Por Daniel Castro
El origen
Hace poco más de un mes, Juanjo Ramírez Mascaró, uno de esos amigos con los que uno intercambia cientos de “me gustas”, comentarios y retweets en las redes sociales pero con los que apenas ha tomado cinco cañas, se puso a sí mismo un reto divertido y desquiciado: se comprometió a escribir un largometraje en 24 horas. Sí, entero. Juanjo, para que quedara clara la autenticidad de su gesta pidió que sus contactos en Twitter y Facebook le propusieran premisas. Natxo López, de Bloguionistas, le hizo llegar por twitter una propuesta convenientemente impertinente.
Y, como había prometido, Juanjo escribió un largo (de 70 páginas) basándose en ella. Podéis leerlo aquí. (Natxo escribió brevemente sobre este asunto aquí).
Como no hay idea descabellada que me sea ajena y ahora tengo algo de tiempo libre, me animé a hacer lo mismo. En mi caso, establecí algunas condiciones. Yo, con todo el cariño para Natxo, no quería escribir un largo sobre algo demasiado desquiciado. Además, si pedía a mis contactos que me propusieran ellos sus ideas, podría verme obligado a escribir sobre algo que no me interesara en lo más mínimo. Entiendo que tal vez esto formara parte del reto original. Pero mi quijotismo, siendo exagerado, no es comparable al de Juanjo.
Desde hace cierto tiempo tenía una idea que nunca había llegado a escribir en papel. Sin embargo, en mi cabeza estaban el principio de la historia y una idea aproximada de su desarrollo y desenlace. También sabía cómo debían evolucionar las relaciones entre algunos personajes. Casi nada más.
Como la fase de estructurar la historia, de darle forma, es la que más me cuesta y, a veces, las horas de dar vueltas a la escaleta acaban, incluso, con mis ganas de escribir la historia, esta vez decidí aprovechar las condiciones de Juanjo para hacer un tratamiento de choque: la estructura y los diálogos se escribirían a la vez. Una primera versión de escaleta y diálogos al mismo tiempo. En un día. Luego, si la historia merecía la pena, la rescribiría con más calma.
El desarrollo
Empecé a las 12 del mediodía del jueves 7 y escribí la última palabra aproximadamente a las 13 horas del viernes 8. Necesité una hora más de lo previsto para escribir 71 páginas.
Dormí unas cuatro horas y comí varios platos de pasta al pesto y sándwiches mixtos siempre frente a la pantalla del ordenador (con la pantalla en colores invertidos, para evitar que se me cansara la vista por el brillo).
Durante casi todo el tiempo escuché una playlist de Spotify seleccionada por un amigo. Nunca he escuchado tanta pachanga sobrio.
Al final, el artefacto tiene 71 páginas. Las fui publicando por entregas en este precario blog que creé en el momento. Cada parte era de unas 13 páginas, aproximadamente. Algunos amigos las iban leyendo conforme las colgaba, de forma que se iban “enganchando” a algo que yo estaba escribiendo en ese mismo instante. Esta sensación de inmediatez es una de las más curiosas que he experimentado recientemente.
Si queréis leer lo que escribí, aquí está el guión completo y, si preferís hacerlo por entregas, podéis verlas tal y como fui colgándolas, en el blog.
Algunas conclusiones
¿Qué conclusiones saqué de una escritura tan acelerada? Vamos allá.
1. La primeras es obvia: escribir un guión de largo en 24 horas (25 en mi caso) no es demasiado conveniente. Por unos cuantos motivos, pero, principalmente, porque uno tiene que ir muy rápido. Las consecuencias son las obvias: los diálogos no se revisan, las primeras ideas se llevan a cabo sin mucha crítica, el cansancio va haciendo mella… Sin embargo…
2. Escribir un guión de largo en 24 horas (25 en mi caso) es bastante conveniente. Obviamente, por otros motivos diferentes: contribuye a desatascar una idea que no has trabajado durante un tiempo, la urgencia te lleva a no detenerte en cuestiones estériles y, en algunos casos, a inventar soluciones que no se te hubieran ocurrido en otras condiciones. Si el guión no queda bien, no habrás perdido en él más que un día de intenso trabajo. Si el guión queda decente, o, al menos, inventas algo, habrás sacado de ese día más de lo que uno obtiene de una jornada normal de trabajo.
3. Escribir un guión de largo en 24 horas es muy jodido. Incluso si uno no duerme ni una sola hora (cosa difícil) y escribe un largo de sólo 70 páginas (muy corto para el estándar), debe producir casi tres páginas por hora. No es mucho para un guionista experimentado que trabaje con una escaleta clara y cerrada. Pero es demasiado si no se cumple algunas de estas condiciones.
Otro elemento positivo de esta experiencia es que, al ser un trabajo hecho en unas condiciones tan extraordinarias, al menos en mi caso, estoy mucho más abierto a escuchar opiniones ajenas y a modificar el guión y su estructura.
Por eso os quería pedir a quienes lo leáis que me digáis sin ningún tipo de escrúpulos (pero con cierta educación) qué os parece, qué secuencias os gustan, cuáles no, qué cambios haríais, etc. Os prometo tener vuestros comentarios muy en cuenta.
La moraleja
Son malos tiempos. Muchos creen que nunca van a trabajar en lo que les gusta. Algunos ya están buscándose la vida en otros sectores o países mientras esperan que las cosas vuelvan a ser como fueron. Pero casi todos imaginamos que eso no va a suceder. Para bien o para mal. Sabíamos escribir guiones para series de televisión. Algunas tenían éxito. Pero ahora ni siquiera las series de éxito lo tienen. Nuestras armas parecen oxidadas y son las únicas que tenemos.
Trabajar es lo único que nos puede salvar del desánimo. Rodar una película en un sólo día como los de #littlesecretfilm o, tal vez más fácil para nosotros los guionistas, escribir un cuento, una webserie, una saga épica o, ¿por qué no?, un guión de largometraje en 24 horas. Mandarle al mundo, y a ti mismo, una prueba de que estás vivo. De que sigues teniendo dos o tres cosas que contar. De que te has lanzado a una estúpida y peligrosa laguna y has llegado vivo a la otra orilla. Y de que, cuando quieras, puedes volver a hacerlo.
Bueno, lo malo es cuando de lo que se trata no es de demostrarle al mundo que puedes escribir un guión, sino de demostrarle a tu casera que puedes pagarle el alquiler el mes que viene… Pero vaya, que sí, que por lo demás coincido bastante con tus apreciaciones. Algo hay que hacer para no dejarse vencer por el desánimo. Con la moral por los suelos no se puede luchar por nada.
Y reconozco que me tienta bastante esto de intentar escribir un guión en 24 horas. Lo que pasa es que teniendo una hija es bastante complicado encontrar 24 hora de tirón para hacerlo. ¡Además de que no sé si mis ojos aguantarían! Quizá en dos sesiones de 12 horas…
No es tanto escribir un guión en 24 horas como, simplemente, escribirlo. Creo que ese es el mensaje que encierra el texto de Daniel: mantente activo y hazte ver; que piensen en ti cuando busquen a alguien currante, capaz y enérgico. Hacerlo en 24 horas no es más que un juego, un reto como dice, y el relato de ese reto es la hipérbole de la máxima ‘curra para no desfallecer’. Una inyección de ánimos, en el fondo. Dicho lo cual, escribir un guión en 24 horas lo veo muy esquizo. Tal vez una semana sea una buena horquilla, te permite pensar en los tiempos muertos y ser diligente en la ejecución.
Yo doy fe de que no ayuda a pagar al casero. Y coincido en lo que dicen por aquí: A lo mejor en 24 horas (también doy fe) es demasiado despropósito. Pero el hecho de sentirse uno obligado a hacerlo rápido y sin darle muchas vueltas me parece interesante (¡ojo! ¡Para una primera versión!) Es una mezcla entre la hierba que come un perro para purgarse y el ir a la biblioteca a estudiar para el examen porque allí te sientes más acompañado y más obligado.
Lo de menos es el plazo. Creo que no está mal el ponerse retos de este tipo. Al menos a mí me resultan estimulantes.
He leído el guión. Creo que está peligrosamente a medio camino entre la ficción y la película histórica. En mi opinión, debería ser una cosa u otra. Agradará a la España de izquierdas, pero sin entusiasmarla, porque se limita a confirmar lo archisabido, y recibirá el desprecio de los conservadores. A ratos, roza el sectarismo (escena de los Santos Inocentes). Por este motivo el guión es comercialmente problemático. El planteamiento de joven escritor (¿qué necesidad hay de que sea guionista?) trabaja para ex-presidente y acaba empatizando con el personaje y acostándose con su hija no me parece malo en absoluto, pero creo que debería alejarse de la historia de Aznar, Irak y del no a la guerra, para ser ¡creíble! y sobre todo atractivo. Sospecho que si el expresidente no fuera Aznar no tendrías tantos reparos en hacer de él un ser humano; quemado por el poder, sí, pero humano. Podrías seguir saliendo a la calle… ;-) Lo de la compañera llorosa que conserva el trabajo es inconsistente, en mi opinión. El ecologismo radical de Manu (un nombre más femenino despejaría equívocos iniciales) me parece compensatorio. Me gusta mucho el diálogo presidente-escritor cuando le pregunta a quién ha votado. Podría saberse antes que Patricio es de derechas; anticiparíamos su reacción al ver al expresidente. Dramáticamente, preferiría que el protagonista acabara traicionándose a sí mismo antes que al expresidente…
Bueno, atropellada y resumidamente, el planteamiento es bueno, el desarrollo, problemático. Escribir un guión en un día es una barbaridad. Teniendo eso en cuenta, el resultado es muy meritorio. ¡Gracias por compartirlo!
Muchísimas gracias por todos tus comentarios, José Manuel. Estoy muy de acuerdo con muchos de ellos. Creo que alejaré al personaje del ex presidente del referente real más directo, cambiando también su pasado. También eliminaré que el protagonista sea guionista, como dices. He intentando no ser sectario, de hecho, mi mayor reto era intentar hacer que el expresidente fuese una especie de villano que cayera bien. Pero siento no haberlo logrado aún. Un abrazo y gracias de verdad por haberle dedicado un tiempo a leerlo.
Interesante el experimento. Condensar el esfuerzo y tener plazos de entrega ayuda mucho a escribir, casi más que cualquier cosa. Y ponerse condiciones tan extremas viene bien para arrancar proyectos que por pereza endémica nunca arrancamos. De eso trata #littlesecretfilm en parte y por eso me metí en el proyecto. He empezado a escribir una especie de cronología de mi experiencia ahí, si os interesa ponerme un plazo de entrega yo encantado ;)
Gracias por el comentario, Álex, ¿vas a escribir sobre la producción de tu littlesecretfilm? Si quieres publicarlo aquí, en Bloguionistas, imagino que los demás miembros estarán de acuerdo en que lo hagas. Un abrazo.
¡Gracias!
Si va por mí, ¡de nada!
Pues qué quieres que te diga, yo creo que en todo esto hay algo que me parece indignante, porque denigra a nuestra profesión. Me refiero a que… ¡es inadmisible que sólo hayamos intercambiado unas cinco cervezas! Eso hay que arreglarlo como sea…
Y tanto, hombre. Hay que arreglarlo.
Daniel, me atrevo a dejar algún comentario por si te es de utilidad. Antes de nada, felicitaciones por el trabajo realizado. Te lo has propuesto y lo has conseguido. Eso es lo importante, no el resultado.
– La compañera llorosa me sobra… a menos que sirva para plantar algo que se recoja al final. Por ejemplo, que lo use la hija del presi.
– La escena de la basura es divertida (por cierto, me era familiar, como si ya hubiese visto algo parecido. ¿No hiciste un corto con un tipo que sale a tirar la basura y se queda fuera de casa?) pero no sé si es del todo necesaria. Retrata a Manu como una fanática y a Pablo como un manso pero… no sé.
– La historia tarda en arrancar (página 32: Pablo decide aceptar el trabajo), aunque no se hace pesado.
– La historia se precipita hacia el final (supongo que el cansancio influyó en eso)
– El personaje del la hija del presidente no es un digno rival de Manu. Es demasiado ligero, prácticamente está de adorno. Demasiado fácil de conseguir para Pablo, teniendo en cuenta que Pablo es un perdedor. No es creíble que lo deje todo por ella.
– La relación Pablo-Presi está muy bien. Es lo mejor. Supongo que buscabas un tono ligero, de comedia, pero creo que podrías profundizar un poco más. Para eso, la relación debería durar más.
– Paralelismo: el Presidente quería ascender a España en el concierto europeo y Pablo quiere ascender en la escala social… y ambos toman decisiones equivocadas que causan dolor en los otros. Que las decisiones de Pablo dañen a alguien en su empeño por ascender (por ejemplo, a la compañera llorona, que acabe despedida, o a su antiguo jefe).
Gracias por compartir tu trabajo.
Muchísimas gracias, Kohonera. Sí, creo que tiene un primer acto demasiado largo. Me apetecía despistar un poco al lector, que no imaginara de qué iba la historia, para que el “trabajo” del prota fuera una sorpresa. Pero creo que se entra en el asunto principal demasiado tarde.
Sí, la de la basura era una secuencia para describir personajes (y la cerré igual que en mi corto “After Shave” sí, bien visto).
Justo, creo que de la mitad el guión hacia el final se nota que todo pasa demasiado rápidamente, no se profundiza y las cosas pasan porque sí. Sobre todo la relación con la hija del presi.
Me alegro mucho de que te haya gustado la relación Pablo – Presi, esa era la esencia de la historia que quería contar. Justo al día siguiente de escribir esto, vi una película francesa sobre Miterrand, muy diferente en tono, que me hizo pensar que tal vez me había quedado en un plano demasiado superficial.
No había pensado en el paralelismo de los “ascensos” pero tienes razón, hay algo muy interesante ahí.
Muchas gracias a ti por tomarte el tiempo de leer el guión y, además, escribir unas notas tan útiles.
He seguido pensando en el guión (es como un vicio) y tengo algunos comentarios más:
– Que no le despidan, que ya trabaje en el hotel cuando comienza la historia. Es un aspirante a guionista.
– De hecho, piensa que tiene un gran guión sobre política, que pule y pule y pule…
– Un rancio cliente de ese rancio hotel le descubre un día y le consigue el contacto.
– Pablo no puede negarse a aceptar el trabajo: conociendo los entresijos del poder, su guión será genial y él ocupará el lugar que le corresponde entre los guionistas.
También muy interesantes estos comentarios, Kohonera. Van en la línea de lo que estaba pensando. El primer acto (despido, trabajo en el hotel, conversación con padres, etc…) fluía pero no era necesario.
Es buena la idea de que el descubrimiento se haga gracias a un cliente del hotel. Y me gusta el debate de Pablo: ¿hacer un curro con un tipo que no me gusta o hacerlo para conocer realmente cómo es el interior del poder?
Muchas gracias de nuevo.
¿Un guión de largo en 24 horas?
Es muy interesante el ejercicio.
Tengo ganas de hacerlo, por lo menos intentarlo.
Gracias
Lo bueno de este post es la conversación sobre el guion entre el autor y algunos que lo analizan. Es una autentica clase. Sobre todo porque muestra cómo puede crecer una idea: aceptando que es imperfecta, aceptando las criticas, las sugerencias.
Gracias, Fernando, justo ésa era la idea, como no había dedicado mucho tiempo a esta idea, sentía que estaba muy abierto a que la gente la criticara y aportara cambios.
Aprovecho para decir que todos los comentarios han sido muy constructivos y amables. Eso no siempre es habitual en los foros.
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