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GIMÉNEZ

Por David Muñoz

Carlos Giménez es el mejor guionista español de todos los tiempos.

Solo que Carlos Giménez no es guionista de cine o de televisión, sino de cómics.

En realidad, más que guionista debería llamarle historietista, ya que suele dibujar sus cómics además de escribirlos . Pero siendo éste un blog sobre guión y no sobre cómic creo que es lícito poner énfasis sobre su labor como guionista.

Si Giménez hubiera escrito películas, o series de televisión, sería un nombre tan conocido entre los lectores de este blog como el de Rafael Azcona (porque… ¿sabéis quién es Rafael Azcona, no?, sino, todos a ver ya por ejemplo sus películas con el director Luis García Berlanga).  Pero Giménez se ha dedicado siempre al cómic, y encima empezó a hacerlo en una época en la que se llamaban “tebeos”, en la que el medio era visto desde la cultura “mainstream” como el hermano tonto del cine*, o como un cine para pobres en el que solo tenían cabida historias no solo infantiles como infantiloides. Además, Giménez ha tenido la desgracia de nacer en España, un país donde se lee poco y en el que aún hoy el cómic está lejos de tener la consideración que sí tiene por ejemplo en Francia.

Antes de seguir, una aclaración: en la primera frase de esta entrada a lo mejor debería haber escrito que, en mi opinión, Carlos Giménez es el mejor guionista español de todos los tiempos. Escribir no es una carrera donde es fácil saber quién es el mejor porque es el primero que llega a la meta,  y seguramente cada uno pensamos que “mejor” significa una cosa distinta. Pero espero que arrancar de forma tan rotunda haya servido para llamar vuestra atención y conseguir que sigáis leyendo.

Porque esa es la intención de esta entrada, que leáis a Giménez. No voy a contaros su vida.  Pero si os interesa saber más sobre él podéis leer esta entrevista* *, o éste artículo.

Aunque creo que tampoco he exagerado tanto con lo del “mejor”.

Giménez ha escrito comedia, ha escrito drama, ha tocado todo tipo de géneros y el resultado han sido casi siempre obras memorables que décadas después de su primera publicación siguen leyéndose.

Nos gustaría creer que no es así, pero la mayor parte de los guionistas solo sabemos bien hacer dos o tres cosas. Muchas veces sin querer acabamos especializándonos en un determinado género, y es raro ver que por ejemplo un guionista de comedia firma de pronto una película de terror (no quiero decir que no pueda ocurrir o que no haya ocurrido; sino que es muy inusual). A ello contribuye que nos pasa un poco como a los actores: que nos acaban encasillando, y si hacemos algo que funciona bien en un determinado registro, lo que nos piden una y otra vez es más de lo mismo. Pero para dominar un nuevo registro hace falta práctica. Es necesario pasar un aprendizaje. Por eso es muy raro ya no solo que un guionista haya escrito distintos géneros, sino que tenga obras destacadas en cada uno de ellos.

Sin embargo, a lo largo de los años Giménez nos ha hecho sufrir y disfrutar, reír (a carcajada limpia, nada de sonrisillas) y llorar.

Encima, es capaz de crear personajes memorables, maneja con maestría el tempo dramático, sus diálogos nunca suenan a falsos, a impostados, sabe ser crudo o sentimental según convenga  y sus historias están cargadas de emoción, importan, perduran.

Además, fue un pionero. A los que empezamos a leer tebeos para adultos en los 80 nos enseñó que los cómics podían ser cualquier cosa, que podían abordar todo tipo de temas, que como medio no eran el hermano tonto de ningún otro y que su única limitación era el talento de su autor. Fue un maestro sin querer, enseñando con el ejemplo.

Aunque si no le leéis, todo lo anterior seguirán siendo solo palabras vacías, halagos que olvidaréis dentro de un rato, en cuanto paséis un ratillo más navegando por Internet. “¿Carlos qué…?”.

Pero como pasa con cualquier autor, no todas las obras de Giménez tienen el mismo interés. En una vida dedicada a los tebeos, son normales los altibajos. Si uno va a una librería y compra lo primero de Giménez que se encuentre, puede equivocarse. Por eso voy a terminar esta entrada con una lista de las que para mí son las obras fundamentales de Giménez; no las mejores, porque cada lector tendrá las suyas, sino las que han sido y son más importantes para mí.

Para no abrumar, he reducido la lista al mínimo. Giménez tiene más obras que merece la pena leer, pero si os interesan estas, seguro que hacéis por descubrir las demás. Y ah, no detallo qué ediciones podéis encontrar porque la verdad es que no lo tengo muy claro. De hecho, de algunas yo tengo varias. Conservo las originales de Papel Vivo y cuando se han ido deteriorando he ido adquiriendo algunas de las más recientes de Glénat o Reservoir Books.

Paracuellos-“Paracuellos”. Una serie autobiográfica en la que cuenta su infancia y la de otros muchos niños en los hogares de Auxilio Social durante la posguerra. Para mí, una obra maestra, sobre todo sus dos primeras entregas. Quizá es la historia que más me ha influido como guionista junto a la novela “El señor de las moscas” de William Golding. Las descubrí cuando tenía 11 o 12 años y en ambos casos sentí que me estaban hablando directamente a mí, que me contaban. En “El espinazo del diablo” de Guillermo del Toro, mi coguionista Antonio Trashorras y yo llamamos Carlos al protagonista en homenaje a Carlos Giménez, e incluimos un par de guiños a “Paracuellos”. Cuando del Toro vino a preparar el rodaje de la película a Madrid, una de las primeras cosas que hizo fue contratar a Giménez, que acabó diseñando varios escenarios, dibujando storyboards e incluso retocando algún diálogo del guión para que sonara más auténtico.

Por lo que sé, ha habido decenas de intentos de llevar “Paracuellos” al cine. Todos quedaron en nada ante la negativa de Giménez a dejar que su obra acabara convertida en algo que no debía  ser.

La autobiografía de Giménez ya fuera de los hogares sigue en “Barrio”, una serie de álbumes que en su momento recuerdo que me decepcionaron un poco. Sin embargo, he vuelto a leerlos hace nada y no entiendo muy bien porque me gustaron menos. Quizá porque su tono no es tan duro (lógicamente), y oscila entre la comedia y el drama. Pero vaya, que están llenos de grandes momentos.

Koolau

-“Koolau el leproso”. Adaptación de un relato de Jack London con un dominio del tempo narrativo y una diagramación de las páginas que a mí sigue dejándome con la boca abierta. A veces he leído que es el cómic más “cinematográfico” de Giménez, cuando en realidad casi todo lo que le hace grande es su brillante uso de recursos propios del cómic. Otra cosa es que evoque una gran película en el cerebro de sus lectores. No sé cuántas veces lo he leído. Una de las cosas que más felices me han hecho en la vida es que me encargaran el prólogo de la edición que editó Glénat.

Los profesionales-“Los profesionales”, o la vida de Giménez en Barcelona ya de veinteañero trabajando en una agencia de Barcelona, la mítica Selecciones Ilustradas de Josep Toutain, dibujando tebeos sobre todo para el extranjero, . Tiene sus momentos tristes, pero sobre todo es muy, muy divertida. Todos los personajes/dibujantes son memorables, y las anécdotas que protagonizan son en su mayor parte hilarantes. El sentido del humor de los personajes a veces puede ser muy cruel, pero Giménez se las arregla para que no dejes de quererles. Y está repleta de verdades como puños sobre las relaciones entre los empleados de una empresa que se dedica a un trabajo “creativo” y sus jefes y las paradojas a las que se enfrentan día tras día mientras intentan cumplir con los encargos sin dejar de soñar con lo que imaginaron ser cuando decidieron dibujar tebeos.

Romances-“Romances de andar por casa”. Si lo lees con menos de 30, lo mismo te parece bien pero no te llega; si lo lees con más de 40 lo más probable es que descubras que es tu vida. Amargo, lúcido, y cargado de verdad de la que duele.

bandolero

-“Bandolero”. O sea: “Historia verdadera y real de la vida y hechos notables de Juan Caballero, escrita a la memoria por él mismo y adaptada a la historieta por Carlos Giménez”. No me gustó cuando lo leí por primera vez, allá por el 90 y tantos. Pero hace dos años encontré la edición de Papel Vivo de 1987 en un saldo, lo compré, volví a leerlo y me impresionó mucho. Creo que es la gran historia del bandolerismo en España. Amarga, realista y lejos de todo romanticismo. El anti “Curro Jiménez”. Si yo fuera un productor todopoderoso, sería la película que haría de Carlos Giménez (y me contratará a mí para escribirla, claro…). Bueno, en realidad, haría esta y “Paracuellos”, aunque, como cuenta en su último cómic (más o menos) autobiográfico, “Crisálida”, me da que después de tantos desengaños Giménez ya no querrá ni oír hablar del tema.

La portada es algo engañosa. Parece una comedia amable, ¿no? Y nada más lejos de la realidad.
La portada es algo engañosa. Parece una comedia amable, ¿no? Y nada más lejos de la realidad.

-“Crisálida”, su último cómic, publicado solo hace un par de semanas, una historia protagonizada no por uno, sino por dos alter egos del autor. Usarlos le permite contar más verdades de las que se atrevería o podría contar si él fuera el protagonista. No quiero explicaros mucho sobre “Crisálida” para no  destripárosla, pero a mí su lectura (por lo que cuenta, por lo que implica, por lo que parece que anticipa) me dejó tan tocado que después me quedé un buen rato sentado en el sofá rumiando el significado de lo que había leído. Quizá porque yo también estoy empezando a ver crecer la crisálida alrededor de mí. Aunque de momento sea solo por el rabillo del ojo.

Leerlo también es la razón por la que he acabado escribiendo esta entrada. Me fastidia que un autor de este calibre, capaz de, con setenta y tantos años, publicar una obra capaz de llegarte de esa manera, no tenga aún el reconocimiento que merece.

Pero según termino de redactarla me doy cuenta de que también he escrito esta entrada porque antes de que sea demasiado tarde quería agradecer todo lo que ha significado Giménez para mí no solo como lector y como guionista, sino también como persona; para rendirle un modesto homenaje y para que antes de que se cierre totalmente la crisálida sepa que para muchos su obra no solo ha sido importante, ha sido fundamental. Que sin él todo habría sido distinto, y, sin duda, peor.

Koolau el Leproso_Gimenez_Esp-020
Una página de “Koolau el leproso”. Una de esas que he estudiado mil veces.

*O peor aún, un género en vez un medio. Cosa que sigue ocurriendo hoy en día, cuando se dice que algo es “muy de cómic”, a menudo lo que quiere decirse es que es como un tipo muy determinado de cómic, de humor o de superhéroes.

**Se la hicimos Antonio Trashorras y yo hace muchos años y apareció publicada originalmente en la revista “U el hijo de Urich”.

5 comentarios en «GIMÉNEZ»

  1. Es lo que tienen los “medios menores”, David, ya sabes. No es lo que haces sino en el medio en el que lo haces.

    En 1984 Televisión Española emitió un documental dramatizado de más de dos horas sobre Carlos y Paracuellos, sobre si obra y sobre aquel Colegio del Auxilio Social. Creo que va siendo hora de difundirlo para quienes tienen aún esa reticencia a acercarse a los tebeos y a los genios que han hecho, y siguen haciendo, de ellos algo tan jodidame fascinante.

    Prometo ponerme manos a la obra.

    Raul Minchinela, en una de sus Reflexiones de Repronto, deja, también, claro quien es Carlos para qulenes nl lo conocen.

    http://minchinela.com/repronto/2010/03/15/capitulo-34-alta-y-baja-cultura/

  2. Jose María Méndez

    Hace… buf, muchos, muchos años, siendo yo un mico, tuve la suerte de que Alfonso Azpiri (al que también tengo muchísimo que agradecerle) me presentara a Carlos Giménez en unas jornadas comiqueras al abrigo de la Casa del Libro. Acababa de publicarse su magnífico KOOLAU y Carlos se comprometió a enviarme un ejemplar firmado, un gesto que por supuesto agradecí pero al que no di mucha credibilidad. Al poco tiempo recibí en mi casa un sobre con su remite manuscrito. No encontraría las palabras para describir el momento en el que lo abrí y descubrí mi ejemplar firmado y dedicado con un dibujo.

    Algunos años después –pero también hace ya muchos años– Giménez nos invitó a su casa al grupo de chavales que pululábamos por la librería Camelot (antes Tótem) cada viernes, y allí departió amigablemente con todos nosotros, nos enseñó originales y nos regaló anécdotas, amén de aconsejarnos cómo verter correctamente el whiskey en el vaso para que los hielos lo vayan enfriando.

    Dos momentos grabados a fuego en mi educación sentimental, dos recuerdos imborrables que sumar a todo lo que tengo que agradecerle a Carlos Giménez por su trabajo. Por existir.

  3. Desde Perú toda mi admiración por un gran maestro del cómic. Su adaptación del capitán Alatriste con Joan Mundet es genial.

  4. “Carlos Giménez es el mejor guionista español de todos los tiempos”.

    Ya era hora de que alguien lo dijese.

    No yo, hombre. Yo soy un pelagatos. Alguien con un buen par, digo.

  5. A estas alturas, darle el Nacional a Giménez es dignificar al premio más que al autor. No sé si me explico.

Los comentarios están cerrados.

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