Entrevista: Nico Romero. Fotos: Elio Romero
Hace dos semanas hicimos un repaso cronológico por la vida de “Sé quién eres”, desde su concepción hasta hoy, centrándonos especialmente en su relación con Telecinco. Hoy nos adentramos en las entrañas de su writers´room y conocemos al detalle su manera de trabajar: ¿Cómo seleccionaron a los guionistas? ¿Cómo se enfrentaron al mapa de tramas de una serie tan compleja? ¿Cuál fue su mecánica de trabajo?
SOBRE LA SELECCIÓN DE GUIONISTAS
¿Por dónde se empieza a escribir una serie así?
Ivan: Nuestra intención, cuando hablamos con Carlos, era crear una writers´ room que estuviera siempre en funcionamiento, desarrollando series que se fueran vendiendo. No queríamos gente muy del medio que estuviera muy viciada porque nosotros trabajamos de una manera diferente. Queríamos empezar con un equipo pequeño, sangre fresca… Los primeros en entrar fueron Pol Cortecans, que ya estaba en Filmax y que había sido el mejor de su promoción en la ESCAC. Entró como becario. También hicimos una búsqueda un poco a ciegas (porque ni Pau ni yo conocíamos mucho el mundo de la televisión). Hicimos entrevistas y nos quedamos con Silvia González Laá, que no tenía mucha experiencia pero nos pareció que era lo que nosotros buscábamos.
¿Tenía relación con el género?
Pau: No. Además, el proyecto aún estaba en una fase tan inicial que nos basamos en el “feeling” y en algún guion que leímos de ella. El hecho de que fuera una mujer era un valor porque nosotros éramos tres chicos. No fue una búsqueda muy extensiva. Fue intuitivo.
Ivan: Pero no conseguimos que la cosa fluyera con ella. Lo dejamos de mutuo acuerdo. Luego ella ha hecho su carrera en política y le va muy bien. Entonces fue cuando vimos “Dates” y nos pareció una buena oportunidad de adaptarla a Barcelona. Fuimos a TV3 con un dossier y se la vendimos. “Cites” nos permitió hacer un casting de guionistas. Tiramos de todos los contactos y les pedimos un capi a cada uno (25 pgs). Con esto hicimos un ranking de guionistas y nos quedamos con los que nos parecieron mejores. Y, luego, en función de lo que nos iban pareciendo, íbamos cogiendo a algunos para reforzar el equipo de “Sé quién eres”. Así entró Eduard Sola a partir del capítulo 4 y Dani González a partir del 8. Y luego para los últimos seis capítulos nos fuimos a Madrid, entrevistamos a siete u ocho guionistas y cogimos a César Vidal. En esta última tanda de 6 capítulos queríamos probar lo de encargarle un guion entero a un guionista (probamos con el 11, el 12 y el 13) y que volviera a los quince días, pero no funcionó. Si el guionista no soluciona una secuencia como la solucionaríamos nosotros, el capi coge una deriva que acaba llevándote a un sitio que no tiene nada que ver con el nuestro.
Pau: Es como con los actores. Si tú pillas a un guionista cuya cabeza piensa como la de los personajes, tienes mucho ganado. Si la serie es maquiavélica, coger a un guionista muy blanco no es una buena idea: porque él no sabe jugar a eso. Si no tienes esa parte en ti, no puedes escribirlo. Por eso está bien que los guionistas tengan una conexión personal con los personajes. El casting de guionistas tiene que ver con lo que son como personas. Con el talento por descontado pero también con su forma de ser.
SOBRE EL PROCESO DE CREACIÓN DE LA SERIE
Pau: Empezar a escribir sin trabajar mucho el previo de los personajes, lo que les ha pasado antes de empezar la serie, nos parece un error. Por eso nosotros lo hicimos durante tres meses. Teníamos las mochilas muy cargadas para ir sacando. Lo que no sabes es a qué velocidad.
Ivan: Teníamos dos mil puntos de choque que tú piensas “tenemos para tirar varios capítulos” pero luego como no hay cotidianeidad y hay setenta minutos pues te lo comes en 4 capítulos.
Pero sólo trabajasteis la historia previa ¿Y el camino que los personajes iban a recorrer no lo teníais?
Pau: No. Sabes dónde vas. Sabes cómo se resuelve a aquello. Sabes lo que ha pasado…
Pero no tienes adjudicados acontecimientos ni “cliff-hangers” por capítulo. Aquí se besan, aquí se descubre que Elías mató a no sé quién…
Ivan: No, no, no. Es lo que llamamos el “yarda a yarda”. Tenemos a los personajes super cargados con 2.000 bolsillos y en cada momento abrimos un bolsillo. Si sabes la relación que tenían Elías y Alicia en el pasado, intuyes lo que les va a ocurrir en el futuro. Cuando estos personajes confluyan, tú sabes lo que va a pasar.
Me alucina que Telecinco os aceptara esto.
Ivan: A Telecinco sólo le enseñamos tres guiones y un “pitch”. Hubo un momento en que escribimos un mapa de tramas de la primera temporada pero son fuegos de artificio. Me gustaría ver esas siete páginas porque seguro que hay cosas que están pero muchas otras no. A veces pones cosas en un capítulo y cuando llegas te das cuenta de que no te da ni para dos secuencias porque emocionalmente no tiene importancia. No te permite el juego de especular. No puedes pensar un mapa de tramas sin avanzar un poco. O eres una máquina o es imposible. Hay tantos giros que nos cogen de sorpresa también a nosotros que no tenía sentido.
Pau: Nosotros desarrollamos las tramas a partir de la tesis del capítulo. La trama sería lo que ocurre…
Las acciones de los personajes, la peripecia…
Pau: Exacto. Y la tesis sería lo que rodea todo, que luego queda camuflado dentro del relato. Yo les he comido la cabeza a los actores con la tesis hasta el infinito. Tu personaje no es sólo un personaje. Es un símbolo. Cada personaje lleva un conflicto interno representado en dos personajes opuestos: es su dualidad. Por ejemplo Elías tiene a Eva, que es su recuerdo, su conexión con lo emocional y luego tiene a Alicia, que es la razón, lo práctico… y así cuando al personaje le enfrentas a una trama, muy fácilmente encuentras su posición. Y todos los conflictos, al final, son el mismo. Eso hace que la serie tenga un sentido en sí misma.
Ivan: Yo soy muy crítico con los 70 minutos pero esta serie los pide. De hecho hemos tenido que cortar. Y eso que nosotros no entramos en la cotidianeidad. En cada secuencia hay un cambio de valor. Eso hace que gastes cartuchos muy deprisa. A lo mejor son cartuchos emocionales, en los que la trama no avanza mucho, pero todo está muy apretado.
Pau: Nosotros intentamos que todas las secuencias tuvieran un avance de trama, un concepto de trama y un concepto de personaje y marcamos una docena de personajes que decidimos que no los convertiríamos en herramientas sino que tendrían su propio conflicto o sus propios momentos. Y en cada capítulo íbamos mirando ¿qué nos falta?
Ivan: Y a la gente le puede parecer que estás haciendo demasiadas subtramas pero después es lo que te da la serie. Puede haber críticas del estilo “el piloto abre demasiado”, pero es que si no abres, después es imposible tener material dramático real. Porque si no quieres tirar de fuegos de artificio, de muertes, que a eso no hemos jugado, necesitas que los personajes estén cargados.
Pau: Hay gente que lee las series desde la trama. La trama, los diálogos estructuran la secuencia pero luego yo quiero dirigirlas desde el subtexto. Yo quiero que los motores de la escena sean lo que no se dicen, lo que les pasa, aunque el otro no lo sepa, aunque el espectador no lo sepa. Esto hace que haya una coherencia de fondo aunque haya una incoherencia de texto. En cada capítulo hay dos viajes: el de trama y el subtexto. Y a veces estás más en lo que no se cuenta, en el relato de tesis y parece que la trama se congela un poco… pero es fundamental para lo que estoy contando y cuando se vea la pieza entera se verá la coherencia.
Ivan: Pero nosotros también teníamos muy en cuenta el viaje especulativo del espectador y en este viaje tienes que ir resolviéndole dudas. Y es muy importante no hacerle trampas. Que todo se pueda explicar desde los personajes. Los elementos del juego tienen que estar en el capítulo 1. Además, para Pau y para mí no hay personajes malos. Tienes que comprar ciertas interpretaciones de la vida.
Pau: Claro. La serie, al final va de la admiración por la inteligencia. Cuando un personaje hace algo perverso, inteligente e interesado hay una parte de ti que se sonríe. Piensas: “¡qué hijo de puta!”. Pero le admiras. Pones la inteligencia por encima de la moral.
SOBRE LA MECÁNICA DE TRABAJO
¿Escaletabais todos los guionistas juntos?
Ivan: Sí. Queríamos tener un lugar de trabajo porque, a mi entender, ésta es una profesión como cualquier otra. Hay algo en la rutina de venir a trabajar que le viene bien a la profesión. Yo tengo mujer e hijos y cuando estás trabajando en casa y llevas toda la mañana procastrinando, llega tu mujer y dice: “¿no has ido a comprar?” y tú “¡Pero si llevo toda la mañana trabajando!” pero por dentro piensas: “Soy una puta mierda”. Te sientes culpable.
Pau: Pero hay una parte del trabajo que se puede hacer aquí pero otra más íntima que es escribir conectado emocionalmente con lo que escribes. Esa parte me gusta hacerla en la cocina, por las noches.
Ivan: Sí. Aquí escribimos poco.
¿Cuánto tiempo le dedicabais a la escaleta?
Ivan: Dos semanas. Depende del momento. Empezábamos con las cartulinas en blanco. Apuntábamos las cosas que iban a pasar en el capítulo, el final del capítulo, el flash-back, a veces la temática.
¿Escaletabais por tramas?
Ivan: No. Es cierto que casi siempre teníamos el viaje de 3 o 4 personajes, que, más o menos, se podían considerar tramas: la policial, los Saura, la personal de Elías, de Eva, el viaje de Alicia… Y los tres cliff-hangers del capítulo corresponderían un poco a esas tres tramas. Pero no… El caso es que ahí ya teníamos lo que tenía que pasar, los hechos pero sin alma. Ahí ni siquiera sabes si el recorrido de la trama va a ser el correcto. A partir de aquí nos dividíamos las secuencias entre los guionistas. A lo mejor yo me cogía las más complicadas. De ahí salía una primera vomitada en la que casi no ves nada que funcione pero ves cosas que no funcionan en absoluto. A partir de aquí, yo hacía una pasada que le dejaba a leer a Pau. Ahí hablábamos los dos, normalmente por la noche y reestructurábamos el capítulo. Y en esta reunión salía el capítulo en el 90% de los casos. Entonces la segunda versión nos la dividimos. Pau empieza por el principio y yo por la mitad o a partir de la página 20. O empieza por el principio pero un día después que yo. El caso es que me deja un colchón para que no me pueda alcanzar.
Entonces, en realidad Ivan hace una segunda versión (con excepción de las primeras páginas) y Pau hace la tercera.
Pau: Sí, en paralelo pero sí.
Ivan: El caso es que escribimos por la tarde o por la noche, porque durante el día Pau está rodando y yo estoy aquí con los guionistas enfrentándonos a la escaleta del siguiente capítulo.
Pau: A veces yo escribiendo por la noche me encontraba cosas que afectaban al capítulo siguiente.
Claro, eso siempre pasa.
Pau: Sí, pero aquí ocurría digamos de forma muy activa.
Afortunadamente teníais un colchón de 6 guiones con respecto a la producción.
Pau: Sí, pero apretábamos mucho en ese sentido.
Pero no hasta el punto de parar la producción
Pau: No, pero he llegado a rodar escenas de un capítulo no entregado.
Ivan: La producción siempre nos atropella. Somos poco industriales. Podemos tener una versión seis que esté para entregar y otra que esté para empezar de cero. El guion no está acabado cuando lo marca el calendario sino cuando nosotros nos creemos que está acabado.
Pau: Al final de este proceso tenemos una versión que el equipo puede leer porque los cambios posteriores ya no van a dar por culo a la escaleta del siguiente.
¿Y trabajar así no genera un cuello de botella en la fábrica de producir guiones?
Pau: Sí, un poco. Pero yo quería editar todos los guiones. Y el “yarda a yarda” es lo que tiene.
Ivan: También es que ésta es una serie muy personal de Pau y si Pau no conecta con algo no lo va a comprar. Como Pau y yo nos conocemos más y somos de la misma edad me resulta más fácil. Los guionistas jóvenes tienen una cosa buena que es la frescura, pero conectar con personajes maquiavélicos de cuarenta y pico les cuesta más. Viven un viaje frustrante. Nunca van a tener las palmaditas en la espalda. Pero ellos lo entienden. En paralelo están haciendo cine y funcionan de cojones pero aquí vienen a recibir ostias.
Pau: Aunque hay un trato familiar y de cariño muy grande. La cercanía emocional es altísima.
Ivan: No es un método perfecto ni mucho menos pero la otra opción (la de que un guionista se lleve un capítulo) funciona mucho menos. Yo creo que tenemos que encontrar un método mejor para que la versión cero no sea un monstruo pero todavía no sé cuál es. Escribir secuencias sueltas de un capítulo no funciona. Además es que es frustrante para el guionista porque, es imposible coger la escena diez y saber si el pulso del relato está en hacer una escena picada y ágil u otra cosa, porque cada escena permite las dos cosas. Tienes una idea pero no sabes a ciencia cierta. Y para saberlo tienes que hacer el viaje cronológico con los personajes. Es muy frustrante para los guionistas porque no es culpa suya.
Me sorprende que os hayáis peleado tanto con Telecinco para hacer la serie que queríais pero no hayáis luchado para tener más tiempo para escribirla.
Pau: Eso sería cojonudo pero no le puedo decir a Telecinco que le voy a entregar a más de un año vista. No te firman el contrato.
Ivan: Esta manera de trabajar tiene consecuencias. Compaginarlo con la familia es muy duro. Yo he hablado con Pau dos horas por teléfono a las dos de la mañana, teniendo que levantarme al día siguiente a las ocho para llevar a los niños al cole.
Pau: Ahora duermo seis horas y media y pienso: “estoy durmiendo a saco”. Pero rodando es destrucción masiva de la salud.
¿Cuándo escribisteis el fin?
Pau: Hace 2 meses. Yo secuestré las últimas 20 páginas del guion, incluso a los actores porque tenía pánico de cómo cerrar aquello. No acababa de encontrar la solución.
EL FUTURO
¿Y ahora? ¿Seguís trabajando juntos?
Ivan: Sí. La idea es seguir desarrollando proyectos con el equipo con el que hemos trabajado hasta ahora y no dejar de meter leña al fuego. Y aprovechar la ola del anterior proyecto para engancharte con el siguiente. Pero este proceso es muy difícil de hacer aquí. Yo he acabado antes que Pau. Ahora, para cambiar de un proyecto a otro necesitas por lo menos un mes. Me cuesta mucho salir del modo de lo que estoy escribiendo, incluso para relacionarme con mis hijos. Pau disocia más que yo. Pero yo tengo la cara un poco más compungida escribiendo “Sé quién eres”. Cuando escribo por las noches soy un puto psicópata, interpreto… incluso pulso las teclas de manera diferente. En “Pulseras” teníamos que conectar con nuestra parte más tierna. Yo escribiendo lloraba dos veces por guion. Tienes que estar muy conectado con lo que estás queriendo transmitir. Por eso todavía tengo a los personajes de “Sé quién eres” bailándome en la cabeza. Y ni siquiera cambiando de género desconecto. Necesito cambiar de espacio. Por eso nos hemos trasladado a otro despacho en la oficina. Además es que seguimos hablando con Telecinco, así que no desconecto del todo. Pero bueno, mi relación con el ordenador ya no es aquella.
¿Ya tecleas de otra manera?
Ivan: Sí.
¿Cuántos guionistas estáis con los nuevos proyectos?
Ivan: Cinco y yo.
Pau: Estamos desarrollando un par de proyectos pero yo, personalmente, todavía no estoy enamorado de ninguno. Los proyectos están guay y creo que se van a vender pero aún están en dossier y primer guion.