por Sergio Barrejón.
El año pasado escribí dos guiones de largometraje. Sin entrar en muchos detalles, diré que ambos tienen bastantes elementos para ser considerados vendibles, y los dos están razonablemente bien escritos, se leen bien.
No soy un guionista de relumbrón, pero tampoco tengo mal curriculum. No he hecho la carrera diplomática, pero puedo escribir una carta comercial más o menos decente. No habré escrito “Instinto Básico”, pero lo que envío es material profesional y presentable. Pero no he vendido una escoba. Tampoco es que haya bombardeado a las productoras con mis guiones. Se los he presentado a cinco o seis, nada más. Y no es que haya recibido un silencio glacial, la mayor parte han contestado. Pero todas han contestado que no.
Naturalmente, esto puede significar muchas cosas. Por ejemplo, que mi perspectiva es equivocada, y los guiones son un par de mierdas secas. O quizá simplemente no he encontrado mi media naranja y debo seguir buscando. Quizá no es el momento para este tipo de proyectos, y dentro de dos años me los quiten de las manos.
Todo ello es posible. Pero me parece más razonable hacer una reflexión constructiva. Considerando que los guiones son decentes, ¿qué podría hacer yo para venderlos mejor?
Y he llegado a la siguiente conclusión: lo peor que uno puede hacer para vender un guión es enseñar el guión. Creo, desde mi experiencia, que enviar guiones a productoras antes de que te los hayan pedido de manera específica es un error de marketing. Independientemente de tu curriculum, de la calidad del guión, o de la sintonía que pueda haber entre la productora y el tipo de película que intentas venderles.
De hecho, estadísticamente es casi imposible que un guión que has escrito en tu casa, salido de tu cabeza, sin que nadie te lo encargue, vaya a encajar justo con las necesidades de una productora que no te conoce y no está al tanto del proyecto. Las empresas funcionan según planes preestablecidos. Desarrollan proyectos desde el principio. Llegar tú con un guión debajo del brazo y que sea justo lo que buscaban es tan difícil como clavar el dardo en el centro de la diana con los ojos vendados, y sin saber dónde está la diana. Ni el dardo.
Entonces ¿qué hacemos?, me dirá alguno. ¿No escribimos guiones hasta que no nos los encarguen? No exactamente. Muchos guionistas, entre los que me cuento, necesitamos escribir ciertas historias. Es una necesidad personal, casi física. Lo que yo digo es que, una vez escritas, hay que desarrollar una estrategia completamente distinta al “soy Fulanito, tengo un guión. ¿Te lo envío?”.
Antes he dicho que es un error de marketing. En realidad, es un error de protocolo. Voy a poner un ejemplo de mal protocolo: entras en un bar. Te acercas a una chica que te gusta. Le dices: “hola, soy Fulanito, mi pene mide veinte centímetros. Tengo una erección fácil y duradera. Puedo bombear durante tres cuartos de hora antes de eyacular. Y mi período refractario no supera los cinco minutos. Si te quedas con ganas, podemos repetir. ¿Follamos?”
Me explico, ¿no? Los datos en frío puede que sean positivos. Pero nadie quiere datos en frío. El protocolo dicta que el apareamiento tiene un ritual previo. Un tiempo en el que ambas partes tienen la oportunidad de evaluarse mutuamente y calcular si el acoplamiento tiene visos de salir bien.
Creo que con los guiones pasa lo mismo. Para un productor, entrar a desarrollar un guión, no digamos ya producir una película, es como irse a la cama contigo. Durante meses. Si quieres conseguir eso, no entres en su oficina con la polla fuera. Dile que lleva un bonito vestido.
Hemos hablado muchas veces del pitching en este blog. Siempre enfocado como una técnica de venta. Lo es. Y la más importante. Pero por encima de eso, es puro protocolo. Buena educación. Saber estar. Si quieres vender tus guiones, aprende a hablar de ellos tranquilamente. En cualquier circunstancia.
Por encima de nuestras categorías profesionales, tanto guionistas como productores somos personas. Todos disfrutamos de una historia bien contada. Pero no siempre se dispone de tiempo para leer cien páginas de guión. Cien páginas llenas de términos específicos como “exterior noche” y demás. Leer un guión requiere poner la mente en modo “trabajo” durante hora y pico. Y cuando el guión ha llegado de un modo poco protocolario, la lectura se suele hacer de manera muy crítica, buscando razones para decir “no”.
Sin embargo, leer un email breve se hace en un minuto. Si está bien escrito y contiene el germen de una historia interesante en un par de párrafos, es más plausible que el lector quiera saber cómo acaba. Lo mismo ocurre en un cóctel, en una charla antes de un estreno, en el hall de un hotel durante un festival, etc. Todo el mundo necesita guiones, pero a nadie le sobra el tiempo.
Así que trata de contar tus historias con ligereza. Trata de ser capaz de contársela (o al menos presentársela) a alguien en el tiempo del que disponga ese alguien. Y trata de captar su atención con los elementos propios de la historia, no con sus supuestas cualidades comerciales o artísticas. A nadie le interesa cuánto mide tu pene. Y en caso de interesarle, ya te lo preguntaría, descuida.
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Y recuerden que los Bloguionistas al completo empezamos la semana que viene un curso sobre EL TRABAJO DE GUIONISTA EN ESPAÑA. Será los miércoles de octubre y noviembre en Hotel Kafka (Madrid). Más información en la página de Hotel Kafka.
También está la posibilidad de pensar unas precuelas de la historia para difundirlas,… para calentar motores, para que se hable de ello. Ante tantas plataformas disponibles de difusión hay que pensar en como meter ese “pitching” que despierte la atención.
Un saludo y gracias por el post. Enriquece.
Totalmente de acuerdo con el post. También es verdad que con la moda de las sesiones de pitching de un guionista frente a ocho productores es más difícil elogiar los vestidos. Muchos de esos pitchings se acaban pareciendo a un tipo con la minga fuera mirando hacia la barra del bar, que está hasta la bandera, y diciendo: “Va, venga, ¿nadie? ¿nadie quiere follar conmigo?”
Hola, Sergio. Yo he trabajado en una cadena, no una productora, y la verdad es que hay parte de razón en lo que dices, pero creo que es muy bueno que envíes guiones. Aunque hablo de tele y no de cine, pero ahí va…
En mi experiencia, cuando llegaba un guión de verdad a la cadena (y no un flyer/un flash con el currículum del responsable/un documentillo de una página/una sinopsis dedicando un párrafo al detonante y cuatro al desarrollo de las tempordas 2 y 3/etc), es decir, cuando llegaba un guión piloto encuadernado… para nosotros era un milagro. Estábamos de enhorabuena. No sólo tendríamos un primer vistazo a cómo respira la serie; cómo se presenta, cómo está contada, dialogada… sino que también nos hacemos una idea de si funciona el guionista. Desgraciadamente, a veces meterte en un desarrollo por una buena sinopsis puede significar abocarte a meses de agonía descubriendo en slow motion un proyecto que no tiene ninguna posibilidad de ser producido. Pero si un guión funciona en sí… Adelante, viento en popa a toda vela. Mucho trabajo hecho y buenos cimientos sobre los que construir. Ocurrió en dos ocasiones que yo presenciara: proyectos que empezaron gracias a la incuestionable calidad (si esto es posible) de sus guiones.
Por el otro lado, el riesgo es mayor. Por la misma razón, es frecuente que si un guión no convence del todo, el proyecto caiga. En general, cuando uno lee diez proyectos al día para colocarles un “status” en la base de datos no puede comerse la cabeza tanto como los proyectos merecerían, y si hay tres motivos de peso para descartar el proyecto se hace. Y un guión, a diferencia de una “idea/sinopsis” es un material con muchos más flancos que atacar. El pescado está vendido: que esté fresco o podrido está más a la vista que si sólo enseñas la cabeza. Así de crudo…
Alasfer, ¿Puedes contar qué proyectos fueron esos dos que consiguieron abrirse paso?
Gracias por escribir tan bien, Sergio. Da gusto leerte. (¡Hey, que no te quiero vender nada!). También te agradezco la retransmisión por twitter de la asamblea de la sgae. Una pregunta. En tu opinión, ¿qué suelen significar los silencios glaciales? Salu2.
Pingback: Hola , ¿quieres follar?
Qué símil tan soez. ¿No tenías un recurso literario mejor?
El psicoanálisis te iría muy bien.
¡Cómo aburres, colega!
Más que aburrido, Kohonera, yo diría que es agotador. De no haberse confesado poeta, tampoco se vería ahora en la necesidad de justificarlo. Es lo que tiene ponerse el cartelito en la frente, que le obliga a uno a estar a la altura en todo momento. Algunos optan por cambiarse el cartelito con frecuencia, y quien sabe si Klaatu, en otra vida o en otro post llegó a ser físico.
Pues a mí el símil me ha parecido bastante gracioso… y muy gráfico.
Bla, bla, bla bla, rebla…
El símil es perfecto. Hoy les he leído el post a mis compañeros de trabajo, hablando de cómo vender mi idea de guion con la que les doy la brasa contínuamente, y me han dicho, “Muy bien, venga, cuéntanosla, que hasta ahora no has hecho más que decirnos que tu pene mide 20 cm.”
Supongo que esos compañeros del trabajo eran también guionistas.
!Ay! Ya no hay románticismo como el de antes
¿cómo se va a conquistar a una dama con esas artes?
escribiendo sobre “si quieres follar” y demás disparates
si tan obsesionados están con venderte sus paquetes.
¿De verdad te mide 20 cm?
Buena respuesta, Elena. Y por Dios, Klaatu, si continúa por ese camino, nunca va a llevarse el gato al agua.
Ay, Klaatu, me tienes en muy alta estima, mis compañeros de trabajo no son guionistas, como no lo soy yo tampoco, ¡ojalá!. Trabajo como iluminadora en una peli de animación 3D.
Por otro lado, hoy en día, para conquistar a una dama, bastaría con escribir guiones como Aaron Sorkin.
Regla, arréglate un poco.
Perdón Elena, no sabía que fueras una iluminadora, seguro que iluminas a los que tienes a tu alrededor con tu bella luz.
Con lo engorroso que es leer un guión
¿no te gusta más la poesía?
que es más digno de noche y de día
…lo otro es más del montón y
lo puede escribir hasta un gorrión.
¿Aaron Sorkin?… Ah si.
Qué poco romanticismo veo por aquí…
He de reconocer, Klaatu, que me lo haces pasar bien.
¿Para la ocasioooón? “Si ya voy arreglá, pero informal”, como “La Martirio”
Sergio, al hilo de los “datos fríos” y aunque pueda parecer impensable que alguien se presente así, recuerdo el paso de un tal “Casanova”, que dejo su enlace en este blog, en el que daba consejos serios (y no de coña) para ligar con una chica. Eso de preguntarle directamente a la chica si estaba ovulando, se me quedo clavado en el alma. No pude dejar de imaginarlo recibiendo leches por todas partes y acto seguido, quejarse de su mala suerte.
Te leo siempre que puedo (ésta vez por recomendación del gran Juanjo Ramírez) y seguro que hemos coincidido alguna vez, soy guionista fracasado, y cineasta fracasado en ciernes, pero bueno, lo llevo con la peor dignidad… Paso a exponer mi punto de vista a este gran y soez ejemplo que das, apuntillando alguna cosilla…
En mi caso, ya me niego a enviar un guión por las buenas, y menos a todas las productoras que hay en el registro. Al igual que tú, tengo necesidad soez y cachondona de contar historias, encima locuras complejas de realizar, o porque tienen un estilo que da un poco de miedo en estos lares, o porque son caras y complejas (no lo voy a negar), pero es algo que no puedo remediar, aunque esté trabajando de conserje o limpiabotas…
Con mi última historia decidí no perder la cabeza y me dije que no lo enviaría a lo loco. Mi objetivo han sido mails cortos, pero en especial conseguir una cita para dar un pitching breve. Me estrujo la cabeza pensando en alguien cercano que conozca a tal o cual productor y que le pida como favor personal atender a un mail (al menos) con buenos ojos (obviamente la mitad de los mails serán así, pero bueno, yo lo intento).
En el mail me presento, digo quién soy y lo que he hecho (intentando que vea que no soy amateur, o que conozco este mundo desde hace años, o eso creo) y le cuento la historia en tres líneas. Si consigo cita, perfecto, y si no, pues por teléfono, que jode bastante. No hace mucho, tras estar persiguiendo a un conocido productor, me devolvió la llamada muy amablemente. Me di cuenta que lo hizo casi por cumplir (en parte. le entiendo), así que de manera improvisada tuve que contarle la historia (cosa que odio)… Obtuve todo tipo de “noes” y excusas para evitar tener que leer la historia (no me conoce de nada, salvo por la persona que le aviso de mi llamada). Me dijo que no era original, que no contaba nada nuevo y, para terminar de cagarla, le dije que tenía una primera versión algo larga… Por compromiso, me dijo que se la enviase, que tardaba mucho en contestar, pero vamos, que me hiciese una idea del “no”. Para quedar bien, le dije que le enviaba un tratamiento cortito, por si lo del guión le parecía exagerado. Ahí ya me sentí ridículo… (Consejo: no expliquen nada por móvil, es preferible que colgar y luego mandar un mail diciendo que se acabó la batería o que estabas en un sótano secuestrado y no había cobertura…)
No puedo quejarme, otro productor, en su momento, me dijo que otra historia que escribí hace años, no era visual… Lo cierto es que flipé en colores, no porque fuera un buen guión (seguramente no, aunque era muy ambicioso, algo que me pierde), sino porque la historia empezaba en el Paleolítico con una cacería de bisontes, por lo que yo esperaba, más bien, una respuesta del tipo ¿has perdido la cabeza, chaval?, antes de lo de “no me parece visual”…
Pues eso, hace tiempo que decoré mi habitación con “noes” de productores y coordinadores de guión… cada mañana, antes de toser, y después de mis abluciones, lo digo con el culo en pompa cien veces mirando a la Meca: “no es visual”, “no es el momento”, “no es original”, no es comercial”, “no está en estilo”, “no está en tono”, “no hay dinero”, “no me pillas en buen día”, “no la acabo de ver”, “no estoy en la oficina”, “no estoy en el país”, “no te conozco de nada”, “no me parece adecuada”, “no me jodas”… Ya verás, el día que me digan que sí, me pillará distraído.
Ale, me voy al psiquiatra…
Gonzo, vengo del comentario de arriba. Para que no te sientas solo en tu situación te diré lo que contestaron mis 3 compañeros de trabajo a mi “pitch de café”: Uno, que le había enganchado más hablándole de la última novela que le recomendé, y que esa película de la que hablaba ahora, él no la iría a ver. Otro, que él no veía eso como una película de animación, sino de imagen real, y el tercero que le dijera el nombre del libro a ver si se hacía una mejor idea de la historia porque con lo que yo estaba contando…
Es lo mejor: Feedback sincero y con cariño!
¿Y me deprime? ¡No! Encima, de hablar con ellos, se me han ocurrido más ideas…!
Gonzo, te ha faltado las más típicas:
“Estoy reunido”
“Vuelva usted mañana”
Muy bueno el post.
Magnífico post, Sr. Barrejón. Coincido absolutamente con usted en todas y cada una de las letras, los espacios, los puntos, las comas y hasta en las negritas. Sólo quería dejarlo por escrito. Un saludo.
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