FSE MADRID: CUANDO EL GUIONISTA ENCONTRÓ AL SINDICATO.

Por Àlvar López. Fotografías de Caridad Riol.

“La clave para avanzar es tener buenos contratos”. Esta frase recoge una de las conclusiones más claras que se pudieron sacar ayer, 12 de enero, en la mesa redonda que diversos miembros de la Federación de Guionistas Europeos (FSE) dieron en la Academia de Cine de Madrid. Una mesa redonda que, más allá de dicha conclusión, estuvo marcada por la constatación de que, pese a los esfuerzos de los sindicatos, la precariedad laboral del guionista es la misma en gran parte Europa.

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La jornada se celebró en la Academia de Cine de Madrid.

La jornada, organizada por ALMA, empezó con una breve introducción de Luis Cueto, Coordinador General de la Alcaldía de Madrid, que recalcó que Madrid persigue el propósito de ser “una ciudad interesante, que respete y defienda la propiedad intelectual”.

Acto seguido el guionista Josep Gatell, moderador de la mesa, dio pase a David Kavanagh, Jefe Ejecutivo del FSE y del Irish Playwrights and Screenwriters Guild (sindicato de guionistas de Irlanda). Él fue el encargado de presentar la FSE, una asociación de sindicatos y gremios de guionistas en toda Europa (ALMA y SGAE forman parte de ella) que a día de hoy representa a más de 8.000 guionistas de 20 países.

Kavanagh empezó su discurso explicando qué está pasando actualmente en la Unión Europea, donde la FSE está trabajando en negociaciones colectivas para formular contratos estándares con las condiciones mínimas, intercambiar información y desarrollar cursos de formación para poder negociar mejor.

Para Kavanagh el mayor problema del guionista en la actualidad reside en su poca valoración dentro del medio audiovisual. “Ser guionista no es un hobby, es una profesion”. Pese a la importancia del guionista dentro de la industria creativa, los creadores europeos siguen cobrando muy poco, algo incoherente para él puesto que son ellos los que “generan el producto que se distribuye y vende, en muchas ocasiones con gran éxito comercial.” Para llegar a estos datos se basa en una encuesta de la FSE realizada en 2012, donde se observó que el salario medio de un guionista en Europa es de 22.000 euros al año sin impuestos, “lo que significa que la gran mayoría de ellos ganan menos que esa cantidad”.

No obstante, dijo sentirse “bastante optimista”, puesto que la FSE lleva “haciendo presión mucho tiempo con una propuesta basada en la acción colectiva, de ahí la importancia de estar sindicados”.

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De izquierda a derecha, Josep Gatell, David Kavanagh, Robert Taylor, Vinicio Canton, Marie Roussin, Caroline Otto y Maciej Karpinski.

Acto seguido, Gatell abrió ronda de preguntas para que los asistentes de la mesa pudieran hablar sobre la existencia o no de tarifas mínimas en su país y, por tanto, la salud salarial de los guionistas. El propio Kavanagh fue el primero en hablar sobre la situación en Irlanda, país donde tenían un convenio hasta 2006, año en que se prohibió fijar precios a los freelance. Si bien han mantenido las tasas, explica que para el cine independiente ha sido un desastre. “Por un borrador de una película podías obtener 12.000 euros. Ahora no he visto ningún contrato de más de 7.000. Y cada vez veo más de 3.000. Es una locura si no tenemos estándares comunes.”

Robert Taylor, presidente del FSE y abogado del Sindicato de Guionistas Británico, explicó que en Gran Bretaña tienen “mucha suerte” al contar con “tarifas mínimas para drama, comedia, incluso trabajo en Internet. Tenemos estos acuerdos desde hace 60 años, lo que nos permite mantenernos.” Taylor también hizo hincapié en la importancia de estar sindicado, puesto que en Inglaterra tienen “un sindicato muy fuerte, y un ataque a nuestro sindicato sería una ataque a todos los sindicatos de Reino Unido.”

Vinicio Canton, guionista y miembro directivo de la Junta Directiva del Writers Guild de Italia, explicó que en Italia negocian con los productores, si bien nunca tuvieron la oportunidad de debatir nada sobre ningún contrato. Respecto a las tarifas mínimas, dijo que a la mayor parte de los guionistas no les gusta fijar los salarios mínimos por miedo a que puedan convertirse en los máximos”, si bien “la realidad es que ahora hay menos trabajo, se escriben menos guiones y se pagan a la mitad. En Italia todos los guionistas somos freelance, y la ley no está de nuestro lado.” Otro problema que detecta Canton es que “hay mucha gente que quiere escribir en escuelas y que trabajan por la mitad del mínimo que nosotros estamos intentando conseguir”. La solución por la que han optado pasa por que todos los guionistas envíen su contrato al abogado de su sindicato antes de firmarlo. “Ahora los productores saben que sabemos lo que pasa con el resto, pero es lo único que hemos podido hacer.”

La guionista, miembro de la Junta del FSE y de La Guilde (sindicato francés) Marie Roussin expresó que en Francia existe el mismo miedo que en Italia a que “ir a por una tarifa mínima provoque que se convierta en una estándar”.

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El acto estuvo seguido por varios guionistas y profesionales del sector audiovisual.

En Alemania, no obstante, la situación es más fuerte, puesto que, como dijo Caroline Otto (miembro de la Junta del FSE y de Writers Guild of Germany), cuentan con “una legislación que ayuda a los creadores a recibir una remuneración adecuada permitiéndoles debatir con grupos de usuarios.” Eso sí, destacó que aunque la ley está bien pensada, “es como si hubieran recortado todas las cosas que eran buenas para nosotros. Somos demasiado débiles”, lo que provoca que salgan perdiendo cuando tienen que negociar con cadenas y productores. “Firmas lo que ellos quieren que firmes”, expresó. Respecto a las tarifas mínimas, destacó que no hay nada oficial. No está prohibido, “pero de alguna manera la gente no quiere mostrarlo, porque hay diferencias y no quieren evidenciarlas”, además de tener el problema que cuando han acordado tarifas mínimas se utilizan como estándar.

Por último, Maciej Karpinski (guionista, miembro de la Junta de FSE y Presidente de la Union of Polish Screenwriters) se encargó de destacar cómo la lista de problemas es “muy similar” en todos los países. En el caso de Polonia, dijo que la situación del sector audiovisual es “bastante buena”, pero el problema es que “una buena ley no consigue una buena situación para los guionistas, porque los productores encuentran el vacío en la legislación para trasladar el dinero a sus cuentas y pagar al guionista lo menos posible”, y acabó recalcando cómo, desgraciadamente, “en Polonia no hay muchos guionistas profesionales que vivan de ello.”

Para finalizar Gatell abrió ronda de preguntas con el público, donde Kavanagh destacó la importancia de “tarifas mínimas para evitar nuestra precaria situación económica”, de contar “con un abogado para que pueda solucionar los problemas a los que se enfrentan los guionistas”, y de ser consciente de lo que se firma, puesto que “la gran debilidad de los guionistas es que prefieren firmar un mal contrato que quedarse sin firmar alguno.”

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No obstante, pese a lo dura de la situación actual, quiso concluir con una nota de esperanza a los asistentes con el que cree que debe ser el camino a seguir: “creo que podemos encontrar ayuda a nivel europeo, sí, pero la solución real pasa por cada situación individual. Es importante que todos los guionistas sean miembros de un sindicato. La clave para avanzar es tener buenos contratos.”

Para el que aquí escribe la importancia de estar sindicado ha quedado más que probada. Este mes puedo decir que mi colega Carlos Muñoz y yo ya somos de ALMA.