por Ángela Armero
El otro día regresaba de mi lugar de trabajo después de un día duro y me encontré a un amigo guionista que trabaja en un programa de éxito. Los dos estábamos algo cansados y él dijo “hay días muy buenos y hay días en los que te preguntas “no sé qué hago aquí”.
Poco después, leí que Steven Soderbergh dice que lo deja. ¿Qué pasa aquí? El cineasta ofrece la siguiente explicación:
“Tengo la sensación de haber estado ya”, afirma Soderbergh. “La creación, el arte, consiste en resolver problemas […]. Cuando empecé a sentir ‘yo ya he hecho esta escena’; ‘yo ya he hecho este plano’… entonces empecé a pensar en dejarlo”.
Es decir, el director de pelis como “Traffic” o “Erin Brokovich” esgrime el aburrimiento como excusa para dejar de contar historias. Puede que si yo tuviera su edad y hubiera rodado tantas pelis como él sintiera algo parecido, pero la verdad es que no me lo creo. No me creo que se haya aburrido de crear películas. Me parece que puede dejarlo durante unos años, pero no toda su vida.
También dice lo siguiente:
“Cuando uno siente que meterse en la furgoneta para rodar es un calvario, es el momento de dejar sitio a alguien nuevo que sienta ilusión por la furgoneta”.
Esto no habla de aburrimiento, sino de desilusión. Y creo que eso sí es un motivo para plantearse mandar la profesión a tomar viento y dedicarse a cultivar calabacines (yo creo mucho en el calabacín.)
La desilusión es un síntoma nefasto para un guionista. ¿Cómo saber cuando te ha alcanzado? Cuando te sientas al ordenador y te enfrentas a la escritura como si fuera un trabajo de verdad. Cuando eso pasa, -y me ha pasado y me pasará-, me doy cuenta de que algo va mal; de que es falso y de que además no puedo permitirmelo.
¿De dónde suele venir la desilusión? ¿Por qué alguien emplearía la expresión “calvario” para definir aquello que ha hecho durante treinta años?
Mi teoría es que lo Steve en realidad quiere decir es: “Estoy harto de que me toquen las narices.” Estoy harto de pelearme, estoy harto de que todo el mundo opine, estoy harto de tener que convencer a gente que no tiene ningún criterio, estoy harto de estar continuamente expuesto al fracaso, a la presión y a los problemas. No puedo más. Paso de todo. Que os den”. (Bueno, igual esa no es su forma de pensar, es una interpretación libre.)
Es decir, no creo que un contador de historias se aburra del oficio en sí, sino del desgaste anímico que acarrea. Y todo guionista tiene que afrontar el desgaste. No es el mismo que el de un director de cine, pero se le parece bastante. Es un trabajo en el que nos implicamos mucho y del que todo el mundo opina. Es un oficio en el que si participas en un fracaso, tu nombre es uno de los primeros en salir; en cambio, si es un éxito, es infrecuente que te recuerden o te lo atribuyan. Es una ocupación a la que es difícil acceder y en la que es complicado mantenerse. En ocasiones sucede que te encargan hacer un trabajo pero no te dejan hacerlo sin interrumpir o manipular tu visión creativa. Estás sometido a algunos criterios que operan con lógica y otros totalmente aleatorios. Tienes que enfrentarte con las audiencias, con la taquilla, con la competitividad, con los egos, con la precariedad laboral, y sí, con algunas puñaladas traperas también. ¿Qué os voy a contar de las desventajas de la profesión? Creo que en este blog ya habremos glosado el 99%.
Como me dijo un director de cine hace poco: “No es la profesión más indicada para tener estabilidad emocional”.
Entonces, ¿por qué seguir?
Yo tengo varias razones. Porque me gano la vida con esto, porque no sé hacer otra cosa, porque me gusta y de vez en cuando conoces a gente maravillosa, que te apoya y te hace ver lo privilegiad@ que eres… y porque cuando estoy harta de la profesión encuentro un remedio infalible para combatir la desilusión: seguir escribiendo.
Cuando lo hago, todo aquello que me molesta se va difuminando hasta casi desaparecer y con cada página se reafirma la certeza de que esto es lo que me hace feliz y que nada ni nadie va a impedir que siga haciéndolo.
Me temo que ese sentimiento de desilusión es cada vez más común en más profesiones. Triste, pero cierto.
Saludos.
¡Olé!
Polanski también estuvo a punto de dejarlo, pero ahí sigue. Quizás porque pensaba lo mismo que nosotros.
El bueno de Steve se equivoca. Aún le queda una cosa por hacer en su carrera: una película buena!
Hombre… “Sexo, mentiras y cintas de video”, “The Limey”, “Traffic”… malas, malas no son. A veces uno entra en una web para enseñar su magna opinión al mundo y lo que hace (no por el gusto: a cada uno le puede gustar lo que quiere, sino por las formas) es mostrar la tontería que tiene dentro de su cabeza. Es tu caso.
Touché
http://ilovepubli.net/2010/12/10/creando-y-encendiendo-la-navidad/
Mil besos y a seguir dándonos buenos ratejos :D
Estupenda tu entrada, casi tanto como tú. Un abrazo, talentosa.
Uno es el peor enemigo de sí mismo: la autocompasión y la abulia son como el cáncer para un creador.
A todos nos invaden de vez en cuando, pero cuando alguien en una posición de privilegio como Soderbergh permite que le coman, me pongo de mala leche. Me dan ganas de decir “que te den, tienes razón, no vales para esto”.
Crear es un privilegio, no importa lo pedante que suene, recuérdatelo a ti mismo cada día. Hay miles de trabajos más alienantes que éste.
La verdad es que desde fuera quizá no podamos entender que un tipo que está muy arriba tome una decisión así, cuando todos deseamos tener esa posición para poder liberar lo que llevamos dentro. Pero puede ser por encima del cansancio, incluso una posición muy honesta; no tengo nada más que ofrecer, por lo tanto no quiero engañar a nadie. A mí me han dicho que es un tipo algo raro, sencillo y muy introvertido. Creo como Ángela que esto será algo temporal (tenemos muchos ejemplos de retiradas definitivas abortadas). Una racha como la que tiene todo el mundo en cualquier actividad.
El cine es un trabajo coral. Es posible que en un momento dado creas que estás vaciado. Pero en mi opinión, siempre puede haber alguien alrededor que te encienda una chispa que reactive el volcán. Para eso hay que saber rodearse y saber escuchar (lo que chocaría un poco con esa introversión que decía antes).
Yo no sé Soderbergh (el cual, por cierto, ha hecho varias películas buenas); yo me lo planteo todos los días.
El mundo del cine lo di por imposible hace años: un guionista que sólo quiere ser guionista y no director es siempre el último mono. Desde hace mucho trabajo sólo en televisión, y se supone que profesionalmente me va muy bien (no me falta trabajo, las series que escribo me parecen decentes…), pero…
Estamos atados de pies y manos. Todo proyecto que intente salirse de “lo de siempre” es descartado por las cadenas (a veces uno encuentra gente receptiva en las productoras; en las cadenas, nunca). Acabas haciendo encargos “pensados” por gente que en su vida ha escrito o dirigido nada. Acabas teniendo que escuchar (y acatar) las opiniones sobre guión (es decir, el contenido de la serie) de directores, ayudantes de dirección, ayudantes de producción, lectores de las cadenas (que demasiado a menudo están desempeñando ese puesto porque no consiguen trabajo como guionistas, y para los que todo su conocimiento de la vida se reduce a “Friends” y McKee), actores, productores que igual están en esto que en ferretería… y Dios te libre de opinar de su trabajo. (Aviso: en EEUU, en esas series que tanto nos gustan, los productores ejecutivos son los guionistas jefe de la serie).
Y piensas: si me va bien y estoy tan deprimido… cómo será para aquellos compañeros a los que no les va tan bien.
Iba a decir esto. Pero no lo diría mejor.
Yo a Soderbergh lo entiendo. Hace unos meses -harta de una rutinaria y extenuante bipolaridad causada por mi trabajo, sumada a la escasez extrema de dinero- opté por un plan B: cambiar de oficio. Tomé papel y lápiz dispuesta a hacer una lista larguísima de posibles trabajos alternativos. Luego de pensar, descartar y seguir pensando, llegué a la macabra conclusión de que lo único que soy capaz de hacer, es escribir guiones. Y entonces no me quedó otra que aceptar mi oficio como a aquel novio imperfecto que queremos re-educar sabiendo que nunca va a cambiar. Por eso, les recomiendo a las futuras huestes que desde pequeños vayan diseñando su plan B que los ponga a salvo de llegar a ser un guionista viejo, pobre, gruñón y bipolar.
Idos a Fukushima a ser guionistas
Pingback: Por qué seguir
“Lo que Steven realmente quiso decir…” es lo que Steven dijo. Más allá de si tú te la crees o no, están sus declaraciones que no dejan lugar a dudas. En tu caso, no deberías vivir la vida con tanto miedo, cuando algo se acaba… se acabó.
Cuánto tiempo Ángela…sus razones para seguir parecen convincentes y las razones que apunta Soderbergh, después de 30 años, también. Treínta años de profesión desgastan a cualquiera y en cualquier profesión. Lo natural es que la ilusión no sea la misma que en los comienzos, ni se tengan las mismas ganas y energía para afrontar los problemas. Por mucho que uno ame su profesión, con el tiempo, el tedio y la rutina pueden instalarse igualmente de manera definitiva. Y los signos más evidentes son los que él menciona “Cuando empecé a sentir..Yo ya he hecho esta escena, ya he rodado este plano, entonces empecé a pensar en dejarlo”, “Rodar se convierte en un calvario..”. Enfín, que tampoco se acaba el mundo. A lo mejor, sus intereses estan diversificados en varios caminos o tendencias. A lo mejor, en lugar de engañarse a si mismo y seguir forzando la máquina sin ninguna motivación, simplemente, asume haber culminado una etapa y nada más.
Dicen, que una retirada a tiempo es siempre una victoria.
Arriba esa ilusión, hombre! Que somos más que privilegiados, envidiados!
http://elinquilinoguionista.blogspot.com/2010/11/el-guionista-ilusionado.html
Curioso y simpático artículo, Manolo, aunque deje cierto sabor agri-dulce. El concepto de privilegiado es algo relativo. Me consta que muchos funcionarios también se sentirán en una posición privilegiada sobre el resto, a pesar de encontrar más pronto razones y motivos para aburrirse. La profesión ideal no existe, siempre tiene uno que rabiar de algo.
Para compensar, una visión un tanto negativa, de pero de buen rollito, del asunto.
Un saludo a todos.
http://lahabitaciondebarbazul.wordpress.com/2011/03/16/el-estreno/
Qué rentable, qué tranquilizador es en réditos emocionales ir de “pobrecito/a de mí”.
Ahora resulta que la desilusión es rentable. Para ser un osito entrañable tienes una mentalidad bastante áspera. ¿Eres guionista? Entonces te has sentido así alguna vez. ¿Eres ser humano o pura felpa? En el primer caso, también.
¿Sentimientos? ¿Yo?
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Angela, parece mentira que a estas alturas caigamos todavía en el error de darle importancia a según qué comentarios
Cierto. Ángela no tiene necesidad de entrar al trapo. Ya lo hago yo.
Osito Teddy: no sé en qué términos utilizas los conceptos “rentabilidad” o “tranquilizador”. Para mí, rentable, sería no responder tu gilipollez. Y tranquilizador, que soplapollas como tú no existieran.
Si supieras leer, no se trata de “pobrecito de mí”. Se trata de ese punto (caso Soderbergh) de hastío, de vacío que toda persona (si lo es… no sé que hago hablando a un osito de peluche) tiene derecho a sentir por el mero hecho de ser persona.
Si supieras leer (cosa que dudo), sabrías que hay trabajos en los que uno acaba a las tres y se va para casa. Y el trabajo desaparece. Ser guionista no es uno de esos trabajos. Juegas con tu cabeza, con tu experiencia, creas algo… que es necesario para muchos (sin una idea o un guión no empieza el negocio) y que en cuanto lo entregas, desapareces del mapa, se tergiversa, se cambia de concepto… Y duele. Porque no puedes “cortar” tus sentimientos a las tres de la tarde, cuando cierran los bancos. O a las ocho, cuando cierran las tiendas de peluches. Y llegas al hastío y al bajonazo moral.
Con lo cual llegamos a la conclusión. Si no sabes de eso, no opines. Si no entiendes qué es eso, no entres donde no te llaman. Porque hay que hablar de lo que se sabe y se conoce. No es tu caso. Demasiado para Teddy.
O en términos populares, por si tu cerebro lo asimila mejor: Manolete, Manolete… si no sabes torear… ¿Pa qué te metes?
Yo tampoco quiero entrar al trapo, únicamente he dado mi opinión.
Podré ser áspero o no podré serlo.O probablemente no tenga razón. O sí. Pero lo que tengo claro es que no soy gratuito. Ya cansa apelar a la compasión siempre como si el sufrimiento acumulado fuera un salvoconducto.
Teddy, te leo y veo claramente el resultado de alguien que, cuando el hastio y la rutina del que habla la entrada se le cayó encima no se retiró a tiempo.
Es leer todos tus comentarios y ver el resultado, una persona cinica, amargada con el resto,que se cree por encima de la mayoría pero no sabe para que le sirve, por lo que ataca culpando de todo a los otros.
Gracias, Buby.
Teddy:
LORE LORE MACU MACU. FIESTÓOOOON!
Gracias a todos por leer.
Razón número 1 para que sigáis, que si no, os tendriáis que buscar un trabajo de verdad, de esos en los que no hay subvenciones ni zarandajas.
Llevo 25 años trabajando y quitando dos premios de ayuda a guión cinematográfico (por cierto, no rodados) no me ha subvencionado nadie. Y muy probablemente hayas visto más de media docena de mis series tan tranquilo- Vivo de lo que trabajo. como los guionistas que conozco. Porque de subvenciones no se puede vivir, así que documéntate antes de faltar al trabajo de los demás. Hablar por hablar o faltar por faltar es muy fácil para trolls como tú.
Para que nos documentemos los demás: ¿a qué te dedicas tú? Porque a lo mejor descubrimos que te han hecho un contrato alguna vez subvencionando el estado a tu empresa. O que perteneces a un sector apoyado oficialmente. Los que “no trabajamos de verdad”, como tú rebuznas,, en este país y en Europa, hemos ayudado a que en el PIB temas como el audiovisual sean de las industrias emergentes por encima industrias obsoletas. Damos trabajo. Formamos parte de una industria. Cuando escribimos un capítulo de una serie nos ven millones de personas. las cadenas recaudan su dinero en publicidad. ¿te ven trabajar a ti millones de personas, desgraciado? ¿Vende publicidad tu empresa por lo que tú haces? ¿has vendido tu producto al extranjero con lo que supone eso de entrada de divisas? Porque muchos de los que escribimos aquí hemos creado series o escrito en ellas que se ven en más de una televisión fuera de aquí.
Para hablar hay que documentarse. Si no, es la mera manifestación de un gilipollas, por mucho que coja el nombre de un protagonista de una serie tan excelsa como Battlestar Galactica.
Por cierto, ¿sabías que la serie que tanto te gusta ya que te llamas Adama, se rodó en Canadá en vez de en los EEUU porque era más barato y recibía ayudas y apoyos estatales como las series americanas que se ruedan allí?
Me llamo Javier Olivares y tengo 52 años. Llevo 25 de guionista y he escrito, ideado o editado cientos de capítulos de series de televisión. No he robado ni matado a nadie. Dedico no menos de diez horas al día seis días a la semana en los últimos cuatro años de trabajo. Hay años que menos: cuando he estado en paro (como cualquier hijo de vecino). No lo suelo cobrar nunca: prefiero ser free lance y no atarme a nadie. No soy un delincuente ni gano dinero con el esfuerzo de los demás. A veces tengo ideas (¡la hostia!) las vendo a una productora y, a través de esas ideas, trabaja gente que “trabaja de verdad”: eléctricos, peluqueros, maquilladores, conductores, secretarias, guardias jurado de los platós, fotógrafos, escenógrafos, carpinteros… Y, qué se le va a hacer, actores, directores y otros guionistas. Porque para la shistorias se vean, se siente, son necesarios.
¿A quién tenemos que pedir perdón los que trabajamos en esto? ¿A quién tenemos que recordar que muchas de las películas o series que han marcado (o por lo menos ocupado) las vidas de tanta y tanta gente -incluso los que nos critican- se han hecho por gente como nosotros, si no nosotros mismos? ¿Debemos trabajar gratis por el oficio a que nos dedicamos? ¿tenemos prohibido no cansarnos? ¿O tener ideología? ¿O exigir derechos laborales o sociales? ¿Somos menos que un fresador, un metalúrgico o un administrativo?
Doy mi nombre y mi oficio. Los que critican que tengan la dignidad de hacerlo también. Estoy dispuesto a darles mi teléfono. Incluso a quedar con ellos en algún sitio. Esencialmente para que tengan los cojones de decirme a la cara la mierda que derraman desde su ordenador.
Jo, pobrecito.
Pues hombre Teddy, a mi quien me da más pena eres tú.
Podemos…podemos convocar un concurso para dilucidar quién lo ha pasado peor en el trabajo. El ganador que atesore más sufrimiento tendrá una autoridad irrebatible y podrá pedir para sí mismo “menos subvenciones para la gente del cine/más subvenciones para mí..”. Etcétera.
Los perdedores podrán usar la misma amargura y desilusión de no haber ganado para intentarlo el próximo año, en otra convocatoria.
Teddy, pero que pesado eres, ya estás con el tema de las subvenciones. Tú repasa bien tu biografía que seguro que en algún momento también habrás estado subvencionado; o te habrán dado una beca, aunque sea de comedor, o habrás hecho algún curso subvencionado; o habrás trabajado en alguna empresa beneficiaría de algunas ayudas del Estado, como por ejemplo por emplear mujeres mayores de 45, desempleados de larga duración o yo qué sé… y si tu no te has visto envuelto en esa ‘ignominia’ seguro que algún primo, conocido o amigo tuyo lo habrá hecho.
El otro día leí un artículo interesante: los escritores en Noruega pueden vivir sólo de serlo. Es decir, la Administración, en el momento que una editorial publica un trabajo, no importa lo que venda, directamente compra X cantidad de libros para las bibliotecas y se aseguran que ese escritor sobreviva escribiendo al margen de las ventas de su obra. Vamos, una orgía de derroche de dinero público. Pero mira lo felices que están todos y la cantidad de pasta que tienen. Será porque saben respetar el trabajo ajeno.
¿Dónde pongo que lo he pasado mal en mi trabajo? Me lo paso de puta madre. Y, además, gano una pasta (y no del Estado, de hecho es al revés: Hacienda está encantada conmigo). Pero no hago timando a nadie, te lo aseguro.
Lo pasa mal la gente que no tiene trabajo, la que trabaja en algo que no le gusta, la que vive amargada -como tú- para entrar en estos blogs a intentar amargar la vida a los demás. En ese sentido, no lo paso mal, te lo aseguro.
La prueba es que no entro en blogs de otras profesiones a tocarle los cojones a nadie.
intervención (por supuesto).
No tergiverses, amiga Cris. Únicamente sostengo que es malo apelar a la compasión constantemente. Malo y manipulador.
Los que lo hacen, los que quieren demostrar cuán mal lo pasaron en este mundo, siempre te exigen prebendas al final.
Ay, que fácil es poneros de los nervios con un poco de demagogia de la barata-baratísima
:)
Sí, mucho más fácil que trabajar en tu vocación y vivir de ello.
;-)
¿Ahora reculas? O sea, que sólo eres un tocapelotas que se ha aburrido de tocárselas y sale de excursión a ver a quién puede irritar con su demagogia baratísima… Felicidades!
Mira, Cojonera, con ese nick no me vengas tú a mi dar lecciones de lo que es el tocapelotismo…
Estaba siendo sarcástico, yo también vivo de una profesión, ejem, creativa, soy diseñador gráfico e ilustrador, y he aguantado comentarios de mierda sobre mi trabajo muchísimas veces, con mucho más humor que tú, mirátelo. Y puede que tú no hayas recibido subvenciones, pero te aseguro que en mi trabajo no existe ni siquiera esa posibilidad y no vamos llorando por ahí cuando alguien lo señala.
Joder, que os estáis volviendo todos unos agrios.
No nos pones de los nervios. Gente como vosotros es de utilidad para recordar, fríamente, lo gilipollas que puede llegar a ser un ser humano. Viene bien, para no perder el sentido de la realidad a la hora de crear historias.
No se que es peor, cuando os ponéis todos, como industria, en plan condescendiente-gilipollas-santo (“yo nunca me descargo nada”), o cuando os ponéis en plan bukowski-gilipollesco observador desprendido y superior de la miseria del ser humano.
Si fuerais de verdad tan observadores y tuvierais tan bien amarrado el sentido de la realidad a la hora de crear historias no os saldrían esa mierda de diálogos de opereta de las que sufre todo el audiovisual español, salvo dos o tres honrosas excepciones.
Si no queréis que la gente opine, no escribas en un blog. Si tienes esta piel tan poco curtida para una mierda de comentario absurdo habría que verte cuando alguien te dice que tus guiones que a ti te huelen a rosa a otro le huelen a mierda, que es una cosa que pasa mucho en tu profesión y en la mía y en al de muchos otros, sólo que el pavo que os gastáis vosotros es mucho, joder. Relajaos, que estáis quedando todos como controladores de Aena.
Mira, Adama: si supieras cuál es el proceso por el cuál tú acabas viendo lo que ves para decir que dialogamos de opereta, tal vez te callarías.
Hay guionistas muy buenos, buenos, regulares y malos, como en todos los oficios. Pero estadísticamente si lo que ves es deficiente(que por lo general puedo hasta compartirlo: nuestra ficción debe dar más de sí claramente ) razona qué mecánica se da para que los resultados sean éstos, quién interviene y por qué, clon tras clon, nuestra industria creativa salvo honrosas excepciones (como el último capitulazo de “Cuéntame”). Porque no somos nosotros los que manejamos el cotarro, te lo juro.
Piensa, muchacho, si es que alcanzas a hacerlo.
Por lo demás, yo me descargo lo que me da la gana hasta que me impidan hacerlo (salvo que esté en el mercado, que me lo compro). No estoy de acuerdo con la Ley Sinde… ni tampoco con el todo gratis (del cual intuyo eres adepto). No somos “borg” con un pensamiento único. Bukowsky me la pela (no me la pelo con Bukowsky, vaya)
Léete: “Si fuerais de verdad tan observadores y tuvierais tan bien amarrado el sentido de la realidad”… ¿Tú si dominas el asunto? Si lo haces, métete a trabajar de esto. Y sabrás, por ejemplo, que cada guión que escribimos pasa por tantos controles, críticas y reescrituras (no menos de media docena) que muchas veces lo que queda del inicio no pasa del 20%. Mucho más que un diseñador o un ilustrador. Y te juro que sé del tema porque he pertenecido muchos años a ese sector, como profesional y como profesor.
Antes me llamaba la atención de tus intervenciones tu prepotencia y tu egolatría. Ahora tu ignorancia. No tienes ni puta idea de lo que hablas. Una semana en una serie te bastaría para saber que lo que dices no es cierto. Aunque no creo que aguantaras dos días. Aunque no creo que te aguantaran tres. Infórmate y luego opinas. Por lo demás, leyéndote, da la sensación de que cada una de tus intervenciones se basa en decir la última palabra poniéndote, sin datos, por encima de todos los demás. Eso no es problema de guionistas, ni de diseñadores gráfico ni de taxidermistas. Bueno, sí: puede ser un problema personal de alguien, sea del oficio que sea. Y se suele tratar en el psiquiatra. Saluda a los que te rodean (familia, novia, amigos…): se tienen ganado el cielo. Suponiendo que los tengas, porque prefieres pasar tu tiempo en un blog de un oficio al que no te dedicas intentando demostrar en cada interbención que la tienes más larga que los demás. vale, la tienes (¿ya estás contento?). Ahora, utilizala. Diviertete con ella y déjanos en paz.
Mira, es cierto que me gusta picar, y admito que me gusta picar al colectivo del audiovisual español porque la verdad, sois muy fáciles de cabrear. Que mis comentarios no son constructivos, cierto. Que a veces comento por joder, cierto. Pero:
1) No he alardeado de “dominar ningún asunto” ni de saber hacer vuestro trabajo. El que ha afirmado que no pierde el sentido de la realidad es tu amigo Olivares. Yo sólo he puesto en duda su capacidad de hacer eso que afirma, ya que raramente se ven diálogos o situaciones en esta industria que lo demuestre, o a lo mejor es que Olivares reserva sus mejores momentos como guionista para obras de más allá de nuestras fronteras. No lo se.
2) No he insultado a nadie. Al que han llamado tocapelotas y gilipollas aquí es a mí, yo he mantenido las formas hasta que han dejado de mantenerse.
3) No soy tan ignorante como crees y me temo que conozco este rollo mejor de lo que piensas, así que a mi no me vengas con misticismos.
4) Si la falta de amigos se puede inferir del tiempo que pasa uno en “un blog de un oficio al que no te dedicas”, enhorabuena, tu post es muuucho más largo que el mio. ¿Estás más solito que yo? ¿quieres que te feisbuquee?
5) Y no la tengo tan larga, ya me gustaría.
Y, bueno, que adios, a partir de ahora comentaré sólo en blogs de guionistas de comedia, espero que tengan mejor humor que vuesas mercedes. Adieu!
Bueno, yo me atrevería a decir aun sin conocer a nadie aquí, que uno o una debe hacer lo que le gusta con independencia de los resultados. Y más cuando se trata de labores creativas.
¿No?
Cualquier cosa que hagas cada día de tu vida y de la que, además, dependas para pagar las facturas, acaba desilusionando. Algunos cobardes nos dedicamos a lo que no nos gusta mientras dejamos lo que sí nos gusta para el fin de semana. Porque alguien nos dijo de jovencitos que ganarse la vida y disfrutar, todo junto, no puede ser.
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