por David Muñoz
Decía Miguel en los comentarios de la entrada de la semana pasada:
“Os llevo leyendo desde que empezasteis aquí, ya que vengo de leer los blogs de alguno de vosotros. Así que tengo más o menos claro cómo funcionan las cosas en la televisión patria.
Partiendo de la base que los que escribís en televisión tenéis un nivel mínimo como profesionales, a partir del cual cada uno llega hasta donde llega, y que no va a dar la casualidad que una serie contrate a los más incapaces y otra a los únicos buenos… ¿cómo es posible que el mismo colectivo escriba Crematorio y Piratas? Es decir, sé por vosotros mismos por dónde van los tiros, pero tengo una malsana curiosidad por saber cómo os dirigen en el día a día para escribir unos u otros diálogos. Porque no me puedo creer que nadie escriba según qué cosas convencido de lo que hace.
Lo pregunto en serio, no me puedo explicar lo que vi y oí durante un rato anoche a razón de cien kilos el capítulo”.
Bueno Miguel, yo todavía no he podido ver ni Crematorio ni Piratas, así que no te puedo decir nada sobre ellas y mucho menos de sus diálogos. Pero por supuesto que los guionistas que han trabajado tanto en uno como en otro proyecto son profesionales competentes que tratan de hacerlo lo mejor que pueden. Y estoy seguro de que las dos series están dialogadas cómo deben estar dialogadas. Por lo que sé, no pueden ser dos series más diferentes entre sí. Probablemente los diálogos de Piratas chirriarían en Crematorio y viceversa. Es una cuestión de tono. También estoy convencido de que, al contrario que tú, muchos espectadores habrán disfrutado más con Piratas que con Crematorio. ¡Así es de complicada esta profesión!
En realidad, creo que no deberíamos dar por hecho que de poder elegir qué escribir, la mayoría de los guionistas elegirían una historia seria en vez de una comedieta. Al igual que ocurre con los espectadores, hay guionistas para todos los gustos.
Sin embargo, dejando a un lado los dos ejemplos anteriores, es cierto que muchas veces pones la televisión y no te puedes explicar lo que ves y oyes. Pero en esos casos no creo que el problema sea solamente “como te dirigen”. Eso es a menudo un problema, desde luego, pero no el único.
La creación de una serie es un esfuerzo colectivo muy enrevesado en el que intervienen muchos interlocutores y que puede tomar derivas de lo más absurdas. Por eso, es cierto que a veces puedes acabar escribiendo sin estar nada convencido de lo que haces, preguntándote qué demonios ha pasado para que aquel proyecto tan interesante que te contaron cuando decidiste sumarte a él ha terminado convertido en un engendro sin una personalidad definida que a esas alturas ya no le gusta a nadie. Ni a los guionistas, ni a los productores, ni a la cadena.
Resumiendo mucho, una de las maneras en las que nacen las series de televisión es la siguiente: Un productor ejecutivo que trabaja a sueldo de una productora tiene una idea. Dicho productor escribe un documento de venta, convence a sus jefes de que tiene entre manos algo interesante, y si ellos están de acuerdo, se presenta el material en una cadena de televisión. Entonces, si el proyecto gusta, la televisión invierte una pequeña cantidad en la escritura de varios guiones (y a veces en diseños preliminares) y comienza el siempre complicado proceso de desarrollo supervisado por un equipo de la cadena que debe llevar a que se dé luz verde a la serie y se acuerde una fecha para empezar la preproducción, y quizá, la grabación.
Existen muchas variantes de esta “escaleta”, pero esta suele ser la más habitual.
Lo fácil sería decir que la culpa de que las cosas no salgan bien es siempre de la cadena (al fin y al cabo se encuentran en la cima de la pirámide), pero me temo que es una explicación demasiado facilona que si bien nos sirve a los guionistas para quedar siempre como los buenos de la película, no siempre se ajusta a la realidad.
La realidad me temo que es más compleja.
El verdadero culpable suele ser el miedo, la emoción que en mayor o menor grado condiciona muchas de las decisiones de aquellos que formamos parte del proceso de desarrollo.
El miedo y su hijo bastardo, la duda.
El ejecutivo tiene miedo a gastarse 400.000 mil euros por episodio en una serie de televisión que no acabe viendo ni el tato y, para cubrirse las espaldas, suele pretender que trate de gustar al padre, la madre, los hijos y la abuela; al productor le aterra que en algún momento el ejecutivo decida dar cerrojazo al desarrollo y quedarse sin serie (lo que puede significar quedarse sin productora), pero aún así lucha por conservar lo que puede de su concepto inicial; el coordinador de guiones intenta agradar a sus dos jefes y se devana los sesos tratando de hacer compatibles todas sus sugerencias, y mientras tanto los guionistas andan perdidos sin saber muy bien qué es lo que deben escribir, si tienen que querer más a papá o a mamá.
El resultado de todo este mogollón son procesos que discurren sin una dirección clara y que dan como resultado productos amorfos. Y eso es algo que a los guionistas suele hacernos la vida más difícil que escribir una serie “buena” o “mala” (algo que de todos modos es muy subjetivo; cada uno aplicaríamos un adjetivo u otro a unas series diferentes, como con el ejemplo de Piratas y Crematorio). Además, cuando estás bregando con el día a día de la escritura de una serie, te resulta muy difícil saber si lo que estás haciendo va a acabar siendo bueno, malo o regular de acuerdo al criterio que aplicas para valorar el trabajo de otros.
La teoría la tenemos clara. Las grandes series que todos admiramos (o al menos respetamos) responden a un concepto muy claro. Desde House a CSI pasando por Cheers, todas tienen una personalidad muy definida. O, por usar ejemplos españoles, Cuéntame o Amor en tiempos revueltos.
Porque, al igual que el protagonista de una historia tiene que tener un objetivo claro, las series de televisión tienen que saber qué es lo que quieren contar y cómo quieren contarlo.
Y como he dicho antes, muchas veces no lo tienen. O lo tuvieron, pero lo perdieron por el camino.
Puedes vender una serie de ciencia ficción y acabar escribiendo un western. O empezar escribiendo un thriller y terminar estrenando una comedia.
Os juro que pasa. A mí me ha pasado.
Y es entonces cuando te vuelves loco.
A resultas de todo esto, más de una vez me he visto escribiendo el desarrollo de una trama cuya razón de ser (y cuya lógica) no entiendo demasiado bien. Una trama que suele ser el resultado de tratar de combinar las necesidades (o los caprichos) de todos tus jefes.
Pero ya digo que no es solo responsabilidad de las cadenas. Muchas veces de quien se apodera el miedo es de los productores, que de pronto caen en la cuenta de que su concepto puede ser demasiado arriesgado para conseguir la audiencia que pretenden (y con ella la renovación de la serie, que casi siempre empiezan a ser rentables en la segunda temporada); o del coordinador de guiones, que con tal de no tener problemas da su brazo a torcer cada vez que surge un conflicto y deja de luchar por defender la serie que sabe que habría que escribir. O incluso de los propios guionistas (la infantería de la producción), que pese a que sabemos que lo que estamos haciendo no tiene ni pies ni cabeza, seguimos ahí, al pie del cañón, ganándonos las habichuelas lo mejor que podemos. Aunque en este caso no creo que se pueda hablar de “culpa”. Siguiendo con el símil militar, si un pelotón no consigue tomar una colina siguiendo las órdenes de su capitán y su general, no me parece que pueda responsabilizárseles a ellos por mucho que a veces en vez de correr vayan andando.
En este caos, se producen todo tipo de situaciones absurdas. Sobre todo cuando además de al habitual marear la perdiz, se suma la falta de comunicación. Más de una vez me he visto reescribiendo un guión de acuerdo a las supuestas directrices de la cadena para descubrir después de entregarlo que querían justo lo contrario de lo que nosotros creíamos.
Lo triste es que ni siquiera puedes enfadarte. Solo frustrarte. Porque aquí no suele haber malos. A nuestra manera, todos los implicados compartimos el mismo objetivo: hacer una buena serie de televisión.
Solo que cada uno tenemos una idea muy diferente de lo que significa “buena”.
A veces lo único que unos y otros acabamos teniendo en común es que acabamos estresados y medio deprimidos. Resistir todos esos meses de desarrollo sin perder las ganas de escribir suele ser el trabajo más duro al que tiene que enfrentarse el guionista.
Afortunadamente, no siempre se hacen las cosas así de mal. También hay procesos de desarrollo coherentes donde todo el mundo busca un objetivo similar. Y creo que hay una manera de conseguir que sean así. O por lo menos de facilitarlo.
Pero de eso hablaré la semana que viene.
Amén a todo. No se me ocurre cómo se podría haber explicado mejor.
Abrazos.
Cuando no hay un objetivo claro, los responsables del proyecto se enfrentan!! Y el trabajo se convierte en subproducto de dichos enfrentamientos!!
Desde mi punto de vista, estos golpes de timón provocados (por como dice el arriba firmante) por el miedo, generan numerosos objetivos!! Y consecuentemente enfrentamientos!!
Creo que lo que hace falta y que España adolece son Productores Creativos, esos que son capaces de ver el Objetivo desde el principio y así venderlo. Ésos que no pretenden agradar “sobre la marcha” y que con criterio/inteligencia pueden con leves cambios de ruta llegar al Objetivo propuesto!!
Entiendo que en el proceso se pueden perder cosas, pero también ganarlas. Solo hay que ser lo suficientemente inteligente, y sobre todo astuto para hacer rendir al máximo los recursos en pro de un Objetivo claro. Productores hábiles en el arte de encantar serpientes “los de arriba” y no productores tóxicos que resuelven, exigiendo a los de “abajo” sucesivos cambios incoherentes.
Yo he sufrido Productores ejecutivos mediocres, que su trabajo parece ser el de generar controversia constantemente, cuyo único fin es intentar ocultar su propia mediocridad. Dichos Productores suelen buscar a los mejores profesionales para desarrollar sus proyectos, pero como son incapaces de comunicarse con ellos (por falta de profesionalidad), el desenlace suele ser fatal.
Desde mi humilde opinión, los guionistas no tienen la culpa de desamparo audiovisual de este país, aunque hay que admitir que en los guiones se encuentra el germen de los presentes patéticos resultados.
Después de un artículo tan poco complaciente, y agradecido, como el que precede a éste, volvemos a las andadas. ¿Es tan difícil decir que en este país el noventa por ciento de lo que se escribe en televisión es basura? ¿Por qué ser tan conformista, por qué no asignar responsabilidades? Es muy fácil hablar de intenciones, pero lo que importan son los resultados, y a tenor de éstos, lo siento, pero vale ya de hipocresías, lo que se nota es una desidia y una falta de talento alarmantes. No apunto a ningún colectivo en general, pero en el caso que nos concierne, y el mío en particular, como guionista nunca hubiera escrito diálogos y tramas tan auténticamente bochornosos como los que nos tiene acostumbrados la ficción de las cadenas generalistas. Antes hubiera dimitido. Se llama dignidad. Yo, por mi parte, estoy harto de tanto amiguismo e hipocresía. Es tan mala la crítica no constructiva como la falta de ésta, y tal vez la falta precisamente de autocrítica hace que los baremos de calidad no cambien. Y esa es precisamente una cualidad que se supone los guionistas debemos atesorar, si es cierto que escribir es, en su mayor parte reescribir, debemos estar preparados para destrozar nuestro propio trabajo si no cumple los requisitos de calidad que consideraríamos aceptables. ¿Por qué no podemos hacer esto con el de los demás?
Turko: El 90% de lo que se escribe en televisión es basura (supongo que refiriéndonos a España). Bien, ya lo he dicho. No parece difícil, cierto. Aunque tampoco parece serlo demasiado categorizar sin plantearse un análisis de lo que se suscita.
Ya que se utilizan porcentajes, atraigamos la estadística y los datos hacia conclusiones que YO extraigo.
Primero. Es estadísticamente atrevido especular que el 90% de lo que se escribe es basura, basándose en la opinión de un solo individuo. Pero como bien se plantea en el post ¿Qué es basura? ¿Series que ven cada semana 3 ó 4 millones de espectadores? Es posible, no digo que no. Pero basándonos en que “lo que importan son los resultados”, como tú dices, me temo que si esa basura consigue 3 ó 4 millones de espectadores, habrá mucha gente interesada en fabricarla ¿Por qué? Por ese resultado estadístico “tan jugoso”, basado en un dato y no por una apreciación subjetiva. No te olvides que esto sigue siendo un negocio y “The shield” (gran serie de la que soy fan) se quitó de A3 por baja audiencia. Si a mí me dices si prefiero “The shield” o “Piratas”, sobra la respuesta. Pero hay 3 ó 4 millones de personas que no piensan lo mismo. La lógica de negocio marca el resto.
Segundo. Estadísticamente es altamente improbable que en cualquier país con los medios de instrucción, autonomía cultural y progreso que tiene España (quizá no estemos a la cabeza de nada, pero muy alejados de la cola), el 90% de los guionistas sean tontos o limitados. En mi caso, en mi entorno, creo que conozco pocos guionistas que te den la sensación de brillantez extrema. Pero seguro ninguno de ineptitud. Quizá tenga suerte al conocer “lo mejor del país”. Pero estadísticamente lo considero altamente improbable.
Tercero. Un servicio de estudios de los más conocidos de este país hizo hace años (en época de pujanza económica), un informe de la gente que decide abandonar su trabajo por baja voluntaria. No olvidemos, perogrullando, que el trabajo de guionista es, o debería ser un trabajo. El porcentaje era de un 23%. De ese 23%, más de un 90% era motivado por una oferta mejor en otra empresa. Entre el resto de motivos había que valorar “descartes” como enfermedades crónicas no contempladas como bajas definitivas, traslados geográficos motivados precisamente por el cambio de trabajo de tu pareja, etc. Me acuerdo que había un punto que era algo así como “cansancio por sus condiciones actuales”. El porcentaje era mínimo (sobre el 23%). Los ataques de dignidad, me creo los que veo. Ninguno más. Esto no quiere decir que no haya un pequeño número de gente que lo haga, entre los que podrías estar tú. Pero en mi opinión es estadísticamente irrelevante a la hora de plantear una sentencia.
Cuarto. En otro estudio que leí hace tiempo, la media de tiempo para la confección de un guión de capítulo en EEUU era de tres meses. Aquí, 21 días. El sueldo medio de los guionistas estadounidenses era de unos 200.000 dólares/año. Eso era lo que en España cobraba el que más. Las sitcoms, ajustadas a formato, veintitantos minutos. Aquí 70. Fuera del formato de sitcoms, entre 40 y 50. Aquí 70 (de nuevo). Por no hablar de lo que había crecido el número de guionistas en EEUU que habían tenido la posibilidad de poder ser además productores ejecutivos.
La TV en España, al igual que los periódicos, tiene línea editorial. La ficción no se queda fuera de estos cánones marcados por la posibilidad de negocio. Las series por ende tampoco. Y en nombre de conseguir una audiencia, se marca unas pautas, un tono y el propio argumento. Cuando estás dentro de la cadena de producción supongo que te aclimatas. Y cuando estás fuera, como es mi caso, y pretendes vender algo a la cadena, sabes qué debes llevar. De hecho todos tenemos reuniones en las que la cadena te plantea qué busca. Si quieres (y tienes capacidad para diseñarlo), puedes llevar una Biblia de “The wire, la secuela”. Pero ya sabes por dónde te van a mandar con tu obra de gran calidad. Esa es una realidad que ojalá un día cambie, como puede ser un inicio “Crematorio” ¿Eso es óbice para encontrar algunas cosas incluso mal cuidadas? No. Pero llegado este punto, yo releería de nuevo detenidamente el post de David.
Saludos.
Fantástico comentario, Panov
¿Tan malos son los guiones de Piratas? Pues mira, lo siento, no lo son. Y lo digo con conocimiento de causa. Y estoy harta de escucharlo.
Puede que esta serie no sea la séptima maravilla del mundo, pero es mucho más que digna; sólo llevamos dos capitulos y la gente no para de vapulearla ya sea por Pilar Rubio o por emitirse en Telecinco… No entiendo las ganas que tienen algunos de que este proyecto se de la ostia.
Este no es el tema del post, que sólo toma estas dos series para reflexionar sobre el oficio del guionista, pero estoy hasta las narices de tanta mala baba. Y mis palabras no surgen del corporativismo, sino de mi profesionalidad y de la del resto de mis compañeros, esa que no deja de ponerse en duda por gente que, la mayor parte de las veces, no tiene muy claro de lo que habla.
Y por cierto, no soy guionista de Piratas…
Buff..¿Pero también hay que defender “Piratas”? ¿Y Pilar Rubio tampoco es tan mala actriz, no?
Yo estoy de acuerdo con la tesis que defiende el post. Y lo estoy porque en otros sectores, ajenos al audiovisual, pasa lo mismo a la hora de desarrollar proyectos. No creo que sea un problema intrínseco del audivisual televisivo sino de la forma de desarrollar los proyectos donde cada uno de los participantes tiene un objetivo diferente y, muchas veces, contrapuesto.
La responsabilidad no es, por lo tanto, algo se tiene o no, sino que se tiene en diferentes grados.
La televisión generalista vende “ojos-que-miran” a sus clientes, los anunciantes. Cuantos más ojos, más cobran. Y si los ojos están más atentos a las cosas facilitas y bobaliconas, ¿por qué mostrar algo sofisticado y sutil? No creo que se escriba basura porque no somos capaces de escribir nada mejor. Se escribe basura ex-profeso, porque los que tienen que conseguir atención han comprobado que eso gusta más. Gusta más a quien realmente ve la tele y se traga los anuncios, no a los sibaritas que se bajan los capítulos de internet. Y ahí comienza el problema.
Luego están los productores, cuyos clientes son los que son, y a los que no pueden ofrecerles, en muchas ocasiones, lo que les gustaría ofrecer. Al final, la necesidad de hacer caja (para beneficio propio y para pagar los sueldos también) se impone.
Y los guionistas, para mantener su puesto de trabajo, también se adaptan. Es cierto que hay maneras y maneras de adaptarse y que muchas veces no es sino una excusa para ocultar la falta de talento y capacidad. Desde luego que hay un funcionariado del guión.
Pero los ‘ojos que miran’ miraron House, Lost, Freiser, Ally MacBeal, o Anillos de Oro y Yo Claudio por decir un par que según la supuesta incultura del espectador medio de este país no tendrían que haber pasado del primer capítulo. Y fueron esos ‘ojos que miran’ los que las catapultaron, no cuatro intelectuales repantingados en su sofá.
Pero bueno, como todo lo que escribo por aquí es una obviedad.
Si no lo niego. Lo que digo es que si haciéndolo fácil la gente sigue ahí, la tendencia es la de no complicarse la vida. ¿Para que sacar el beluga si el sucedaneo se vende bien? ¿Quiere eso decir que a la gente no le guste el beluga? No.
Estoy muy de acuerdo, Cris. Sobre todo echo de menos a Ally MacBeal.
Regla, si quieres Ally McBeal sin las ñoñerías, te recomiendo “The good wife”. En cualquier caso, yo creía que estábamos hablando de la ficción nacional.
Bueno, Kohonera, las ñoñerias de Ally y el bueno de “bizcochito” eran dos de los encantos de la serie. No obstante, agradezco la sugerencia de “The Good wife”. Mujeres Desesperadas que era una buena opción, la echaron a perder con los cambios de cadena y de horario. No tuve más remedio que verla por mi cuenta.
En la linea de abogados “Boston Legal” también la he disfrutado mucho, aunque no en la tele, claro.
Y sí, mirando hacia atrás, a excepción de Anillos de oro, la mayor calidad de la ficción española siempre se ha podido encontrar en las series de época: “Los Gozos y las sombras”, “Juncal”, “La saga de los Rius”, “Cañas y Barro”, “Fortunata y Jacinta”, “La Regenta”,…Y mirando hacia adelante, en mi opinión “La Señora”, “Hispania” y “Gran Reserva” (en proceso las dos) también entran en esos parametros de calidad, con el apoyo de la audiencia
Creo que un intento de hacer algo parecido a Ally fue Lex y realmente no estaba mal, pero no acabo de cuajar entre el público.
Queremos algo distinto y cuando nos lo dan, lo despreciamos.
Qué rabia estar de acuerdo con Koho, pero así es la vida. Intento animarme pensando que el mismo polculo le da a él que a mí.
Total, que sí. Primero, gracias por el post. Nos ayuda a los de fuera a darnos cuenta que no sois los guionistas los incapaces sino que es este país, que da penica. Le pasa al consultor informático y nos pasa a todos, que tenemos una cultura empresarial tercermundista dónde un financiero brillante llega arriba por buen financiero y una vez allí lo ponen a coordinar proyectos audiovisuales (exagerando, sí, pero no tanto) y hasta él mismo se cree que si le han dado el puesto es porque es el mejor para desempeñarlo.
Aparte de esto, yo creo que se trata de hacer series entretenidas. Pueden ser entretenidas y malas (pero entretenidas a fin de cuentas) o entretenidas y buenas. Lo demás se hunde.
En cuanto a Piratas, me parece un buñuelo. Aún así, Pilar Rubio lo hace como me imaginaba que lo haría. Es decir, da lo mismo. Me han decepcionado mucho los decorados, la iluminación, los diálogos y unos cuantos actores empezando por Jaenada, que a mí me suele gustar.
Sólo con que alguien retocara el humor de sus frases y las dijera bien, creo que salvábamos la serie. Con Bubybarton te partes. Se lo podrían proponer a él.
Joder, Quique: veo que me he convertido en imprescindible en cada uno de tus comentarios. Ya, hasta cuando no intervengo me citas. Con ese trato, me siento a la altura de Kant y Habermas, pero en cómico. Mola.
Por otra parte, si en los últimos 25 años has visto algo de televisión (cosa que empiezo a dudar porque opinas de lo que no ves,muy a menudo), lo mismo hasta te has reido con algunos de los programas de humor o series que he escrito. Porque ése es el tiempo que llevo dedicándome a esto, capullito de alhelí (me tomo esta confianza tras que tú me hayas llamado “prenda”, “pájaro” y “rey”).
No cabe duda: estamos en el inicio de lo que puede ser una gran “amistad”.
Entonces, si series como Fresier que tienen cuatro sets e imagino poco costes de producción y sin embargo son más que rentables, aunque solo sea por lo que la han vendido ¿dónde está el problema aquí? Imagino que no tanto en vosotros como en la industria que debería tener al menos otra licenciatura aparte de la de ADE.
Por mí puedes quitar esas comillas, Buby. A veces me caliento un poquitín, pero es por generar debate más que por otra cosa. Y luego está que me gusta tocar los cataplines, que todos tenemos derecho a realizarnos con aquello con lo que Dios nos ha bendecido.
Todo esto no significa que te esté dando la razón, porque no la tienes casi nunca. Y no tengo por qué dudar que me haya descojonado con series que hayas escrito tú. Eso último lo decía por chinchar, lo mismo que lo podría intentar con Cris, que lleva dos intentos para escribir Frasier como Dios manda y no hay tu tía.
PD: Capullito de alhelí me gusta. Es apropiado.
Por favor, Quique, ¿cómo me va a molestar que estés de acuerdo conmigo? ¿De qué crees que se alimenta mi ego, entonces? Por devolver las caricias, yo también estoy de acuerdo con algunas de tus afirmaciones.
Pues no te cortes hombre. Si además supieras que lo miré por Google antes de escribirlo ya te mueres del orgasmo! Es lo que tiene ser disléxica y el adorable idioma inglés. Ni te cuento lo entretenida que estoy con este defectillo en mi vida laboral. Pero el juego que me da cuando trolleo.
No conseguiréis caerme bien, cabrones. Lo de la dislexia te lo has inventado para que me sienta mal. Se te tendría que caer la cara de vergüenza.
De entrada, agradecer al autor que se haya tomado mi comentario como lo que era, no como un ataque, y que haya tenido a bien responderlo. Dudé si enviarlo o no, porque no sabía si se iba a malinterpretar, la verdad.
Dicho esto, está claro que como dice Kohonera, el de guionista es una especialidad y el audiovisual un sector. Así que están sometidos a las mismas presiones que cualquier otro.
Tenía claro que como en mi trabajo (consultoría informática… casi ná), la mayor parte de las veces no haces lo que quieres y como quieres, sino lo que y como te dicen que lo hagas. Tenía curiosidad por saber cómo funcionaba eso en el día a día.
Y agradezco el esfuerzo, porque os comprendo un poco más.
Y ya que lo planteé así…
Crematorio coge una obra y la adapta. Y le da un tono realista muy de agradecer. Y no te sientes insultado, te guste más o menos.
Piratas… Piratas es como aquello que se hizo imitando a Damages, pero con Piratas del Caribe. No sé si será culpa del que decidió hacer un Sparrow a la española, del que puso dinero para que se hiciera, del que lo escribió, del que lo dirige o del que lo interpreta… pero qué le voy a hacer, me siento insultado cuando me quieren colar algo así.
Tengo otra pregunta y de verdad pregunto por ignorancia. ¿Tan caro es iluminar bien? Porque gastarse un pastizal en vestuario, exteriores y tal (y no lo digo solo por Piratas) para que luego cante todo, me parece un desperdicio.
Existe el etalonaje que esta en manos de la cadena…
No siempre. Pero en el caso de Tele 5, con David Martínez, creo que está en sus manos el etalonaje, el montaje, la música…
… la dirección de actores, el cambio de los guiones… Sí. David Martínez ha dejado claro el nivel que atesora con dos obras magnas de su polifacética profesionalidad: “Vida loca” y “Piratas”.
A los que estaban ensimismados con Piratas mirándole los pechos a Pilar Rubio mientras se batía con Camarón, les recomiendo que vuelvan a fijarse la escena, y admiren el sonido de sables entrechocando. Lo curioso es que Pilar tiene, efectivamente, una espada, pero el otro… una rama.
Grande.
Igor, yo defiendo Piratas porque creo en su defensa, ni más ni menos. No digo que tenga que gustar porque lo diga yo, simplemente creo que hay un ensañamiento excesivo.
Miguel, Telecinco ha orientado este proyecto desde el primer momento, mal que nos pese o que guste más o menos, hacia las referencias de Piratas del Caribe, con el logo, la música… No creo que quisieran colar nada, lo han dicho clarito desde el primer momento.
Dejo de dar el coñazo, es lícito y sano preguntarse ciertas cosas y que te gusten ciertas cosas y otras no. Eso sí, con el mismo rasero.
Es que yo creo que de aprovechar un tirón a nivel estético o de tono, a intentar copiar personajes va un trecho. Y si se quiere jugar a primera división en medios… o lo haces bien, o decepciona.
P’a gustos los colores… pero no puedo dejar de lamentarme de oportunidades perdidas. Poner tanta pasta en estas cosas, me da pena.
Por centrar mis gustos aprovechando el ejemplo, de Piratas del Caribe me gustó mucho la primera, me aburrió mucho la segunda y ahí me quedé. Al final, la historia y cómo se cuente es lo que te engancha… al menos a mí. Lo demás es accesorio.
Sobre el etalonaje… leo que se trata de corregir el color a posteriori. Dices que eso es cosa de la cadena pero no sé si quieres decir que ni el director cuenta ya en eso, o si es caro o barato.
Miguel, quería decir que la cadena decide eso y muchas cosas a nivel de acabado del producto. El director y el de director de fotografía pueden rodar unas cosas y luego verse otras.
Y supongo que la inclusión de Pilar Rubio en el reparto es una exigencia de la cadena. Tampoco hay tantas diferencias con el mundo de la consultoría informática a la que dices pertenecer. Al fin y al cabo, tú desarrollas productos a la medida de las necesidades de tus clientes, sabiendo que muchas de las cosas que piden no van a funcionar bien. ¿O me equivoco?
Para nada te equivocas… y tienes que bregar con los problemas propios, así que rara vez lo haces como quieres.
Eso lo deba por hecho, pero preguntaba por el “cómo”.
Creo que la etapa de David Martínez al frente del departamento de ficción de Tele5 está apunto de acabar. No me extraña. Está claro que su criterio a la hora de comprar proyectos es equivocado. Por lo menos hasta el momento: Vida Loca, Ángel o Demonio, Piratas… Ninguna ha funcionado. Y eso que decidía los proyectos sobre guión y no sobre biblia. Vamos, que para que consideren un proyecto tenías que currarte biblia, documento de venta, presentación, y guión!. Y aún así ha tenido tropiezo tras tropiezo. Espero que los nuevos proyectos de la cadena (con coqueteos al género de ciencia ficción) funcionen.
Ángel o Demonio no es un proyecto de David Martínez. Cuando Tele 5 compró Cuatro miró su stock de series, porque Martínez no sacaba una serie ni a tiros: daba mil vueltas, pero no decidía. Sólo Tierra de Lobos (que se trajo bajo el brazo de TVE). Así que Telez 5 tuvo que echar mano de las series propias de Cuatro: Ángel o Demonio, y próximamente Punta Escarlata.
El caso de David Martínez es más peliagudo por otras razones
El otro día vi un capítulo de “Vida loca”.
Supongo que también habrá muchas razones que lo expliquen, pero todo, todo, todo, y en especial el guión eran de auténtico bochorno.
Por muchos condicionantes que haya, ¿cómo se puede hacer semejante engendro?
Parece que Alex tiene razón sobre David Martínez.
http://www.elconfidencialdigital.com/Articulo.aspx?IdObjeto=28798
Lo increíble es que se va diciendo que está harto porque le contraprogramaron y luego tuvo que hacer un gran trabajo para reflotar “Tierra de lobos”. El que lo hizo fue precisamente el programador, que la fue moviendo para que no se estrellara con nadie muy a menudo en segundo prime time.
Martínez se cree que los demás somos tontos. Y que ha inventado la televisión… que dice que ahora deja.
Si lee esto, unas cositas.
1. Como guionista me he encontrado de todo, pero pocas veces me he encontrado alguien que generara tantas esperanzas y fuera tan decepcionante.
2. Es abogado. Que siga con eso. Porque de televisión no tiene ni idea. Triunfó en una TVE con un equipo potente que ya estaba y sigue sin él. Y con un Javier Pons que era verdaderamente el cerebro del asunto. Con series que ya estaban avanzadas y funcionaban casi solas. Dice que es el causante de La Señora o Amar. Ya funcionaban antes. Y de Aguila Roja. Mentira: nunca la defendió, muestra de su gran olfato. Curiosamente, Tierra de Lobos (que se llevó de TVE a Tele 5) es una mini Aguila Roja fallida. Y Piratas una mezcla de Piratas del caribe y Aguila Roja. Que pregunten en Globomedia el trato recibido por parte de Martínez.
3. Llega a tele 5 y arrasa con el trabajo de profesionales de toda la vida a los que mira por encima del hombro. Debe hoy correr el cava por allí. Porque nadie allí habla bien de él. Por el trato y porque gustaba en reuniones de poner ejemplos de toda la vida de Tele 5 como “lo que no se puede volver a hacer”. A cambio, ¿él qué ha hecho?
4. Dice que está decepcionado de este mundo. No sabe lo decepcionado que está este mundo de él. He conocido guionistas de primer nivel -mucho , mucho más grande que el que esto escribe, maestros de esta profesión- y de un curriculum lleno de éxitos que me han confesado que, tras reunirse con Martínez y Cotarelo (su mano derecha) + caterva de becarios, que mejor dejar la profesión que tener que soprtar tratos como el suyo.
5. Ha utilizado, ordenado reescribir mil y unas veces proyectos sabiendo desde el principio que no les iba a dar luz verde. Y volviendo loca a mucha gente que vive de esto generando esperanzas falsas. Eso no es profesional. Ni humanamente admisible. A cambio, ha paralizado la producción de ficción de Tele 5. En apenas dos años, sólo Tierra de Lobos, Vida Loca y Piratas. Las dos últimas, obras magnas suyas, imponiendo creativamente todo (y en la primera, bastante).
6. Como se ha dicho por aquí, ha sido jefe de ficción… pero para él ser eso, en vez de estar confiando en profesionales, ha supuesto montar, dirigir en plató, ir a castings… Ser un artista, vaya. Pero jefe de ficción no es hacer eso.
7. Dice que se va a trabajar en colegios. Sólo espero dos cosas. Que nadie se olvide del trato profesional de este señor. Y que trate él a los niños de esos colegios mejor que ha tratado a tantos y tantos profesionales de ese sector (el televisivo) que él parece que ha querido reinventar y que ahora abandona desencantado.
8. Por favor, que no vuelva.
Yo no doy ni medio céntimo por la cárcel espacial.
Como uno de los guionistas de “la cárcel espacial”, te adelanto que hace meses que la serie no transcurre en una cárcel en la Luna sino en una plataforma petrolífera.
Una serie tiene que tener un alma. Ese alma se la da su creador, que suele ser un guionista. Y debe ser productor ejecutivo, saber el norte que debe llevar la serie. Es lo que los americanos llaman showrunner.
Aquí, a menudo ejecutivos de productoras impiden que exista esa función, y son incapaces de decir “no” a cualquier gilipollez que ese día se le haya ocurrido a alguien en la cadena (gilipollez de la que luego nunca se harán responsables). Así que todo el mundo opina, y al final esto es un cruce de trucha y mono.
Es más de lo mismo.
Poco se puede añadir a lo que ha escrito David.
¿El tema? El nivel de nuestra ficción. Y por qué tiene ese nivel. Y como muchos de los que la critican con razón la pierden a no tener ni puta idea de por qué tiene ese nivel.
No se trata de decir que los guionistas no somos culpables. Todos los somos. Porque, como hace poco escribía Hastiado, hay veces que hay que decir que NO. Y otras veces, el nivel del guión no es bueno. O porque los que escribimos no somos buenos. O porque no defendemos el producto. O porque, algo perfectamente entendible, hay facturas que pagar.
Pero sea por lo que fuere, cuando un producto es malo no tenemos que poner excusas porque firmemos nosotros. Es malo de cojones y punto. No podemos pedir que la gente entienda que “es lo que hay”.
Muchas veces, en muchos encuentros de guionistas, se habla de temas sindicales, de derechos, de retribuciones. Son temas importantes, sin duda. Pero creo que alguna vez habría que reunirse para hablar de la ética en la profesión. De si estamos o no a la atura. Y de, si lo estamos, qué coño está pasando.
Es más de lo mismo (II).
Porque, como apunta Cansado y Confuso, a nivel creativo, uno de los principales problemas de la ficción nuestra es la falta de autoría, salvando casos excepcionales como “Cuéntame”, “Crematorio”(para mí sobrevalorada, pero una serie correcta) y pocas más (hasta, ya sé que me lloverán las críticas, habia una autoría en determinadas temporadas de “Los Serrano”, nos gustara o no… O de “Siete vidas”).
Ves Doctor Who y está viendo a Moffat. Ves Shameless y es la vida de Paul Abbot. Ves State of Play, Mad Men, In Treatment (y un par de series israelíes -de allí era el original de esta serie- que han caído en mis manos y, con pocos medios, es una ficción potente y fresca), Breaking Bad, Los Soprano, The Wire, The Good Wife,Oz, Marchlands, Homicide, Survivors… y otras muchas y hay una historia que te quieren contar, un autor que te lo cuenta… Y cuando ves productos más “de producción” como Juego de Tronos, ves que todo el mundo está en su sitio: la producción, la digitalización, el guión… Y a un nivel excelente.
Aquí no es posible. Creas la serie o te la encargan. Y la productora evita que hables de tus guiones con la propia cadena. Y cuando te lo permite y vas a la cadena, te encuentras becarios (a los que has dado clase no hace mucho) que se permiten cambiarte un guión de pe a pa sin haber ejercido profesionalmente en su vida. Y anécdotas que darían para hacer un segundo capítulo del buen texto de Barrejón sobre no decir los nombres de sus protagonistas.
Te encuentras con una duración imposible de 70 minutos. Una producción que homogeiniza todo y hasta para grabar un plano de un tipo andando triste por una calle en silencio mueve 200 personas para grabar 30 segundos. Una ausencia de interiores naturales y exteriores que convierten nuestras series en claustrofóbicas.
Y cuando no lo son, resulta que lo que falla es un guión en el que ha metido mano hasta el portero de la finca del amigo del director de la cadena.
Los directores hacen castings por la belleza de sus protagonistas y no porque, sencillamente sepan vocalizar. No se dirige en plató. No se ensaya. No se lee el guión siquiera con quien lo ha escrito para entender dónde está la intención. Manca finezza.
Hay excepciones. Pero no muchas.
Todo eso, sí se ve en las buenas series que he citado. Unas caras. Otras menos caras. pero en ninguna de ellas se olvida que hay una historia que contar. Aquí se hacen telefórmulas (meto un abuelo, una niña y una criada con acento de tal o cual región).
Se ven productos de mediodía culebronizar en prime time.
Se repiten fórmulas como la locura de tras Downton Abbey hacer una serie de la misma época con Amaya Salamanca…. ¡¡¡En Inglaterra!!! Coño, como si La toja no diera para eso y más.
Y ves Los Quién y estás volviendo a ver Siete Vidas.
Y ves muchas series de época y estás volviendo a ver los Gozos y las sombras.
Y los autores están desapareciendo.
Y los guionistas nos estamos acomodando a hacer teleseriales bajo estos imperativos y pronto lo mismo somos incapaces de volver a ser lo que verdaderamente tendríamos que ser: autores.
Y los jóvenes guionistas hasta se olvidan de que en España, la diferencia con Inglaterra o EEUU no era tanta cuando hacíamos Curro Jiménez y ellos Ivanhoe. O Cañas y Barro y ellos Poldark- O anillos de oro y ellos mil series comerciales sin más.
Y se creen que ser guionista es sólo atender los designios del ayudante de producción (que también es eso, pero no sólo eso, vive Dios).
Se dice que nos llevan muchos años de diferencia.
No son los años. Es la caspa.
Y mientras, vas y te preguntas: ¿para qué pensar en algo si lo que se te ocurra mil manos y cerebros privilegiados lo van a convertir en lo contrario de lo que has creado?.
No se trata de ser más que nadie. Sino no ser menos que nadie. No se trata de ser el visir en vez del visir. Sino que cada uno esté en su sitio.
Y recordar que no hay nadie que pueda dirigir, interpretar, producir ni footgrafiar un puto folio en blanco.
Para que ese folio tenga texto hay que tener una idea. Y esa idea, si te gusta la compras. Si no, no. Pero si la compras, respétala. Y no te conviertas en su autor sin serlo. Porque generas lo que tenemos. Series sin padre ni madre. Sin alma. Superfluas.
Prescindibles. Como de seguir así, seremos nosotros.
Uau
Bubby, si algo habría que cuestionarse ya de una vez es la calidad de los empresarios de por aquí… son los extremos de la cadena los que más se enteran, los de abajo y los de muy arriba (algunos), pero sufrimos una falta de preparación, de espíritu y de solvencia por parte de los puestos intermedios a nivel empresarial, no solo en el sector audiovisual desde luego. Cuando hablan de la falta de competitividad de España y echan la carga de la culpa en los estratos inferiores de la cadena de trabajo dan ganas de meter a todos los que lo dicen de empleados finales… en mi experiencia laboral de 15 años y en la que me han contado, que es mucha, el 90% de los proyectos fallidos se generan por el ‘cuello de botella’ que suponen los puestos intermedios (gente que con un ADE, o un ESADE, etc se plantan con contratos blindados y unos sueldos de escándalo que son difícilmente asumibles por pequeñas empresas deslumbradas con tanta expectativa de negocio que luego se queda en nada, porque en realidad ni siquiera saben de qué va el negocio) y por la cutrez general del empresariado español (con muchas excepciones), que bueno, creo que ya está bien de culparse por abajo.
A ver cuando empiezan a plantearse la competitividad donde falla, que es en la escasa cultura, inteligencia y falta de reacción de los empresarios, sean del sector que sea.
Y sí. Vista la serie, los guiones de Piratas son pésimos. Pero la pregunta es cómo eran los originales, que a lo mejor eran excelentes, porque buenos profesionales hay allí como para no creerme que lo han hecho mejor. De lo que estoy seguro es que han sido reescritos mil veces y cada vez a peor.
Los que sabemos de qué va esto ya lo hemos sufrido. Vas a una cadena con una serie y en ese momento te das cuenta de que el protagonista de “El guardián entre el centeno” tenía razón al decirnos de que “nunca le cuentes nada anadie porque dejará de ser tuyo”.
Entras en una productora o en una cadena como autor de una serie y sales de allí como un mindundi. Los autores pasan a ser ellos.
¡Voto a Bríos, Buby! Después de estos dos comentarios empiezo a pensar que el capullo era yo. Y que tú y Cris tenéis un rollo muy extraño. ¿Os queréis o algo?
Por supuesto.
Vaya, que por supuesto las dos cosas que dices.
Veeeeenga, va. Te permito la descortesía. Pero sólo porque eres tú. Quién sabe, a lo mejor un día necesitas crear un cretino para una serie y te puedes inspirar en mí. Considérame material de trabajo.
A Cris, en cambio, quiérela mucho. Tienes que reconocer que como recurso creativo no va muy allá, aun con todo lo guapa que se pone cuando se equivoca.
Y nunca menosprecies a una mujer. Y menos si es inteligente y se llama Cris.
Gracias, gracias… por aquí encantada con tanto requiebro, digeriendo lo del rollo extraño y escasa capacidad como recurso creativo y feliz con el amor virtual de Bubby.
Excelente post que explica la realidad de las cosas. Por buscar una fisura en la argumentación diría que es 100% adecuado para los dramas pero no para las comedias. Llevo veiente años leyendo guiones y aún es hora de que lea un guión de sitcom pura que le llegue a los tacones al más malo de una sitcom de calidad media americana. Y en las sitcoms, no nos engañemos, no se genera ese maremagnum que explica David en el post, ni de lejos. En realidad creo que, entre muchos otros, es uno de los motivos por el que ya casi ni se intentan programar.
Pues yo he leído unos cuantos excelentes.
¿Por ejemplo?
…
Hombre, no sé hasta qué punto puede Bubybarton (o cualquiera) dar nombres de proyectos que haya podido leer por ahí.
De todos modos, ayer viendo un capítulo de “Dos hombres y medio” pensé que las temporadas buenas de “Siete vidas” no tenían demasiado que envidiar. Teniendo en cuenta que una serie dura 22 minutos, y otra 50…
No acabo de entender la confidencialidad pero si son tan excelentes ¿me lo pasarías a un mail privado?
Nitro: pásame ese mail y hablamos.
nitrotelevision@gmail.com
Mi comment con un mail está pendiente de moderación desde ayer. Si se te ocurre otra manera…
En mi caso Siete Vidas y Plats Bruts son las únicas series españolas (dios Joel!, y catalanas) que he seguido en mi vida televisiva.
Gracias, CyC.
Efectivamente “Siete vidas” tuvo momentos de alto nivel. Pero, efectivamente, los que decía que había leído no se han llegado a producir y no sería elegante nombrarlos aquí.
Muchos de ellos, ni siquiera fueron leídos. El hecho mismo de su formato, hacía que fueran rechazados.
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