CINCO LECCIONES QUE APRENDÍ CON MI PRIMER CORTO

David Victori (Manresa, 1982) es guionista y director. Durante cinco años fue asistente personal de Bigas Luna, con quien ha escrito su nuevo proyecto, Segundo Origen. Recientemente se ha rodado en Tarragona el largometraje Hijo de Caín, con guión escrito por Victori y Sergio Barrejón, y que se estrenará a finales de este año. Mientras tanto, Victori prepara su opera prima como director con la productora Oberón Cinematográfica. Sus dos últimos cortos, Reacción (2008) y La Culpa (2010), han sido seleccionados y premiados en múltiples festivales españoles e internacionales. 

El guión de un corto y el guión de un largo son cosas muy distintas. Es algo bastante obvio, pero a mí me pilló por sorpresa.

Esta es mi historia. Antes de los 16 años ya había rodado cosas, bastantes, pero en ningún caso me atrevería a llamarlo cortos. Eran más bien pruebas, ejercicios que hacíamos un buen amigo y yo para divertirnos los fines de semana. A los 17 cuando ya estaba enfrascado en la idea de ser director de cine y guionista, conocí a Bigas Luna, quien después se convirtió en mi maestro y con el que trabajé durante más de cinco años como asistente personal.

Cuando apenas hacía unos meses que nos conocíamos, Bigas me animó a que escribiera un largometraje. Me puso en contacto con una guionista de Barcelona y nos lanzamos a escribir. Ella ponía la experiencia y yo la intuición. Estuvimos casi un año escribiendo pero a los 19 ya tenía mi primer largometraje acabado. Yo, en ese momento, no conocía casi nada sobre la estructura, ni la teoría de guión, pero no lo necesité, escribía por instinto. Había un conocimiento que ignoraba: todas las películas que había visto estaban en mi subconsciente actuando como maestras. Lógicamente tenía (y tengo) mucho que aprender, pero la intuición, en ese momento, ya me llevaba por el camino correcto.

No me pasó lo mismo con mis primeros cortometrajes. ¿Cuántos cortos había visto antes de rodar el primero? Pocos, muy pocos. Aún no existía YouTube y yo nunca fui a una escuela de cine donde me guiaran. Me pasaba el día leyendo libros de teoría de guión (de largometrajes) asistiendo a seminarios, (entre ellos el clásico de Robert McKee) y cuando me ponía a escribir siempre me salían historias de una hora y media.

Un día, cuando tuve suficiente dinero ahorrado me dije: “voy a rodar mi primer corto”. Como era lógico, ningún productor me iba a dejar dirigir un largo sin tener varios cortos que demostraran mi valor como director, por lo que me puse manos a la obra. Me senté a escribir y pensé: “este guión tiene que ocupar máximo quince páginas, dieciocho como mucho. Fácil”. Pensé.

Había tres ideas que me apetecía trabajar en esa historia. Las tenía claras. Había una historia principal, una subtrama, un protagonista, un antagonista y una historia de amor. Las tres ideas se entrelazaban bien, todo encajaba. La primera versión era de casi veinte páginas, pero pude ir reduciendo  hasta las quince. Leía mi guión y me gustaba, así que me lancé a rodar. El rodaje fue muy bien. Gasté todo el dinero que tenía en ese momento y volví a casa pobre, pero feliz.

En ese época me estaba ganando la vida como montador, por lo que me puse a ello. ¡Dios mío! Recuerdo esos días encerrado frente al Final Cut y lloro. Fue un drama. No entendía nada. ¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaba la intensidad de las escenas que había imaginado en el momento de escribir el guión? ¿Por qué todo sabía a poco? ¿Por qué no empatizaba? ¿Por qué no sentía nada, nada de nada? ¿Por qué el conjunto no cuajaba? Los montajes se movían alrededor de los 25 minutos, pero por mucho que alargara o acortara seguía sin funcionar. Un desastre.

Tuve que abandonar. Respirar. Desconectar de esa historia. Investigar que estaba pasado. Había invertido todos mis ahorros en hacer ¿un corto? ¿o en hacer un largo de 20 minutos?

Empecé a relajarme, a ver cortos y a comprender…

El guión de un cortometraje no es simplemente una historia que ocupa menos páginas. Los cortos tienen sus propias normas. El público se relaciona con ellos de forma distinta. Espera cosas diferentes. Parece obvio, ¿verdad? Yo no lo supe ver al principio y lo tuve que ir aprendiendo lentamente, corto a corto.

Y aquí van mis observaciones, quizás obvias, pero fruto de mi propia experiencia que espero sirvan a quien esté decidido a lanzarse a rodar su primer corto:

Primero, cuando la gente se sienta a ver un corto, su actitud es, básicamente, impaciente. No quieren que se anden por las ramas porque saben que esto dura poco y el tiempo es limitado. No te digo que mates a alguien en la primera imagen, pero sí que encarriles la historia tan pronto como te sea posible. No vaciles.

Segundo, muchas de las normas del guión de un largo, no funcionan en un corto. Cuidado con las subtramas, los secundarios, las backstory y los personajes complejos. Aquí también incluyo la norma de: página de guión por minuto. Esto dependerá básicamente del ritmo al que quieras contar tu historia, en mi caso, como yo suelo moverme en el terreno del thriller, avanzo lentamente. El guión de La Culpa, por ejemplo, ocupa siete páginas, pero la séptima casi está vacía y al final el corto dura casi trece minutos.

Tercero, céntrate en un concepto. En uno sólo. Explica una sola cosa y hazlo tan bien como sepas. Exprime ese concepto al máximo. Este creo que de todas las cosas que aprendí es la más importante. Aspira sólo a un gran momento (un climax) o como máximo dos.

Cuarto (y este es como director): siempre que puedas rodéate de un equipo de primera, alíate con los mejores. Puede que tu ego se resista, pero sé humilde. Cuanto más sepas mejor, pero si no ya irás aprendiendo (ya iremos aprendiendo). Estamos contando historias, no salvando vidas

Quinta, (y esta no creo que sea muy popular): los estereotipos o clichés son tus mejores aliados. En un corto necesitarás ir al grano, si te pasas cinco minutos explicando al original personaje que te has inventado (y la historia no va de eso) cuando termines ya casi no te quedará tiempo de ir al tema de la película. Los tópicos te ayudan a avanzar, a llegar en poco tiempo a escenas o momentos mucho más originales. Creo que fue Hitchcock quien dijo que no hay nada malo en partir de un tópico. El problema es acabar con un tópico.

Han pasado casi diez años desde esa primera experiencia y desde entonces he rodado cinco cortometrajes de más de diez minutos y tres de menos de cinco. Junto al primero, que finalmente conseguí terminar (como pude), son nueve cortos en total. Creo que es un buen número. De cada uno de ellos aprendí algo, algo valioso, quizás soy un poco lento, pero me esfuerzo y trato de hacerlo cada día un poco mejor.

Cuando estrené La Culpa en 2010, decidí que ese fuera mi último corto. Básicamente porque quería poner toda mi energía en las películas que estaba escribiendo y porque no creía que pudiese rodar otro corto en mejores condiciones que La Culpa.

Fotograma de “La Culpa”.

Ahora voy a muerte a por mi largo, ya no hay nada que pueda pararme, ni la crisis mundial, ni la piratería, ni el cambio climático. Este trabajo me gusta, me hace feliz. Mientras no pueda rodar, escribiré.

En estos últimos años, he escrito varios largometrajes para otros directores y junto a otros guionistas. Estoy aprendiendo más que nunca. Uno de ellos está a punto de ser estrenado, a otro no le queda nada para entrar en preproducción y mi debut como director parece que empieza a estar más cerca que nunca.

Me prometí estar centrado en los largos y no rodar ningún otro corto, ¡hasta AYER!

Ayer cambié de opinión. Eso demuestra lo firmes que son mis promesas. Mi cortometraje La Culpa, a punto de terminar su recorrido por festivales, ha sido seleccionado entre los 50 semifinalistas de Your Film Festival. El primer festival Internacional de cortos organizado por YouTube y Scott Free, la productora de Ridley Scott. Los datos me han emocionado y sorprendido a la vez: 15.000 cortos presentados, sólo 5 españoles entre los semifinalistas. De estos 50, sólo diez llegarán a la final, estos diez cortos se proyectarán en el Festival de Cine de Venecia y Ridley Scott junto a Michael Fassbender elegirán a un ganador.

¿El premio? Rodar otro corto.

Al director que gane, el Señor Ridley le producirá una película corta protagonizada por Fassbender y con un presupuesto de 500.000 dólares. ¿Qué os parece?

Ya, yo pienso lo mismo, a mi tampoco me gusta que me impongan a los actors, pero justo, por casualidad, creo que tengo un papel que encaja muy bien con él.

En el supuesto que ganase, sería mi décimo corto. Un número muy redondo y una forma brutal de cerrar mi etapa en el mundo del cortometraje. ¿Os imagináis? A mi me cuesta, la verdad.

Yo por si acaso ya tengo la idea preparada. Creo que es una idea a la altura. Una superproducción de doce minutos. Una mezcla entre Children of Men y Melancolía. Una locura, vaya.

Sé lo que estáis pensando. Es casi un insulto hacer un corto con este presupuesto. Imagino que habrá truco. Siempre lo hay. Pero aún así, parece un buen premio, ¿no?

A ver, admitamos que es difícil, prácticamente imposible. La Culpa no llegó a la final de los Goya, ni a la de los Gaudí, ni siquiera lo seleccionaron entre los siete mejores cortos catalanes de su año. Eso sí, es un corto que tiene fans, yo el primero. Con sus virtudes y sus defectos, lo amo incondicionalmente. Cuando escribí el guión lo sentí: esta historia necesito contarla.

Por suerte, conté con un equipo de lujo y cuando estaba frente al Final Cut, me saltó alguna lágrima, pero esta vez, no de pena. Cuando me senté a montar La Culpa y empecé a ver como lucía la foto, la dirección de arte, los actores (que estaban que se salían) y la música que (si te pones los auriculares acelera y frena tu corazón), no me lo podía creer.

Todo el equipo en esta película estuvo en estado de gracia, o al menos así es como yo lo siento. Me encanta La Culpa. Es el corto que siempre quise hacer.

Aunque ¿quién soy yo para decirlo? No hay ni un sólo padre que consiga ver los defectos de sus hijos (al menos hasta que son adolescentes). El mío de momento tiene sólo dos años.

Valóralo por ti mismo entrando aquí, y si te gusta, vótalo.

6 comentarios en «CINCO LECCIONES QUE APRENDÍ CON MI PRIMER CORTO»

  1. “Sé lo que estáis pensando. Es casi un insulto hacer un corto con este presupuesto. Imagino que habrá truco. Siempre lo hay. Pero aún así, parece un buen premio, ¿no?” Es broma ¿no?

  2. Me ha emocionado lo que has escrito….soy muy intensa y creo que si no te apasiona esta profesión no merece la pena estar, escribo mis guiones me los imagino y me llevo unas hostias impresionantes también.
    No cierres etapas,si es bueno después de una etapa exitosa pasar al largo y centrarte en eso,pero sin cerrar la puerta al corto….es bonito ,divertido y mucho más barato

  3. Su post trasmite sinceridad y entusiasmo. Su corto, profesionalidad y profundidad. Ya lo he votado.
    Enhorabuena por estar entre los semifinalistas.

  4. “Al director que gane, el Señor Ridley le producirá una película corta protagonizada por Fassbender y con un presupuesto de 500.000 dólares. ¿Qué os parece?

    Ya, yo pienso lo mismo, a mi tampoco me gusta que me impongan a los actors, pero justo, por casualidad, creo que tengo un papel que encaja muy bien con él.

    En el supuesto que ganase, sería mi décimo corto. Un número muy redondo y una forma brutal de cerrar mi etapa en el mundo del cortometraje. ¿Os imagináis? A mi me cuesta, la verdad.”

    HILARIDAD CONTAGIOSA

  5. David, no sé si es usted consciente de lo presuntuoso que suena su post. Seguro que no lo pretendía y sólo es problema mío.

    Suerte con su carrera.

Los comentarios están cerrados.