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MIGUEL ÁNGEL FONT: “CREER QUE UNA PERSONA CIEGA, SORDA O SORDOCIEGA NO PUEDE IR AL CINE ES UN ERROR”

Entrevista y Fotografías de Àlvar López y Carlos Muñoz Gadea.

Imagina ser un auténtico fan del cine. Un enamorado del séptimo arte, de los que no se pierde un estreno. Bien… ahora, imagina ser una persona ciega. O sorda. O Sordociega. Las posibilidades, de repente, se reducen drásticamente.

Este es el ejercicio de reflexión que hizo Miguel Ángel Font Bisier, tras el cual surgió Xmile, el primer cortometraje europeo multisensorial adaptado para que tanto personas ciegas como personas sordas o incluso Sordociegas puedan disfrutar de su experiencia en la gran pantalla. Tras asistir a su estreno en los Cines Lys de Valencia estuvimos con Miguel Ángel para hablar sobre las claves del guión de Xmile y los desafíos de su adaptación.

El cineasta Miguel Ángel Font

Para situar al lector, ¿cómo nace el guión del cortometraje? ¿tuviste siempre en mente los requisitos de adaptación para personas ciegas y personas sordas?

En un primer momento, no. Cada año, desde 2010, intento compaginar la labor estrictamente profesional (tienes un cliente, haces el guión y proyecto que te piden) con la más personal, la de contar historias que a mí personalmente me suponen un reto. Así empecé haciendo Fashion Films, después me pasé al género de terror (donde estuve en Sitges con Llagas Sinnside) y así acabé escribiendo un género que de entrada no me gustaba, como es la ciencia ficción. Pero escribir en un contexto que no me sentía cómodo me permitió desarrollar una faceta de guionista que no había probado hasta ese momento. La diferencia entre un guionista de ciencia ficción y de un proyecto “realista” es que hay que inventarse un mundo, un universo, y es ese un ejercicio que nunca había hecho.

Y a partir de aquí, de tener el universo, ¿cuál es el siguiente paso?

Decidir cuál era la historia que quería contar. El paso siguiente ya fue meterme de lleno a escribir el guión. Como curiosidad, os puedo contar que no desarrollé la primera escena del guión hasta que no tuve el resto de escenas. Solo cuando vi cómo quedaba el universo que había desarrollado plasmado, reescribí esta primera escena en base a las necesidades que tenía, qué información debía meter y mostrar… Por tanto, el guión ha ido variando mucho a lo largo de todo el proceso, ha tenido mucho de reescritura.

Entonces, ¿en qué momento decides que lo vas a hacer accesible?

Curiosamente, fue cuando olí el cortometraje. Quedé con Raúl Porcar, de Olorama, que me enseñó el cortometraje aromatizado. Este elemento, el olor, lo tratamos desde su inicio como un elemento más del discurso narrativo, no como una atracción, ya que creíamos que oler a la protagonista podía añadir valor narrativo. Por tanto, empecé a pensar otras herramientas que pudieran potenciar los valores narrativos del cortometraje… y ahí surgió la decisión de adaptarlo para un público mayoritario, para personas que pudieran quedarse fuera del circuito convencional de exhibición.

El olor, por tanto, sí que fue un elemento presente desde el mismo proceso creativo de guión, ¿no?

En postproducción un profesor de mi Universidad me habló de Raúl Porcar, y los dos vimos que por la naturaleza visual y estética del cortometraje iba a funcionar muy bien una vez estuviera olorizado. Él, además, pudo meter mano en postproducción, lo que permitió decidir narrativamente qué planos debían ser más largos para poder transmitir mejor ciertos olores, o qué colores (el de la bebida, por ejemplo) debían ser más intensos para transmitir mejor su olor. Así, con el olor también surgió un diálogo muy interesante.

¿Y no te asustó que estas decisiones pudieran contradecir la escritura previa? Si en postproducción tomas una decisión que no estaba prevista, puede variar la historia original. 

Sí, pero al final no es más que otra reescritura. Además, si tú estás experimentando y la naturaleza del proyecto no es comercial, sino que es más bien divulgativa y de aprendizaje, quizá te permite abrir la mente para ver que la reescritura puede venir en cualquier fase de todo el proceso de creación. Esto me lo permite lo que os comentaba antes, la diferenciación que hago entre los proyectos profesionales y los personales. Obviamente no habría hecho lo mismo si fuera con un cliente. Pero en algo como Xmile… ¿si no lo hago aquí, cuándo lo voy a hacer?

A partir del momento que decides adaptar el cortometraje para personas ciegas y sordas, además de olorizarlo, ¿has tenido que formarte para ver cómo la escritura puede afectar a sus sentidos? Es decir, ¿te has formado para ver cuál era la mejor manera de transmitir el cortometraje?

Partimos de la base de que la historia ya estaba escrita, ya era una. Por tanto, el desafío era saber cómo transmitirla. Lo que sí he aprendido en este proceso es que si empiezas tomando decisiones desde un principio para ayudar a esta accesibilidad, puedes conseguir un diseño universal, accesible y comprensible para todo el mundo, pero no se debe hacer una adaptación modificando un montaje preexistente, es decir, haciendo una versión. La historia es una, y es algo que hay que respetar.

En este caso, lo bueno de que haya hecho yo la adaptación es que también soy el guionista del proyecto, por lo que conozco la historia narrativa y su universo mucho más allá de lo que se ve en el resultado final. Por ello, sabía qué me interesaba destacar de cada momento para la adaptación, o dónde era el mejor lugar para contar un giro.

Del mismo modo, la pista de sonido me la sé de memoria, por lo que también podía jugar a adaptarla de tal manera que pudiéramos localizar ciertos efectos de sonido que enfatizaran narrativamente ciertos momentos, o que pudieran contar mejor un giro. Por tanto, ha sido mucho un ejercicio de jugar para ver qué palabras cuadraban mejor.

Luego, nos leímos, cómo no, la Norma UNE, que os diría que hemos seguido en un 85%. Ahora bien, hay un 15% que es complicado seguir, porque como guionistas somos conscientes que no hay ninguna norma que pueda adaptarse por completo a ninguna película. Cada película tiene un canal y una manera de expresión que te la da el propio contexto del proyecto, por lo que en ciertos momentos me he saltado la norma y he tirado de creatividad para que las personas ciegas o sordas puedan seguirlo. Los subtítulos, si os fijasteis en la proyección, no están puestos tal cual. Hay frases más breves, palabras más sencillas… porque el nivel de lectoescritura de un Sordo varía bastante.

Os pongo un ejemplo: yo pensaba que las personas sordas leían sin problema, pero no es así. La lengua de signos tiene otra gramática y construcción sintáctica. Por tanto, por más que me haya leído las normas, el mayor ejercicio por lo que se refiere a la adaptación de escritura se ha dado en el trabajo de campo, en sentarme con personas ciegas y sordas y aprender de ellos y de sus necesidades. Ha sido una construcción por capas brutal, de probar, pasárselo a gente y retocar, reescribir.

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En el estreno se invitó a las personas que no fueran ciegas a visionar el cortometraje con los ojos cerrados y así experimentar la audiodescripción.

Podríamos decir que se trata de un ejercicio de empatía, ¿no?

Sin duda alguna. Se trata, como cuando escribimos, de ponerse en la piel del otro. Por ejemplo, los colores. ¿El color cuenta algo?¿Es importante para el desarrollo narrativo? Si la respuesta era afirmativa, lo asociábamos a algo, a algún concepto, para que pudiera ser comprensible para cualquier persona qué implica que algo sea verde. Es ahí cuando te das cuenta de cómo procesamos la realidad, y qué implica ser una persona ciega o sorda.

¿Este proceso de empatización te ha aportado herramientas narrativas más allá de este proyecto?

Claro. Es cierto que nosotros llegamos a la accesibilidad en postproducción, pero todo lo que he aprendido me va a acompañar siempre. Después de tantos meses trabajando y quedando con personas sordas y ciegas llegas a entender otras formas de vivir. Y ese entendimiento me está dando herramientas comunicativas aplicables a la escritura. Te da avales para saber si estás construyendo bien una historia. Si una persona ciega, por ejemplo, entiende bien tu historia, es un aliciente para comprobar que narrativamente está bien construida. Si le quedan dudas sobre qué ocurre, es posible que no esté bien construida.

La verdad, creo que, industrialmente, incluir tanto a personas ciegas como sordas en el sector audiovisual para que puedan experimentar cine debería ser una necesidad.

¿Cómo es el ejercicio de adaptación para que lo pueda entender una persona ciega sin caer en la historia radiada?

Hay que tener en cuenta que la adaptación no es una narración. La audiodescripción es un elemento ajeno a la película que sirve para poder entenderla. Otra cosa es que por el casting de voz que hagas o por la naturaleza de las palabras utilizadas imprimas el tono de la historia, pero no puedes partir de la base de que la audiodescripción es una pista más dentro de la historia. Por ello se suelen buscar, para este propósito, voces neutras.

Obviamente la audiodescripción tiene una parte creativa, porque si cuentas un drama no utilizarás la misma voz que en una comedia, pero aún así hay que entenderlo como un elemento ajeno.

Y en el caso de una escena de acción, por ejemplo, ¿no sería necesario utilizar una voz que hable más rápido, es decir, que se integre al relato?

Por lo que he aprendido te diría que no. Pero, como sabéis, en guión trabajamos con lo que se ve para que el público sienta aquello que no se ve. La parte invisible, que es la que más valor tiene. Así, si os pusiera la pista de voz de la audiodescripción de Xmile os daríais cuenta que es neutra. Es después, cuando la integras con otras pistas, música y en ciertos momentos, que transmite lo que transmite. Pero es una pista neutra. Por tanto, no es recomendable intentar enfatizar el canal de la audiodescripción, si bien cada guión demandará unas necesidades u otras.

Pero si en un guión la elección de una palabra ya nos cambia el contexto, aquí la voz también debería ser un recurso a tener en cuenta, ¿no?

Por supuesto, que sea neutro no implica que no se tenga en cuenta como un recurso narrativo. Y te vas dando cuenta que solo por el ritmo que le imprimas a la voz el tono ya cambia totalmente. Lo que defiendo es que el concepto que se debe mantener desde el principio es el de la neutralidad, si bien conforme avance la historia y sus exigencias se irá transformando. La historia es un elemento global, y la audiodescripción debe ser considerada como un recurso más.

¿Es necesario que exista la pista de audiodescripción para que una persona ciega pueda entender bien la película?

Os diría que no. Eso sí, es necesario hacer un ejercicio de reflexión sobre qué tipo de películas puedes recomendar. De hecho, hace poco una persona ciega me dijo qué película le recomendaba, y me costó lo suyo, pero finalmente me decanté por Confessionslargometraje japonés que no necesita audiodescripción. Además es un 10 como película. De hecho, la vio y me dijo que la entendió perfectamente.

Eso sí, si llegas al final y tienes que hacerla accesible, probablemente te costará más que si hubieras tenido esto en cuenta desde el principio. Si tú has formado a tu equipo en el sentido de que todo el mundo vea lo mismo, y vas decidiendo qué es lo mejor en cada momento (dos planos en lugar de uno, mejorar la vocalización en un momento dado, alargar una secuencia, etc.) la accesibilidad puede ser mucho más sencilla si a nivel conceptual ya lo es desde su inicio.

El cineasta Miguel Ángel Font

Usando Confessions como ejemplo, ¿qué elementos narrativos crees que utiliza para que se entienda tan bien?

Mi impresión, y volvemos a la historia radiada, es que esto ocurre cuando en un proyecto no está clara su esencia. El cine es contar y transmitir historias, emociones. Entonces, si yo soy el director y guionista de este proyecto, y sé en qué lugares concretos quiero arrancar una emoción, sé que palabra utilizar en cada momento y qué elementos utilizar para conseguirlo.

Por ejemplo, en Xmile aposté por un lenguaje poético en ciertos momentos para enfatizar la atmósfera. No es lo mismo decir “entra en una habitación dorada” que “el estilo es barroco, abarrotado”. La información es diferente. Otro recurso es jugar a que cada palabra equivalga al montaje de un plano en ciertos momentos, o hacer el caso contrario y que la audiodescripción siga aunque ya haya cambiado el plano. Todos los recursos audiovisuales, con un poco de creatividad y capacidad analítica, se pueden adaptar.

Si piensas desde el inicio en un proyecto adaptado, narrativamente también se enriquece, por lo que defiendes.

Es que creo que es así. Sin duda esto es una industria, un negocio, y hay que saber justificar por qué haces las cosas. Pues industrialmente, el hecho de que una persona tenga un sentido menos y pueda entender una historia es algo maravilloso que conseguir. Además, si una persona con un sentido menos entiende la historia, por lo que decíais del enriquecimiento, una persona con todos los sentidos la disfrutará el doble, porque tiene más canales para experimentarla. El cine es la suma de todas las artes, y creer que una persona ciega, sorda o sordociega no puede ir al cine es un error. Enamorados del cine como nosotros, todo el mundo. Y cuando llegas a sitios donde no se suele llegar, imaginaos… he visto a gente que entraba al cine por primera vez en su vida con Xmile.

¿Tuviste en mente que tu cortometraje iba a ser el primer proyecto audiovisual para algunas personas, y que por tanto, podían no tener algunas herramientas para entender la historia si no contaban con antecedentes con los que compararlo?

Con creatividad no es necesario detenerse demasiado en esto. Aunque alguien no haya ido al cine y no haya experimentado una elipsis, por ejemplo, se le puede explicar mediante la audiodescripción con un sencillo “pasan tres horas”. Tenemos la suerte de contar con uno de los idiomas más ricos del mundo, por lo que nos permite jugar con un léxico inabarcable. Y lo mismo con un montaje en paralelo o con un flashback. En Xmile, por ejemplo, para iniciar el flashback se utiliza lo siguiente. “Recuerda: fondo negro, pasa a…”. La pista de sonido, también, te puede marcar el montaje en paralelo.

Como conclusión, qué te ha aportado por lo que se refiere a tus habilidades de escritura adaptar el guión de esta historia?

Siempre he pensado que un guión parte de un impulso visceral, de vómito. Una vez lo has expulsado todo, es cuando empiezas a darle forma, a estructurarlo y ver qué es lo que hay detrás de esos personajes, de esa trama.

En este caso es lo mismo. Me surgió el impulso visceral de hacer el cortometraje accesible para todos. Una vez vomité la idea, se trató de ver cómo derribar los muros para conseguirlo, y cuando empiezas a resolver el problema te empiezas a dar cuenta de ciertas cosas, a ponerle voz a cada cosa que vas haciendo. Todo esto me ha permitido vivir de otra manera, profesionalizarme más, aprender un poco de lengua de signos y con ello otros contextos o formas de racionalizar. Y al final, todo esto me enriquece como guionista, como cineasta, donde nuestro ejercicio no es otro que el de contar historias a partir del lenguaje audiovisual. A veces serás más creativo y otras más convencional, pero desde luego es una herramienta de enriquecimiento impresionante. De hecho, si hubiéramos hecho esta misma entrevista hace un año, balbucearía más, o no tendría ciertos conceptos tan arraigados. Por tanto, ha sido un trabajo tan intenso como cualquier Máster. Como una tesis. Xmile ha sido mi tesis.

*Podéis ampliar la información sobre Xmile y su inclusión para personas ciegas, sordas, o Sordociegas pinchando aquí.

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