ESCRIBE

por Sergio Barrejón.

“Cuando Dios te da un don, también te da un látigo. Y el látigo es únicamente para autoflagelarse.” Truman Capote. Música para camaleones.

¿Cómo saber si Dios (llámalo como quieras) te ha dado el don de contar historias? Dado que estás leyendo un blog de guionistas, podríamos darlo por hecho.

Pero hay un modo de saberlo con certeza, y es precisamente el látigo. La mejor prueba de que tienes talento es tu misma inseguridad. Sólo los mediocres y los locos tienen la certeza constante de estar en posesión del talento. Los verdaderos escritores se debaten entre la euforia de haber tenido una idea brillante y la angustia de estar desarrollándola como el culo.

Sólo un auténtico artista es capaz de sentirse un farsante. Precisamente esa duda es la que debería empujarte a escribir como un condenado. Porque de hecho, estás condenado. Si Dios te ha dado el don, también te ha dado el látigo. Puedes dejarte vencer por la inseguridad o la pereza y pasarte meses sin escribir una línea. Pero el látigo seguirá cayendo. Una y otra vez. El látigo no procrastina.

No pasará una semana sin que pienses cosas como “coño, qué bien contada está esta película, en mi puñetera vida voy a escribir algo tan bueno”. No pasará un mes sin que te asalte una idea brillante seguida de la certeza de que no sabrás darle una estructura decente. A cada poco te torturarán las dudas sobre tu capacidad de hacer un segundo acto como Dios manda. Te quitará el sueño el no saber si ese final sorprendente que acabas de escribir no será en realidad previsible. O peor, tramposo y falso. O peor todavía: una burda copia.

La única manera de amortiguar los latigazos es con una coraza de páginas escritas. Escribe. No entres en Facebook. Escribe. No leas el periódico. Escribe. No busques playlists inspiradoras en Spotify. Escribe. No chequees el email. Escribe.

Escribe, hijo de la madre que te parió. Olvídate de si es fácil o difícil vender un guión. Olvídate de lo injusta que es la vida, de lo malas que son las películas españolas y de que este mundillo es un círculo cerrado y las subvenciones siempre las ganan los de siempre. Olvídate de toda esa mierda y escribe como si tuvieras un tumor cerebral a punto de ser diagnosticado. Escribe como si te fueran a cortar las manos en cuanto las separes del teclado. Búscate un truco si lo necesitas: escribe un guión en veinticuatro horas. Enciérrate en casa y tira la llave por el balcón. Y el router de los cojones detrás.

Si no encuentras otra motivación, escribe por vergüenza. Escribe porque vives en un país donde hay un millón de familias sin un puto ingreso. Escribe porque vives en un país donde te pueden encerrar 60 días sin habeas corpus ni pollas en vinagre sólo por ser negro. Escribe porque, en mitad de ese país, tú aún tienes el privilegio de entrar en Facebook cuando deberías estar escribiendo.

No pienses si lo que estás escribiendo es bueno o no. Eso se piensa después de escribir. Dios (llámalo como quieras) te hizo tragar diamantes al nacer. Y ahora te toca cagar cada día con dolor. Eso es escribir. Reescribir es revolver la mierda con las manos, a ver si algo brilla entre la miseria.

Si te angustia no ser lo bastante bueno, mírate en el espejo y dilo en voz alta. No soy bueno. Soy un mierda. Soy un fraude. Díselo a tu cara. Dile que no vales para nada, si eso es lo que necesitas. Pero luego siéntate y escribe. Si no sabes qué escribir, escribe sobre lo deprimido que estás por no saber qué escribir. Escribe sobre el absurdo post que acaba de publicar un guionista subvencionado de mierda.

Ésa es tu tarea. Un escritor escribe. Nadie te ha pedido que escribas guiones buenos. Eso ni siquiera depende de ti. Eso lo decide Dios (llámalo como quieras). Tu tarea es sentar el culo en la silla, desconectar el puto wifi y escribir. Deja de leer blogs y ESCRIBE, maldito seas.

[twitter-follow screen_name='sergiobarrejon']

[twitter-follow screen_name='bloguionistas']

34 comentarios en «ESCRIBE»

  1. La mejor manera de espabilar al escritor. ¡Sí, señor!
    Bonita frase: “Dios (llámalo como quieras) te hizo tragar diamantes al nacer. Y ahora te toca cagar cada día con dolor. Eso es escribir.”
    Gracias por los ánimos: seguiré cagando con dolor.

  2. Sr. Barrejón:

    No se hace una idea (qué cojones, claro que se la hace), de lo oportuno de su texto.

    Gracias.

  3. Lo mejor es que esto es aplicable a todas las ramas de la creatividad. Dicho esto, vuelvo a sentarme al piano. Gracias, Sergio.

  4. Gracias, gracias, gracias.

    Creo que lo imprimo yo también.

    Y por el vídeo también gracias (nunca pensé que “olé” viene de “alá” refiriéndose a la inspiración divina)

  5. Yo escribo sabiendo que tengo problemas graves de gramática, sintiendo que uso una y otra vez las mismas estructuras verbales y las mismas palabras (¡y se supone que tengo amplio vocabulario!), y lo peor, que mis historias tienen la profundidad de un charco. Y aún sabiendo esto, me digo a mi misma que estoy loca, porque sigo escribiendo sin parar. Es como el amor, es un poco tormento y un poco placer.

  6. – Hola, soy Raul Atreides- dice el tipo nervioso a la sala.
    – Hola Raúl.- contesta a coro la congregación.

    Traga saliva, se mira los pies nervioso y comienza a hablar de nuevo con la voz atrapada por una garganta reseca.

    – Yo escribo novelas, llevo tres acabadas y no he intentado publicar ninguna de momento porque tengo pánico escénico. Escribo laísmos como un pucelano (dicho por una de Valladolid) y leismos como un Madrileño, que se me note la sangre de gato.

    Y quiero dar las gracias a Sergio Barrejón por intentar y conseguir animar a idiotas como yo a exprimir cuatro palabras que tengan un tufillo de originalidad de un melón reseco.

    Muchas gracias!

  7. Me recorre tremenda alegría por haberme inscrito a la Master Class “Oficio de Guionista”. Este señor escribe puñetazos en menos de diez párrafos y dice verdades que le hacen a uno coger el látigo en una mano y el papel y lápiz en la otra (véase ordenador, si es de sobremesa y sin wifi…). Lo siguiente: disponerse a autoflagelarse en al menos tres actos. Empieza por el primero, me digo a mi mismo cuando decido imprimir el texto. Ya pica el primer latigazo.

    Estoy en la sala de espera de las clases preparto. A mi derecha mi mujer ojea una revista con un lactante de infinitos ojos azules en artificiosa postura fotogénica. Gira sutilmente la mirada hacia mis cuatro folios impresos en blanco y negro, grapados en la parte superior.

    -¿Que lees? Me pregunta sin dejar de apreciar las bondades del rubio regordete modélico.
    – No leo. Escribo. Le digo como si las palabras fueran algo totémico. Repito el verbo. Escribo.
    Espero unos segundos a que se vuelva y me pida aclaraciones de lo mentado, pero sale una chica de la consulta y dice su nombre en voz alta. Dejo para luego la explicación. O mejor para nunca, que ya vale de justificarse para auto-compadecerse. “Escribe”, reza el titulo de este post. Hablar es otra cosa, y mucho más fácil.

    El próximo 18 de Mayo no se si darte la mano, un abrazo o dos besos…De momento gracias por revolverme las tripas. Recuerdame que le eche lejía sin diluir a las cicatrices de los latigazos, cuando vuelva a entrar la pereza por la ventana y encienda el router en busca de listas de música inspiradora , cuya única inspiración al final no conduzca a ningún nuevo archivo de procesador de texto o manuscrito de idea brillante sobre servilleta de bar arrugada.

    Gracias Sergio. Gracias.

  8. Iba a hacer un comentario ingenioso, pero mejor hago caso al bloguero y me siento a escribir algo interesante… ¡Mierda, demasiado tarde!

  9. Aún no he escrito ni una sola línea, pero me ha llegado al alma este post. Que me identifique tanto con cada frase creo que significa algo. Muy motivador.

    Gracias por compartir vuestra experiencia!

  10. Reblogueó esto en Caminantes, que no Zombiesy comentado:
    Quizá sea algo paradójico incitar a escribir desde un reblog, pero es que este post me ha encantado de principio a fin. Además, estos chicos se lo curran bastante y tienen mucho que ofrecer dando rienda suelta a su talento.

    Aplicable a toda actividad que salga desde dentro. ¡Escribe, actúa!

  11. Brillante! Ay, perdón, quería decir: Menuda bazofia! Con lo del facebook y chequear el e-mail he sentido como si me hubieran estado espiando… Lo reconozco… ¡Soy culpable!

  12. Sergio me pasaron el enlace de este artículo y me he llevado la sorpresa de estar leyendo algo que parece escrito para mí. Todo lo que dices me identifica, esas dudas al escribir, el pensar que todo lo que cuento ya se contó en alguna ocasión, y por su puesto de mejor manera. Y pasar días sin escribir, pensando que no volveré a hacerlo, hasta que de repente mi mano se vuelve autónoma y lo hace. Todo eso me ocurre, tal como tu lo has descrito. Te felicito por tu escrito. Y como bien dices, menos leer aquí o allá y más escribir…
    Un saludo y lo dicho me encantó leerte.

  13. Leerte es alentador pues, como dices, todos no autoflagelamos con las inseguridades y escribimos con el peso imaginario de la espada de Damocles… o nos dispersamos con el faacebok, el twiter, los blogs y demás elementos del santoral actual…¡A escribir!.

  14. Soy una bola que ha slido disparada desde la carambola de tu blog que ha llegado a mi correo. Yo sólo me acerqué a la pantalla para leer mi email en un pispás porque hoy no tenía tiempo para nada, y llevo más de media hora leyendo, releyendo y viendo y reviendo. Qué bien encontrar lo que buscabas y sentir lo razonable que es y lo claro que está.

  15. Pingback: Iván Lasso | Enlaces de ayer y hoy (19052013)

Los comentarios están cerrados.