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DONOSTIA 2016: ENTREVISTA A PATXO TELLERÍA

Entrevista y fotografías de Àlvar López y Carlos Muñoz Gadea

Aunque a Patxo Tellería lo que más le interesa es el teatro, también ha escrito para televisión. Ahora, en la 64º edición del festival de San Sebastián, presenta Igelak, una comedia con una fuerte crítica a la sociedad que nos rodea.

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Desde el inicio, la película respira una atmósfera muy determinada, muy trabajada, que ya no se abandona hasta que acaba. ¿Es algo que tenías planteado desde el guión?

Sí, sin duda. Es cierto que quizá no sabía en qué se concretaría esa estética, pero tenía muy claro que, por más que estemos ante una comedia social, quería colocar la historia un palmo por encima de la realidad. No lo suficientemente alejada como para que no fuera reconocible, pero sí lo necesario como para crear un distanciamiento con nuestro día a día. A partir de ese distanciamiento podía crear una historia que se asemejara a una fábula.

Las dos primeras escenas del film son casi la cara y la cruz la una con la otra. De ver, en un primer momento, cómo se ve el personaje de Gorka a sí mismo, pasamos a ver cómo es en realidad. Nos parece intuir que detrás de esto hay un trabajo de guión para que este contraste fuera lo más grande posible. ¿Es así?

Es gracioso, porque algún guionista con el que he comentado la película me decía que, a su juicio, faltaba conocer el background del personaje, saber de dónde viene, puesto que la película arranca directamente con el detonante, sin presentación de personajes de por medio. Personalmente no necesito ese background. Me parece que no hace falta saber el contexto en el que se ha desarrollado su vida hasta ese momento para que captes, como espectador, el tipo de persona que tienes delante: un hijo de puta que tiene un planteamiento de la sociedad completamente ingenuo y absurdo.

Digamos que como arquetipo de personaje respondería al cliché de “si te esfuerzas, siempre sales adelante”, que de hecho es lo primero que dice en toda la película. Es ese pensamiento individualista de creer que todo el que consigue algo es porque se lo merece y que, por tanto, el que no consigue algo es porque no lo ha luchado. Eso es lo que quería dejar claro desde el minuto 1, y de ahí ese contraste con la siguiente escena. Luego, en el transcurso del film lo que hago es cambiarle el hábitat, sacarle de su comodidad, para ver qué facultades tiene que desarrollar.

Comentabas que Gorka representa la visión ingenua de parte de la sociedad. Nos parece que cada personaje está construido buscando precisamente dar diferentes visiones de la misma. Por ejemplo, parece claro que Paco es la víctima de la sociedad que no sabe que lo es.

Sí, sin duda alguna. Diría que este es un largometraje coral, y esto se ve representado en la colectividad. Ahí dentro confluyen personas que son activistas, otras que son soñadoras… y luego está Paco, una víctima, efectivamente, pero que se considera a sí misma culpable de su derrota, que está obsesionada por pensar que es ella la que tiene que sacarse las castañas del fuego con su sudor. Paco es una persona que, a fin de cuentas, cree que el fallo está en él, no en la sociedad.

¿Dirías que esta comedia, que tiene mucho de crítica a la sociedad, está construida desde la situación?

En ningún momento he buscado el chiste. De hecho creo que no hay muchos a lo largo de la película. Personalmente me siento más cómodo con el humor de situación, el que sale de los mismos personajes. Por ello, cuando me planteo cómo quería contar esta historia, o incluso el contraste del Gorka del inicio con el del final, me doy cuenta que he utilizado una comedia situacional y además basada en recursos cómicos muy clásicos: el elemento de ocultación de la identidad, el equívoco, el enredo… Son elementos que al final, precisamente por ser resortes universales, son muy útiles y efectivos.

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¿Y por qué la comedia para abordar la crítica social?

Creo que se trata, sobre todo, de un ejercicio de humildad. La crisis se puede analizar de muchas maneras, pero si para hablar de ella yo elijo una historia que realmente tumbe al espectador, que le toque, creo que no me bastaría con plantear una situación, como es el caso, sino que debería plantear una tesis, proponer una solución. Me parece que nunca vale la pena meter el dedo en la llaga si el objetivo es simplemente corroborar lo mal que estamos. En realidad, más que hablar sobre la crisis, lo que hace esta película es hablar de unos personajes con los que empatizo y con los que quiero que el público empatice. Tiene mucho más de catártico emocional que de un intento de ofrecer una tesis. De hecho, no tengo una tesis que ofrecer. Una tesis me permitiría tratar este tema desde el punto de vista del drama, pero no es el caso.

Además, pienso que la comedia es una herramienta igual de válida que el drama. Muchas veces tendemos a pensar que por el mero hecho de que una persona se ría el tema pasa a ser superficial. Yo siempre me he rebelado contra eso. Creo que Molière trata con la misma profundidad al ser humano que lo que lo puede hacer Shakespeare en sus dramas. Pero Molière eligió la comedia como la herramienta para hablar sobre las miserias de su época, y creo que ello no le resta profundidad a sus historias.

Utilizabas ahora la palabra catarsis. Podríamos decir que el arco de transformación de Gorka a lo largo de la película le hará aprender cosas que le parecerían impensables al principio. ¿Hasta qué punto has escrito esta película para hacer una catarsis de lo que te gustaría ver reflejado en la sociedad?

 ¿De dónde sois?

Valencia.

¿Y es el valenciano más corrupto que otra persona? Obviamente no. Sencillamente estamos en una sociedad en la que se ha dado un caldo de cultivo que ha permitido poner las cosas fáciles para aquellos que quieren aprovecharse. Como digo en la película, las personas tenemos mucho de ranas, pero también mucho de escorpiones, y es el contexto en el que creces, aquello que ves a tu alrededor, lo que marcará si es tu parte de rana o tu parte de escorpión la que más aflora. Esto, sin olvidar, claro está, que al final siempre somos los responsables definitivos de nuestros actos. El ser humano tiene la posibilidad de optar, siempre. En la catarsis final de la película, el ser humano debe elegir sobre su vida, sobre qué va a hacer, y es ahí a donde quería llegar.

En ocasiones no pensamos que hay más elementos narrativos a parte de la propia palabra escrita. En este caso, la música está muy presente en la narración. ¿Te lo planteaste siempre así?

Sí, desde el principio tenía la intuición y el deseo de incorporar música euskera al largometraje. La película, al final, es una comedia vasca con muchas connotaciones socioculturales para los que vivimos en el País Vasco. Todas las canciones son reconocibles para los que somos de aquí, y además su contenido es más que pertinente para los temas que se tratan.

No quería en ningún momento que la música fuera un instrumento ornamental, y que tampoco ocurriera lo que suele pasar en las comedias musicales, que al llegar las partes con melodía la acción se detiene. En este caso la acción progresa durante la canción, avanza.

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Como decías al hablar de Molière, no siempre es necesario hacer dramas para hablar sobre nosotros, para criticarnos. ¿Crees que se hace suficiente comedia crítica en España?

Creo que, generalmente, la comedia en este país suele estar poco enraizada. La mayoría de los referentes que podemos pensar van por otros derroteros. Mis referentes suelen ser de fuera, sobre todo los encuentro en el cine social inglés, donde hay muchos dramas, sí, pero también muchas comedias. Comedias que, para mí, son modélicas y son un espejo en el que me miro bastante.

Pensaba en referentes españoles mientras hablabas, y, salvando las distancias de la época, quizá compartes algo de la visión de Berlanga.

Lo admiro por completo, tanto a él como a Azcona. Efectivamente ambos tenían más que controlado este tipo de humor del que hablamos y que sin duda alguna son el mejor modelo de lo que, al menos para mí, es una buena comedia.

1 comentario en «DONOSTIA 2016: ENTREVISTA A PATXO TELLERÍA»

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