“Todos somos igual de patéticos en el amor. Al salir de aquí no vais a dejar de serlo pero al menos podréis reíros de vosotros mismos.” Este era el trato que nos ofrecía Marta González de Vega al público que asistimos a su espectáculo De Caperucita a loba en solo seis tíos. Este show, basado en su novela homónima, puede verse los viernes y sábados en el teatro Fígaro de Madrid.

Si esta comedia ya va por su cuarta temporada no es por casualidad. La clave del éxito radica en la identificación. Esta herramienta es vital para su humor porque la esencia del espectáculo de Marta es hacer que todos nos veamos representados (y no siempre en Caperucita). Si bien es cierto que en varias ocasiones se apoya en los típicos clichés de las relaciones, lo hace también para retorcerlos y jugar con ellos. Un ejemplo de esto es actualizar el “me quiere no me quiere” de deshojar una margarita por el “si está en línea me quiere” del WhatsApp.
La estructura de la obra es un viaje por seis tipos de “tíos” y el aprendizaje de la protagonista de cada uno de ellos. Este recorrido por las diferentes relaciones está apoyado constantemente en las enseñanzas de Eduard Punset, concretamente las de su libro El viaje al amor. Todas las citas a Punset están hechas con mucho cariño y un profundo respeto al divulgador científico fallecido este año. Con esto, se dan situaciones en las que la actriz, desesperada por amor, discute con un Punset imaginario sobre la activación de su núcleo caudado o sobre la hormona oxitocina.
El escenario está atrezado con una cama, un escritorio y un perchero de pie. Marta utiliza el espacio con inteligencia, transformándolo en su cuarto, en el de él, o en un prado lleno de unicornios. Además, cuenta con el apoyo de un proyector en el que hacen pequeñas colaboraciones en forma de vídeo otros artistas como: Luis Piedrahita, Damián Mollá o Juan Ibáñez Pérez, entre otros.

Marta González de Vega destaca en su interpretación y, concretamente, en el uso camaleónico de su voz. Esta maestra de la comedia puede poner en los mismos cinco minutos seguidos acento catalán, voz de princesa y cantar a gritos (y no por ello desafinar). Porque, este show también es musical.
De Caperucita a Loba en solo seis tíos no es un texto que la cómica se haya aprendido como un loro y lo vomite cada noche; es una obra que tiene mucho hueco para la improvisación. La interacción con el público es constante y las bromas se van adaptando a este. Todo el espectáculo transmite amor por el género y se notan los años que tiene de experiencia en la comedia. Aunque como actriz reconoce que está deseando hacer drama, como escritora le es muy difícil escribir otra cosa: “La comedia es un arma tan poderosa… Siempre que escribo siento que si no hago comedia es como tener un as en la manga que no usas, y soy incapaz de no usarlo.”
Es complejo hablar del espectáculo sin destriparlo mucho más, pero decir que es imprescindible para todo aquel que haya estado o esté enamorado. Una comedia que cumple con lo prometido al inicio y te convierte en una loba (o lobo) capaz de reírte de tí misma. Porque como Marta dice “Quien ríe el último… Ha perdido un tiempo precioso”.
Todos los viernes y sábados a las 22:00 y 22:30 en el Teatro Fígaro de Madrid, hasta el 30 de Noviembre.