Entrevista y fotografías de Àlvar López y Carlos Muñoz Gadea
Salvación es un largometraje escrito por Denise Castro, creadora del proyecto, con la colaboración de Lluís Segura y Laia Soler, los cuales han entrado en distintos momentos del proceso de construcción de la historia. La película, producida íntegramente por la ESCAC, ha contado con un presupuesto de 80.000 euros y se estrena por primera vez en el Festival de Sitges (sección Noves Visions), donde pudimos hablar con los tres guionistas del proyecto.

De izquierda a derecha, Lluís Segura, Denise Castro y Laia Soler
¿Cómo es el proceso de creación de la historia entre los tres?
Denise: La ESCAC creó un Máster oficial de cine con el objetivo de crear seis películas. A partir de ahí escogieron seis directores (yo estaba entre ellos) para que buscáramos a los guionistas, directores de arte y el resto del equipo. El proyecto se ha llevado a cabo durante los dos últimos años, y ahora, al fin, lo estamos estrenando aquí, en Sitges.
Si bien yo era la directora, siempre suelo escribir todo lo que hago con otros guionistas, puesto que no me gusta quedarme en mi burbuja, necesito feedback, el trabajo del guionista puro, porque a veces un director se pierde dentro de sus propias historias. Siempre está bien tener la ayuda de alguien que te pueda decir por dónde tirar. En este caso contacté primero con Lluís, puesto que la historia tenía primero un cariz más fantástico. Había un monstruo, incluso. Posteriormente, y como el presupuesto era demasiado alto, cambiamos a un estilo más minimalista, con personajes de carne y hueso. Es aquí donde entró Laia. Finalmente, durante el rodaje Laia estaba más ocupada y volvió a entrar Lluís, por lo que todo el proceso ha sido un ping pong creativo.
Y por lo que respecta al proceso puro de escritura, la idea nace de ti, de tu vida, ¿verdad?
Denise: Nací con un soplo en el corazón, lo que provocó que me pasara la infancia enferma. A los trece años me practicaron una operación muy agresiva. Me abrieron en canal, literalmente. Yo tenía mucho miedo, pensaba que me iba a morir. Como por aquel entonces ya era una niña un tanto oscura y me gustaba el fantástico, me dio por pensar que me encantaría ser un vampiro para ser inmortal, así no tendría que operarme. De ahí nace la historia.
Luego ya suponemos que le empezáis a dar vueltas en las sucesivas reescrituras. ¿A partir de esa idea, cómo empezáis a construir la historia? ¿Cómo decidís por dónde tirar?
Denise: Yo tenía claro que quería hacer un drama fantástico. El punto de partida era muy de drama autoral, al ser una historia personal, pero a mí me tira mucho el fantástico. No concibo el cine sin el fantástico, así que me decanté por esta mezcla. Además, la historia me lo permitía. El hecho de anhelar ser un vampiro ya de por sí es un drama en esas circunstancias.
La ESCAC potencia esto, que los guionistas escriban sobre lo que conocen, apoyando las visiones de los autores, y siempre supe que no quería hacer una película realista de una niña triste en un hospital. Siempre quise darle este empaque. Toda la vida he venido a Sitges además, así que tenía que ser aquí el estreno.
Laia: De hecho, cuando Denise me llamó, me sorprendió lo que me planteó, puesto que yo soy una guionista muy realista por lo que respecta al género que escribo. Lo primero que le dije es “Denise, yo, terror, no.” Ahí me explicó que ella lo que quería era jugar mucho al drama, a la relación entre una madre y su hija. Me gustó la realidad que había detrás de esta historia, y precisamente el tratamiento que hice fue realizado sin haber leído la versión de Lluís.
Denise: Con tal de no intoxicarse de la historia, sobre todo. Si bien Lluís es más fantástico, Laia, como ella decía, es más realista.
Laia: Y lo que me dijiste, de hecho, era precisamente esto, que querías vaciar de terror la historia, por lo que el tratamiento sin haber leído nada antes era imprescindible. A partir de las directrices que me fue dando Denise (la relación madre/hija, la enfermedad y ese vampiro que fue cambiando) la historia se convirtió en algo más real.
Entonces, Laia, tú también entras en la fase de construcción de personajes.
Laia: Sí. Les dimos una caracterización mucho más humana.
Denise: Tú controlas más ese terreno, y pensé que estaba bien hacer un refresco con otro tipo de guionista que permitiera trabajar más la relación amorosa entre los personajes.
Entonces, es aquí cuando nace la historia de amor entre los niños.
Laia: Lo que yo me planteaba cuando estaba inmersa en este proceso era buscar la fantasía dentro de la realidad. En otras palabras, buscar la fantasía que tienen los adolescentes para evadirse de la realidad, de los problemas. También esa fantasía de los niños que al final es lo que te ayuda a madurar: el huir de lo que no te gusta a través de la fantasía.
Por tanto, diseñamos los personajes a partir de una niña que, ante la enfermedad, y ante el no poder soportar la idea de la muerte, busca la fantasía como una vía de escape. Y en el caso del niño, es alguien que niega absolutamente la enfermedad y lo que se cree es que es un vampiro. También era interesante tratar el sufrimiento de una madre que no puede entender las fantasías de su hija, que no puede cominicarse del todo con ella.
De hecho, se ha estrenado otra película en el festival, The Transfiguration, en la que lo que deciden es abortar toda idea de fantasía a partir de una premisa que apunta a los fantástico. Al inicio de vuestro largometraje pensábamos que ibais a tirar por aquí también, pero en vuestro caso los personajes secundarios le aportan ese plus de fantasía a la historia. ¿Cómo es su creación?
Denise: La construcción de los secundarios, que como dices son los que aportan género, los construimos con Lluís. El payaso, la muerte, Berta… todo esto, más de género, más oscuro, lo trabajamos con el otro guionista.
¿Estos personajes no estaban pensados para ser tan oscuros al principio?
Denise: La película ha sufrido muchos cambios, sobre todo por presupuesto. Conforme avanzas te das cuenta que la ESCAC te apoya en todo, pero los recursos son los que son, por lo que vale la pena buscar una buena historia con los recursos que tienes.
En este momento de la entrevista llega Lluís Segura.
Lluís: ¡Paren las rotativas! No os creáis nada de lo que os han dicho, todo mentira.
Denise y Laia ríen.
Lluís: Venía pensando que ya que llegaba, lo hacía por todo lo alto.
Denise: Nada, les contábamos cómo ha sido el proceso de escritura entre los tres. Explica tu versión, a ver si coincidimos (ríe).
Lluís: (Ríe) Bueno, ha sido un proceso de coger lo mejor de cada uno y juntarlo. Ha habido muchas versiones de este guión, muchas aproximaciones desde distintos puntos de vista a una idea clara: alguien que conoce a un vampiro para que le dé la inmortalidad. De hecho, hubo momentos en los que ni siquiera teníamos esto en alguna versión, y nos dimos cuenta que nos habíamos ido demasiado.
Denise: Sobre todo fue antes de que entrara la ESCAC de por medio. Iba a hacer la película con otra productora, pero era algo mucho más convencional, de vampiros chupa sangre, pero cuando entramos en la ESCAC me quitaron todo esto: me pidieron que contáramos una historia que se ajustara al presupuesto y que, sobre todo, fuera una historia que surgiera de dentro de mí, que me moviera. Aquí sufrió el primer cambio radical.
¿Y cómo fue el proceso a partir de esta ruptura? Al ser un máster, ¿teníais un tutor?
Denise: El caso es que ya nos vamos apañando más o menos, pero sí, hay una supervisión, aunque no te presionan con nada. Puedes hacer lo que quieras porque la ESCAC lo que potencia es que la gente saque de dentro lo que quiere y tiene, aunque tienes que pasar un mínimo de filtros y tribunales, sobre todo para enseñar lo que estás haciendo, puesto que invierten dinero en ti y es normal que quieran saber en qué están invirtiendo.
Laia: En mi caso, el tiempo que estuve yo, sí que estuvimos con distintos guionistas cercanos a la ESCAC, los cuales nos aportaron puntos de vista: hubo cambios importantes en los personajes, por ejemplo.
Denise: Pero en ningún momento se trata de una imposición, porque no puedes hacerle caso a seis guionistas diferentes. Se trata de escuchar, bajar a la tierra y ver lo que tú creas que hará mejor a tu historia. Como os decía, salir de la burbuja de director y ver las opiniones de diferentes guionistas. Salir de nuestro bucle para ver lo que hay.
Laia: Además, como la frontera entre fantasía y realidad era difusa también nos iba bien para ver por dónde tirar, para encontrar la manera de combinar ambos mundos.
Entonces deducimos que fue un proyecto bastante académico, que seguisteis todos los pasos que se suelen seguir, ¿no?
Denise: Sí, hemos intentado seguir todos los pasos del procedimiento, digamos normal, para no volvernos locos sobre todo. Antes hablamos mucho, profundizamos en sesiones de exorcismo largas, y luego ya pasamos a la sinopsis, tratamiento, escaleta… sí que seguimos un procedimiento normal, pero avanzamos y retrocedimos por las distintas fases, retomando y desechando.
Lluís: Yo es que si no empiezo por una idea, escaleta, fichas… no sé cómo se escribe un guión la verdad, pero fue curioso porque de entrada escribimos un guión casi hasta el final. Un guión ni bueno ni malo, pero que estaba exorbitado desde el punto de vista de la producción.
Denise: Es que era para que lo hiciera Telecinco o Antena 3 como poco.
Lluís: Suerte que Laia lo bajó a la Tierra, con mucha gracia además, y la hizo más íntima, más pequeña y emocional y menos de efectos.
Denise: La base, la esencia, era la misma, pero digamos que pasó de ser producida por Telecinco a ser producida por una independiente. Son dos formas opuestas de contar una historia, pero se puede contar la misma historia.
Lluís: Una vez acabado volvió a mis manos, y ya hice un trabajo sobre todo más estructural, de pulir personajes y diálogos.
Laia: Y el final.
Denise: Y luego durante el rodaje también me ayudó.

Cartel promocional de la película
Pero imaginamos que antes del rodaje teníais ya unos diálogos bastante cerrados. ¿Cómo lo hicisteis? ¿Lo escribisteis entre los tres?
Laia: Había un guión acabado, la primera versión, y yo se lo envié a ellos. A partir de ahí reescribieron.
Lluís: Sí, ella acabó un guión, cambió mucho del que nosotros le enviamos, y nosotros lo estructuramos y pulimos.
Denise: El final lo cambiamos de nuevo totalmente.
Lluís: Había mucha controversia sobre el final.
Denise: Sí, y decidimos apostar por una vía y mojarnos. Y los diálogos los acabé yo con los actores en rodaje, porque es ahí donde te das cuenta de lo que funciona y de lo que no, con ellos.
Y lo mismo ocurrirá en postproducción.
Denise: Claro, el montaje es una fase en la que vuelves a contar el guión y puedes tocar muchas cosas.
Lluís: Sí, yo creo que sí, que si no tienes mucho ego, cuando alguien coge un guión tuyo y lo toca, o lo reconvierte, creo que siempre crece, y en el fondo siempre aprendes. Cuando acabé mi versión, mucho más fantástica, vi la de Laia y dije “hostia, mira qué bien.”
Denise: Fue la mezcla, en su equilibrio.
Laia: Sí, y fue surgiendo, fue cambiando hasta que al final quedó así.
Lluís: Sí, creo que fue bueno, que enriqueció al proyecto.
Y siendo que el guión también cambió en el rodaje, ¿sabíais de antemano con qué actores ibais a trabajar?
Lluís: Sí, en la última parte de escritura, lo que ayudó mucho porque te haces una idea de cómo es el actor y de qué registro puede o no darte. Ayuda mucho.
Denise: De hecho, os diría que reconstruimos el guión en base a ellos. Por ejemplo me di cuenta que el final no funcionaba, que no lo entendían ni ellos, por lo que tienes que estar abierta a cambiar siempre.
Y por lo que comentáis, el nivel de producción también lo teníais muy controlado en las últimas fases de escritura.
Lluís: La película ha costado lo que cuestan algunos anuncios de 20 segundos. El caso en películas de este tipo es que el espectador no es consciente de lo que ha costado la película. Ni lo sabe, ni tiene que saberlo, de hecho. Y esa es la gran lucha de estos proyectos, encontrar la historia que tienes que contar con el dinero que tienes. Eso lo ha hecho muy bien Laia, encontrando que esta no es una historia de vampiros, sino una historia de sentimientos.
Denise: Y acotada en un hospital, donde la mayoría de los personajes están en cama. Se trata de encontrar la mejor manera de narrar tu historia.
Sí, tiene pinta que a partir de que entrara Laia la historia pasó de ser una película más de trama a una película de personajes.
Denise: Sin duda, esa es la mutación más grande que ha sufrido. La historia está más centrada en los niños que en la madre, eso ha ido cambiando. Es curioso.
Lluís: Personalmente, eso es algo que he aprendido, cómo puede mutar un guión, porque al final el guión es un trabajo de equipo, básicamente.
Denise: Todos queremos lo mejor para la película.
Lluís: Muchas veces tú ves una película americana y ves que lleva la firma de una persona, pero detrás hay una cantidad de ghost writers… es un equipo de trabajo increíble que, aunque no esté acreditado, siempre está ahí.
Denise: Yo no podría haber hecho el guión de la película sola nunca. Habría sido un suicidio. Hay que abrir la mente y dejar respirar.
Lluís: A mí me da la sensación de que en España mucha gente sigue pensando que el guión lo escribe una única persona. Pero es algo imposible. Escribir un guión solo es la muerte. Moral y creativa, porque te ríes de tus chistes, te emocionas con tus cosas, y después lo enseñas y nadie ríe ni llora.