Por David Muñoz
Este año vuelvo a ser tutor de varios guionistas en el Curso de Desarrollo de Proyectos Cinematográficos Iberoamericanos. Como siempre, mi labor consiste en trabajar con ellos para conseguir que cuando acabe el curso se marchen con la mejor versión posible de su guión.
Y durante una reunión con varios alumnos en la que también estaba presente otro tutor, el escritor Ray Loriga, ocurrió algo que me ha dado de pensar lo suficiente como para acabar escribiendo una entrada sobre ello.
En el curso, los guionistas siempre trabajan con dos tutores distintos. Tres semanas con uno y tres con el otro. La idea es que tengan la posibilidad de escuchar varias opiniones sobre su trabajo. Aunque yo nunca he pensado de forma muy diferente al tutor que me ha precedido, me parece una buena idea. Como guionista “tutorizado” en un par de ocasiones, sé que puede ser muy frustrante encontrarte con un tutor que ve tu guión de una forma totalmente distinta a la tuya y no tener ni siquiera la oportunidad de recabar otras opiniones.
Pues bien, en la reunión que comentaba antes, uno de los alumnos dijo que le gustaría que, dado que su guión estaba protagonizado por una mujer, su segundo tutor fuera una guionista.
Y yo salté. Es un tema que me toca mucho la fibra sensible y no podía callarme.
Le dije que me parecía absurdo que prefiriera una tutora a un tutor por estar escribiendo una historia de mujeres y que incluso me parecía sexista que lo hiciera. ¿Es que si fuera una guionista escribiendo una historia protagonizada por hombres se negaría entonces a tener una tutora?
Entonces, Loriga dijo algo que me hizo mucha gracia: “¿Es que las películas de superhéroes las escriben superhéroes?”.
El pobre guionista replicó algo así como que bueno, a lo mejor teníamos razón, pero que él seguía pensando que sería interesante tener una tutora en la segunda fase del curso, y ahí quedó la cosa. Tampoco era plan de estar discutiendo sobre el tema tres horas y él tenía derecho a pedir ser asesorado por una guionista.
¿Por qué me parecía sexista exigir una tutora?
Pues porque hacerlo presupone que cualquier mujer (siempre que esta sea guionista, claro) puede decirle algo útil sobre su guión. Que es algo así como creer que más o menos todas las mujeres son iguales y comparten una visión del mundo, una forma de ser, una manera de relacionarse con su entorno. Dado que el guionista no sabía nada sobre su futura tutora (nunca había trabajado con ella) la única razón que le llevaba a pedir que le asesora era su sexo. Y eso es sexismo.
Y yo no creo que todos los hombres y todas las mujeres seamos iguales. O que compartamos tantas cosas como para que nuestro punto de vista sobre un determinado tema sea representativo del de todo nuestro género.
Ni por asomo.
Eso no quiere decir que no haya más posibilidades de que un hombre o una mujer sepan algo más que alguien del sexo opuesto sobre temas muy concretos. Lo más obvio: un parto. Pero de nuevo, no hablarías con una mujer cualquiera, sino con una que hubiera parido y que además hubiera vivido al hacerlo una experiencia similar al de la protagonista de tu historia. Porque hay partos para todos los gustos: largos, cortos, dolorosos, traumáticos, indoloros, etc. El de la madre de mi hija no se pareció a ninguno que nos hubieran contados durante los meses anteriores. Y os aseguro que escuchamos historias de todo tipo.
¿Que también es más probable que los hombres compartamos una sensibilidad parecida sobre algunos temas? ¿Que también les ocurre a las mujeres? No lo dudo. Pero habría que concretar de que temas estamos hablando.
Por supuesto que merece la pena documentarse cuando vas a escribir sobre alguien que no eres tú. Sobre todo si la documentación te obliga a tratar con personas que comparten oficio con tus personajes. Conversar con un médico durante media hora puede darte más material a la hora de escribir una historia que sucede en un hospital que pasarte seis horas navegando por Internet. Sobre todo porque cara a cara la gente suele animarse a contar cosas mucho más interesantes de las que sería capaz de poner por escrito.
Pero, volviendo a la frase de Loriga, uno no tiene que haber volado para poder escribir un cómic de Superman.
Parte del trabajo del guionista es pasear con la calle con los oídos y los ojos bien abiertos, prestar atención a lo que ocurre a su alrededor, leer mucho (lo malo, lo bueno y lo regular), ver películas, televisión, comprar los periódicos, etc. para que cuando escriba, todo lo que ponga sobre el papel tenga sabor a realidad. Aunque también puedes ser uno de esos guionistas/directores que crean su propio mundo y en los que la realidad no cuenta demasiado.Y tampoco pasaría nada.
Porque debemos asumir que por mucho que nos documentemos, por más que tratemos de perdernos en nuestros personajes, al final lo que escribimos es siempre una extensión de nosotros mismos. Nosotros somos todos nuestros personajes. Sean hombres, mujeres, niños, ancianos o adultos.
En el suplemento El País Semanal del periódico El País del 2 de enero, se publicó una encuesta en la que cincuenta escritores explicaban por qué escribían. Y Arturo Pérez-Reverte decía algo que me parece que explica muy bien en qué consiste el proceso creativo: “Reescribo los libros que amé a la luz de la vida que viví”.
También me gustó como expresaban U algo muy parecido en su canción “The Fly”:
“Todos los artistas son caníbales, todos los poetas son ladrones
Todos asesinan a su inspiración y cantan sobre el dolor que sienten”
Y de eso se trata.
Metemos en la batidora de nuestra cabeza las historias que nos han hecho disfrutar, las pasamos por el filtro de nuestras experiencias (de nuestro “yo”), y las regurgitamos en forma de nuevas historias.
Lo expliqué en una charla que di esta semana en la ECAM a cuento de la preocupación por no ser lo suficiente autores (o sea, por no tener un sello personal) que sienten muchos guionistas cuando empiezan. Les dije que, lo quieran o no, todos son autores. Porque cada decisión que tomamos al escribir es una decisión que probablemente no tomaría otro guionista. Incluso cuando trabajamos con hechos reales, al decidir qué dejamos fuera en nuestro guión o que incluimos, nos estamos retratando. No sé quién lo decía, pero es cierto: todas las obras de arte son autorretratos. Lo reconozcamos o no. Pero nuestro trabajo consiste en convencer a quienes ven nuestras películas, o nuestras series de televisión, de que nuestros personajes son individuos “reales”, que tienen una existencia propia capaz incluso de desafiar la voluntad de su creador. Ahí está la magia. Idealmente, los personajes son piezas de ajedrez que se mueven por el tablero manejadas con hilos invisibles.
Precisamente la semana de la reunión leí una magnífica novela corta de Joyce Carol Oates, “Violación. Una historia de amor”, a través de cuyo protagonista masculino me pareció que Oates describía de forma muy convincente una cierta forma de ser de algunos hombres que pocas veces he visto retratada en la ficción (y no, malpensados, no me refiero a los violadores, sino al policía que va más allá del deber en la investigación del caso). Pero en ningún momento se me pasó por la cabeza que por el hecho de ser mujer ese retrato fuera menos válido. ¡O que Oates hubiera tenido que recurrir a un hombre para escribir su libro!
Si algo describen las historias, y por eso ponemos tanto énfasis al escribir en los personajes, los objetivos, etc., es cómo un individuo particular ve transformada su vida cuando le ocurre algo que no esperaba. No es “un hombre” ni “una mujer”; es Pepe, es Lola, es María, es Carlos, con sus peculiaridades, con sus forma específica de enfrentarse a la realidad; marcada por su sexo, sí, sin duda, pero también por otros muchos factores que debemos tener en cuenta y que a menudo resultan mucho más importantes.
El guión es el reino de lo específico, no de lo genérico.
Por eso solo llamamos “HOMBRE 1” o “MUJER 2” a esos personajes que solo están por ahí haciendo bulto, que podrían ser sustituidos por otros con características distintas sin mayor problema.
Como tutor, reclamo el derecho a tener un nombre y apellidos, unos gustos y una trayectoria profesional. No quiero ser solo TUTOR 1 (porque además ya sabemos cómo suelen acabar estos personajes…).
Y estoy seguro de que la guionista encargada de asesorar al guionista que pidió trabajar con ella tampoco quiere ser TUTORA 1.
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Todo eso está muy bien… pero el chico tenía razón.
¿Por qué?
Ahora se va a estrenar (o se ha estrebado ya) una nueva versión de “Cumbres Borrascosas” (con protagonista negro para volver con la burra al trigo del racismo… da que pensar que siempre quse se habla de racismo él es el negro y ella la blanca). La novela original, como todo el mundo sabe es de las hermanas Bronte y la historia va de los amores trágicos de la niña bien y el “mozo de cuadras” (por llamarlo de alguna manera) con la oposición del malvado hermano mayor. Un hombre hubiera escrito la historia con un Heathcliff bondadoso y absolutamente víctima y ella más o menos igual. una especie de romeo y Julieta (seguramnete lo que veremos en esta versión).
Las Bronte no.
En la novela, Heathcliff es un bastardo del mismo (o peor) calibre que el hermano y ella una pusilánime sin espíritu. Es muy dudoso que un hombre se atreva a presentar una historia de amor con semejantes personajes (por muy maquillados por el melodrama que estén) porque creerá que las mujeres le van a mandar al cuerno.
¿Por qué las mujeres adoran a Heathcliff? Prueba a preguntar, a ver si sacas algo en claro
¿Qué hombre se atrevería a contar “Lo que el viento se llevó”? (como una novela romántica que funcione, se entiende). la protagonista es una zorra implacable que sólo se da cuenta de que ama a su marido cuando él la viola.
Prregunta cómo es eso posible, a ver qué te dicen.
Si vas a contar una historia de mujeres de las de siempre, no hay problema, Pero si quieres dar una vuelta o dos de tuerca, conocer la opinión no de una, sino de muchas, es de rigor.
Un saludo
Yo no quiero preguntar. A ver si usted puede ilustrarme más en este tema.
Cumbres borrascosas no la he visto, pero lo “Lo que el viento se llevó”, sí, y te puedo asegurar que él no la viola, sino que tienen una noche alucinante de sexo salvaje. Por dios, Rhett Butler es un caballero hasta con las prostitutas.
Y Escarlata O’Hara no es más zorra implacable de lo que pueda ser House, por ejemplo.
Pues no sabria precisarlo, el efecto Pigmalion es cuando alguien espera una reaccion de otra(s) persona(s) y sus propias acciones determinar la realizacion de las reacciones esperadas, algunos libros funcionan con causas estructuradas y consecuentes mientras que otros meten elementos sin mucha razon que aceptamos porque o bien sabemos que es la historia y sucede como el autor quiere o sabemos que la realidad no sucede como un autor quiere, el todo caso ciertas acciones son aceptadas por el peso del antes y el despues, la escena que mencionas de Lo que el viento se llevo podria ser una noche romantica, una escena de casi muerte, una escena de celos o alguna otra variacion y seguiria funcionando por el antes y el despues, tal vez no con el mismo peso pero funcionaria
Entonces quizas seria mas adecuado preguntar al publico especifico sobre la trama concreta mas que sobre los puntos clave, que para eso esta la habilidad y el juicio del guionista
No estoy muy de acuerdo con usted Chindasvinto. El chico no tenia razón.
No creo que el hecho que realmente marque la diferencia sea el sexo del autor, sino que lo que realmente define es el autor en sí mismo, su personalidad, sus vivencias, lo que persigue mientras escribe, un sinfín de variables, que como bien expresa el autor del post, impregnan lo que escribe y alimentan a sus personajes.
En los ejemplos que expone, las hermanas Bronte son un caso muy concreto de mujeres al limte extremo en casi todas las facetas de la existencia humana, al límite de la inanición, del maltrato, de los elementos… Lo que habría sido sorprendente es que no surgiera un personaje como Heathcliff.
En cuanto al personaje de Escarlata y el asunto de “le quiero porque es lo suficientemente macho para dominarme” no difiere mucho del personaje de Maureen O’hara en El hombre tranquilo y no está escrito por una mujer, precisamente.
Me viene a la cabeza el personaje de Jack Nicholson en Mejor imposible, cuando explica cómo se mete en el mundo interior de una mujer al escribir: “Pienso en un hombre y le quito la responsabilidad y la sensatez” (o algo así).
Un saludo a todos.
Osito:
Si yo pudiera ilustrar en este tema, sería millonario.Por eso digo que hay que pensar, escribir y luego mostrarselo a ellas a ver qué cara ponen.
Ekena
Si esa escena la coge cualquier juez actual, Rhett iría de patitas a prisión. ¿Te recuerdo que la teoría es “con decir “no” una vez, basta”? Cualquier serie actual con parejas tiene un capítulo en el que se remeda de alguna manera esto y se le “da una lección al hombre”.
Gin:
Estoy de acuerdo en que todo depende de cómo se ha llegado allí, pero la escena que escogió Margaret Mitchell es la que es, y funciona precisamente porque es esa, no otra.
Rubia por vocación:
No estoy totalmente convencido que de lo que ambos personajes funcionen por el “te quiero porque eres lo suficientemente macho para dominarme”. En el de Escarlata, mi teoría (aventuro) es que al final de la película el público femenino se ha distanciado un poco de ella. No está en su pellejo, sino mirando desde fuera, preocupado tanto por ella como por él. Es evidente que ella se está equivocando y él se ha convertido en un guiñapo., lo cual (y éste es terreno minado) la exaspera a ella todavía mas. El público femenino quiere que él (al que con toda razón adoran) recuperae su gallardía y ella abra los ojos de una vez. en estos términos, la “violación” es la solución perfecta… si el público es capaz de aceptarla.
Que el público masculino la acepte, no es problema. La cuestión es: ¿Por qué la acepta el femenino?
Un saludo
Partiendo de la base de que “Los puentes de Madison” la escribió un hombre (a partir de la novela de otro hombre), y “El hombre que pudo reinar” una mujer, no le compro su argumento, chindasvinto.
Y menos aún cuando la mejor adaptación de “Cumbres borrascosas” la hizo un hombre tan turbio como Luis Buñuel.
Yo insisto en lo mío, jajaja. Lo que hay detrás es una gran historia, que es lo que realmente engancha, tanto al público femenino, como al masculino, Público, a fin de cuentas, dejando a un lado clichés y la maldición de lo politicamente correcto, que va a acabar poco a poco con el talento y el sentido común.
En cuanto al tema especifico que usted se refiere de la “violación” y su aceptación o no, ¿qué quiere que le diga?, es de los años 30 y hasta hace relativamente poco en nuestro Derecho no se contemplaba la violación dentro del matrimonio porque se consideraba que era un débito conyugal.
Creo que cuando una aborda la lectura o visionado de obras no contemporáneas debe asumir también su contexto antropológico, de no ser así, dejariamos de disfrutar de grandes historias.
Volviendo al tema del post, me reitero en lo que ya escribí, el chico se equivocó. Y, digo más, si me hubiera elegido a mi como tutora, aún se habría equivocado más jajaja
Cansadoyconfuso:
“Los puentes de Madison” es una historia clásica, con una fórmula bien probada (“Breve encuentro”). Y yo nunca he dicho que un hombre no pueda hacer historias de mujeres. De hecho dos de las mejores películas de mujeres que se han hecho nunca, “Eva al desnudo” y “Damas del teatro” están hechas en su totalidad por hombres. Lo que digo, es que es muy lógico que un hombre pida ayuda a una (o varias) mujeres para adentrarse en el mundo de ellas. Mankiewicz (“Eva al denudo”) era un enamorado del mundo de las mujeres y La Cava (“Damas del teatro”) llegó a poner micrófonos en los ensayos de sus actrices para saber cómo hablaban entre ellas cuando no había hombres delante.
Por cierto que eso de que la mejor adaptación es de Buñuel, primero es opinable. y segundo, estamos hablando de la creación de la historia, no de su adaptación.
Rubia:
No cuela. El público del que hablamos no es el de los años 30, es el de todas las épocas. Tú misma puedes leer cómo Elena no lo considera una violación.
Efectivamente, Rubia por Vocación, opino igual de lo de la gran historia.
Y grandes personajes. Es lo que importa para todo el público.
El argumento de que eran los años 30, no lo creo… Si yo, que soy hipersensible con esos temas, hubiera visto una violación dentro del matrimonio, años 30 o no, me hubiera repugnado, y no fue así…: La cara con la que se levanta por la mañana, dice claramente que la noche anterior no ocurrió nada que ella no quisiera, que es la definición de violación.
De todos modos en esta gran película, Escarlata y sus gustos y reacciones, no son en lo que nos fijamos para “juzgar”, puesto que siempre son deformados, interesados, sin escrúpulos, y con bastantes pocos sentimientos, en la mayoría de los casos. El personaje que está hecho para que te identifiques con él, es Rhett, inteligente, sensato, irreverente y sobre todo un tío libre en unos tiempos que eran en sí mismos una prisión. Es apasionado pero su pasión por Escarlata acaba muriendo porque ella es un muro.
Los dos son un ejemplo de personajes exquisitos para mí, porque se les lleva al límite (a ella, en el tema “laboral”, a él, en el emocional), y ves cómo son sus entrañas, una gozada.
Por otro lado, Rhett es el personaje masculino menos machista que recuerdo. No sé cómo pudieron hacerlo tan bien en ese sentido, siendo de esa época. ¡Ahora, no lo consiguen!
Creo que es en eso y en su “libertad” en lo que radica que sea un personaje tan atrayente.
Es muy interesante ver cómo lo veis vosotros, ha molado.
¿Que no cuela?. Elena y yo formamos el tan traido en este post “público femenino”y nuestras opiniones son divergentes porque el hecho de ser mujeres no nos unifica ni hace que nos guste lo mismo, como tampoco sucedería con la anhelada tutora del chico guionista.
En cuanto a lo de los años 30, no me refería al público, sino a la época. Si tuviera que analizar los diálogos o clichés con mi sensibilidad de mujer profesional de 2011 no disfrutaría de casi ninguna gran historia, vería constantemente los fantasmas del machismo, de la misoginia, etc….. para eso ya hay grupos más especializados y más militantes jajaja. Me conformo con la genialidad de los diálogos y asumo el contexto sociológico, a veces, es un personaje más de la película rozando la comicidad.
Lo curioso del tema del blog es que no deja de ser triste prejuzgar la profesionalidad y el criterio de alguien sólo por su sexo. Y luego, la segunda parte: si el estudiante tuviera asignada una tutora y hubiera pedido un tutor, ¿se hubiera sido igual de tolerante y condescendiente?.
Creo que lo que nos confunde a Chindasvinto, a mi y a otros
muchos hombres sobre la famosa escena de
“Lo que el viento se llevó” es lo siguiente:
Escarlata le dice que no varias veces a Rhett. Incluso le
golpea mientras él la coge en brazos y se la lleva al
dormitorio. Acto seguido hay un fundido encadenado y
ella aparece sonriente en la cama, desperezándose.
Supongo que aqui se aplica una especie de utilitarismo
moral, en la que se justifican los medios siempre que el fin
sea positivo. Si un hombre viola a una mujer, y esta llega
al orgasmo, ¿sigue siendo violación?
Siguiendo esta lógica, acosar a una mujer es lícito
dependiendo del resultado:
Resultado 1: “Os presento a mi marido. Me estuvo
persiguiendo durante dos años hasta que me conquistó”
Resultado 2: “Eh mirad a ese tipo. Me estuvo persiguiendo
durante dos años hasta que le puse una orden de alejamiento”
Y cambiando de tema, lo de Escarlata comportándose
como una “zorra implacable” no es algo incomprensible
por los hombres. De hecho su comportamiento se explica
en el famoso monólogo “A Dios pongo por testigo…”
Chindavinsto, no sé como se lo monta, pero sus comentarios siempre traen cola. Volviendo al origen del debate, al autor de post le idignó y le pareció incluso sexista que el alumno prefiriera una tutora. Por su puesto que, por encima de ser hombres y mujeres somos personas y profesionales (nadie lo discute), pero también habría que aceptar con naturalidad que de forma genérica, hombres y mujeres no somos iguales, en el sentido de que no pensamos ni sentimos igual. De mnera que esto podría se un valor que suma y no resta.Tan equivocado es pensar que sólo una mujer (tutora) podría orientarle mejor, como indignarse porque un alumno prefiere esa opción, perfectamente legítima.
Lo que parece triste y sexista es que en las listas electorales haya un cupo (porqué sí) que deba ser llenado por mujeres, independiententemente de su competencia y profesionalidad, pero preferir la opinión de una tutora, no me parece tan grave, al contrario, puede ser un valor añadido.
Curiosamente, Chindas, como bien apuntaba la idea original y la esencia de Cumbres Borrascosas y Lo que el viento se llevó está escrita por mujeres (los guiones y las adaptaciones cinematográficasno parten de 0) Por supuesto siempre hay excepciones como la que señalaba Cansadoyconfuso.
“Una rubia por vocación” lleva razón cuando señala que hay que atender al contexto antropológico para poder disfrutar de estas histórias. En “lo que el viento se llevó”, le diré que las interpretaciones que ha hecho, Chindas, son muy discutibles, como así lo demuestran los comments. Sin embargo, tratando de ser optimista y positiva esa supuesta ” violación”, en en contexto de la época es aceptable. Bien mirado, figúrese que en lugar de “violarla” la mata por accidente o por el arrebato pasional de “la maté porque era mía”. Qué pasa si a la Escarlata se la lleva el viento? Pues que se acaba la película y nos quedamos con las ganas de saber si hubiera sido un peliculón. Siempre hay que ver el vaso medio lleno.
Estoy convencida de que hay tutores y tutoras maravillosas, no por lo buenos o malos que puedan ser (que nunca sabe uno la opción que es mejor) sino, por lo inspiradores que pueden llegar a ser.
Hmaniaco, dices:
“Escarlata le dice que no varias veces a Rhett. Incluso le golpea mientras él la coge en brazos y se la lleva al dormitorio. Acto seguido hay un fundido encadenado y ella aparece sonriente en la cama, desperezándose.”
El asunto es lo que tú te imaginas que ocurre en ese fundido.
Si tu mujer o pareja te dice que no y te empuja mientras la llevas en brazos al dormitorio, eso puede acabar en una violación, o no, te lo puedes imaginar, ¿verdad?
Si tenéis una relación como la de Escarlata y Rhett, que es un pulso constante, entre dos caracteres tan marcados… Se puede dar una situación así, y se habrá dado mil veces, con hombres que no sean violadores, no?
Vamos, que el chico nunca debió pedir una tutora. Mira la que ha liado.
Este es un extracto de la novela de Margaret Mitchell que lo deja bastante claro:
“Y ahora, aunque intentaba odiarlo, indignarse, no lo conseguía. La había humillado e insultado, había abusado de ella brutalmente durante toda una noche salvaje y loca, y ella lo había soportado con alegría”.
Reseñar además otro libro titulado “Scarlett’s Women: Gone With the Wind and Its Female Fans” escrito por Helen Taylor, donde explican que la gran mayoría de las mujeres consultadas tras esa escena (tanto de la novela como de la película) reaccionaron muy positivamente.
Vaya! Es buena la documentación que has hecho. Entonces efectivamente en la novela tiene otro sentido.
Mejor no me la leo no vaya a ser que en ella Rhett sea un capullo.
No. rubia, no cuela.
Nadie ha dicho que todas las mujeres piensen igual, ni que se puedn hacer películas que gusten a “todas las mujeres”.
En el post se da a entender que basta una labor de investigación (preguntar) para saber lo suficiente del universo femenino para escribir sobre ello. Yo digo que preguntando a una o mil mujeres no llegas a ningún lado. te mandan de un lado para otro sin dejarte entrar un milímetro en su mundo. es posible que no sea así y sólo sea mi estupidez la que me impide seguirlas, pero la abundancia de estúpidos en mi situación, me hace suponer que mi estupidez no es la única causante.
Para mí, lo único que se puede hacer, es observar la reacción.
En el caso de “Lo que el viento se llevó”, a mí no se me ocurriría nunca pensar que esa escena signifique que a ella le gusta que la sometan. Si yo la escribiera, me haría una suposición como ésta:
“Necesito que la “viole” para cuadrar todo en un movimiento. Escarlata es una chica fuerte, capaz de copar con situaciones duras. Él también es muy fuerte pero ella ha conseguido (con ayuda de la tragedia), convertirle en un guiñapo. SUPONGO ahora que para una mujer (o un tipo de mujeres) es mucho peor ver al hombre que ama arrastrándose que soportar alguna aspereza por su parte. Ya he hecho que ella “abra” los ojos al ver la debilidad de Ashley y se de cuenta de que no es para ella. Me queda convertir la “violación” en una “aspereza”, así que él estña borracho pero la ama con pasión, ella está insoportable y, en cierta manera, provocándole…”
Y con eso hago la escena.
Jamás expondré mi teoría a ese público al que quiero llegar porque no sacaré nada en claro. Le daré la escena ya hecha y observaré su reacción. Si es positiva, bien. No quiere decir que mi teoría es cierta, pero me ha servido. Si no, a la papelera.
Un saludo.
PS: en pigmalión, hay algo parecido con los sexos cambiados. Higgins sólo se da cuenta de que ama a Eliza cuando ella se le enfrenta al final, cuando deja de depender de él y se pone a su altura. Shaw no quería que eso signifacase que acababan justos, sino todo lo contrario. Fué el público, en particular las mujeres, el que dió el sentido al final que ahora tiene.
Interesante.
Me ha parecido muy interesante tu planteamiento.
Y una pregunta que no viene al caso, ¿Qué haces siempre despierto tan temprano?
Chindas, si me permite un último apunte sobre el tema (ayer se me olvidó) estoy completamente de acuerdo con la definición que hizo sobre Escarlata en el primer comment. Lo que no significa que se la pueda definir de otra manera, por supuesto. Ya sabe que hasta la buena de Melania la tenía en gran estima. Pero, sin duda, tuvo bien merecida la fama de zorra implacable, cuando se aprovechó de aquel infeliz que rondaba a su hermana, no demasiado lista. Lo engañó, lo humilló, lo utilizó y aunque fuera involuntariamente, lo involucró en una emboscada conduciéndole directamente al matadero. También es cierto que después de su muerte le quedaron algunos remordimientos. Pero lo cierto es que, sin ningún escrúpulo le arrebato el novio a su hermana. Y ésta, nunca pudo perdonarla, ni superar tan irreparable pérdida.
AVISO:
Por favor, los nuevos que pasen por el comment que lean siguiendo la primera dirección (la textual) y los habituales o más antiguos pueden leer seguiendo la segunda. Las dos son paralelas. También son las dos que encajan y que se leen, no hay más.
Disculpen las molestias.
(No soy Aghata Crhistie, pero me consta que de haber premeditado conscientemente el crimen perfecto, seguro que no sale tan bien, ni de coña..jajajaja..!!!)
Y ese código de promoción, ¿no vale para los que hemos realizado ya el pago?
De no ser así, se podía haber avisado antes…
Yo sólo me inscribí, repito la inscripción? En ningún sitio que yo sepa se dijo que había ese descuento..,
Yo, aparte de inscribirme, realicé el pago (los 100 euros íntegros).
En fin, espero que se pueda hacer algo.
Llamales, tal vez puedas arreglarlo. Yo me he hecho socia de EDAV (gratis por un año) y así sale por 50 euros el encuentro.
Detectada ofensa contra las discriminaciones (positivas, eh) de Igualdad. (orwelliano estilo)
Iniciando la subrutina de derribo por artículo “claramente” machista en 3, 2, 1…
Jajajaja
Yo creo que es legítimo que si el tipo considera que el
público objetivo de su pelicula son las mujeres, quiera
conocer la opinión de una mujer (con más razón si es guionista).
No hace falta ser un adolescente para escribir una pelicula para
adolescentes, pero siempre es conveniente saber la opinión
del público al que va dirigida.
Pensar que el punto de vista de una mujer no puede ser tan
diferente de el de un hombre es lo que hace que tantos
guionistas masculinos escriban tantos papeles femeninos
estereotipados.
Cabe preguntarse porqué este tema “le toca la fibra sensible”
y le indigna tanto. Como decía Bertrand Rusell:
“Escuchar que alguien me dice que dos y dos son cinco, no me
causa indignación, lo que me causa es pena”.
Yo creo que David se refiere a que no hace falta una tutora mujer guionista, no a que si uno no sabe aproximarse a la mente femenina no consulte con una mujer sus dudas. Vamos, que lo que molesta no es que haya una necesidad de documentación, sino que se dude de la capacidad de un hombre, por el mero hecho de serlo, para ejercer analista y tutor de otro guionista. No creo que la profesionalidad se pueda medir por una cuestión de género.
El grueso de problemas que surgen al pulir un guión no van tan encaminados a una sensibilidad determinada como a temas de estructura, ritmo, punto de vista, evolución de personajes, conflicto, etc. Por eso entiendo el mosqueo, porque se confunde un mero hecho de documentación (que debería resolver cualquier guionista por su cuenta, creo yo) con lo que realmente debe evaluar un tutor en un guión.
Como se ha dicho en algún otro comentario, me parece más una cuestión de corrección política, que una necesidad real del proyecto.
Muy de acuerdo con el autor del post.
La discriminación positiva ofende tanto como la otra.
Y qué es eso de una película “cuyo público objetivo sean las mujeres”?
Como si fuéramos un target separado como “adolescentes” o “infantil”
De “una película para mujeres” solo puede salir un bodrio. A base de estereotipos y De topicazos.
A mí me suena tan absurdo como “hago una película para rubios”.
Esta visto que tengo muchas limitaciones a la hora de
hacerme entender.
Existen peliculas para mujeres. Han existido desde hace
mucho. Eso no excluye que le puedan gustar también a los hombres. Algunas de mis peliculas favoritas son peliculas para
mujeres. Por ejemplo: “vida intima de Julia Norris” con Olivia
de Havilland, y “Rebeca” con su hermana Joan Fontaine.
Hitchcock decia que había que atraer a las mujeres a las salas
porque asi arrastraban a sus maridos y novios.(eran otros tiempos).
Estadísticamente hablando, hay temas preferidos por las
mujeres y temas preferidos por los hombres. ¿Comedia
romántica o hazañas bélicas? ¿Melodrama sureño o pelicula
de deportes?
Creo que por eso fracasó en taquilla “Habitación en Roma”
(dejando aparte las rayadas de Medem). Cogió una pelicula
con largas conversaciones de almohada y la convirtió en
una fantasia sexual masculina con dos atractivas lesbianas.
Si hubiera escrito una pelicula llena de testosterona y mis
analistas de guiones fuesen todos mujeres, querría saber
la opinión de algún hombre.
Si pensar que los hombres y las mujeres somos diferentes es
discriminación, entonces soy culpable. Yo pensaba que la
discriminación ocurre cuando hombres y mujeres no tienen
los mismos derechos.
Hmaniaco, estropeas una opinión malsana con una buena argumentación.
El post, en parte, me ha parecido revelador, David, pero pincha un poco en el tema de la discriminación y sexismo. Estoy de acuerdo con Chindasvinto y Hmaniaco cuando dicen que es normal e incluso conveniente, que el guionista quiera conocer la opinión de una mujer. Desde el punto de vista genético pensamos y sentimos de diferente forma, nuestros cerebros están estructurados de distinta manera, y no es un tópico que los niños prefieran jugar a la pelota y las niñas a las muñecas (aunque, también es verdad que yo de pequeña también tenía un ferrari rojo)) De manera que esa “discriminación” se presupone falsa.
Me ha gustado la frase que apunta de Pérez Reverte: “Reescribo los libros que amé a la luz de la vida que viví”.
Y es cierto que “Metemos en la batidora de nuestra cabeza las histórias que nos han hecho disfrutar, las pasamos por el filtro de nuestra experiencia (de nuestro “yo”) y las regurgitamos en forma de nuevas histórias”. Atendiendo siempre a las limitaciones de nuestra memoria, claro.
“es normal e incluso conveniente, que el guionista quiera conocer la opinión de una mujer” ¿También hay que conocer la opinión de un hombre cada vez que se escribe a un personaje masculino? O es que se pretende que lo que ellos piensan y sienten es lo normal y genérico y sólo hay que preguntar en el caso de las “excepciones” y “rarezas” que somos las mujeres?
Insisto: es una distinción absurda.
Insista lo que quiera. Por muy absurdo que sea (que no lo es) nuna podrá serlo tanto como la animación que dejó para resumir (dicho literalmente) el post de “80 minutos”. Si al menos lo hubiera insinuado…siempre le quedaría el beneficio de la duda.
Hmaniaco, sinceramente, no creo que sea usted el que tenga limitaciones para hacerse entender. En su primer comment ya había argumentado perfectamente. Desde luego, los que hemos apoyado esta postura no hemos dicho en ningún
momento que haya obligación de ello. Sólo es una opción legítima que puede resultar útil. Y como pasa con las lentejas, si quieres las tomas, y si no, las dejas.
¿Te pareció absurda la animación?
A mí me parece una joya, de expresividad, de forma de transmitir una idea, que a mi entender era la misma que el post “80 minutos”: “Odio que no me dejen hacer lo que quiero, me indigno, incluso me marcho, pero a la vez no puedo evitar querer estar ahí.”
Si no te gusta, para gustos los colores, yo la adoro.
Respecto al tono que has tomado no sé por qué te enfadas, estoy discutiendo las ideas, y si soy contraria a la tuya no tienes más que argumentarla más para convencer/convencerme, aquí no se viene a tener razón sino a dejarse aportar por la visión de los demás.
Disculpa el retraso, Elena, he esperado a que se me pasara un poco el enfado para responderte. Aunque, no entiendo muy bien a que viene lo del “tono”, cuando has sido tú la que se ha desplazado hasta mi comentario, para insistirme sobre lo absurdo que era. No tengo problema en argumentarlo, pero considerando que no has entendido la argumentación de Hmaniaco, tampoco creo que vayas a entender la mía.
Sobre la idea del post: “Odio que no me dejen hacer lo que quiero, me indigno, incluso me marcho, pero a la vez no puedo evitar estar ahí”. Parece buena, incluso dramática, pero no veo que encaje con una animación, en la que el público al que le cuentan y presencia eso se esté eshuevando. Yo no veo por ningún lado la indignación en ese personaje de pelo rojo. Yo diría que se cuela e improvisa en el epéctaculo y viendo que el público se ríe y disfruta con su actuación, reaparece de nuevo. Claro que tú puedes imaginar lo que quieras, faltaría más.
Regla, he entendido perfectamente la argumentación de Hmaniaco, y me parece muy buena. De hecho, me parece tan buena, que duele, porque hace que pase bien una idea que me parece dañina: La distinción entre hombres y mujeres cuando no ha lugar a ella.
Es esa distinción, la que me parece absurda, no tu argumento ni tus ideas.
Por si aún tienes ganas de contraargumentarme, te repito mi comentario donde lo dejaste:
“¿También hay que conocer la opinión de un hombre cada vez que se escribe a un personaje masculino? O es que se pretende que lo que ellos piensan y sienten es lo normal y genérico y sólo hay que preguntar en el caso de las “excepciones” y “rarezas” que somos las mujeres?”
Respecto a la animación, parece ser que no la has entendido, pero me imagino que es porque no te lo has visto 37.500 veces como yo. El personaje se va, indignado porque sólo obtiene respuesta cuando repite una y otra vez la misma fórmula, cuando está claro que a él le salen del alma las ganas de hacer otras cosas. Sin embargo, se va repitiendo esa fórmula, y, una vez fuera, vuelve a llamar para repetirla de nuevo. No sé, a mí me parece una forma tremendamente directa y enternecedora de contarlo, y me pareció reconocer en cada gesto las palabras de Daniel Castro. (También adoro ese otro modo de expresar: con palabras, por eso estoy aquí.) Espero no haber ofendido a Daniel al poner la animación, si es que piensa como tú.
Entiendo también que la animación es otro lenguaje y que no le va a todo el mundo.
Por otro lado, lo que sí que no entiendo es que se te tuviera que pasar el enfado. No sé qué he podido hacer para enfadarte, aunque a lo mejor te enfada que no esté todo el mundo de acuerdo con tu opinión. (A mí a veces me pasa).
Yo tampoco sé muy bien qué te hizo pensar a tí que podía enfadarme. Te aseguro que si tuviera que enfadarme cada vez que me llevan la contraria, hace tiempo que habría abandonado el blog. Aunque a veces tenga malos prontos, por lo general, me gusta ser educada. Igual no lo habías advertido.
Mensaje para “Una rubia con vocación” inspirado en “Redes”. (También puede llamarme Regla o sinónimo)
Sigo estando convencida de que existen (tutores) y tutoras maravillosas, no por lo buenas o malas que puedan ser, sino por lo inspiradoras que pueden llegar a ser. Lo que no imaginaba el otro día era hasta que punto podían llegar a serlo.
Y aunque sea con efecto retardado, por fin he encontrado el camino, he visto la luz al final del tunel y ahora sé lo que tengo que hacer: creo que finalmente voy a recordarle el número de Susana. Porque la memoria, aunque en ocasiones nos juegue malas pasadas, siempre es sabia, y porque las buenas acciones siempre acaban cotizando al alza en la bolsa de la vida. Y quien sabe si a partir de este recordatorio, también acaban cotizando al alza en la bolsa de la televisión.
PD- Como decía un fascinante personaje de ficción que supo reinventarse a si mismo, y al que tuve el gusto de conocer,
“La verdad es terca y siempre acaba saliendo a relucir”:
Los caballeros, no siempre las prefieren rubias.
¿Para mí?. Pues morena con garbo/regla/sinónimo , discúlpeme, porque creo que se me escapa algo. En cuanto a su postdata, pues también la podría suscribir, es más que coherente.
Un saludo.
El razonamiento que le sigue a “quiero una guionista mujer para mi personaje femenino” es: las mujeres no tienen autoridad o no pueden _____ (aquí el argumento para derribarnos mejor que más os guste), etc: escribir personajes masculinos. Hasta ahí hemos llegado.
En realidad debería ampliarse más la cuestión: si, por ejemplo mi guión es de un humor sórdido o surrealista, ¿debería tener frente a mi un tutor con la gracia suficiente para que no le pareciera una chorrada? si el guión girara en torno a un padre con hijos ¿el tutor no debería ser padre para pillar los giros incomprensibles y no quedarse con los mocos?, etc, etc. Como imagino que realizar tutorías a la carta debe ser imposible (se podría extender a médicos, abogados, jueces, funcionarios y un largo etc.), supongo que lo que toca es confiar en la profesionalidad y asumir que nadie es perfecto, como imagino que lo tienen el autor del post y Ray Loriga (que me encanta y solo por conocerlo ya me apuntaría al curso, también es verdad).
Jo, estando aquí por el curso de producción, y conociendo, creo, a todos los guionistas, ya me pica la curiosidad de quién ha sido el mencionado guionista. Supongo que en el pitching de mañana podré intuirlo.
Sea como sea, la frase que lo resume todo del post, y con la que estoy de acuerdo es “la ficción es el reino de lo específico”. Las historias no van de hombres o mujeres; van de una mujer concreta, de un hombre concreto. Uno que, además, se inventa.
O eso, o nos despeñamos por el cine social más rancio, las películas con mensaje y moralina, y el rollo pedagógico.
Historias, señores; no lecciones.
Por otra parte, estoy harto de oír eso de “las mujeres son… “, “los hombres son…” El mundo es muy grande, y lleno de seres humanos muy diferentes. Suponer que nuestra experiencia, limitada, alcanza a ser la verdad absoluta como para sacar conclusiones sociaológicas… es de una ingenuidad y, a la vez, una pretenciosidad, galopante.
En mi opinión, creo que falta un elemento fundamental para tomar partido: ¿qué clase de historia estaba escribiendo?. O mejor dicho: ¿dónde estaba el conflicto de la historia?.
Si el conflicto es exterior (dramas, comedias, acción, en general el 90% de las historias), generalmente es dificil decir si el guionista es hombre y mujer. Todos tenemos experiencia de ver a otros hombres y mujeres resolviendo problemas.
Si el conflicto es interior (cualquier película romántica, una película sobre una mujer que debe encotrarse a sí misma después de una separación, etc.) la cosa ya no es tan simple: no tenemos demasiada experiencia sobre los mecanismos internos de los demás. Siendo hombre, doy fé de que esto se nota es algunas comedias románticas escritas por mujeres, así como en la literatura chic-lit en general: los personajes masculinos suelen ser completamente irreales.
Cuando se publico “El rojo emblema del valor”, muchos ex-combatientes de la guerra de secesión quedaron sorprendidos por la certera descripción que se hacía de la experiencia que había sufrido en los campos de batalla. Lo cierto es que el autor ni siquiera había nacido cuando empezó la guerra.
Este es un ejemplo de que no es necesario haber vivido las experiencias descritas en una novela para poder escribirla.
Si quisiera escribir una novela sobre la experiencia traumática de una batalla, me gustaría que me aconsejara alguien como el autor de esta novela (vale, ya sé que está muerto), no un escritor del montón que hubiese tenido experiencia en combate.
Una vez escrita, sí que pediría la opinión a ex-combatientes, para ver si he conseguido el efecto buscado, pero nunca les pediría consejos de escritura.
Creo que esta explicación no cambiaría en absoluto si sustituyo “ex-combatientes” por “mujeres”.
Si, leyendo en diagonal los comentarios, me tuviera que identificar con los escrito por aquí por mujeres, me iría a vivir con caballos a la Cordillera Darwin.
Respecto al sexo, habría que incluir dentro de la formación de los tutores la experiencia sexual necesaria para no confundir con una violación la escena que menciona muy superficialmente Chindas, que creo que cualquiera ve como lo que es, un buen polvo, y por muchísimos detalles, no solo consentido sino esperado.
Jajajajajajaja
Espero no ser (o no tanto) de las mujeres de por aquí que te dan deseos de huir a las montañas…
Jajajajaja ¿no hay yeguas en esa cordillera?
Resumiendo: queridos lectores si le dan una noche loca a sus parejas estas aplaudirán con los labios de abajo cual aletas de foca.
Un poco soez, Osito Teddy, pero captamos la idea.
Mi resumen sería este: Como todos los debates tema hombre-mujer, un debate estéril… Pero te permite hacerte a la idea del sesgo machista/feminista que tiene cada uno…
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