SITGES 2016: ENTREVISTA A MATEO GIL

Entrevista y Fotografías de Àlvar López y Carlos Muñoz Gadea

El viernes 7 de octubre dio comienzo la nueva edición del Festival de Cine de Sitges y, junto con esta, una nueva serie de entrevistas a los escritores de las películas seleccionadas. Tras el estreno de Proyecto Lázaro (largometraje que compite en la sección oficial) durante la primera mañana del certamen, pudimos charlar con Mateo Gil, también guionista de proyectos como Mar adentro, Ágora o Abre los ojos.

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¿De dónde surge la idea?

Este proyecto surgió hace ya muchos años, mientras escribía Abre los ojos con Alejandro Amenábar. Ahí fue cuando me vino el germen de lo que ha acabado siendo la idea de la película. Recuerdo que por aquel entonces teníamos discusiones él y yo, también con amigos y compañeros de piso, sobre por qué habría que criogenizarse y para qué. Yo no podía dejar de preguntarme qué sentido podría tener para la gente del futuro resucitar a gente de nuestros días, más allá de la curiosidad. Y también qué sentido tendría para alguien de hoy el hecho de vivir en un mundo totalmente ajeno, en el que ya no están las personas que quieres ni las cosas que le dan sentido a tu vida, ya sea tu carrera o cualquier otra cosa. Llegar a un mundo poblado por gente que no te importa, con problemas políticos que no te importan, con estéticas que no te son reconocibles…Entonces, ¿qué sentido tiene? De todas esas preguntas surgió la idea, aunque luego se quedó mucho tiempo dormida, hasta que en 2008 leí una noticia -que aparece en la película- sobre un corazón de rata creado artificialmente a partir de células madre. Al leerla me dio como un escalofrío y me dije que tenía que escribir sobre ello. Además, me pilló en un momento emocionalmente delicado, por varias rupturas amorosas y la caída de un proyecto que yo consideraba un poco como el proyecto de mi vida. O sea, que me pilló en un momento bastante intenso (ríe), y escribí el guión bastante rápido.

La estructura de la película está basada en varios capítulos diferenciados, incluso con títulos distintos. ¿Cómo surgió la idea de utilizar este tipo de estructura?

En realidad, siempre me ha apasionado este tipo de estructuras. Si bien esta es la primera película que escribo y dirijo a la vez y que es un guión original al mismo tiempo, yo creo que si me dejaran las escribiría todas así porque me sale de manera natural romper la estructura. No lo puedo evitar. De hecho ahora se está rodando una comedia que he escrito y que también está pensada un poco de este modo. Además, es que las escribo del tirón con esta estructura. No tengo que pensarlo demasiado. En cualquier caso, para Proyecto Lázaro está jutificado porque presento dos vidas en paralelo y de esta forma se explicaba con bastante naturalidad.

Una vez tenías clara esta estructura en particular, ¿cuántas reescrituras has necesitado para llegar a la versión definitiva del guión?

Hubo tan solo una reescritura en realidad, debido a que la versión original me quedó un poco excesiva, y me sirvió para anclar un poco en la mitad del relato y cortar un poco las partes sobrantes. Pero no hizo falta una reescritura profunda, puesto que la primera versión salió bastante del tirón, después de tantos años con la idea en la cabeza. Lo mismo me ha sucedido con mi nuevo proyecto, en el que solo he cambiado tres o cuatro detalles menores durante la reescritura.

¿Se ha recortado entonces el guión durante la fase de montaje?

En realidad tampoco. Es verdad que sí ha habido un par de secuencias que se han caído porque no se entendían muy bien tras el rodaje. Por fortuna, pudimos sacarlas del montaje sin hacer mucho daño al guión y respetando la historia. En general, la película se mantiene bastante fiel al guión que escribí.

A la hora de crear una historia, ¿prefieres escribir solo o colaborar con otro guionista?

Pues depende de cada proyecto.

¿Cómo definirías el tema de tu película?

En latín, Carpe Diem (ríe). La verdad es que hay muchas cosas metidas dentro de este proyecto. Yo os diría que a mí me impulsó más un sentimiento que una reflexión consciente sobre el mensaje que buscaba transmitir. Por un lado, me interesaba tratar el tema del miedo a la muerte, pero en realidad eso sería como la primera fase. Hay algo que va más allá, y que es más bien el miedo a la vida. De hecho, el protagonista de la película apela a ese miedo en varios diálogos de la cinta. Que el verdadero miedo es que hay cosas que están vivas y que no deberían estarlo. El momento de la gallina descabezada, por ejemplo, está para mí en el corazón de la historia. La vida como fenómeno físico es aterradora si lo piensas fríamente. La comedia no tiene nada que ver con Lázaro, a excepción de un único punto en común: en las dos películas se habla de qué es la vida como fenómeno físico. En Lázaro, uno de los personajes define la vida como un estado de la materia y en esta comedia un científico también aborda el misterio en torno a la definición de la vida.

De hecho, la relación romántica entre los personajes protagonistas no está tratada de manera idealizada, sino como una pregunta más de ese misterio sobre el sentido de la vida que abordas.

Para mí, en el resultado final que es la película, esta respuesta se da de una manera más evidente de la que me hubiese gustado. Yo quería que quedará más en el aire de como al final se ha mostrado.

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Cartel promocional de Proyecto Lázaro

 

Para armar una película así, puramente de ciencia ficción pero al mismo tiempo relativamente ligada a los avances reales de la medicina actual, ¿es necesaria una fase de documentación muy amplia?

No. Me documenté lo justo sobre todo por el tema de la criogenización, pero muchos otros aspectos vienen de mi afición a la ciencia, que también está bastante presente en mi siguiente proyecto. Sí es verdad que me cercioré de no decir ninguna tontería médica y le pedí ayuda a un médico que trabaja bastante asesorando en cine. Me ayudó incluso en la escritura de algunos diálogos para que sonaran lo más técnicos posible. Sin embargo, esta documentación no afectó a nada troncal de la idea original del guión.

Utilizas el recurso de la voz en off del protagonista para contar su propia historia de manera reflexionada y en primera persona. Es un recurso que tradicionalmente genera división en cuanto a su efectividad dentro del relato fílmico. ¿Cómo tomaste esta decisión?

La decisión de hacer el relato en primera persona viene de la historia que estoy contando, y que creo que solo tenía sentido contada de este modo. Para mí solo podía ser contada desde su punto de vista como testimonio, pero más allá de eso y a mi afición a contar la historias desorganizadamente, también es porque soy un gran fanático de este recurso y por fin esta vez me han dejado hacerlo. Muchas veces he escuchado o leído que la voz en off es un elemento muy poco cinematográfico, pero yo siempre me pregunto: ¿en qué otro medio de expresión puedes tener una voz comentando y acompañada de sonido, música e imágenes a la vez? En ningún lado. Es un recurso exclusivamente cinematográfico y es maravilloso. No sé por qué está denostado, pero yo vería películas con voz en off todo el rato. Es verdad que es arriesgado porque el espectador puede saturarse un poco. Confieso incluso que durante algún momento, ya con la postproducción cerrada, he llegado a pensar que uno de los fragmentos podría haberse recortado más por guión, un punto exacto de la película en el que creo haberme pasado de rosca al añadir algunas frases de más, y que perjudican cómo el espectador afronta el fragmento inmediatamente posterior.

Es una película de presupuesto relativamente alto si se compara con el grueso de producciones españolas. ¿Cómo conseguiste sacar el guión adelante?

Bueno, desde el momento que planteamos que se rodaría en inglés, ya sabíamos que la audiencia sería mayor y la inversión también. De todas formas yo creo que este chollo no va a durar demasiado, que este tipo de películas no van a poder seguir haciéndose fácilmente. Si yo pudiera escribir este tipo de películas, que tienen un poco de público en cada lugar, pero que llegan a muchos sitios y te permiten financiar, ya sería feliz. Son un tipo de historias que te permiten mucha libertad creativa. Seguramente, si hubiese tratado de venderla para rodar en Estados Unidos, no habría tenido esa libertad. Blackthorn ya era así, igual que Proyecto Lázaro. No son películas a priori muy comerciales, con un presupuesto medio, pero tienen un espectro de público relativamente amplio y eso ayuda a que los productores se sientan respaldados en cierta medida a la hora de financiarla. Ya veremos qué pasa, pero yo estoy asustado con Lázaro todavía, a ver si va también como Blackthorn, que acabó encontrando su público fuera de España y tuvo una carrera internacional muy decente. En cambio la comedia en la que trabajo ahora va a salir adelante porque es un género que exige menos presupuesto de rodaje y que tiene más posibilidades de encontrar su público en el mercado nacional al estar rodada en castellano, aunque cuenta con entrevistas a científicos internacionales.

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¿Qué puedes contarnos de esa comedia?

Se llama Las leyes de la termodinámica y es una mezcla de coemdia romántica y documental sobre las leyes de la física. Repasamos desde Copérnico, pasando por Newton, Einstein, la física cuántica… y llegamos hasta hoy. Y todas estas teorías vienen ilustradas a través de la historia de amor de los protagonistas. Es realmente sorprendente el paralelismo que existe entre el amor y las leyes universales de la física. Es un guión que tiene mucho de slapstick y que creo que puede resultar bastante divertida.