PAULA ORTIZ: “LA INDUSTRIA SOBREEXIGE A LAS MUJERES. TIENES QUE DEMOSTRAR TRES VECES LAS COSAS”

Entrevista: Alberto Pérez Castaños. 

Fotos: Héctor Beltrán. 

En el año 2011, Paula Ortiz estrenó su primer largometraje como directora y guionista: ‘De tu ventana a la mía’. Fue nominada al Goya a mejor dirección novel y ganó el premio Pilar Miró al mejor nuevo director en la Seminci de Valladolid. Cuatro años más tarde ya tiene listo su nuevo proyecto: una adaptación de ‘Bodas de sangre’, la tragedia de Federico García Lorca. La ha titulado ‘La novia’ y la ha escrito junto al guionista Javier García, también cámara y montador de la película. 

‘La novia’ está protagonizada por Inma Cuesta, Asier Etxeandia y Álex García y participa en la sección Zabaltegi del Festival de San Sebastián, donde está recibiendo críticas bastante positivas. 

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La directora y guionista Paula Ortiz.

¿Por qué para tu segunda película te has lanzado con una adaptación tan complicada como la de ‘Bodas de sangre’ de Federico García Lorca? ¿Ha tenido algo que ver tu formación como filóloga?

A mí me apasiona Lorca y esa obra en concreto. Y sí es cierto que por mi formación con la literatura siempre me gusta navegar y he estado cerca de estos textos, he convivido con ellos. Se les suele tener miedo y no tiene por qué, en otras tradiciones cinematográficas hay adaptaciones de la literatura de todos los colores. Sin embargo, en nuestra literatura tenemos muy sacralizados los textos y no sé exactamente por qué. Un texto clásico es un mapa, un faro que te permite acercarte a él, releerlo y que te vuelva a alumbrar. Admiten una y mil lecturas siempre. Así que, ¿por qué no hacer ‘Bodas de sangre’? Estamos en un momento profundamente lorquiano, profundamente trágico, muy cercano a su sensibilidad.

Entonces, ¿en qué momento decidiste empezar la adaptación?

Ha sido un texto que siempre he deseado llevar al cine y que me parecía imposible. Yo siempre tengo la sensación de que cada película va a ser la última –y llevo dos, tampoco es que lleve tantas– pero la sensación es que, como no sé si haré otra, quiero que sea la que realmente quiero hacer y la que creo que es necesaria. Además, es un texto que dice tanto de quiénes somos y de dónde estamos… Y ha sido tremendo hacer esta peli, así que también he aprovechado ahora que estoy fuerte. Ha sido una experiencia muy dura.

‘De tu ventana a la mía’ la escribiste sola, pero para ‘La novia’ has contado con la ayuda de Javier García. ¿En qué momento entró a escribir contigo?

Él fue el que me animó a adaptar ‘Bodas de sangre’, porque sabía que tenía la idea pero que no acababa de dar el paso. Además, Javier García ya ha escrito con otros directores y me ayudó a estructurar el guión; tiene una mentalidad como guionista que mantiene muy bien los equilibrios estructurales, y en este texto, que es tan poético, era muy importante tener un control de esas estructuras dentro de un formato cinematográfico, dentro de las curvas de una película. Él es quién ha llevado el timón en la parte estructural mientras que yo soy más del verso, de atender a las explosiones poéticas.

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Paula con “la novia”, Inma Cuesta.

Sobre eso te quería preguntar ahora, porque es muy fiel al lenguaje poético de los personajes de Lorca…

Para mí era imprescindible mantener el texto original en boca de los personajes, que estuviese la palabra poética de Lorca. El reto fue decidir qué versos se quedaban en la escena y se transformaban en imágenes y qué versos se transformaban en atmósfera o en canciones, porque la obra es mucho más larga, tiene algún hilo que hemos cortado. Pertenece a otro tipo de estructuras, a otro tipo de dramaturgia.

Me ha parecido muy interesante la intención dramática que le habéis dado a esas canciones y momentos musicales que comentas, ¿cómo trabajasteis eso desde el guión?

Para los momentos musicales hemos seguido estructuralmente las necesidades de cada momento de la historia. Era una idea principal también mantener las canciones en el mismo sentido en el que están también en la obra original. Son canciones populares que están estrechamente unidas al sentido trágico en muchos casos. En otros, sin embargo, era para seguir manteniendo las canciones populares como creación de la fiesta, de la boda, así también funcionan como contraste de lo que está pasando en ese momento. Las canciones funcionan en esos dos registros pero, sobre todo, tienen el eco del destino, de la tragedia, y había que decidir dónde las poníamos y cómo. Esas canciones de la película están en las obras de Lorca pero en ‘Bodas de sangre’ sólo está “La nana del caballo grande”, así que se trataba también de buscar otras canciones populares que tuviesen las mismas raíces que conectasen con ese mundo y que diesen la información que queríamos. Muchas son de Lorca, como “La tarara” o “Los cuatro muleros”.

Como directora, en ‘La novia’ has utilizado un estilo visual muy potente, con imágenes muy poderosas, ¿es algo en lo que piensas ya como guionista o lo trabajas cuando terminas de escribir y te pones la chaqueta de directora?

En ‘La novia’ he llevado la chaqueta de guionista y la de directora puestas a la vez. Además, en este caso, Javi García también es el cámara de la película y el montador. En ‘De tu ventana a la mía’ no fue algo tan estrecho pero en este proyecto, los tres estadios de la escritura de la película los hemos llevado entre los dos y han estado muy unidas la parte literaria y dramatúrgica con la parte visual. Estaba indisolublemente construido.

Pero sí que es cierto que yo, desde el principio, todos los guiones en los que trabajo o he trabajado, siempre llevan asociados un planteamiento muy visual siempre. Sí es cierto que una cosa es la historia y cómo se desarrolla a nivel dramático y otra cómo será la película como experiencia sensorial y cinematográfica, y eso es algo que trabajo desde el principio. Pero son cosas distintas. A mí a veces me llegan guiones que luego realizo y al revés, a veces escribo cosas que no realizo. En esos casos sí te puedes poner una chaqueta de director o de guionista, pero en proyectos de este tipo, que son una rara avis y en los que trabajamos con un material de base tan específico y tan delicado, el proceso ha sido distinto. Ahora mismo pienso que no creo que me vuelva enfrentar a un texto así. Ha sido un proceso de escritura muy bonito y, además, era consciente de ello y del privilegio que suponía poder hacerlo.

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¿Tienes pensado volver a adaptar? ¿Te gustaría poder hacer una película de alguna obra en concreto?

Ahora estoy empezando un pequeño guión aunque que no se si se hará. Es un trabajo con Juan Mayorga sobre uno de sus textos. Y también me gustaría mucho adaptar a Alice Munro. Pero es que me gusta adaptar muchas cosas… Hay ya una película, pero me encantaría adaptar ‘Momo’ de Michael Ende y también ‘El Principito’. Estos libros ya se han hecho pero permiten lecturas distintas.

Te formaste como directora y guionista en Estados Unidos, ¿qué es para ti lo más importante de estudiar cine en el extranjero?

Estudié primero en Nueva York y luego en Los Ángeles. Fue gracias a una beca de investigación para una tesis sobre metodologías de guión. La formación en el extranjero para mí fue muy enriquecedora porque allí la escritura está planteada como el aprendizaje en escritura dramática, en que hay escritores que se entrenan para conocer las herramientas de la escritura dramática para el cine, la televisión y el teatro como una sola cosa. Eso es un aprendizaje, un entrenamiento que forma parte del conocimiento de las metodologías y a mí me parece muy importante. Y allí, sobre todo, aprendí cierta actitud de trabajo porque aquí la industria no reconoce tanto la labor del guionista como un oficio, aquí no existe y allí sí. En Estados Unidos escribir es un trabajo y aquí parece que las ideas están en el aire y escribimos todos en los ratos libres. Y en realidad, como escribir es tu sueño, pues lo vas a hacer igual y es muy difícil que eso se respete como un oficio, que se valore la disciplina y el esfuerzo de la escritura y lo que significa para la industria el oficio de la escritura. Creo que merece la pena saber cómo lo enfocan otros países que quizá tienen una industria más grande y pueden abordarlo así.

Para terminar me gustaría saber tu opinión sobre el bajo número de mujeres participantes en esta edición del Festival de San Sebastián…

A mí me parece sorprendente que no haya más. Me parece incomprensible porque creo que hemos llegado a un momento en el que sí que existe una igualdad de oportunidades en la formación. A diferencia de nuestras madres y abuelas, nosotras sí que hemos podido estudiar en este país. Hemos podido elegir lo que estudiábamos y, evidentemente, el guión son unos estudios muy específicos que no todo el mundo puede hacer. De hecho, yo no entré directamente al cine porque parece que es algo a lo que no te vas a poder dedicar. Es más, yo no vivo del cine, vivo de la docencia. Pero aún así, existen muchas mujeres formadas con una imaginación en muy buen forma y muy poderosa. Entonces, ¿qué pasa en el proceso de la industria, del mercado y de las inversiones habiendo, como hay, tan buenas guionistas y mujeres escribiendo tan buenos proyectos? No llegan, algo pasa en medio.

Tú ya has tenido un contacto directo con la industria, ¿has sacado alguna conclusión al respecto?

La industria es muy dura con las mujeres. El mercado es muy cruel. Sigue habiendo una voluntad de colocar el cine de mujeres como género, como si fuera un género per se. Encima se espera de ese cine de mujeres una serie de características, con lo cual tampoco hay libertad total. Yo todavía no he visto en España una película de terror dirigida por una mujer y escrita por una mujer. ¿Por qué no hay un terror femenino? Yo tengo un proyecto que me gustaría hacer, que es fantástico y de terror pero, por definición, no sé si van a confiar. De entrada, no hay una confianza por parte de productores en grandes producciones dirigidas por mujeres. Hay techos de cristal, como en todas las áreas laborales, y como el cine y el audiovisual son tan salvajes, es una industria muy extrema en muchos sentidos y de inversiones muy fuertes de alto riesgo, socioculturalmente cuesta confiar en las mujeres y en sus proyectos. Creo que habría que reivindicar eso: ¿por qué no hay más guiones de mujeres, más producciones y grandes películas? Sin menospreciar documentales o películas intimistas de bajo presupuesto que, por supuesto, son en las que puedes estar y a las que tienes acceso.

La industria es muy dura y sobreexige a las mujeres. Tienes que demostrar tres veces las cosas. Las primeras veces que rodé un corto, cuando explicaba donde iba la cámara, por qué el plano iba a ser así, tenía la sensación de que tenía que explicarlo y dar varias razones. Sin embargo, si yo fuera un tío, llevara barba, gafas de pasta y una camiseta negra no me lo habrían preguntado. Hubiera dicho que el plano era así y la cámara va ahí sin argumentar. Eso pasa.

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Entrevista realizada gracias al apoyo de DAMA. 

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