En estos días en que los colegios están cerrados sine die, tanto alumnos como profesores y padres tienen mucho tiempo para reflexionar sobre el papel de las aulas en la formación de los jóvenes. Es un momento excelente para el estreno de Los profesores de Saint-Denis, que Acontracorriente Films estrenó ayer viernes en www.salavirtualdecine.com
Los años de instituto han sido siempre una fuente de inspiración para muchos cineastas, y nos han dejado obras inolvidables como El club de los cinco (John Hughes, 1985), El club de los poetas muertos (del director Peter Weir y el guionista Tom Schulman, 1985), Mentes Peligrosas (del director N. Smith y el guionista Ronald Bass, 1995) y la francesa Los chicos del coro (del director Christophe Barratier y los guionistas Georges Chaperot y René Wheeler, 2004).
El cine francés apuesta una vez más por los colegios, esta vez de la mano del tándem Mehdi Idir y Fabien Marsaud, alias Grand Corps Malade. Ambos firman el guión y la dirección de su nueva película, Los profesores de Saint-Denis, como ya lo hicieron con su ópera prima, Patients (2016).
Esta nueva película cuenta la historia de Samia Zibra (Zita Hanrot), una joven que asume la dirección de estudios en un colegio de la periferia de París, en donde los alumnos provienen de familias humildes y arrastran problemas y dificultades que afectan a sus estudios y a su posibilidad de alcanzar un futuro mejor. Samia afronta su nuevo trabajo con tesón y dedicación, empeñada en ayudar a estos estudiantes a alcanzar su potencial y prepararlos para la vida que les espera cuando se gradúen.

Zita Hanrot interpreta a Samia Zibra.
Dos de las diferencias más notables entre Los profesores de Saint-Denis y sus antecesoras son: por un lado, el fuerte realismo, ya que apenas cae en idealismos y edulcorantes artificiales, sino que presenta el contexto de estos alumnos y su futuro incierto con una honestidad aplastante; y por otro lado, que nos muestra la perspectiva de profesores y alumnos por igual, sin tomar partido por ninguno de ellos. En ese sentido, la eterna pregunta de “¿quién tiene la culpa por los fracasos escolares: la desidia de los alumnos o la falta de entendimiento del sistema y de los profesores?” queda respondida aquí con un acertado “ambos”. Es una historia sin villanos, pero también sin héroes, como suele ocurrir en la vida misma.
Samia encuentra su proyecto más complicado pero prometedor en la figura de Yanis, un joven inteligente y con mucho que aportar, pero que tiene severos problemas de disciplina. Liam Pierron, el actor que interpreta a Yanis, merece una mención especial por su impresionante actuación, especialmente al ser un nuevo talento descubierto para la realización de esta película.

Liam Pierron interpreta a Yanis Bensaadi.
El objetivo de Mehdi Idir al crear Los profesores de Saint-Denis no era dar lecciones ni grandes revelaciones sobre la vida escolar, sino retratar una realidad que él mismo vivió en Saint-Denis y que tanto dista de los colegios de la capital francesa. Para llevarlo a cabo, contrató a varios adolescentes que viven su día a día en barrios humildes y éstos han sabido manejarse perfectamente frente a las cámaras y transmitir con mucha naturalidad su realidad. Cada escena protagonizada por los estudiantes mete de lleno al espectador en esa historia, en esas aulas difíciles de gobernar en las que conviven los alumnos bromistas, los problemáticos y los estudiosos con profesores que cumplen el rol de colegas comprensivos o de maestros estrictos y disciplinarios. Esos minutos de ficción pronto se convierten en remembranza, puesto que todos hemos vivido escenas similares en nuestra etapa escolar.
Aunque en esta ocasión le ha tocado a Idir volcar sus memorias en el guión, eso es algo que Malade ya hizo en la ópera prima de ambos, Patients, que narra la historia de una hospitalización que sufrió durante su juventud. La realidad casi documental parece ser el sello de las obras de Mehdi Idir y Grand Corps Malade.

Grand Corps Malade y Mehdi Idir, directores y guionistas de Los profesores de Saint-Denis.
El realismo, el mayor atractivo de la historia, implica también una falta de grandes giros argumentales. Quizá el ritmo resulte algo lento para un espectador acostumbrado a un cine de grandes victorias y hazañas difíciles de creer. Los profesores de Saint-Denis no cuenta la historia de superación de una persona de entre un millón, sino que las pequeñas victorias, logradas paso a paso, de un gran número de ciudadanos de Francia y de cualquier otro país.
Por Carolina Daza León.