Por: Nico Romero
Trabajar con Nuria es como asistir a un espectáculo de magia en directo. En lo que tú enuncias torpemente un titular de trama que resulte mínimamente atractivo, por su cabeza ya circulan los momentos más dramáticos y potentes que se pueden extraer de un conflicto. Mientras tú balbuceas un par de ideas vagas para el perfil del protagonista, ella ya ha dotado de personalidad profunda y singular a varios de los secundarios. Cuando tú apenas has vomitado una linea de diálogo intranscendente, ella ya ha encontrado la frase que mejor dibuja al personaje, transmite el mensaje y mayor emoción provoca en el espectador. Formo parte de su “troupe” desde que nos conocimos en el “Gran Circo de la Cabra y la Escalera”, que aún hoy despliega su carpa en un descampado entre Fuencarral y Alcobendas. Llevo asistiendo a sus veladas de ilusionismo desde 2003, año tras año, desde bambalinas. Cuando creo saber en qué manga esconde la paloma, Nuria chasquea los dedos y el espectáculo torna en un inesperado número de contorsionismo… o en un luminoso ejercicio de escapismo. Mientras su público cree que ella aún lucha en el tanque de agua por despojarse de candados y cadenas, la Houdini de las letras ya les saluda bajo el cañón de luz que acaba de prenderse en el anfiteatro. Y cuando la platea aún aplaude boquiabierta y el telón todavía está cayendo, de camino al camerino, ella te susurra sonriente: “Ya tengo pensado nuestro próximo número”.
La serie es un encargo que Antena 3 y Diagonal te hacen en julio de 2018 ¿Qué te pidieron? ¿Cuánto tiempo te llevó? ¿Qué respuesta obtuviste de la cadena y de la productora?
Antena 3 le planteó a la productora la posibilidad de adaptar la telenovela “Caer en tentación”, que había tenido mucho éxito tanto en su versión argentina como en la mejicana. Diagonal me propuso el encargo en verano, a finales de julio. Pensamos que lo ideal sería que pudieran leer algo en la cadena al regreso de las vacaciones de verano, así que en agosto replanteé la serie y los personajes, escribí la biblia, y en paralelo escribí el piloto. Un montón de trabajo, pero intenté hacer lo mejor posible, aunque tenía una cierta sensación sobrevolándome de que probablemente todo se quedase en eso, una biblia y un piloto. Fue una sorpresa saber que en Antena el piloto había gustado mucho, así que en septiembre escribí el capítulo 2, lo entregamos en octubre y creo que en noviembre ya tuvimos el ok de la cadena.
¿Cómo fue el proceso de adaptación? ¿Qué queda del original? ¿Qué incorporaste de tu cosecha para que te apeteciera escribir esta historia?
Hubo que cambiar el contenido de las tramas y la extensión de la historia tal como exige el paso de un culebrón a una serie semanal de 13 capítulos, y también para acercar la serie a la sensibilidad y al gusto del público al que “El Nudo” iba dirigido. Fue una decisión consciente no profundizar en la historia de “Caer en tentación”. El aliciente de esta adaptación para mí estaba en levantar otra serie distinta rescatando sólo las premisas básicas de la historia: una infidelidad dentro de dos parejas amigas de distinto nivel económico que se descubre a partir de un accidente de coche, en el que resulta muerta una mujer. También decidimos utilizar la fórmula narrativa que empleaba “Caer en tentación” de los dos tiempos para contar la historia.
El resto – y ahí estaba atractivo del encargo – había que componerlo: crear unos personajes y buscar un universo para ellos. También se añadió una línea de testimoniales que no estaba en el original, personajes relacionados con la historia que opinaban sobre la misma desde un tercer momento temporal, cuando todo ya ha terminado. Además, envolvimos la investigación de la muerte con la que arranca la serie en otro misterio que venía de más atrás y que se originaba en el ambiente de la universidad. Tú ya sabes que me gusta mucho moverme en esos territorios de misterios inquietantes y perturbadores, bueno, a los dos nos encanta…
Resumiendo: “El Nudo” después de este reformateo casi total era un proyecto que daba carta blanca para conducirlo hacia donde mejor funcionara. Eso por sí solo ya hacía que me apeteciera escribirlo, a pesar de los plazos temporales tan cortos, que para mí han sido el gran escollo para sacar adelante este proyecto.
“El nudo” desgrana una investigación criminal pero también la evolución en las relaciones sentimentales de dos matrimonios y sus historias cruzadas. Lo policiaco es interesante pero creo que dónde la serie realmente brilla es en esto último ¿por qué?
Casi todas las historias nos interesan en la medida en la que los personajes nos muestran algo que podemos reconocer. Por distante que sea su mundo, las emociones son universales. Creo que nosotros (los guionistas del Nudo, quiero decir) acogimos con ganas la oportunidad de escribir sobre vivencias internas de personajes de una cierta edad, pasados los cuarenta, que dada nuestra “viejunez”, controlamos un poco. A estos personajes no les ocurren peripecias alucinantes; les pasan cosas que sí, pueden ser un poco de telenovela, pero que ocurren en la vida, y ahí es donde la serie se va al plano corto, a ver cómo las procesan por dentro, tratando de que esa acción interna tenga tanta intensidad que te obligue a pegarte a la historia. El ritmo rápido con que está escrita toda esta parte sentimental también ayuda, creo, a que se vea con interés.
En estos tiempos de especial atención al empoderamiento femenino, ¿os planteasteis algo específico a la hora de componer los personajes femeninos?
Aunque no haya sido algo buscado conscientemente, de los cuatro personajes principales, dos mujeres y dos hombres, los personajes que tiran de la acción son ellas. Nos esforzamos por mostrar a dos mujeres, y explicarlas en sus virtudes y en sus defectos, pero sobre todo por hacer dos retratos de tías inteligentes que aunque se muevan por sus pasiones, no son un juguete de éstas. Tampoco ellas dos están al servicio de los personajes masculinos a los que acompañan. Aquí son ellos los que las secundan a ellas.
Ya no ocurre en la ficción televisiva española porque las cosas han cambiado muchísimo, pero no hace tantos años era complicado encontrar personajes femeninos singulares; la mayoría seguían perpetuando estereotipos de mujer sexy, madre sufridora, esposa comprensiva o mujer perversa y nociva. Lo sé porque yo he escrito ese tipo de personajes, y ahora afortunadamente en “El Nudo” no somos vanguardia en ese tema, simplemente ponemos a los personajes femeninos a la misma altura que siempre han estado los masculinos.
La serie va saltando a lo largo de tres momentos temporales. El presente (que desgrana la investigación policial), el pasado (que nos va conduciendo hacia el crimen) y el futuro (los testimonios posteriores a la resolución). Los dos primeros suelen ser una estructura común en el género pero el tercero no tanto ¿por qué optaste por ello? ¿qué crees que aporta al resultado general?
La incorporación de esa tercera línea temporal que no estaba en el original respondió al deseo de singularizar la historia a través de unos personajes que comentan lo sucedido una vez que todo ha terminado. Esta tercera línea es en realidad una invitación al espectador para que entre al juego de formarse su propia opinión, para que vaya más allá de lo que las imágenes le muestran, y que desconfíe del narrador, que lo cuestione; es una cierta mirada desde arriba que también nos ayudó a nosotros, los guionistas, a no pasarnos de intensos, y nos abrió una vía para jugar que yo creo que se agradece al ver la serie.
La serie siempre fue diseñada para capítulos de 50 minutos. ¿Qué ha supuesto el nuevo formato ¿Menos personajes? ¿Menos tramas? ¿Más ritmo? ¿Estás contenta con el cambio?
Salvo que seas una telenovela turca, es un cambio que favorece a la ficción serializada. 45-50 minutos permiten que cuentes lo que necesitas contar en cada capítulo y no tengas que alargar artificialmente lo que te está pidiendo a gritos que se cierre ya. Nosotros en “El Nudo” no aprovechamos esta duración menor para reducir tramas, porque lo cierto es que teníamos dos líneas temporales y mucho contenido para cada capítulo (creo que con lo mismo podríamos haber llenado capítulos de 70 minutos). A nosotros lo que nos ha aportado el cambio de duración, al tener mucho que contar y poco tiempo, es un ritmo muy alto, es todo muy energético aunque se trate de un melodrama y un policial con poca acción.
¿Cómo ha sido la mecánica de trabajo en la escritura de la temporada? Cuántos días de escaleta, de diálogo, de versiones… Si hubiéramos tenido más tiempo ¿a qué se lo habrías dedicado?
Tiempo hemos tenido poco. Una serie con guiones (exceptuando 1 y 2) que se empezaron a escribir en enero y que en julio ya estaba toda escrita no es que haya ido sobrada en los plazos. Aún más teniendo en cuenta que no existieron tiempos razonables para preparar el mapa de tramas de la forma que me hubiera gustado.
En cuanto a la mecánica, éramos un equipo de cuatro guionistas – yo me incluyo – en el que enseguida nos quedamos tres, José Ángel Lavilla, tú y yo. A mí me gustan los equipos muy pequeños en los que la dispersión es mínima y todo está muy concentrado. Sólo que en “El Nudo” circunstancias de todo tipo que tu bien conoces obligaron al equipo de guión a trabajar con unos plazos que impedían poner en pie una mecánica de trabajo fija. Cada triada de guiones fue una aventura distinta. ¿Hubiera sido una serie mejor si hubiéramos tenido más tiempo? Clarísimamente, sí.
El resultado final para mi gusto es excelente y muy vistoso pero la realidad es que no se trata de una gran superproducción. Al principio nos costaba mucho someter la historia para que se dejara ser contada con un número limitado de personajes y escenarios pero paulatinamente fue haciéndose cada vez más fácil ¿por qué crees que fue así?
Uno se acostumbra a todo y trata de hacer de la necesidad virtud. Al principio es verdad que era difícil, pero en cuanto la parte sentimental de la serie fue cogiendo intensidad acabamos viendo que podíamos contar todo más o menos bien usando lo que teníamos porque ya nos interesaba tanto lo que pasaba en entre nuestros personajes que la falta de medios se convertía en algo secundario.
Para finalizar ¿En qué proyecto andas ahora?
Ahora tengo muchas cosas, porque durante la escritura de “El Nudo” no pude dedicarme a nada que no fuera la serie, y no escribí ninguna otra cosa. Iba anotando ideas sobre la marcha y se me empezaron a acumular contenidos, por eso ahora estoy con varios proyectos a la vez, principalmente una comedia, de la que una productora me ha encargado un piloto. También estoy trabajando en una serie de miedo que quiero mover más adelante. Que ahora estemos viviendo esta explosión de series y se esté demandando tanto contenido es fantástico y motivador.
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