En un panorama audiovisual tan cambiante y con tantas incertidumbres como el actual, la formación continua se hace más necesaria que nunca para el guionista. En ALMA somos conscientes de esa necesidad, y por eso, desde hace algún tiempo, hemos reforzado nuestro compromiso con la formación de nuestros afiliados.
Tras el éxito en 2014 de las masterclass con los guionistas norteamericanos Greg Daniels y Andre y Marie Jacquemetton, nuestro siguiente objetivo es la organización de una serie de talleres destinados a la formación de guionistas de programas. Esos cursos comenzarán el próximo sábado, día 10 de enero, con un taller sobre escritura de monólogos impartido por Gabriel García Soto, coordinador de guion de “El club de la comedia”, y otro sobre programas de entretenimiento a cargo de Javier Durán, guionista en “Buenafuente”, “Homo Zapping” y coordinador de guion de “El Hormiguero”. A partir de ahí, cada sábado hasta el 7 de marzo, se impartirán dos talleres sobre los diferentes géneros de programas de televisión, desde talent show hasta programas de divulgación, pasando por los concursos o los programas de sketches.
Estos talleres aportan una visión bastante amplia de la labor que desempeñan los guionistas en los diferentes formatos audiovisuales de no ficción. Algo, por otro lado, nada fácil; porque, al fin y al cabo, ¿qué hace un guionista de programas?
En realidad, lo primero que habría que preguntarse es si se puede hacer una distinción clara entre guionistas de ficción y de no ficción, como si se tratase de compartimentos estancos e incomunicados. La realidad nos dice que la mayoría de los guionistas profesionales, bien por necesidad o bien por elección propia, pasan gran parte de su carrera alternando ambas funciones y que los buenos guionistas son lo suficientemente versátiles como para hacer la transición de una función a otra sin el menor problema.
Pero dejando de lado esta discusión sobre el sexo de los ángeles (tan recurrente en cualquier encuentro o congreso de guionistas que se precie), lo cierto es que no siempre es fácil definir la función del guionista en un determinado programa más allá de señalarlos como los que están en un rincón apartado de la redacción riendo sus propios chistes.
Vale, es cierto que en un programa como “El club de la comedia”, o incluso en “El Intermedio” la presencia del guion es muy patente. Pero ¿qué clase de guion hay en un talent show o en un reality? ¿Es que todo lo que dicen los personajes y lo que vemos en pantalla es producto de la imaginación de un guionista? Pues, evidentemente, no. Son pocos los programas que tienen un guion cerrado en el que está escrita hasta la última coma. En la mayoría de ellos, el guion consiste más que nada en una escaleta en la que se marca la ubicación de los diferentes bloques, con partes más o menos desarrolladas según las necesidades y las características del formato. Pero es en esa escaleta donde reside la importancia de un buen guion de programas. Porque esa escaleta es la estructura del programa, la que aporta el esqueleto para que todo lo demás se sostenga en pie.
Al igual que en un guion de ficción debe existir una estructura que haga avanzar la historia, con sus actos y sus puntos de giro, el guionista de un programa debe saber desarrollar una estructura que mantenga el interés del espectador, alternando los diferentes recursos con los que cuente (humor, sorpresa, originalidad, alternancia entre discurso y acción…) para conseguir momentos de mayor o menor intensidad “dramática”. En algunos casos, el propio formato ya es una estructura muy rígida en la que el guionista se limita poner un nuevo envoltorio en cada programa, eso sí, con la suficiente dosis de originalidad y novedad para no caer en la repetición. En otras ocasiones esta estructura es un liviano armazón que, como en algunos reality, hay que ir modificando a medida que se producen las reacciones de los diferentes participantes en el programa. Al fin y al cabo, parte del éxito de programas como “Quién quiere casarse con mi hijo” o “Un príncipe para Corina” se debe a la narración no sobre el papel sino durante el proceso de montaje. Y esa forma de contar también es, a menudo, responsabilidad del guionista.
Pero en la mayoría de los casos, esa estructura tiene que ser lo suficientemente sólida como para aportar el rasgo distintivo del programa y, al mismo tiempo, tan flexible como para ser capaz de adaptarse a los imprevistos. Y no cabe duda de que los imprevistos son muchos: desde un cambio de contenidos en un programa de sátira política o en un late night por una noticia de actualidad que se acaba de producir hasta la incomparecencia de un invitado; desde el cambio inevitable tras un ensayo que ha salido mal hasta los que tienen que ver con las opiniones de los directivos de la cadena o de la productora, nerviosos por un mal dato de audiencia el día anterior.
Y es ahí donde se pone a prueba el buen trabajo de un guionista de programas: en su capacidad para dominar las estructuras y los formatos y, al mismo tiempo, aportar soluciones rápidas y efectivas a todos esos imprevistos. Y, además, hay que saber hacerlo en equipo. Porque esta suele ser otra de las características del guion de programas: que raramente lo escribe un solo guionista a solas en casa. Lo habitual es la implicación con un equipo, ya sean otros guionistas y redactores, o incluso el trabajo codo con codo con el equipo de producción o dirección. Porque el compromiso del guionista con el programa no termina en el momento en el que el guion sale de la impresora, sino que, habitualmente, continúa hasta que el programa está prácticamente en el aire.
De todo esto saben, y mucho, todos los ponentes de los diferentes talleres que forman parte de este ciclo organizado por el sindicato ALMA y con el apoyo de la Fundación SGAE. Seguro que todos ellos se han enfrentado a multitud de imprevistos y han construido cientos de estructuras provisionales que hay que volver a levantar en el siguiente programa. Y lo mejor es que todos vienen a compartir con nosotros su experiencia como guionistas de programas. O mejor dicho (no seremos nosotros quienes empiecen a hacer diferencias) su experiencia, simplemente, como guionistas.
La oportunidad es única, porque no es fácil conseguir que un grupo de profesionales con tanta experiencia acumulada y ahora mismo en activo acudan a compartir su conocimiento con otros guionistas. Y, por si te faltan alicientes, recuerda que los talleres son gratuitos para los afiliados al sindicato ALMA y muy baratos para los no afiliados.
Pincha aquí para acceder al formulario de inscripción.
Josep Gatell es guionista y miembro de la junta directiva del Sindicato ALMA. Ha trabajado en series de ficción y en programas como En el aire con Andreu Buenafuente, del que ha sido coordinador de guión. Además, imparte clase sobre escritura de comedias televisivas y monólogos en el Máster de Guión de la Universidad de Navarra. Actualmente está escribiendo su primer largometraje para Telecinco Cinema. @eljosep
Carlos Muriana es guionista y miembro de la junta directiva del Sindicato ALMA. Ha trabajado en numerosos programas de diferentes géneros, entre ellos “Un, dos, tres… Responda otra vez”, “Waku-waku” o “El semáforo”, así como en diversas series de ficción. En la actualidad es guionista y coordinador de contenidos en el programa de TVE “La suerte en tus manos”. @carlosmuriana
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