CESC GAY: “INSISTIR CON EXIGENCIAS ABSURDAS AL ESPECTADOR NO SIRVE PARA NADA”

Cuando le dijimos a Cesc Gay que íbamos a centrar la entrevista en hablar del guión de ‘Truman’ se alegró. “Nunca me preguntan sobre eso y es lo que más me gusta”, dijo. Cesc ha escrito su nueva película junto a Tomàs Aragay, su habitual colaborador a las teclas, y la ha presentado en la Sección Oficial del 63 Festival de San Sebastián. Si habéis estado un poco atentos a las críticas sabréis que todo el mundo habla maravillas de ‘Truman’, de su director, de su guión y, por supuesto, de sus dos actores: Ricardo Darín y Javier Cámara. La dupla hispano-argentina ya suena fuerte para la Concha al mejor actor ex-aequo. 

‘Truman’ cuenta la historia de Tomás (Javier Cámara), que viaja a Madrid desde Canadá para visitar a su amigo Julián (Ricardo Darín), pasar unos días con él y, principalmente, para despedirse: Julián se está muriendo. Con esta premisa Cesc Gay y Tomás Aragay han construido unos personajes memorables bajo un guión sólido. El resultado se podrá ver el 30 de octubre en cines. 

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El director y coguionista de ‘Truman’, Cesc Gay.

Para escribir ‘Truman’ has vuelto a contar con Tomás Aragay, tu coguionista habitual, ¿cómo suele ser vuestro proceso de trabajo?

Yo siempre ando escribiendo cosas que no sé a dónde van a ir. Es decir, yo no me siento y digo: “voy a escribir un guión”. Siempre tienes muchas cosas acumuladas, ideas, personajes, vivencias de cosas que están por ahí desde hace años… De ese caos poco a poco hay un momento en el que yo digo: “vamos a tirar por aquí”, y ahí es cuando se incorpora Tomás. Aquí lo que hacemos es pasarnos al menos medio año viéndonos un par de veces a la semana, porque él se fue a vivir cerca de Gerona. Nos vemos por las mañanas y le vamos dando forma, pero no escribimos nada. Hablamos, tomamos notas…

Una cosa que suelo hacer también es contarle lo que voy teniendo a algún amigo, tomando una copa. Al contarla en voz alta te das cuenta de qué es lo que sabes de la historia y lo que no, porque te obliga a articular una narración que va cogiendo forma. El siguiente paso que hago con Tomás es secuenciar la película, escaletarla, darle una estructura. Ahí es donde se empieza a cocinar la historia. Y cuando ya está cocinada ya no veo más a Tomás y empiezo a dialogar.

Luego entro en una fase final que es la revisión de ese texto, que también está bien tenerla antes de que empiece a circular. Viene bien tener tiempo para que repose, volver a leerlo y volver a escribir. Es un proceso largo. También suelo reescribir los diálogos cuando sé quiénes son los actores que harán los personajes. Sin embargo, al final, la última versión es la que sale de la sala de montaje.

¿Se ha reescrito mucho ‘Truman’ en la fase de montaje?

No. ‘Truman’ es de las películas más fieles al guión de las que he hecho. Siempre se hacen más pequeñas algunas secuencias, se borran varias réplicas… Pero no ha habido grandes cambios. Cuando eso pasa es porque tienes un problema.

Hay otro factor importante en todo esto: cuando te dan cinco o seis semanas para hacer una película no te puedes permitir el lujo de hacer una escena en un lugar para que luego no esté en la película. A lo mejor estás rodando en un bar en el que vale una pasta estar y esto no es Hollywood, no puedes dedicarte a rodar y luego ya veré. En ficción tienes que ser muy consciente de eso.

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Cesc Gay junto a sus actores en la rueda de prensa.

Ricardo Darín dijo en la rueda de prensa que al interpretar personajes que viven situaciones como las de ‘Truman’ hay que llevar cuidado para no caer en “pantanos emocionales”. ¿Tuvisteis momentos durante la escritura en los que visteis que podíais pecar de exceso de sentimentalismo?

Sí. Eso ha sido algo en lo que hemos tenido que estar muy atentos durante el proceso de guión, pero también a la hora de rodar y de montar. A lo mejor, a la hora de coger tres tomas hay una en la que, por ejemplo, Javier estaba mucho más emocionado. Siempre había que estar atento y lograr mantener ese equilibrio ha sido clave en ‘Truman’.

Por tu parte, contaste que empezaste la escritura de ‘Truman’ a raíz de pasar por un proceso parecido al de los personajes con un ser querido y porque te fascinaban alguna situaciones que sucedían, ¿hay mucho de esa experiencia personal en la película?

Hay mucho de eso, pero también hay mucho de experiencias que me contaban otras personas que también han pasado por ahí. Me alimenté mucho de cosas que vi y escuché.

También dijiste que usaste la escritura como una terapia para perder el miedo, ¿lo llegaste a perder?

Quizás “miedo” suena demasiado fuerte como expresión. Yo creo que todos los que escribimos lo hacemos para eso, para en cierta manera dar voz a cosas que no están bien colocadas. Escribirlas te ayuda a colocarlas, la ficción que creas te sirve para dar forma a cosas que de alguna manera inconsciente van por dentro de ti. Ésa es la esencia de la escritura, ya sea en forma de novela o de película.

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Un instante de la entrevista con Bloguionistas.

Una de las grandes virtudes del guión de ‘Truman’ creo que es la manera en la que habéis construido los personajes. Contáis lo justo de ellos, de su relación y de su pasado, son como un iceberg del que sólo vemos la puntita pero intuimos que debajo hay algo enorme…

A base de experiencia desarrollas alarmas que se disparan y que tú no controlas. Cuando estás escribiendo, construyendo algo, y hay un momento en el que por tercera o cuarta vez no estás sabiendo resolver algo es porque no te interesa. No hay que insistir. Es como si lo llevamos al plano de las relaciones sentimentales: por mucho que mires a una persona, si no te gusta, no te gusta, ¿qué le vas a hacer?

Entonces, cuando con Tomás estuvimos dándole vueltas a qué contar de los personajes, qué no contar o cómo meter determinada información de distintas formas para mostrar la relación de Julián y Tomás nos dimos cuenta de que no nos interesaba en absoluto hacerlo, que no servía para nada en la película.

El espectador es lo suficientemente inteligente como para entender que si alguien coge un avión en Canadá hacia Madrid para ver a un amigo es por algo. Eso lo detectas porque tú no lo sabes resolver o no estás contento y dices “pues voy a meter esta información aquí”, ahí es cuando me salta esa alarma como de incomodidad y no hago caso. No está bien insistir, hay que dejar fluir. Las cosas que salen y con las que te manejas fácilmente son las que tienes que dejar que surjan. Insistir con procesos racionales y exigencias absurdas al espectador no sirve para nada.

La comedia juega un papel muy importante en la película, ¿la usasteis como herramienta para aliviar la alta tensión dramática de la historia?

Eso por un lado, pero por otro porque es la esencia de la relación que tienen los personajes. Es la esencia de Julián, que es un personaje que es un tsunami, es valiente, un tipo con carácter. Tiene esa cosa argentina. Me siento mucho más a gusto caminando con la película con eso de la mano y no, como dices, con un drama. Yo utilizo el humor en el día a día y por eso lo incorporo.

Entrevista: Alberto Pérez Castaños. Fotos: Héctor Beltrán. (21 septiembre, 2015)


Entrevista realizada gracias al apoyo de DAMA.

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