Entrevista y fotografías de Àlvar López y Carlos Muñoz Gadea
Manel Lucas, periodista, licenciado en Historia y guionista usual de Crackòvia y Polònia, presenta en SEMINCI la versión comprimida de España en dos trincheras, la Guerra Civil en color, proyecto del canal Discovery en el que se ha encargado de escribir el guión y que en su formato televisivo contará con tres episodios. Con él hablamos sobre el proceso de escritura de un documental para el que llegó a revisar más de 90 km de negativos originales de la época.
¿Cómo es el proceso de escritura de un documental de encargo?
Se trata de un proceso bastante global, que empieza cuando Discovery le hace el encargo a mi productora, a Minoría Absoluta. Lo fundamental y más novedoso del proyecto es la parte tecnológica, el hecho de convertir imágenes en blanco y negro a color. Para mí personalmente ha sido un regalo, puesto que yo soy periodista y licenciado en Historia, lo que me permitía hacer algo diferente a lo que suelo hacer en mi faceta de guionista, más cercana a los programas de humor. Por tanto, la motivación ya venía dada por la misma naturaleza del proyecto. Me ha permitido sumergirme en la bibliografía y documentación, en una parte al menos, porque como podéis imaginar el material que hay es oceánico. Por tanto, lo que he podido hacer con este encargo ha sido juntar mi profesión con mi pasión.
Claro, porque para este proyecto era vital poder aunar tu faceta de guionista con tus facetas de periodista e historiador.
Sí, por supuesto. Podemos decir que tras el proceso me he convertido en un friki de la Guerra Civil (ríe). En mi casa están a punto de echarme, les he llenado las habitaciones de libros.
¿Y cómo definirías el guión del proyecto?
Se trata de un guión de documental de corte clásico, puesto que lo que me planteé desde el inicio era explicar la Guerra Civil de la manera más clara, comprensible y sencilla posible. Por otro lado, era importante adaptarse a las imágenes preexistentes. No podías, por ejemplo, dedicar tres párrafos a hablar sobre las negociaciones entre los comunistas y los anarquistas si luego resulta que sobre ese hecho en concreto solo había dos planos. Por tanto, el proceso creativo ha sido bidireccional en ese sentido.
Comentabas antes que el material disponible al respecto es oceánico. ¿Cómo seleccionas qué fuentes son las adecuadas?
Diría que es una mezcla entre los conocimientos previos que tenía como licenciado en Historia y la asesoría histórica de Antony Beevor. Al tratarse de una empresa internacional como es Discovery el nombre de Beevor es más conocido, y además es uno de los historiadores que ha hecho uno de los resúmenes más conocidos sobre la Guerra Civil. Así, el criterio fue combinar las lecturas de Beevor con mis conocimientos. Luego, a cada paso que daba se iban generando dudas, incógnitas y ganas de profundizar más y más. Es prácticamente una tela de araña, un árbol con múltiples ramificaciones. Un hecho, una fuente, te remite a otro, y a otro. Es evidente que hay un momento en el que tienes que parar, pero diría que lo único que te obliga a parar es el plazo de entrega. Si fuera por mí no dejaría de ir a la biblioteca a nutrirme de fuentes, porque en un caso como este las interpretaciones son muy diversas.
¿Seguías algún proceso cuando dabas con dos interpretaciones opuestas?
Cuando esto ocurría intentaba acudir a un tercer historiador con tal de justificar las fuentes. Si bien en una serie no puedes publicar una bibliografía y la información con la que se queda el espectador es la que tú decides que esté presente, vamos a publicar un libro ilustrado con una selección de imágenes en las que sí que podremos publicar esa bibliografía. Pero al final, como os decía, tienes que parar porque hay que entregar el trabajo.
Resulta interesante pensar que con este proyecto tienes la oportunidad de reconstruir la Guerra Civil, porque en cierto modo la escribes de nuevo. ¿Te planteas desde un inicio la visión que quieres plasmar?
En cierto modo va surgiendo a medida que te documentas, pero es evidente que tú tienes un criterio y que escribes en base a eso. En estos momentos, en 2016, no tiene sentido hacer una visión parcial o de una parte. Quise aprovechar la perspectiva que te da la distancia con la Guerra Civil, casi 80 años, para hacer precisamente un documental desde esa distancia. Eso sí, esto no implica neutralidad, ni mucho menos. Se trata más bien que aproveches la perspectiva que te dan los 80 años para plasmar una visión más amplia no basada únicamente en blancos o negros, a pesar de que yo pueda tener mi criterio personal y mi opinión sobre lo que fue o no legítimo. Por supuesto, tengo mi idea sobre la legitimidad del golpe de estado del 36, pero a pesar de eso te puedes permitir el lujo de analizar lo que hicieron ambas partes y de lo que estuvo bien y mal. No obstante, en cierto modo, cuando tratas con hechos son ellos los que hablan por sí solos.
Al tratarse precisamente de un hecho histórico con inicio y final, debes estructurar el documental siguiendo un esquema narrativo clásico, ¿no?
Al final creo que hay diferentes opciones. En este caso a mí me dijeron que iba a contar con tres episodios, por lo que ya tenía la estructura marcada por este hecho. En el primero de ellos debía dar cierto background para entender cómo se llegó al golpe de estado. Cómo empieza España el siglo XX, cómo se gesta y evoluciona la República… Posteriormente, la Guerra Civil Española tiene varios puntos en los cuales uno puede incidir para marcar el tempo narrativo de la serie. Por ejemplo, puedes poner el sitio de Madrid al final de un episodio, en otro la invasión del norte, la batalla de Teruel… La Guerra Civil te ofrece diferentes puntos que te permiten marcar el tempo que desees.
¿Has buscado imprimirle al documental cierta diferenciación con respecto de otros que tratan el mismo tema?
Sí. Para mí era muy importante dotar al relato de muchas citas, de opiniones de los protagonistas, con tal de evitar crear algo demasiado académico. Por tanto, a lo largo de los episodios introducimos comentarios, tanto de los protagonistas como de otras fuentes, vengan de combatientes, o de personas que estuvieron en la retaguardia, o de gente que sufrió bombardeos. La bibliografía y la documentación de la Guerra Civil es bastante rica por lo que respecta a la historia oral.
Claro. Quizá es complicado encontrar información nueva en un hecho como este. Se trataría más de aportar un punto de vista diferente, ¿no?
En ese sentido creo que el gran gancho mediático de la serie es la novedad de poder ver las imágenes en color. A partir de aquí, creo que la obligación del guionista que yo mismo me autoimpuse fue intentar ordenar y explicar con claridad qué es lo que pasó más que aportar una novedad. La novedad, en cierto modo (aunque también se ha hecho antes) es explicar de manera sencilla la Guerra Civil. A la gente le suenan nombres, batallas, milicianos, y lo que se pretendía con esta serie es que al acabar su visionado el espectador pueda ubicar cada uno de esos nombres.
Más en el sentido del devenir cronológico que del de intentar generar una conclusión sobre lo que ocurrió, por lo que dices.
Sobre esta guerra es evidente que cada uno tiene la suya. Lo que yo he hecho, creo, es una explicación honesta de la Guerra Civil, explicación que a mí me lleva a unas conclusiones muy claras, y que creo que a la gente también le llevará a esas conclusiones. La Guerra Civil fue el preludio de cuarenta años de dictadura, de eso no hay duda, aunque el mensaje que quería transmitir no está explícito. Lo que quería es que cada uno se haga su propio mensaje a partir de mi intento de poner orden a una serie de hechos concretos que creo que pueden no ser tan conocidos por el gran público. Así, en cierto modo se ha intentado complementar la novedad de la imagen en color con la novedad de intentar contar las cosas de una manera clara.
¿Cómo encuentras el equilibrio para crear un documental claro pero que a su vez no peque de exceso o falta de información?
Creo que el punto es subjetivo. Tienes que hacer una selección, tener cuenta que estás escribiendo lenguaje oral, que va a pasar rápido. Por tanto, tienes que ser simple, porque si empiezas a poner muchas fechas puedes marear al espectador. Así que al final es subjetivo. Se trata de encontrar tu propio criterio para decidir qué es importante y qué no. Hay que elegir como buenamente crees cuáles son los datos fundamentales.
Hablabas antes de que el color era la principal novedad de este documental. Como guionista, como escritor de imágenes en cierto modo, ¿te planteabas ese juego desde el mismo guión?
Creo que la claridad que he intentado aportar a la Guerra Civil también se incrementa por el propio color de las imágenes. Es cierto que estaba condicionado por las imágenes, pero no sé si tanto por el color, que solo salía de vez en cuando al referirme a ciertos aspectos, como el color de unas ruinas, sino porque las imágenes, aunque abundantes, venían limitadas por lo que había en el archivo. A pesar de ello, creo que no me he visto tan condicionado.
Volviendo al punto de vista que has querido imprimir al documental, ¿te has basado de algunos recursos técnicos o narrativos para reforzarlo?
No. De hecho, no me gusta adjetivar mucho. Eso sí, si tú dices que en agosto del 36 el ejército de Franco asesinó a miles de personas en una plaza de toros… creo que no hace falta adjetivar mucho. Está claro lo que pasó, ¿no? Y lo mismo si hablas de Gernika. Creo que en algún momento se me ha podido escapar algún adjetivo, pero he intentado huir de ello. Los hechos hablan por sí mismos.
Y tu formación como periodista te habrá ayudado a plasmar tu opinión de manera más sutil, no tan evidente.
Es obvio que tienes una opinión, pero también tienes una perspectiva que te permite ver lo que pasó. Afortunadamente, tenemos la suficiente distancia para que, sin que el principio básico de lo que opino de la Guerra Civil se tambalee, poder reconocer que en ambos bandos, en el fragor de la guerra y la batalla, se cometieron actos de los que los implicados podrían avergonzarse. Unos más y otros menos, eso por supuesto.