Por Alberto Pérez Castaños.
Fotos: Héctor Beltrán.
Ya ha pasado más de un año desde ‘Ocho apellidos vascos’ y aún se sigue hablando de ella. El boom ha aguantado prácticamente hasta el estreno de su secuela, el próximo 20 de noviembre. Otra medalla más para la colección de la película. Sus responsables: dos guionistas jóvenes pero ya maestros de la comedia, y un director veterano y todavía más maestro en el género. Ayer, uno de esos guionistas –Borja Cobeaga– y ese director –Emilio Martínez-Lázaro– se reunieron en la Cineteca del Matadero de Madrid. El guionista entrevistó al director haciendo un repaso de su trayectoria, inaugurando así una nueva temporada de Los Martes de DAMA con ‘Martínez Lázaro, los apellidos del éxito’.

Emilio Martínez-Lázaro y Borja Cobeaga.
Para iniciar esta conversación entre guionista y director, Borja Cobeaga resumió de manera perfecta la carrera de Emilio Martínez-Lázaro: es un director que ha llevado al cine y ha hecho reír a tres generaciones distintas. En los 90 fue la comedia madrileña con ese tándem que hizo con David Trueba al guión y que dio como resultado dos películas míticas: ‘Amo tu cama rica’ (1991) y ‘Los peores años de nuestra vida’ (1994). A principios del 2000 volvió a reventar taquillas, esta vez con la comedia musical: ‘El otro lado de la cama’ (2002) y su secuela, ‘Los dos lados de la cama’ (2005), esta vez con David Serrano escribiendo. Y, diez años después, los apellidos vascos. Casi nada.
Lo curioso es que son comedias muy distintas pero todas agradan al gran público. ¿Es consciente de eso el director? “Siempre he sabido lo que me gustaba”, respondió a Cobeaga, “no he cambiado mi punto de vista, tengo gustos invariables en comedia”, y nombró a Howard Hawks y a Ernest Lubitsch y ‘Ser o no ser’.
El nombre de Martínez-Lázaro siempre ha estado asociado a la comedia, pero él aseguró que no se trata de una asociación buscada. No olvidemos que su primera película, ‘Las palabras de Max’ (1978) era un drama y ganó el Oso de Oro en el Festival de Berlín. Según contó, la película que le abrió los ojos en cuanto a comedia se refiere fue ‘Ópera prima’ (1980), de Fernando Trueba: “Es una comedia personal pero con sentido del espectáculo”, dijo. Tras eso, el director empezó a experimentar con el género: ‘Sus sueños dorados’ (1980), ‘Todo va mal’ (1984), ‘El juego más divertido’ (1987) y la que fue la siguiente parada de Cobeaga en el repaso a la filmografía de Martínez-Lázaro: ‘La mujer lunática’ (1990), el capítulo del director dentro de la serie de Televisión Española ‘La mujer de tu vida’. Lo escribió y lo dirigió él mismo y lo produjo junto a Fernando Trueba: “Es un homenaje claro al cine americano de los años 30 y 40”, explicó. Curiosidad: los títulos del crédito son de Juan Carlos Eguillor, tío de Borja Cobeaga.

Emilio Martínez-Lázaro.
Siendo el madrileño un director que ha hecho tanto drama como comedia, Cobeaga le preguntó por las diferencias a la hora de prepararse. Martínez-Lázaro dice que para dirigir drama prepara una dirección más cerrada, mientras que para la comedia lo deja más abierto. “Ahí entra en juego la vis cómica, que es algo muy sutil”, dijo, “y decirle a los actores que hagan la escena tal y como te la habías imaginado es una novatada”.
Tras pasar por las antes mencionadas ‘Amo tu cama rica’ y ‘Los peores años de nuestra vida’ –proyección de momentazos de Gabino Diego en esta última incluida– Cobeaga y Martínez-Lázaro repasaron el siguiente mega-éxito del madrileño: ‘El otro lado de la cama’. Para hacerlo, Borja puso este fragmento:
Esa patada junto a ese indignado “¿qué está pasando aquí?” de Javier, el personaje de Ernesto Alterio, levantó una carcajada entre los asistentes. No es para menos. Entrevistador y entrevistado analizaron la escena: “Es un momento mítico de la comedia española”, opinó Cobeaga. Algo con lo que estaba de acuerdo Martínez-Lázaro, que explicó que fue una idea de Ernesto Alterio. “Aunque ese momento no existiría sin el brillante diálogo anterior”, dijo.
Otro momento que todo el mundo recuerda de ‘El otro lado de la cama’ es la aparición del niño melón. Cobeaga no lo proyectó, hizo una cosa mejor: explicar su origen, para goce de los asistentes. Borja contó que, una noche, estaba en un bar de Malasaña con Nacho Vigalondo –¿soy yo o una anécdota que empieza así sólo puede molar?– cuando un chino entró vendiendo unos llaveros. Vieron uno que les hacía gracia: un muñeco con cabeza de melón al que no dudaron en bautizar como “niño melón”. Al parecer, el chino estuvo de acuerdo con ese nombre. Le contaron esta broma a David Serrano y el resto, bueno, ya se sabe.
Al final, de lo que menos se habló fue de ‘Ocho apellidos vascos’. Pero fue por falta de tiempo, más que por otra cosa. Estos encuentros siempre se quedan cortos. Aún así, se rascaron minutos para hablar del fenómeno y, sobre todo, de su secuela. Director y guionista nos pusieron los dientes largos diciendo que ya habían visto la película. Borja Cobeaga dijo que estaba contento con el resultado, que los actores siguen en estado de gracia, incluidos los nuevos, y que en breve podremos ver el tráiler. Una pena no haberlo visto ayer mismo. Hubiese sido un buen cierre a ‘Martínez Lázaro: los apellidos del éxito’.
“Por cierto, eso está mal, Martínez-Lázaro es un apellido compuesto”, bromeó Emilio al terminar refiriéndose al título de la conferencia proyectado en la pantalla. “Es que ‘Martínez-Lázaro, el apellido compuesto del éxito’ no quedaba bien. No dejes que la realidad te estropee un buen título de conferencia”, se defendió Cobeaga. Lo dicho, dos maestros.