ENTREVISTA CON MANUEL MARTÍN CUENCA

Por David Muñoz

Hace unos días recibí un e-mail con información sobre este curso que va a impartir el director y guionista Manuel Martín Cuenca el próximo mes de julio:

Como el planteamiento del taller me pareció interesante, se me ocurrió que podría merecer la pena entrevistar a Manuel en Bloguionistas para hablar de los temas que va a abordar durante los ocho días que dura el curso. Y creo que el resultado ha sido bastante interesante.

Ah, si queréis saber más sobre el curso, pinchad aquí.

¿En qué consiste exactamente este taller práctico para actores y guionistas?

Se trata de escribir y poner en escena algunas secuencias escritos por los guionistas y un ejercicio común para todos. Trabajaremos la situación de la escena y el subtexto y el trabajo del guionista y el actor.

¿Por qué crees que puede resultarles útil a los guionistas o los actores que se inscriban en él?

Espero serles útil. Yo lo que intentaré es transmitir mi experiencia y mi forma de trabajar.

Y… ¿Por qué crees que puede serles necesario? En el texto de presentación del curso dices que los guionistas desconocen muchas cosas sobre la forma de trabajar de los actores y viceversa. ¿Realmente crees que es así?

Bueno, necesario, necesario… yo no “vendo” nada necesario. Lo que intento es trasmitir lo que sé, compartirlo, analizarlo y seguir explorando con la gente. Es sólo mi punto de vista que, además, va evolucionando. El que le apetezca y crea que le puede servir compartir conmigo y otro grupo de guionistas y actores para su trabajo bienvenido, pero quiero dejar claro que no me oferto a mí mismo con ninguna receta mágica sino con mi experiencia. El texto del que hablas publicita el taller. Personalmente no sé si todos los guionistas saben mucho de actores y al revés, obviamente depende, pero lo que creo es que compartir estas experiencias es muy importante y no solo verlas. Por ejemplo, creo que actuar es muy importante. Una de las cosas que más me ha ayudado a dirigir y a escribir es ponerme en la piel del actor. Y lo recomiendo y cuando le doy clases a jóvenes directores los hago hacer eso, porque creo que les va a ser útil… repito, es mi experiencia. Puede que haya casos en que no sea así.

En tu experiencia, ¿cuáles son los errores más comunes en los que caemos los guionistas que pueden afectar negativamente al trabajo con los actores?

En mi experiencia, el error más común es pensar que tu guión es una obra terminada, que los diálogos suenan de determinada forma, que las escenas son de otra… e imaginar la película y fijarla con adjetivos. Para mi el error más común es no darse cuenta de que un guión es sólo una guía, un mapa, y que como tal es la referencia para continuar el viaje, pero no el viaje en sí mismo. El guión apunta los caminos, pero no es la película. Luego, hay que confiar en el director y los actores, no queda otro remedio. Ellos hacen el viaje. Así que un guionista nunca puede sentirse traicionado porque una película no es sólo el guión, para lo bueno y lo malo. Es un oficio misterioso y de alquimista, porque el guionista no escribe novelas, o sea obras finalizadas, sino que elabora mapas de mundos desconocidos… es una especie de visionario, de poeta.

¿Cuál es tu método de trabajo con los actores? ¿Cuáles son tus referentes a la hora de dirigirlos? ¿Te sientes parte de alguna escuela?

He intentando aprender de todos, y muchas escuelas tienen cosas en común o armas que puedes usar. Y a todos los actores no les sirve lo mismo. Creo que hay que aplicar cierto sentido común, buscar la verdad, abandonar las intelectualizaciones… y sobre todo buscar el presente, el aquí y el ahora de cada actuación. Eso es lo que más busco, la presencia y la interrelación con el otro actor. Todo comienza cuando dos actores se conectan, a partir de ahí se pierde el control absoluto y surge eso que podemos llamar la verdad o la espontaneidad. Pase lo que pase, lo más importante es actuar con el otro. Y, también lo repito una y otra vez: huir de los adjetivos. Los adjetivos son un lastre.

Nosotros nos conocimos ya hace unos cuantos años en un taller con algunos puntos en común con el tuyo llevado por Mariano Barroso. Para mí, descubrir cómo trabajan los actores, qué es lo que buscan de una escena, lo que consideraban importante para hacer bien su trabajo, fue una revelación. Pensaba que lo sabía todo y descubrí que en realidad no sabía nada. ¿Crees que eso pasa mucho? ¿Que los guionistas y los directores que empiezan creen que saben cómo relacionarse con los actores y en realidad no tienen ni idea?

Me acuerdo. Fue un gran taller. Yo estaba allí como guionista, y creo que me lancé a interpretar alguna escena. Tú también, ¿no? Creo recordar…

Que va. No tuve valor.

Se aprende mucho compartiendo la experiencia de los demás. Creo que el trabajo de guionista y de actor están cerca en algún sentido, y lejos en otro, porque el guionista sabe muchas cosas que el actor no debe saber o ser suficientemente maduro para saber y olvidar, porque saberlas no le ayuda a actuar. Pero efectivamente compartir esta experiencia creativa es increíble… David, creo que esto que voy a decir no es una boutade, sino que lo pienso sinceramente y hay gente que ya me lo ha oído decir. Los personajes no existen. El guionista, por mucho que imagine no sabe cómo es realmente su personaje (me refiero al personaje real, al que acaba en la película) y tampoco el actor/ actriz, ni el director, y si uno se empeña en que surja esa idea del personaje que tiene en la cabeza, en sus fantasías, lo que sale es algo que no se corresponde con lo soñado. Porque los personajes surgen durante el proceso de hacer una película y son una confluencia entre lo que apunta el guión, lo que aporta el actor y la mirada del director. Lo fascinante de esto es que los personajes de verdad no están totalmente controlados por nadie, sino que poseen una especie de inconsciente de la confluencia de estas tres fuerzas o aportaciones. Los personajes cuando son complejos tienen un área inconsciente y llena de incertidumbre… y eso me encanta.

¿Podrías contarme un poco más sobre qué te aportó tu experiencia como “actor”? ¿En qué cambió tu punto de vista sobre la interpretación?

No fue la primera vez que estuve en un taller como actor. Antes de comenzar a dirigir estuve en uno con Juan Carlos Coraza. Fui a hablar con él y le dije que quería ser director, que había dirigido ya algún corto y que quería estar en sus talleres trabajando como actor. Tuve la suerte de coincidir (no es broma) con gente como Javier Bardem, Alicia Borrachero, Gabino Diego, Amara Carmona… entrenando e interpretando. Aprendí un montón, luego he hecho varios talleres más, por ejemplo con Will Keen, un gran actor británico… Y lo que más me ha revelado es que interpretar es una gozada, es un viaje,  es tocar la libertad. Puedes ser un asesino sin serlo, pero explorando la parte de asesino que hay en ti, puedes vivir varias vidas, sabiendo que el director dirá corta… Es, en cierto sentido, como hablar otro idioma, como viajar, como transcender tus propias limitaciones desde tus limitaciones. Es una maravilla y no lo esperaba así. Sufres, lloras… y vives. Soy un actor pésimo, pero me encantó, como puedes ver. Fue como volver a jugar cuando tenía 7-8 años, a la infancia… tú sabes que estás jugando, pero lo haces de verdad, como los niños. Siempre recuerdo esa experiencia y trato de empujar a los actores a esa libertad. Porque un actor libre, pero controlado por el director, es lo más hermoso que tiene el cine. Y a veces cuando un actor se queja, le digo: “no jodas, si eso que estás haciendo es la hostia”…  y entonces sonríe, porque sabe que es verdad. Atravesar la puerta y estar donde están ellos te da seguridad a ti mismo y te coloca en ese mundo del juego que es maravilloso. A todos los directores y guionistas se lo recomiendo.

Has dirigido varios largometrajes, documentales y alguna TV movie. ¿Cómo ha evolucionado a lo largo de estos años tu manera de entender el trabajo con los actores? ¿Qué te ha aportado la experiencia?

Cada vez soy más fanático de esa incertidumbre de la que hablaba. De poner algo en marcha y ver a dónde llega, de que el motor de la actuación sea la inconsciencia. Quizás eso es lo que más he aprendido y evolucionado, creo. Pero me siento un maravilloso principiante en esto. Ford decía que uno es director cuando ha hecho 20 películas. En esta época es difícil, pero poniendo esto en su sitio creo que significa que el oficio del cine es largo y duro y que la madurez se alcanza muy poco a poco. Es lo que yo trato de hacer y por eso me siento un director incipiente.

Una pregunta que no tiene que ver con el taller. ¿Cómo ves que haya un “coach” de interpretación en rodaje ayudando a un actor? ¿Alguna vez has trabajado con un actor que te lo haya pedido? Si ha sido así, ¿cómo lo has llevado? A veces me da la impresión de que puede pasar que el actor sienta que tiene dos directores que además a veces le dicen cosas contradictorias.   

No me gusta. Es el trabajo del director. No dejo nunca que haya un coach en mis pelis. y si me enterara que hay uno ensayando con un actor a mis espaldas me molestaría. Y mucho. El director debe saber dirigirse a los actores y ayudarlos, si no, no está haciendo su trabajo.