por Sergio Barrejón.
El próximo 28 de Octubre estreno el último corto que he dirigido. Lo escribí para combatir el vértigo. Supongo que, en cierto modo, mucho lo que escribo trata de ser una medicina contra algún vértigo. En este caso era el vértigo de haberme quedado sin nada que hacer.
A finales de Febrero pasado, los escaletistas de Amar en Tiempos Revueltos rematamos la última semana de la 7ª Temporada. Y empezamos unas vacaciones que podían ser muy largas o incluso definitivas, habida cuenta de que TVE seguía sin Presidente, y por tanto sin capacidad de renovar ni cancelar la serie.
La última reunión fue en Valencia, y en el tren de vuelta a Madrid empecé a agobiarme con la idea de pasar varios meses sin trabajo. No sólo por el dinero, que también. Sino sobre todo porque era la primera vez en varios años que nadie me iba a obligar a escribir. ¿Sabría adaptarme a vivir sin el acicate de una fecha de entrega? ¿Dejaría montones de guiones a medias, para acabar convirtiéndome en productor a tiempo completo? O peor, ¿en analista a tiempo completo?
Decidí demostrarme a mí mismo que no aquello no iba a ocurrir. Decidí empezar un guión en ese mismo momento. Saqué el portátil, abrí la carpeta “Ideas locas” y elegí una historia que se me había ocurrido tiempo atrás, leyendo este artículo. Para cuando el tren llegó a Madrid, ya había escrito entero el guión de un corto.
Tenía claro un título, cosa que ayuda mucho, muchísimo más de lo que puede parecer: Se llamaría “STOP”. Y tenía decididas varias cosas: quería que fuese muy corto, quería que fuese mudo, y no quería que tuviese trama. Quería hacer una historia de ficción que pareciera un documental. Porque la historia es inventada, pero las circunstancias que la rodean son dolorosamente ciertas.
Y una cosa más: tenía que poder hacerlo con mis ahorros. No quería pedir subvenciones, no quería rellenar formularios ni esperar al fallo de ningún jurado. Acababa de producir así En Plan Romántico, el último corto de Peris Romano, y así quería hacer éste. Me estaba rodando encima, que suele decirse.
Desde hace doce o catorce años, lo primero que hago al terminar un guión es enviárselo a dos de las personas cuyo criterio valoro más en el mundo cuando se trata de guión: Nacho Vigalondo y Borja Cobeaga. Esta vez me salté ese paso. Por primera vez en mi vida, no quería opiniones ni críticas. Me seducía la idea de producirlo con la misma celeridad con la que lo escribí. Sin reescribir. Apenas hubo cambios entre la primera versión y el guión de rodaje, y sólo fueron ajustes mínimos de cara a facilitar la producción.
Todos… menos uno, que introduje por sugerencia de Caros Morelli, la otra persona cuyo criterio valoro más en el mundo cuando se trata de guión. Él me convenció de que la historia no se iba a entender si no la contextualizaba un poco. Me sugirió que introdujese un rótulo al arranque explicando la situación de las redadas racistas, en qué consisten y cómo funcionan.
La sugerencia de Morelli me resultaba realmente incómoda, porque por un lado sabía que era muy certera… y por otro lado me empujaba a usar un recurso viejo y gastado, que aportaría un convencionalismo y una rigidez que no cuadraban con el tipo de corto que quería hacer. Y sin embargo… era necesario hacerlo. Pero no quería. Pero era necesario.
Y entonces me acordé de esto.
https://twitter.com/sergiobarrejon/status/161852450645618688
Mi memoria me había traicionado: no fue al leer el artículo cuando se me ocurrió hacer el corto. El corto se me ocurrió algunos meses después, cuando descubrí el twitter de alertas contra redadas @BrigadasDDHH. Por eso el corto comienza con tres personas chequeando constantemente sus teléfonos. Son tres personas anónimas levantándose y preparándose para salir de casa. No sabemos nada de ellas, salvo que están pendientes de Twitter desde el momento en que abren los ojos.
Ésa era la solución. ¿Qué mejor manera de introducir información que visualizar los tweets en pantalla? Y el guión se prestaba a ello. Tardé menos de cinco minutos en hacer el ajuste. Y hacerlo, además, me dio una idea que creo que va a ser lo más llamativo del corto: decidí llevar el asunto un paso más allá y realizar un truco visual que solucionase por completo el problema del “pegote”. Para ello, necesitaría la colaboración de Alejandro Pérez, la persona cuyo criterio más valoro en este mundo cuando se trata de postproducción. Los tweets, decidí, no serían simples textos sobreimpresionados. Tenían que ser objetos, cosas que están ahí con los personajes. Elementos corpóreos, con un peso y un volumen. Twitter, literalmente, formaría parte de la vida de estas personas.
Además, aquello introduciría un curioso paralelismo con En Plan Romántico: si el corto de Peris se contaba a través de Skype, el mío se contaría a través de Twitter.
En estos momentos, Alejandro está completando la postproducción del corto, que después de la irrupción de Twitter pasó a llamarse “#STOP”. Si todo sale como está previsto (han sido más de seis semanas de postproducción), en poco más de dos semanas estará terminado y volcando a DCP. Y con este corto, haré triplete de estrenos en Octubre. Porque unos días antes del estreno de #STOP, En Plan Romántico se presentará en competición oficial en la Seminci. Y también en Seminci, compitiendo en la sección La Noche del Corto Español, estará Lucas, el corto que escribí con Álex Montoya (una de las personas cuyo criterio valoro más en el mundo cuando se trata de realización).
Después de trabajar en estos tres cortometrajes seguidos, tengo la sensación de haber recibido mucho más de lo que he aportado. He aprendido una barbaridad de la gente con la que he trabajado, y tengo unas ganas enormes no sólo de enseñar los cortos, sino de compartir todo ese aprendizaje. Por eso siento que es una suerte tener la oportunidad de impartir, dos semanas después del estreno de #STOP, un taller de cortometraje en el Máster de Guión de Salamanca, que arranca hoy. Serán tres jornadas donde intentaré que los alumnos del máster creen un corto desde cero. A ser posible, un corto muy corto, y que puedan hacer con sus ahorros. Sin pedir subvenciones, rellenar formularios ni esperar el fallo de ningún jurado.
Y les pediré que empiecen por tener un título.
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Este blog es una maravilla cuando hablaís de guiones.
Enhorabuena. Para enmarcar.
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