CINCO LECCIONES DE GUIÓN QUE EXTRAJE DE “SHOW ME A HERO”

Por Gabi Ochoa

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Ya no hay héroes. Y los que todavía existen están en Netflix, porque HBO nos ha querido enseñar otra parte, una mirada más oscura de la realidad y del poder.

Me embarqué en los 6 capítulos de Show me a hero con la sensación que Simon no funcionaría tan bien como The Wire, ya que el nivel altísimo impuesto por su compañero de fatigas, Richard Price, en The night of, era difícil superar.

Enseguida vi que la obra nos marcaba algunas ideas, algunos pasos que son los que me llevó a desarrollar estas ideas deslavazadas sobre lo que creo que he aprendido de la escritura de Simon con esta miniserie.

Ni que decir tiene que esto estará lleno de spoilers, pero espero que extraigáis algunas ideas de cara a vuestras próximas re-escrituras:

1. Documentación, documentación, documentación.

Simon se basa, junto a su compañero William F. Zorzi, en el libro de Lisa Belkin con el mismo título para adentrarse en un problema concreto, en una afrenta de cualquier alcalde de los años ochenta en los EEUU de Reagan: hacer que la convivencia negros-blancos sea harmoniosa gracias a un proyecto, real, de viviendas de protección oficial en la ciudad de Yonkers. Lo que me parece fascinante es que un proyecto social, que puede parecer no ser un material potente para la ficción (no se cae un avión, no aparece gente que creíamos muerta, ni se pierde un barco, es decir, “a la mierda el high-concept”) se convierta en el magma de esta obra. Sobre todo porque la documentación, el desarrollo de una historia sobre una base real, es perfecto para conocer la realidad. Para mí Simon da lecciones con sus propuestas: baja a la calle, las historias están allí, no en tu cabeza googleada. Es importante cómo huye del cliché guionista-wikipedia que tanto daño ha hecho a la ficción, y se adentra en profesionales de las historias cotidianas, mayoritariamente periodistas, pero también profesores. El guionista-barra creo que amplifica el radio de escritura, y eso es lo que hace que la historia se meta en terrenos ficcionales que otros creadores no hubieran probado.

2. La importancia de los secundarios.

Si algo hace de maravilla Simon es cómo crea el “efecto bola de nieve” con los personajes secundarios. Si alguien ve los primeros 2-3 capítulos le puede llegar a exasperar los personajes como Norma O’Neal o Mary Dorman porque parecen no avanzar y obstaculizan la visión de la ascensión del alcalde Wasicsko. Pero nada más lejos: con Norma y su ceguera progresiva reflexionamos sobre la “ceguera” real de los vecinos de barrios pudientes de Yonkers, todo lo contrario que el personaje de clase bien como es Mary, que sufre un cambio sensacional cuando la charla sobre los asentamientos y, sobre todo, la visita real a esas familias que se van a instalar en su barrio, le hacen ver que “los otros” tienen preocupaciones, familias, una vida igual de digna que la suya, quitándose los prejuicios y los miedos por aquello desconocido. Creo que analizar hasta el más mínimo de esos secundarios (mención por supuesto a personajes como Vinni, que interpreta Winona Ryder) te hace pensar sobre el material de las series de Simon: busca siempre un crisol de puntos de vista para no darte una solución fácil, para contrarrestarte hasta el más mínimo detalle. No son personajes que pasan por allí, sino que le dan una connotación diferente a la obra.

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3. Rompe con lo esperado: nútrete de la realidad.

Simon lo grita a los cuatro vientos: Haz una serie anticlimática, porque Show me a hero lo es. Cuando ya te has encariñado del alcalde Wasicsko, cuando crees que superará todo el follón que significa poner esas viviendas sociales, te topas con la realidad: ya no es alcalde. Y en ese momento, muy en la línea del Jake LaMotta de Toro salvaje vas a ver un descenso a los infiernos en 3 episodios más. ¡Porque eso ocurre antes de llegar a la mitad!

Para mí, ese es uno de los hallazgos importantes de la serie. La serie no va de cómo Wasicsko termina siendo alcalde y triunfa, no, sino de cómo se sobrevive a haberlo tenido todo e ir cayendo en un abismo autodestructor. Además, evidenciado en el momento que ni le dejan presentarse de nuevo a alcalde desde su partido. Y todo eso con el gran proyecto, su objetivo, a mitad hacer, no sabiendo qué pasará. Ahí es donde la apuesta es fuerte, pero es que lo es porque viene de una realidad. Muchas veces nos empeñamos en hacer que nuestros “héroes” intenten superar todos los obstáculos, y ser “paradigmáticos” a lo Syd Field, pero eso es una estructura, no la panacea. Es interesante explorar la realidad, no defraudarla. Preguntas cómo ¿Qué pasó realmente con ese alcalde? ¿Cómo fue ese pozo de las viviendas sociales? ¿Cómo fueron el resto de alcaldes?, etc, te hace replantear cómo contamos siempre las historias en un continuo pata-pata-pata (primer-segundo-tercer acto con sus dos clímax bien puestitos). Dejemos de dar la murga con las estructuras perfectas y oigamos lo que la realidad nos quiere contar.

4. Trabaja desde la emoción

Otro de los hallazgos es que los personajes de Simon nunca son psicologistas, es decir, no parten de cambios emocionales que replantean su vida, los cambios en sus ficciones son de mentalidad, son profundos, de moral, son casi dignos de filosofía, pero bajada a la realidad. Simon, como lo era Brecht, le interesa, no tanto sufrir y empatizar con los personajes, sino más bien concienciar sobre lo que les pasa. Tal vez esta reflexión va más allá y daría para otro post más profundo (¿Tiene el guionista ideología? ¿Cómo eso impregna su escritura y sus personajes? Yo siempre me remito a dos ejemplos recientes: el cine de Pablo Larraín y el de Paolo Sorrentino), pero lo que creo que podemos extraer de Show me a hero es la capacidad que tienen las ficciones para trabajar en ideas desde las emociones, desde verdades dolorosas, y desde los actos de los personajes y cómo esto ayuda a sus cambios de conciencia. No se trata de reír o llorar con ellos. Es entenderlos.

5. Encuentra tu secuencia franquicia. 

Tal vez esto sea algo más personal, pero creo que los guionistas debemos crear secuencias que contengan el poso de la historia en apenas unos minutos. Mi compañero Iván Escobar las llamaba “secuencias franquicia” (creo que no solo él) y Simon hace esto magistralmente. Todo se resume en una secuencia joya para mí: en el último capítulo, un chaval negro sale a su porche para acariciar a los caniches de la señora que los pasea y que lleva días haciendo que caguen en su parcela (a la señora, como a muchos vecinos, no les gusta que en su barrio haya viviendas sociales). Y la señora para y deja que acaricie a los caniches. Ese gesto, ese momento, define el profundo conflicto que Show me a hero guarda.

Seguro que vosotros veis más ideas, reflexiones, extraéis más datos de la serie. Yo tengo que reconocer que me ha enganchado, como han hecho últimamente The night of o Angels in America, aunque sea una serie de los noventa. Pero si pienso sobre Simon y sus ficciones siempre lanzo la caña a las lecturas de Stendhal, Dickens, Zola o Balzac en la facultad, todo está ahí.

Espero vuestras aportaciones sobre lo que os sugiere esta ficción u otras similares de HBO. Ahora que han llegado, que nos dejen contar esas historias en Móstoles, Cazorla, Benetússer o Reus. Sería una fantástica noticia.

 

 

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