Seguimos con Joe Eszterhas. La semana pasada les hablaba de su libro Hollywood Animal, y hoy les hablaré de una especie de antimanual de autoayuda para guionistas que Eszterhas escribió hace tres o cuatro años, y del que en su día habló Ángela Armero en su blog de Hotel Kafka, no una sino dos veces.
Ya saben ustedes quién es Eszterhas, ya saben de qué va, así que no les aburriré con un análisis del libro ni presumiré de mi Kindle nuevo. Me limitaré a citar algunos pasajes que me gustaron al leer el libro, que está organizado en breves epígrafes con consejos, anécdotas y citas de Hollywood. La traducción mía, así que traten de imaginar que, en el original, sonaba todo mucho mejor:
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Haz que se sientan inteligentes y te saldrás con la tuya.
Aprendí este truco del guionista Waldo Salt (Midnight Cowboy). Cuando terminaba un guión, Salt le arrancaba seis o siete páginas antes de enviárselo al estudio. Entonces (no siempre), los ejecutivos notaban que a una secuencia le faltaba algo y sugerían completarla con algunas escenas más. Aparentando seguir sus indicaciones, Salt volvía a poner las páginas que había arrancado y devolvía el guión al estudio. Así recibía los elogios de los ejecutivos por haber escuchado y seguido sus sugerencias.
Si acabas de presentar una idea y te piden que hagas una sinopsis…
Escurre el bulto. Yo lo hago siempre. En el primer párrafo, explico que esa sinopsis no es en realidad una sinopsis. Es un documento que contiene “notas sobre el desarrollo de la historia”. Es una declaración que te protege legalmente en caso de que tu guión luego no refleje lo que presentaba esa sinopsis que no era una sinopsis.
Escribe seis páginas de guión al día.
Mantén ese ritmo pase lo que pase. Tendrás un primer borrador en veinte días, más o menos. Luego vuelve atrás y toma notas sobre lo que has escrito. No eches más de cinco días en esto.
Después reescribe el guión desde la página uno, según tus notas. No inviertas más de una semana en esa reescritura. Eso significa veinte páginas al día.
Olvídate del guión durante una semana. Ni lo mires. Luego vuelve a tomar notas durante no más de cuatro días. Y entonces lo reescribes otra vez desde el principio según esas notas. Tienes otra semana para esto. Este será tu tercer borrador.
Y ahora empieza a mover lo que, oficialmente, es la primera versión.
Si no te apetece escribir hoy…
Rita Rudner, humorista: “La gente tampoco quiere levantarse y conducir un camión todos los días, pero lo hacen. Ése es su trabajo, y éste es el mío.”
No permitas que tu agente te dé consejos creativos.
Todo lo que diga serán estupideces. Como George Bernard Shaw le dijo a Sam Goldwyn: “Señor Goldwyn, todo lo que usted quiere es hablar de arte, y todo lo que yo quiero es hablar de dinero”.
Si estás en una reunión de guión…
Déjales hablar primero, aunque ellos prefieran que hables tú. Escurre el bulto y di: “Bueno, me interesa mucho escuchar vuestras ideas. Siempre he sido más de escuchar que de hablar”. Siempre habrá alguien en la sala que diga, “por eso eres tan buen escritor”. Sonríe tímidamente y di “gracias” con modestia.
En una reunión de guión sobre un proyecto que aún no han comprado…
Habla lo menos posible. Estás con gente dispuesta a robar cualquier cosa que digas para usarla en otro proyecto que tienen en mente. La mejor manera que tiene un estudio de conseguir un montón de ideas originales es organizar una serie de entrevistas de trabajo con aspirantes a guionistas. Hay muchas posibilidades de que el estudio se quede con tus ideas y luego contrate a un “profesional” de los que no hacen entrevistas de trabajo. El estudio le dará a este supuesto profesional sus “sugerencias”, incorporando todas las ideas que los ejecutivos han robado a los aspirantes a guionista.
En una reunión de guión sobre un proyecto que ya han comprado…
Ten en cuenta que, por muy amigables que parezcan, lo que todos quieren es impregnar tu guión con sus sifilíticas ideas sobre la historia. Puedes mostrarte amable, incluso dejar que te den palmaditas, pero no dejes que te la metan. Si te la meten, no la sacarán hasta que se estrene la película.
Tu guión quizá esté condenado.
Jean-Pierre Melville, director: “Te diré lo que convierte a una película en una buena película. El cincuenta por ciento depende de la historia. Otro cincuenta por ciento depende del guión. Otro cincuenta por ciento depende de los actores. Otro cincuenta por ciento del director. Otro cincuenta por ciento del director de fotografía. Otro cincuenta por ciento del montador. Si una de esos elementos no funciona, se carga el cincuenta por ciento de tu película.”
El director te pide una reescritura que sabes que dañará al guión y probablemente lo destruirá. ¿Qué hacer?
William Goldman: “Esto no es un incidente aislado. A todos nos pasa. Y nos pasa mucho, sobre todo por la inseguridad de la estrella, aunque los directores también pueden joder muchas cosas. Yo hice lo que Michael Douglas dijo. La alternativa, obviamente, era abandonar la película. Lo que habría sido una estupidez, en mi opinión, porque en el momento en que saliese por la puerta, algún otro entraría para hacer lo que yo no quise hacer.”
Aquí es donde se distingue a un escritor de una puta. Yo me vi en el mismo dilema… y con la misma estrella. Michael Douglas (y el director, Paul Verhoeven) querían que hiciese un montón de cambios sobre mi primera versión de Instinto Básico. Convencido de que esos cambios destruirían la película, me negué.
Abandoné el proyecto públicamente, lo que me hizo quedar como el gilipollas más intransigente del mundo, dado que me habían pagado tres millones de dólares por el guión. Yo mantuve públicamente que no deberían cambiar el guión, para presionar a Verhoeven (y a Gary Goldman, el guionista que contrataron para reescribirme).
¿Sabéis lo que ocurrió? Gracias a la fuerza con que luché, gracias a mi renuncia pública, gracias a que me negué a mutilar a mi propio hijo, Verhoeven, después de trabajar con el nuevo guionista, cambió de opinión. Volvió a la primera versión del guión y la filmó. Despidió al otro guionista. Consiguió que Michael Douglas aceptase el guión sin cambios. Y se disculpó públicamente, diciendo que no había entendido los fundamentos de mi guión, y que se había equivocado. Salvé mi guión de ser destruido gracias a mi intransigencia y a mi disposición a pelear.
Nuestros guiones son hijos nuestros. Nosotros los creamos. Bill Goldman mutiló a su propio hijo y os aconseja que vosotros también lo hagáis, a instancias de un director o una estrella.
Por favor, no lo hagáis. No sé cómo podríais (vosotros o Bill Goldman) miraros al espejo después de algo así.
No le expliques nada a nadie.
Dan Payne, guionista (De repente, un extraño): “Si vas a hacer una película, tienes que ser capaz de explicarle a todo el mundo, desde el director hacia abajo, cuál es la idea central del guión, de manera que sepan de dónde has partido. Tienes que destriparla entera.”
Pues no. A ti te contratan para escribirla, no para escribirla y explicarla. Para empezar, no hables con nadie del rodaje excepto con el director. Explícales que es el director el que dirige el rodaje y que no quieres puentear a ese hijo de puta. De otro modo, te verás discutiendo aspectos creativos con los actores, los técnicos, la gente de maquillaje, todos los que andan por ahí dando vueltas sin hacer nada y están deseando demostrar lo creativos que son.
No pases, pelea.
Jeffrey Boam, guionista (Indiana Jones y la Última Cruzada, Arma Letal 2): “Hasta los becarios me hacen correcciones en el guión, me sugieren cambios en el diálogo. Y tengo que aguantarlo. Tiro las notas a la basura. Paso de ellas. Las ignoro, sin más. No tienes por qué pelear. Es mejor pasar.”
No, Jeffrey. Es mejor pelear. Hay que escribir a la persona que te ha mandado esas notas, dejando claro lo estúpidas, banales e ignorantes que son sus ideas. Hay que ponerlo por escrito extensa y detalladamente. Y hay que mandar una copia a todos los ejecutivos, al productor y al director.
A Michael Douglas le sienta mejor el Botox y la cirugía.
Bogart le dijo una vez a su director de fotografía: “me gustan las líneas y las arrugas de mi cara, así que no trates de sobreiluminarlas, no me hagas parecer un puto marica”.
La definición de crítico…
Ben Hetch: “Uno que sonríe mientras te llama hijo de puta.”
Dick Shawn, humorista: “Uno que viene después de la batalla a disparar a los heridos.”
Quieren matarte, violar a tu mujer, y comerse a tus hijos.
Hoy en día, ningún crítico compara la primera versión de un guión original con la película terminada. Esto le dejaría claro al crítico -especialmente en una película fallida- a quién hay que culpar. Ellos dicen que les llevaría mucho tiempo leer el guión, pero yo estoy convencido de que no quieren saber si el director se ha cargado un guión brillante. Los críticos rechazan deliberadamente cualquier información que les obligue a elogiar a un guionista y culpar a un director o a una estrella […]
Porque tú eres un guionista y ellos son autoproclamados “expertos en cine” que no saben escribir guiones. Porque tú ganas dinero y ellos ganan cacahuetes, incluso en comparación con lo que gana un guionista de películas fracasadas. Y porque no ven justo que tú, sabiendo muchas menos curiosidades de cine que ellos, seas el que escribe guiones.
¡Quieren ser tú!
Tienes que ser el tipo más duro del mundo.
Ron Shelton, guionista y director: “Tienes que ser el tipo más duro del mundo. Si los guionistas adoptan un rol pasivo, se convierten en víctimas. Guionistas, no os quejéis. Si ya sois lo bastante buenos en vuestro trabajo, y con vuestro oficio, ahora haceos más duros. Tenéis que ser implacables.”
No les dejes robarte la magia.
Intentarán sacártela a golpes. Deprimirte, desilusionarte, corromperte. Mantén tu magia bien escondida dentro de ti. Es tu corazón y tu alma. Es lo que te mantiene vivo, lo que te hace escribir, y lo que te hace especial. Es la fuente de tu trabajo, tu valía y tu talento. Enfréntate a esos gilipollas con todas tus fuerzas. Y si, después de todo, pierdes la pelea -si tu película apesta o te la reescriben otros cinco guionistas o te sientes traicionado por gente que considerabas tus amigos o que pensabas que te apreciaban- procura dormir bien esa noche, y por la mañana te sientas delante del portátil y empiezas con una historia nueva. Y vuelve a enfrentarte a esos gilipollas con todas tus fuerzas.
Por que tú eres un escritor. Y ellos no.
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Eran extractos de The Devil’s Guide to Hollywood, de Joe Eszterhas. Lo tienen en Amazon, usado, desde 1 céntimo más gastos de envío. Y por supuesto, para Kindle.
Y para que no parezca que le hago mucho la pelota a Eszterhas, aquí les dejo un espantoso epílogo en forma de vídeo que muestra cómo ha acabado sus días el que fuera the scariest man in Hollywood. No puede haber final más vulgar ni en la peor tv-movie ochentera: le encuentran un cáncer, le extirpan la laringe, está a punto de morir, pero se recupera, deja el alcohol, el tabaco y las drogas… y encuentra a Dios. A DIOS.
La segunda ley de la termodinámica es implacable. En la definición de Woody Allen: “todo se va a la mierda”.
Gracias a Mercedes Rodrigo por el vídeo.
Imprescindible. Por cierto, Pianista, usted a quién haría caso si Michael Douglas le pide reescribir algunas escenas? A Goldman o a Eszterhas?
Depende. ¿Se refiere usted a una reescritura destructiva como la que citan los ejemplos? En ese caso, a Eszterhas, naturalmente.
En ese caso concreto, yo estoy con Goldman. No digo que Eszterhas se equivocase decidiendo no cambiar una coma, digo que Goldman tampoco lo hace transigiendo.
¿A Douglas, hoy? Yo le daría largas seis meses, y asunto arreglado…
La más cierta de todas: no hables nunca el primero.
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Gracias por la traducción. Realmente no tiene desperdicio. A veces en las relaciones laborales y sociales tiene más peso lo implícito, que lo explícito. Algunos de los consejos pueden extrapolarse perfectamente y ser útiles, no sólo para sobrevivir en el complicado mundo laboral, también, para moverse en sociedad, como pez en el agua.
Muy cierto. El truco de entregar un documento importante que ha costado mucho trabajo con un par de errores evidentes, para que el jefe mantenga su ego sin causar estropicios, lo hemos aprendido algunos por nuestra cuenta.
(Lo bueno es buscarse un jefe con el que no haya que emplear trucos, pero parece que en el mundo de la producción no hay muchas de esas aves raras)
En todas partes cuecen habas y al final, Los jefes, jefes son. Realmente es difícil encontrar un jefe a medida. Casi lo mejor es que él te encuentre a ti. Y mientras eso no ocurra, a uno le pasa como en el cuento: para encontrar un príncipe azul, tiene que besar muchos sapos.
Si tuviera que recomendar uno de los dos libros de Eszterhas de los que ha hablado, ¿cuál sería?
Lamentablemente, Hollywood Animal no se encuentra disponible para Kindle.
http://goo.gl/nGbl2
Cómo lo ha hecho? Cuál de los dos le ha gustado más?
Excelente selección. Gracias por el enlace, amigo.
Interesante entrada, fascinante vídeo. Gracias, Pianista (y Mer)
Genial como siempre. Me ha encantado eso del 50%. Y lo de los críticos. Y lo de pelea con todas tus fuerzas. Y lo de… coño, me ha encantado TO-DO.
Lo de acabar creyendo en Dios no me parecen mal final. Es más, me parece un buen comienzo.
Pues a mí esa patética manera de abrazar la cruz de repente sólo porque cree que se va a morir, me parece el colmo de la hipocresía.
http://www.bookdepository.com/search?searchTerm=hollywood+animal&search=search
¿Soy yo o ese Cristo zombi andante que cuelga sobre la puerta de su casa da miedo de verdad?
¿Existe un registro fiable sobre qué cambios y hechos por quién sufre un guión? Porque apostaría mi brazo izquierdo a que Verhoeven tuvo bastante que ver con los de Instinto Básico y Showgirls. Basta con comparar el Starship Troopers de Neumeier con él y el de Starship Troopers 2 de Neumeier a solas.
No me queda claro lo de “No pases, pelea.”
¿Cuál es la justificación?
Por que tú eres escritor. Y ellos no. Genial!
Muchas gracias!
Diego Manrique habla hoy de Esterzhas:
De charla con Atila en Hungría · ELPAÍS.com
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