ENTREVISTA: Nico Romero
FOTOS: Pablo Bartomolé
El autor de comedias tan icónicas como “El amor perjudica seriamente la salud” o “Boca a boca” nos recibe en la cafetería de uno de esos hoteles de Madrid que parecen sacados de otro siglo. “Es mi oficina” argumenta. Indudablemente sería el lugar que yo escogería para escribir cine negro pero Joaquim se sienta con frecuencia en una de aquellas mesas y le dedica sus horas de trabajo a editar, uno tras otro, los capítulos de una de las series más longevas y exitosas de la ficción nacional. “Cuéntame cómo pasó” ya va por su decimonovena temporada y, a juzgar por los datos de audiencia, quizás esta serie llegue algún día a contarnos cómo pasó aquello de la crisis económica de 2008 o aquello de la no proclamación de la República catalana de 2017.
SOBRE JOAQUIM
Vamos a empezar, si te parece, por el principio de tu extensa carrera. Tú has hecho muchas cosas en cine y televisión pero sobre todo has escrito ¿en qué momento decidiste que querías ser guionista?
Fue una decisión a la desesperada. Yo habría querido ser actor y luego director. Después leí en un “Fotogramas” que había crisis de guionistas en España. A mí me gustaba escribir, así que me dije “voy a ser de lo que no hay”.
Y según tu imdb, empezaste con Chicho Ibáñez Serrador en el “1, 2, 3”
Sí. Tengo muy buenos recuerdos. Yo llevaba mucho tiempo queriendo trabajar en esto. Empecé casi a los treinta, así que ya no era tan joven. Chicho fue muy generoso conmigo. Nos entendimos muy bien. Él se alimentó de mi juventud y yo chupaba de su sangre también. Trabajar en el “1, 2, 3” era muy divertido porque era una película cada semana: la arqueología, Grecia, el cine… Fue una buena escuela. También tuve la suerte de trabajar con Mercero, con Marsillach, con Forqué, con Berlanga…
Luego enseguida te especializaste en comedia. ¿Lo hiciste por gusto propio o por la demanda del mercado?
La vida te coloca en sitios. Cada país tiene su género propio y en España es la comedia. Tiene que ver con nuestros problemas de presupuesto. Yo hice algunas comedias que fueron muy icónicas, como la adaptación de “Bajarse al moro” y me especialicé en eso.
SOBRE CUÉNTAME
“Cuéntame” va por su temporada diecinueve pero tú entraste hace poco. ¿Cómo fue?
Sólo llevo tres temporadas. Caí de rebote. A mí me llama la productora y me pasan una breve sinopsis de una serie que habían presentado a las cadenas y que no había salido. Me plantean si de esa idea puedo hacer una peli. Se llamaba “Los impecables”, una comedia de robos. Hice un trabajo sobre eso que gustó. Yo estaba en Barcelona, por entonces. Entonces tuve una reunión con Miguel Angel Bernardeau e Ignacio del Moral, con el que yo había trabajado mucho. Estuvimos hablando de la peli y de pronto me plantean si querría escribir un capítulo de “Cuéntame”. Yo acepté y a los dos días me llamó Bernardeau y me dijo “¿Quieres hacer la biblia de la temporada que viene? Mientras nosotros terminamos esta temporada, ocúpate tú de la que viene”. Y así fue. Entonces me ví 40 capítulos de la serie, analicé el momento en el que estaba y planteé lo que fue la serie hace dos temporadas. Yo no inventé nada. Propuse una vuelta a los orígenes, potenciar la familia…
¿Te lo compraron?
Sí, sí. Discutimos cosas pero sí. Y la temporada funcionó mejor que la anterior, sumó espectadores y me quedé con Ignacio coordinando la serie.
En muchas series se ha instalado ya la figura del “showrunner” americano, esa persona que está por encima de todos los departamentos y que es la máxima responsable de las decisiones creativas de la serie. ¿Se te puede considerar el “showrunner” de “Cuéntame”?
Yo me preocupo porque todo esté lo mejor posible y me tomo mucho cargo. No puedo evitarlo porque he sido director, he tenido una productora como “Bocaboca” y tengo un conocimiento del conjunto. Meto las narices en todas partes porque me fascina mi trabajo pero no tengo tiempo para hacerlo porque tengo que escribir. Así que supongo que no puedo ser considerado el “showrunner” de “Cuéntame”. No puedo firmar como productor ejecutivo, cosa que me han ofrecido. La empresa ha sido generosa.
Y entonces ¿quién hace ese trabajo?
Lo compartimos entre Miguel Angel Bernardeau, el director de producción de la serie, Ignacio del Moral y yo.
Ignacio y tú firmais como coordinadores de guion ¿Cómo os repartís el trabajo? ¿Decidís de forma colegiada o tenéis el trabajo repartido?
Normalmente quedamos todos los guionistas para escaletar. Luego uno se lleva la escaleta y escribe el capítulo. Normalmente Ignacio envía notas y yo reescribo en función de esas notas y de mis propias apreciaciones. Yo soy un poco totalitario a la hora de cerrar las historias porque las hago de acuerdo a lo que yo siento pero estoy convencido de que no saldría lo mismo si no hubiera un trabajo de todos detrás. Esto es así. Lo he comprobado. A veces es difícil entenderlo desde el otro lado, desde el guionista que ve que se le reescribe mucho. Pero es que esa es la labor del coordinador.
Después de diecinueve temporadas supongo que ya tendréis muy mecanizado el trabajo.
¡Qué va! Aunque aparentemente es simple, “Cuéntame” es una serie muy difícil. A veces hay thriller y la historia de España aporta mucho pero fundamentalmente son setenta minutos basados en relaciones. Tratamos de contar cómo piensa cada uno de los personajes y que el espectador transite por las cabezas de cada miembro de esa familia y que los entienda a todos, aunque no esté de acuerdo con la mayoría…. diecinueve capítulos por temporada, intentando sorprender constantemente. No es fácil.
¿Le dedicáis un tiempo previo al mapa de tramas antes de lanzaros a escribir la temporada?
Vamos tirando hasta que no hay más remedio. La condición de producción es que cuando empiezan a grabar, normalmente en septiembre, tenemos que tener nueve capítulos ya escritos.
Supongo que tras diecinueve temporadas debe de ser ya muy complicado no repetirse.
Van saliendo cosas. Eso sí, siempre que respetes a los personajes. Y a veces intentamos cosas nuevas. Ayer leímos una secuencia de 17 páginas. Sólo con dos actores. Es la secuencia de la temporada. Pinta muy bien. Se va a ensayar un día y se va a grabar al día siguiente. Son esas cosas que te puedes permitir en una serie que está tan trabajada. A ver qué tal queda.
“Cuéntame” tiene la capacidad de influir en la percepción colectiva de hechos históricos recientes como la Transición. Esto tiene una importancia política muy importante, especialmente en tiempos como estos en los que la posverdad está tan de moda. La serie, además, se emite en una cadena pública, cuyo presidente es un cargo político. ¿Cómo os afecta todo esto en vuestro trabajo?
Además es que “Cuéntame” ha pasado por gobiernos de distinta índole. En esta temporada estamos hablando del 1987, momento en el que gobernaba el PSOE, pero el partido en el gobierno en 2018 es el PP. Lo bueno de la serie es que, al ser un éxito, está por encima del bien y del mal, incluso en una cadena pública. Hay temas que se han tratado con bastante valentía, como el GAL, ETA o el aborto, por ejemplo. La ficción nos hace empatizar con la Historia. Conocemos más de la Historia por la ficción que por lo que estudiamos en el colegio o en la Universidad. Y en la ficción se manipula al espectador. Eso no se puede evitar. Nosotros lo que intentamos es que haya voces distintas, desde personajes conservadores, como la abuela, hasta el más progre que ahora ya es la niña. En el capítulo de esta semana, la niña va a una manifestación y recibe un tiro en el culo. Esto es algo que no habla muy bien de la policía, pero un hecho real y lo hemos incluido.
¿Completa libertad entonces?
Dentro del sentido común. Intentamos que las voces sean lo más abiertas posibles y que haya concordia en un país donde hay una sombra de guerra civil que va saliendo en la serie de vez en cuando. “Cuéntame” aguanta porque es honesta en ese sentido. No la definiría como de izquierdas ni de derechas.
Quiero aprovechar que Pablo, el fotógrafo que nos está haciendo este reportaje, es guionista de “Cuéntame” (como tú bien sabes), para hacerle una pregunta. Pablo ¿qué has aprendido en estos años con Joaquim?
Pablo Bartolomé: A perseguir la tensión. Eso es una cosa que Joaquim repite mucho. Recuerdo que uno de mis guiones, en concreto el segundo que escribí y que firmaba con Sonia Sánchez, las notas de Joaquin fueron todas en torno a eso. A veces no te das cuenta, lees el guión y te parece que funciona pero con eso en la cabeza ves otras cosas y te das cuenta de que la falta de tensión es un problema común. Que una escena te lleve a otra, que no sean cápsulas aisladas. Y luego Joaquim siempre habla de la verdad, que haya algo de ti mismo en lo que escribes. Cuando salimos de la escuela tratamos de imitar lo que hay o perpetuar un estilo. Nos preguntamos ¿qué es lo qué haría mi ídolo? en lugar de preguntarnos a nosotros mismos. En “Fugitiva” Joaquim lo repite mucho.
Joaquim ¿qué te aporta Pablo?
Lo que yo le aportaba a Chicho: juventud, ganas, entusiasmo… Además es un hombre muy leído, que ve muchas cosas. Tenemos un chat donde opinamos sobre lo que vemos y es muy interesante ver cómo recibe él una película y como la recibo yo. A veces hay películas que a mí me parecen una mierda y a él le hacen llorar. Pero claro, es que él la está viendo en su edad. Si yo la hubiera visto en su edad, me habría pasado lo mismo. La juventud es importante… como la madurez.
SOBRE “FUGITIVA”
Ahora estáis los dos escribiendo una nueva serie para TVE. ¿Qué me puedes contar de “Fugitiva”?
Es una serie distinta completamente. Es un thriller familiar. Es la reivindicación de un personaje femenino. Es una historia de una mujer que huye con sus hijos. Una heroína que va convirtiéndose en una especie de Sarah Connors. Hay un sustrato de malos tratos tratado desde el thriller. Yo creo que es una serie original, pensando en Paz Vega, que tiene un punto para TVE. Es un poco canalla, lo que yo llamo “comanchería”: México, España, Benidorm, colorismo. No es un thriller oscuro. Es claro. Tengo curiosidad por ver cómo se lo toma la gente.
¿Qué diferencias habéis aportado en la escritura con respecto a “Cuéntame”?
La mecánica es muy parecida. De alguna forma, yo tengo una manera de trabajar que me ha funcionado y que llevo conmigo desde hace muchos años. No sé hacerlo de otro modo.