yo hice todo eso sin necesidad de trasladarme.

Carla. Sí, alquilé un piso en el centro. Fue sin duda la mejor forma de hacerlo, al menos para mí. Y no solo porque los alquileres en Salamanca sean mucho más asequibles que en mi ciudad. Salamanca es en sí una experiencia, más allá del propio máster. Es una ciudad con muchísimo encanto, pequeña, bonita y práctica. Vale la pena vivirla.

Además, aunque el máster solo sea presencial dos días a la semana, prácticamente todos los trabajos son en grupo, así que es mucho más cómodo organizarte con tus compañeros para quedar si resides ahí. Y no solo para trabajar; también se organizan quedadas y fiestas. Acabas haciendo piña con toda la clase.

Y, como he dicho antes, los contactos son muy importantes. Además, vivir rodeado de personas con las mismas inquietudes que tú es maravilloso y estimulante.

Alberto. Sí, viví en Salamanca durante todo el curso y, además, tuve la suerte de poder dedicarme por completo al máster. Para mí sí fue positivo vivir allí porque te permite tener más tiempo para exprimir las clases, salir de fiesta por Salamanca, escribir proyectos propios, ir a bares de Salamanca, hacer piña con los compañeros y compañeras del máster, beber chupitos en Salamanca y seguir exprimiendo las clases. Y por los bares también.

Alberto Pérez Castaños.

¿Recuerdas alguna clase o algún taller concreto que te haya resultado de ayuda a la hora de enfrentarte al mercado laboral?

Beatriz. Todos son útiles, pero recuerdo con especial cariño los talleres con Pablo Remón (en mi opinión, uno de los mejores guionistas y dramaturgos) y sus clases de diálogo. También el taller de series con David Bermejo, un clásico del máster y el mejor entrenamiento para sentarte en una sala de guión y sentir que todo te suena familiar.

Pablo. No se me viene a la cabeza ninguna especialmente y, en realidad, no creo que unas asignaturas fueran más determinantes que otras.

Sí que guardo un especial cariño al taller de David Bermejo. Recuerdo que en su clase me tocó dialogar una escena de comedia, algo que consideraba que se me daba especialmente mal. Hablé con él y le trasladé mi miedo y mi deseo de cambiar a una escena de drama, pero David insistió. Tras una primera corrección, el resultado fue gratificantemente óptimo.

Trabajamos mucho en aquel taller y eso sí que me parece fundamental, la cantidad de horas de escritura que hicimos tanto en aquel taller como en el resto.

Carla. Ninguna en concreto. Siempre recogías alguna perla de sabiduría de cualquier clase, taller o charla. Te das cuenta de que hay tantos consejos como ponentes y profesores. A veces, incluso, contradictorios. Todos siguieron caminos distintos para abrirse paso en el mercado laboral, y todas sus historias te aportan algo.

Alberto. Creo que todos los talleres te dan alguna herramienta para enfrentarte al mercado laboral. Te hacen trabajar en equipo, que es algo que harás en prácticamente todos los curros de guionista; tienes que cumplir fechas de entrega, algo indispensable en nuestro oficio, y los talleres tocan todos los palos (largometraje, cortometraje, series, desarrollo, sketches…), aunque te lo vas a tener que seguir currando –mucho, muchísimo– cuando salgas del máster, sabrás más que suficiente para ir tirando.

¿Recomendarías a una joven estudiante de guión cursar el máster de Salamanca?

Beatriz. Sin duda. Te da las herramientas para aprender a trabajar en equipo, algo muy valioso en la profesión, y te pone en contacto con profesionales del sector que, además, tienes la suerte de que sean tus profesores. Y aunque parezca una tontería, si el guión no está hecho para ti, también te darás cuenta al cursar el máster.

Pablo. Encarecidamente.

Carla. Sin duda, y la razón es triple: el aprendizaje, los contactos y la propia experiencia.

Alberto. Sin duda. Allí dan clase algunos de los mejores guionistas que hay en este país y, además, son profesores estupendos. En el máster coincidirás con compañeros y compañeras con las mismas inquietudes que tú y será muy difícil que no acabes escribiendo proyectos con alguien. Además, Salamanca es una ciudad preciosa. ¿Y he dicho algo de los bares?


Entrevista de Sergio Barrejón.