LOS EUROPEOS: UNA BOFETADA AL LANDISMO DE LA MANO DE RAFAEL AZCONA

Víctor García León es uno de esos directores que no decepciona. Te puede no gustar una peli suya, pero siempre te merece la pena haberla visto. Es uno de esos directores que tiene algo que decir. Y en Los europeos, Víctor García León nos dice –nos recuerda- lo grande que era Rafael Azcona, en este caso como novelista, adaptado a la pantalla por Bernardo Sánchez y Marta Libertad Castillo.

Bernardo Sánchez es un conocido estudioso y adaptador de Azcona (ganó el Premio Max por su versión teatral de El verdugo). Sin embargo, la idea de adaptar Los europeos le llegó por casualidad: “Estábamos Jaime Gona, Victor García León y yo en casa de Víctor, en Madrid, a principios de 2016, considerando proyectos que queríamos hacer juntos. Y el lomo de Los europeos, novela que admirábamos los tres, resaltó en la estantería. Nos estaba como llamando, reclamando”.

Los europeos, que podrá verse mañana en la Sección Oficial del Festival de Málaga, tendrá su estreno exclusivo en Orange Series el próximo lunes, 31 de agosto. Es posible que la sinopsis, con un cierto tufillo a cine del destape, eche para atrás a algunos. Pero la película no tiene nada que ver con el landismo. El paisaje de fondo puede parecer común. Pero las figuras en primer término están pintadas con una técnica completamente distinta. Casi contraria.

Los europeos es una ácida descripción de los rituales de apareamiento y las costumbres reproductivas del señoro español tardofranquista cuando se lo dejaba suelto por la costa mediterránea. Y es puro Azcona. En palabras de Bernardo Sánchez, “tenemos la convicción de que Rafael reconocería a sus personajes en esta película y que vería expresado, con sobriedad y desnudez, el drama que narraba en la novela”.

Víctor García León ha cogido un libro de Azcona y le ha dado con él en los morros al peor cine del landismo. Y lo ha hecho valientemente: el arranque de la película finge ser una buddy movie deslavazada. Dos solteros, un señorito calavera y un apocado oficinista de clase media, pasan el verano persiguiendo chavalas (extranjeras mejor, gracias) por las calas de Ibiza. A uno se le levanta la ceja pronto: ¿Qué es esto, Manolo la Nuit versión sin pelo en pecho?

Pero los guionistas saben lo que hacen: te fuerzan a mirar para un lado mientras ejecutan el truco por otro. Escena a escena, el libreto de Sánchez y Libertad va sembrando lo que necesita para, en la segunda mitad, virar del brillante sol de Ibiza a la turbia noche barcelonesa. Llega el fin del verano y, antes de que nos demos cuenta, la película nos está mostrando el lado oscuro de la fiesta, literal y metafóricamente. Manejando con habilidad un material argumental volátil que, de ser operado por manos menos hábiles, podría devenir en un folletín barato, Víctor García León nos invita a mirar en el interior del corazón del señor hetero español de finales del aperturismo. Y lo que se ve allí dentro es una miseria moral que descorazona.

Es imposible no ver en estos noventa minutos de escarceos sexuales, juergas cutres, resacas épicas y arrepentimientos fingidos una metáfora de la mediocridad y la doble moral imperantes en el tardofranquismo. Los protagonistas se lanzan desesperadamente en busca de una experiencia exótica, fascinados con la sofisticación y la modernidad de las mujeres francesas o inglesas… Pero a la hora de la verdad hacen gala de un conformismo radical. Y se niegan alejarse un milímetro de las represivas y pacatas estructuras sociales del franquismo. Porque al fin y al cabo, resultan muy convenientes cuando uno es hombre.

Rául Arévalo y Juan Diego Botto en Los europeos.

El plano final de la película, que no desvelaré, es toda una demostración de saber hacer cinematográfico. Estamos ante un director que ha alcanzado su plena madurez formal. Es cierto que lo hace aupándose sobre las páginas del que ha sido quizá el mejor guionista de nuestra historia. Pero el resultado es digno de aplauso. No será la película del año, pero ojalá cada año hubiese dos o tres tan interesantes y certeras como Los europeos.

Muy buen guión de Bernardo Sánchez y Marta Libertad Castillo. Sobria y eficaz realización de Víctor García León, arropada por una cuidada fotografía de Eva Díaz (que merecía ser vista en pantalla grande). Muy solventes las interpretaciones de Raúl Arévalo y Stéphane Caillard, y excelente la composición de personaje de Juan Diego Botto.


Sergio Barrejón.