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“CREO QUE A BÁRCENAS LE GUSTARÍA NUESTRA PELÍCULA”

Está a punto de cumplir un año en el Teatro del Barrio de Madrid y la obra ‘Ruz-Bárcenas’, escrita por Jordi Casanovas y dirigida por Alberto San Juan sigue llenando salas, encantando a críticos y, lo más importante, alucinando al público.

El texto de Casanovas revive el interrogatorio que le hizo el juez Ruz a Luis Bárcenas el 15 de julio de 2013 con las interpretaciones de Manolo Solo como Ruz y Pedro Casablanc como el ex tesorero del Partido Popular.

Ahora, el director David Ilundain quiere convertir la obra en un largometraje junto al equipo del montaje teatral: ‘B (La película sobre los papeles de Bárcenas)’. Para conseguirlo, han iniciado una campaña de crowdfunding

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El director David Ilundain.

Me encanta vuestra frase promocional: “Bárcenas reunió 200.000 euros en 48 horas para salir de la cárcel. Sus amigos tienen más dinero. Pero nosotros somos más”. No vais por el mal camino para conseguir el objetivo, ¿no?

Acabo de leer en Twitter una frase parecida que tenía como mil y pico retweets pero con otro tema: “Señores jueces, dejen de poner fianza a la gente que nos ha robado, porque la pagan con lo que nos han robado”. La nuestra fue una frase que surgió hablando del proyecto. Nos pueden decir que es demagógica, pero habla de una realidad que se puede sintetizar en una frase y que demuestra un poco dónde vivimos.

El primer objetivo es conseguir ese dinero que nos permitirá empezar a hacer rodar la pelota. Y, por otro lado, también buscamos la visibilidad. Llevamos unos meses peleando en frío por el proyecto peregrinando por productoras, distribuidoras, etc. Cuesta mucho explicarlo y también notas cierto miedo. No porque no guste, porque más de uno nos ha dicho que le gusta, que vieron la obra y que es genial, pero sigue estando ese miedo. Pero sí, esperamos superarlo y demostrar que el público está muy interesado y que ha habido mucho movimiento en la red.

Además, difícilmente se va a poder tener un producto tan testado, porque está basado en una obra de teatro que funciona, que allí donde va se llena y que supera su propio hándicap, que es que parece que va a ser un ladrillo. Al principio tardó en arrancar la obra, costaba demostrar que una declaración podía tener interés, pero la gente lo veía y salía flipada.

Dices que al presentarlo ha habido miedo por parte de productoras, pero lo cierto es que, a priori, ‘B (La película sobre los papeles de Bárcenas)’ es un proyecto sencillo –tiene una sola localización– y para el que habéis presupuestado una cantidad muy baja…

Si en este país fuéramos capaces de considerar que los productos culturales son sostenibles… Porque, por decirlo de una manera muy fácil: ¿no crees que la película funcionaría en un prime time, por ejemplo, en la Sexta, con Wyoming, la película y un debate? Se tiene que atrever la Sexta a poner el dinero, pero estamos seguros de que funcionaría. No para que sea un taquillazo, pero sí para que sea sostenible cada copia. Porque es un producto que, además, tiene un eco mediático, como te decía, su calidad está testada, los actores son muy buenos, la dirección de Alberto es muy buena…

Sólo falta cierta independencia y algo de riesgo por parte de los que tienen el dinero, porque circula por unas manos bastante conservadoras y tarda, creo, bastante en salir de ahí y en asumir cierto riesgo. Un riesgo que tampoco lo es, porque la película es una reflexión sobre algo importante que ya ha pasado. Esto es algo que ya han hecho muchos antes que nosotros, sobre todo británicos y estadounidenses.

¿Cuáles han sido esos principales miedos por parte de quienes tienen el dinero? ¿Qué puertas habéis tocado hasta ahora?

El proceso de que una televisión considere el proyecto es lento. Todavía tenemos esperanzas de que esté en la tele, porque es territorio para algo así, por eso pensamos que al final conseguiremos vendérselo.

Pero claro, ¿qué mercado tenemos en la tele? Dos cadenas privadas, una pública y las autonómicas. Las dos privadas es muy lícito que no quieran entrar, no lo voy a juzgar, aunque estamos convencidos de que en las marcas pequeñas de esas empresas debería funcionar. Podría funcionar perfectamente en Cuatro o en la Sexta y, además, es un proyecto barato.

Y, luego, en las televisiones públicas, hay que superar el hándicap de que puede ser un proyecto molesto para el partido que está en el gobierno porque habla de un caso de corrupción suyo. O ser un poco más maduros democráticamente y que puedan llegar a considerar que es un buen proyecto o no, que para gustos están los colores.

Pero que si no lo consideran, esperemos que no sea por miedo o por diferencias políticas. Deberíamos ser lo suficiente maduros para hacer esta película o cualquier otra, que casos hay de todos los colores. Podríamos hacer hasta series.

¿Tenéis un plan B?

No, no hay un plan B porque estamos convencidos de que llegaremos. Vamos haciendo la carretera sobre el viaje, porque hemos echado a caminar y todavía no está la carretera hecha. Tenemos que salir a la calle a arriesgarnos porque si pensábamos que teníamos que demandar cierto riesgo a los que nos quieran acompañar también teníamos que asumirlo nosotros.

Queremos que la peli funcione de una manera un poco express, con este concepto que se usa en Estados Unidos de “Instant Movie”, porque contarlo ahora tiene mucho más valor que hacerlo más adelante. Por ponerte un ejemplo: ‘Ser o no ser’ de Lubitsch tiene mucho más valor porque se hizo en el año 42, con Hitler ahí; si se hace diez años después hubiese seguido siendo una gran película pero si piensas que lo hizo cuando todo aquello todavía estaba vivo vale mucho más.

A nosotros nos gustaría hacer la película cuando los gobernantes están todavía y han sido señalados por su ex tesorero como partícipes de una contabilidad B. Lo único que hacemos es darle forma de película y ofrecerle al espectador una reflexión muy aséptica con estética documental sobre lo que allí pasó, porque ese día fue muy importante y ha parecido quedar como un día cualquiera dentro de una vorágine de casos de corrupción.

Bárcenas salió de la cárcel diciendo que iba a caer el gobierno, había SMS publicados entre él y Rajoy, montones de datos que luego se han ido demostrando que son ciertos en la instrucción del sumario… Son argumentos lo suficientemente importantes como para que le dediquemos una película.

Y éste no es el único proyecto en esta línea; ahora mismo hay muchos creadores moviendo proyectos de este tipo y todos con los que he hablado informalmente tienen las mismas dificultades que nosotros: el audiovisual todavía no se atreve a superar su propio miedo.

¿En qué momento pensaste que había que hacer esta película?

Lo hablé por primera vez en septiembre con los protagonistas y con Alberto San Juan. Todos fueron muy generosos y dijeron que por ellos sí. A partir de ahí empecé a buscar la manera de hacerla y llevamos con la maquinaria funcionando a tope desde enero.

Realmente no es demasiado tiempo, no nos podemos extrañar con que no tengamos la financiación. Pero como tenemos ese calendario express de querer ofrecer la película antes de que se acabe este año, en otoño, para que forme parte de la reflexión política general, queremos hacerlo ya.

El guión de la obra, escrito Jordi Casanovas, es una transcripción literal del interrogatorio que le hizo el juez Ruz a Bárcenas, ¿cómo ha sido la adaptación audiovisual? ¿Habéis mantenido la literalidad del texto?

Para adaptar el texto de Jordi a cine hemos querido ser bastante austeros. Sí hubo tentativa de contar cosas que pasaban fuera de la sala, haciendo algo más de estilo americano con investigación periodística, contando cómo se filtró la información…

Pero tendríamos que inventar muchas cosas, yendo a una peli más convencional en ese sentido y bastante más grande también pero, como dijo Jordi, todo lo que inventemos va en nuestra contra, porque son situaciones que no vamos a ser capaces de dialogar al mismo nivel de lo que ya tenemos dialogado.

Así que, valorando todo eso, volvimos a una versión mucho más claustrofóbica, manteniendo todo dentro de la Audiencia Nacional en ese día, metiendo pequeñas cosas que pasaron en los anexos de la sala. Es una película de localización única porque realmente tiene mucha fuerza lo que allí pasó. Hemos añadido varios personajes como un par de interrogados por la acusación, el abogado de Bárcenas, la secretaria del juez Ruz y sus oficiales y la policía, que tiene pequeñas intervenciones.

Con todo esto se reproduce un microcosmos de lo que hay fuera, un grupo de gente que está peleando por que todo esto vea la luz y un señor, Bárcenas, que tiene que defenderse de su antagonista, que no está en la sala. Porque el monstruo de esta película, por decirlo de alguna manera, es un abstracto, una entidad superior que él nombra como “el Partido”.

Es curioso, porque los mafiosos, cuando hablan de la mafia dicen “la Familia” mientras que Bárcenas decía “el Partido”, la organización para la que trabajaba y que le ha dejado caer. Creo que si somos capaces de recrear bien toda esta atmósfera hay más que suficiente para hacer una buena película.

Pese a ser una transcripción literal del material, ¿habéis llevado a cabo algún tipo de documentación?

Sí. Mi primera preocupación fue entenderlo todo bien, porque si en un guión cada frase tiene un por qué, en una declaración judicial ni te cuento. Nada es aleatorio. Una de las cosas que hay que saber es cuándo algo que se dice puede ser verdad y cuándo no, a quién puede referirse, por qué se pregunta sobre esto o sobre lo otro…

Nosotros teníamos el texto, pero ese texto es muy frío y saber cómo se ha dicho una determinada frase puede hacerlo diferente. Lo primero que hice fue hablar con los abogados que estaban en la sala. Es curioso ver cómo cada uno tiene sus interpretaciones, cómo tratan de reconstruir la verdad.

Fuimos también a la Audiencia Nacional, a conocer el lugar exacto. Nadie se imaginaría cómo es de pequeño, porque no es una sala de juicio como tenemos todos en el imaginario, sino un despacho judicial grande, un sitio en el que se toma declaración pero donde no se juzga todavía. Es muy agobiante para toda la gente que había.

También hablamos con periodistas que cubrieron el caso y que tuvieron acceso a los documentos antes que nadie. Pudimos saber cosas off the record que, aunque no vayan a estar en el guión es importante saberlas. Fue como el típico proceso de documentación de un caso real, pero siendo lo más escrupulosos posible porque sabemos que nos van a mirar con lupa.

Hemos renunciado a algunas cosas por criterio narrativo, porque la forma en la que sucede un interrogatorio es muy repetitiva y sería insufrible. Hemos tratado de concentrarla en tres actos, un primero y un tercero muy cortos y un desarrollo muy largo en el que está en juego la verdad de cada parte. Pero desde el punto de vista narrativo todas las frases son reales.

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Foto: @natxolopez

Tú serás el encargado de dirigir la película pero Alberto San Juan también estará presente en el proceso, ¿cómo lo haréis exactamente?

Vamos todos a una. Alberto ya ha trabajado con los actores para la obra y yo ya no tengo que dirigir a los dos principales porque se lo saben de memoria. Habría que verlos por cámara, naturalizar a lo mejor algunos momentos que en la obra son un poquito más teatrales…

Pero vamos, ese trabajo ya lo ha hecho Alberto. Lo que hemos hablado es que estará sobre todo en los ensayos. No tenemos muy claro si podrá estar en rodaje porque está hasta arriba de curro en su propio teatro. Pero el trabajo va a estar hecho a medias de alguna manera.

Es un personaje tan disparatado que si un guionista se inventase uno parecido nadie se lo creería.

Pedro Casablanc, el actor que lo interpreta, siempre dice: “A estas alturas, Bárcenas me cae bien. Pero de la misma manera a la que Anthony Hopkins le podía caer bien Hannibal Lecter. No soy tan imbécil como para pensar que es buena gente”.

Yo tengo empatía por él, he aprendido mucho de cómo es este tío. Es un personaje que, en los 80, se fue al Everest por una motivación política porque, al parecer, y si no estoy metiendo la pata, la primera persona española que lo subió era un montañero vasco que plantó una ikurriña con el anagrama de ETA. Entonces, Bárcenas y otra serie de gente, organizaron una expedición a la que llamaron “Expedición de las Autonomías” y que era una respuesta a eso.

Resulta que no llegaron a la cima, pero Bárcenas dice que sí lo hicieron. Hubo unos piques tremendos, por lo que contaron algunos de los que fueron, y que, además de que no llegaron, había sido un desastre. Es sólo una anécdota pero demuestra que Bárcenas es un tío que tiene mucha tela detrás.

No sé si lo has visto, pero ahora también ha saltado a la palestra su hijo, Willy Bárcenas, también todo un personaje, y cuenta que su padre canta muy bien…

Sí, y cuenta también que la noche que va a salir de la cárcel se puso a invitar a coca-colas de la máquina y a cantar rancheras con los presos. Y, cuando salió, Bárcenas, un señor del barrio Salamanca con un dineral, hizo un gesto con la mano mostrando cuatro dedos, saludando a los presos del módulo cuatro, que es en el que estaba. Como si estuviese muy integrado en la dinámica penitenciaria. Es un personaje maravilloso.

¿Crees que a Bárcenas le gustaría ver la película? Yo creo que pondría los 50.000 euros encantado…

El problema es que los tiene que poner en A y tiene las cuentas bloqueadas… Yo creo que sí le gustaría. Supongo que no es posible que la vea en el teatro porque todo el mundo sabría que ha estado. Pero si se puede llegar a ver en un cine yo creo que sí podría ir.

Texto: Alberto Pérez Castaños (14 abril 2015). Fotos: Natxo López. 

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